46. La caja roja de Sirius Black Peligro

Alina Potter

Como Angelina había predicho, los períodos libres para los de sexto año no eran las horas de dichosa relajación que Alina había anticipado, eran momentos en los que intentaban mantenerse al día con la enorme cantidad de deberes que les estaban poniendo. No solo estaban estudiando como si tuviesen exámenes a diario, sino que además las propias clases se habían convertido en más exigentes que nunca.

A mitad de Octubre, llegó su primera salida del trimestre a Hogsmeade. Alina se preguntaba hasta cuándo estos viajes serían permitidos, dadas las crecientes medidas de seguridad alrededor del castillo, pero estaba contenta de saber que iban a continuar adelante; siempre era bueno salir de los terrenos del castillo durante unas horas y despejar la mente.

Alina se despertó pronto en la mañana de la salida, que resultó ser una mañana tormentosa, y pasó el rato hasta el desayuno leyendo "El Profeta". El viento y la nevisca golpeada implacablemente en las ventanas. Cuando todas las chicas se habían levantado, se vistieron con capas, bufandas y guantes.

Filch estaba de pie en las puertas principales de roble como siempre, revisando los nombres de las personas que estaban autorizadas para ir a Hogsmeade. Lo mismo de todos los años.

El paseo en Hogsmeade no fue agradable. Alina se abrigó su bufanda sobre su cara; las partes expuestas pronto se sintieron crudas y entumecidas. La carretera para el pueblo estaba llena de estudiantes inclinados contra el viento amargo.

Finalmente llegaron a Hogsmeade y comprobaron que el pueblo estaba más vacío de lo habitual. Angelina apuntó, con una mano espesamente enguantada, hacia Honeydukes, el cual estaba compasivamente abierto, y las chicas se tambalearon en su intento de entrar en la tienda abarrotada.

- Por Dios, gracias - dijo Stephany hecha añicos cuando fue envuelta por el aire caliente, perfumado en caramelo - Quedémonos aquí toda la tarde

- ¡Oh, mira, tienen plumas de azúcar de lujo! – comentó Yasmine

- Vayamos a las Tres Escobas - dijo Angelina cuando acabaron de ojear toda la tienda - Hará calor.

Ataron en bultos sus bufandas de regreso sobre sus caras y dejaron la bombonería. El viento amargo parecía cuchillos que se clavaban en sus caras después del calor azucarado de Honeydukes. La calle no estaba muy ocupada. El cuerpo se demoraba en moverse, justamente apresurándose hacia sus destinos.

Las chicas se quedaron en una mesa cercana al fuego. El local no estaba muy abarrotado y las chicas distinguían entre la multitud a varios alumnos de Hogwarts.

- Chicas, debo de hacer unos recados... Os importa que os abandone y ya nos vemos en el Gran Comedor a la hora de cenar? – les informó a sus amigas

- Claro. Sin problema – le dijo Yasmine

- ¿No quieres que te acompañemos? – le preguntó Stephany

- No es necesario... Nos vemos luego – dijo Alina despidiéndose de sus amigas

Alina quería que llegara este día para poder ir a comprarle algo a Sirius ya que se estaba acercando su cumpleaños y su única posibilidad era comprárselo el día de la visita a Hogsmeade, es decir, hoy.

Decidió comprarle algo de ropa a Sirius ya que, ahora que se encontraba viviendo solo, tenía muchos más gastos y sabía que a Sirius no le disgustarían un par de jerséis más en su armario. Eligió cuidadosamente las prendas de ropa y le pidió al dueño de la tienda si hacia el favor de envolverle su compra con papel de regalo de color granate.

Cuando regresaba ya hacia el castillo después de hacer sus compras, se sorprendió de ver a alguien que no imaginaba encontrarse allí

- Moody

- Hadita

No sabía por qué pero Alina se alegraba de verlo.

Alastor Moody guió a Alina hasta Cabeza de Puerco, el lugar donde se encontraron por primera vez. Moody le indicó  que se sentara mientras él se acercaba a la barra a pedir dos cervezas de mantequilla. Después de unos minutos, regresó con dos grandes jarras de cerveza y las depositó sobre la mesa para después tomar asiento.

- ¿Has conseguido algo? - le preguntó Moody con un ligero tono de curiosidad

- ¿Quieres que te sea sincera? – le preguntó. Moody asintió – No

- Sabía que ni siquiera tu conseguirías algo

- He conseguido hablar con ellos. Sabía quién era lo cual hizo que su actitud fuera más brusca hacia mí. Al parecer, Voldemort les ofreció muchas y mejores cosas de las que nosotros les podríamos ofrecer. Eso sin olvidar que no nos soportan y nos odian - Alina vio como Moody bebía un gran trago de cerveza – Pero no, no he conseguido nada

- Entiendo

- Sin embargo, aún no le han dicho un sí rotundo a Voldemort. Me han dicho que se lo pensarán sobre todo si nosotros tenemos algo mejor que ofrecerles...

- No les ofreceremos nada más

- Entonces yo no puedo hacer nada más tampoco

- Ya has hecho suficiente. Solo haber entablado con ellos una conversación es mucho más de lo que cualquiera podría haber hecho.

- No ha sido nada... Si necesitas algo más...

- No, por lo de ahora no. Si necesito cualquier cosa, te lo haré saber .Moody en agradecimiento invitó a Alina, lo cual agradeció, ya que se había quedado sin dinero después de comprarle el regalo a Sirius. 

Alina madrugó bastante aquel viernes 3 para poder acudir a la lechucería y pedirle a Midnight que le entregara su regalo a Sirius lo antes posible. Además, también había encargado que le llevaran una pequeña tarta la cual tenía escrita un gran 19 en chocolate blanco.

Más tarde, Alina se reunió con Luke, Brian y Angelina. Los cuatro se dirigieron hacia el Gran Comedor ya que era la hora de comer

- Por ahora va ganando Gryffindor la copa de las casas – comentó Luke

- Sí, es cierto – dijo Alina

- Ahora que Los Merodeadores no están aquí nos resultará más fácil ganar – comentó Angelina emocionada

- En la práctica sí, en la teoría no sé yo – dijo Brian con una sonrisa poniendo esperanzas en que, ese año, Hufflepuff ganara la copa de las casas.

Al día siguiente, a la hora del desayuno, Midnight descendió con una caja roja agarrada a sus patas. La depositó enfrente a su dueña y esta lo recompensó dándole algo de comer. 

- ¿De quien es? - preguntó Yasmine con curiosidad

- No lo sé. No pone el remitente - dijo observando la caja antes de abrirla. Abrió la caja y dentro encontró un montón de papelitos que cubrian el regalo. Alina se disponía a sacarlo de la caja hasta que notó el tacto del objeto y al sacarlo un poco, abrió los ojos al darse cuenta de que se trataba. Cerró la caja de inmediato, ante la atenta mirada de sus amigas.

- ¿Pero qué es? - preguntó Angelina intrigada

- No es nada. Está vacía - respondió Alina sonrojada. 

- Venga, vamos. Dínoslo. Fijo que es de Sirius. - comentó Stephanie

- Pues si es de Sirius fijo que es algo subido de tono. - Las tres miraron hacia Alina que se puso más sonrojada. Las tres rieron mientras Alina ocultaba la caja en sus piernas

- Ni una palabra más - dijo ella. Se dio prisa en acabar el desayuno para pasar antes por su habitación y guardar el "nada apropiado" regalo de Sirius. Estando en un colegio, no sé como se atrevía a enviarme de regalo un tanga rojo. Bueno si, si lo sabía. Es Sirius Black y peligro debería ser su segundo apellido

La nieve formaba remolinos nuevamente en contra las frías ventanas; la Navidad se acercaba rápido. Hagrid ya había llevado con un brazo los usuales doce árboles de Navidad para el Gran Salón; Las guirnaldas de acebo y cintilla de color brillante se retorcían alrededor de los pasamanos de las escaleras; velas eternas resplandecían desde el interior de los cascos de armaduras y grandes racimos de muérdago colgaban a intervalos a lo largo de los corredores.

- Chucherías - dijeron a la Dama Gorda, ya que esta era la nueva contraseña.

- Lo mismo para ustedes - dijo la Dama Gorda con una sonrisa abierta bellaca, y se meció delante para admitirlos.

- ¡Hola Potter! - dijo Ian Jackson, en el mismo momento en que había entrado por el hoyo que se abrió delante de la Dama gorda.

- Hola - sin que él le viera, puso una mueca. Odiaba que le llamasen Potter 

- ¿Qué tal le va a tu hermano?

- Supongo que bien – le dijo aún más molesta – ¿Por qué  no le escribes una carta y se lo preguntas a él? - le dijo dejándolo desconcertado mientras subía, en compañía de Angelina  hacia su cuarto - ¿Por qué tanto interés?

- Sentía cierta admiración por tu hermano y está aumento cuando lo aceptaron en el equipo - le explicó Angelina. Alina se encogió de hombros sin darle mucha importancia .Se fue a la cama consolándose de que quedaba un día más de clases y después de la cual se podría marchar a casa de nuevo.

La última clase de Transformaciones había sido inmensamente difícil, ya que ese día el tema era Transfiguración humana; Trabajando delante de espejos, fueron intentando cambiar el color de sus cejas. A Alina le había costado mucho cambiar el color de una de sus cejas por no decir que Angelina en vez de cambiar el color de sus cejas, cambio el de su pelo, lo cual le recordó a Nymphadora Tonks, la prima de Sirius, la cual era metamorfomaga y solía cambiar el color de su pelo continuamente.

Cuando Alina llegó a casa de sus padres, al comienzo de las vacaciones, no pudo evitar acordarse de algo que le hacia especial ilusión. 

- Dentro de 5 meses tendré diecisiete y entonces tendré permitido usar la magia.- le dijo Alina a su madre

- Pero mientras tanto – le dijo su madre – Tendrás que seguir haciendo las cosas como siempre

Alina suspiró así que decidió abandonar la cocina y decorar la casa. Los adornos de navidad estaban en varias cajas que su padre había bajado al salón.  Alina escuchó a su padre entrar en la cocina y dirigirse a su mujer

- James y Lily llegarán sobre la noche. Remus al parecer no podrá venir... - comentó el Sr. Potter

- Vaya, que pena – dijo con tono de tristeza la señora Potter

- Será culpa de su PPP- susurró Alina pero su madre consiguió oírla. 

- ¿PPP? – preguntó su madre confusa

- Nada, cosas mías... - dijo pensando en el "pequeño problema peludo" de Remus

- ¿Y Sirius? – le preguntó la Sra. Potter a su hija

- Vendrá mañana a primera hora

- Entonces tendré que madrugar para prepararle un gran desayuno

- No es necesario mamá...

El Sr. Potter y sus invitados se encontraban en la sala, la cual, la señora Potter, había decorado con tal generosidad aquella misma tarde y la cual se parecía más bien a sentarse en una explosión de cadenas de papel.

Todos ellos, se suponía, escuchaban una transmisión Navideña de la cantante favorita de la Sra. Potter. James y su padre empezaron un juego de Snap Explosivo y Alina y Lily se mantenían ocupadas contándose cotilleos

- Ven Alina, daremos una vuelta... - le indicó Lily a su cuñada

Alina se había fijado que, desde que Lily y James habían acabado sus estudios en Hogwarts, parecían mucho más centrados y más "maduros", sobre todo James

- Hablas igual que mi madre – le dijo a Lily cuando nadie las podía escuchar

- No digas tonterías... - le dijo Lily – Ves el tiempo... - le dijo mientras dirigía la mirada al cielo - está cambiando. Debería de hacer muchísimo frío y, sin embargo, ni siquiera necesitamos más ropa de la que tenemos encima ahora mismo

- Tienes razón...

- Las cosas se están poniendo mal y hasta que la gente ve el peligro delante de sus ojos no ve lo que en realidad está ocurriendo

- ¿Y Snape?

- ¿Qué le pasa a Severus? – preguntó Lily confusa

- Si sabes...

- ¿Qué es un mortifago? – termino su frase – Por supuesto... Dime, no seguirás en contacto con Regulus?

- No, hace tiempo que no lo hago

- Haces bien... Hemos escuchado cosas tu hermano y yo de que...

- ¿Quá está del lado de Voldemort? Era de esperar siendo de la casa Black y de Slytherin...

- A Sirius no le agrada la idea

- Lo sé. En el fondo es su hermano, por mucho que lo odie

- Exacto... Al igual que James es tu hermano

- ¿Qué quieres decir con eso? 

- Ya sabes a que me refiero. Vuestra relación está muy tensa. Lo he notado. Lo hemos notado todos

- Yo no hago nada

- Ese es el problema... Alina, estamos en tiempos difíciles. Todos los días que veo a James salir por la puerta pienso que no lo volveré a ver...

- ¿Y por qué piensas eso? – le preguntó. Sabía que se refería a las misiones para la Orden del Fenix

- Bueno... las cosas están muy mal y... - dijo intentando disimular

- Ya.... - dijo Alina sonando cortante 

Lily iba a añadir algo más pero fue interrumpida por la Sra. Potter la cual les gritaba que fueran entrando que ya era muy tarde para seguir fuera. Alina se adelantó, subió a su habitación y se durmió casi inmediatamente.

- Está arriba...

Alina se despertó a los pocos minutos, con lo que al principio parecía un bulto pandeado al final de su cama. Abrió los ojos y echó una mirada a su alrededor y delante de ella se encontraba un joven con el pelo más corto de lo que recordaba mirando fijamente a la joven maga que se acababa de despertar

- Buenos días princesa

- Qué?! ¿Qué hora es?! – dijo intentando despejarse

- Casi la una del mediodía...

- ¿En serio? – exclamó avergonzada – Quería madrugar para estar despierta para cuando llegases pero...

- ¿Te quedaste dormida? Qué raro en ti... Recuerdo que muchas veces no ibas a clase por ese motivo – dijo con tono burlón

- Tonto – le dijo

Alina observó a Sirius más detalladamente. La última vez que lo había visto fue en las vacaciones de verano y, al parecer, este había decidido cortarse el pelo. Alina sonrió al ver que Sirius llevaba puesto uno de los jersey que le había regalado por su cumpleaños.

- Estás muy guapo

- Tu más

- ¿Quien es Tomás?

Sirius la miró desconcertado durante unos segundos y después comenzó a reírse al entender el chiste de su novia

- Lo sé, es un chiste muy malo pero al menos, te ha hecho gracia – dijo reconociendo lo malo que era

- Eres malísima contando chistes – le dijo con una sonrisa

- ¿Hace mucho que llegaste?

- Un par de horas solamente – dijo Sirius levantándose de la cama – Pero no podré quedarme mucho, es decir, más de lo que me gustaría quedarme

- ¿Por? - preguntó

- Trabajo

- ¿Desde cuando tu trabajas? - dijo imaginando que se refería a su trabajo en la Orden

- Tengo un negocio secreto - dijo guiñándole un ojo para no preocuparla, pero Alina lo miraba con atención - El día 1 debo marcharme pero, hasta entonces, soy todo tuyo – dijo acercándose a su novia para besarla en los labios.

- Por cierto, llevo puesto tu regalo - susurró Alina. Sirius la miró confundido durante unos instantes hasta que se dio cuenta cual había sido el último regalo que le había enviado. Sonrió pícaramente.

- Entonces estoy deseando vértelo puesto 

Tras el fin de las Navidades, Alina volvió de nuevo a Hogwarts, acompañada de todos sus amigos.

El nuevo trimestre comenzó la mañana siguiente con una sorpresa agradable para los de sexto año: un aviso grande había sido fijado en los tableros de anuncios de sala común durante la noche.

LECCIONES DE APARICIÓN

Si usted tiene diecisiete años de edad o más, o tendrá diecisiete antes del 31 de agosto, usted es apto para un curso de doce semanas de Lecciones de Aparición con un instructor de aparición mágica del Ministerio. Por favor firme abajo si le gustaría participar. Coste: 12 Galeones

Alina y Angelina se juntaron con la muchedumbre que empujaba alrededor del aviso y lo tomaba para escribir sus nombres.

- Entonces, Aparición - dijo Angelina – Lo estoy deseando. Después, no tendremos que utilizar aparatos mágicos ni nada por el estilo para poder ir a donde queremos. Es genial!!

- Me gustaría pasar la prueba en mi primer intento – comentó Luke cuando nos reunimos con él y Brian.

- Severus lo hizo – comentó Angelina - ¿Cuándo podemos dar la primera prueba?

- Cuando tengamos diecisiete años. – dijo  Alina

- ¡Eso es sólo abril para mí! – exclamó Yasmine

- Yo y Stephany no podemos presentarnos aún – comentó Brian con tono triste – Pero tú Alina eres la siguiente

Hacía mucho tiempo que Alina no sobrevolaba Hogwarts. Era una noche tranquila, la más tranquila que vio nunca. Siempre que salía a volar por la noche, lo hacía en Luna Llena y siempre pasaba algo esa noche, la mayoría de las veces relacionado con Los Merodeadores. Pero hoy, por fin, podría estar tranquila ya que nada malo sucedería.

Durante este último año, habían pasado muchas cosas. Los TIMOS, la boda de su hermano y Lily, la ausencia de Sirius en su casa, su visita a los gigantes, un curso sin Los Merodeadores, la amenaza continua de Voldemort y unas Navidades completamente en casa.

En casa, el ambiente también era tenso. Su madre no paraba quieta y la podías ver dando vueltas de un lado para otro. Siempre amanecía con unas terribles ojeras y su tez estaba muy pálida. Por otro lado, su padre llevaba bastante tiempo encerrado en su laboratorio y solo subía del sótano para comer o para dormir y es que se encontraba trabajando en una nueva poción, la cual le estaba llevando más tiempo del que esperaba.

Además, esas Navidades Maléfica le había prohibido que la visitara ya que, al parecer, había bastantes hombres lobo merodeando por la zona y quería solucionarlo ella sola y, mi estadía en la Ciénaga, dificultaría las cosas.

Alina comenzaba a sentirse exhausta, así que decidió pararse en el punto más alto de todo el castillo. Cuando se colocó totalmente estable sobre él, observo el lugar. El cielo estaba completamente despejado y a lo lejos se veían unas pequeñas luces que pertenecían al pequeño pueblo de Hogsmeade. Escuchaba perfectamente el ruido de todos los animales que se encontraban cerca y todos juntos formaban una hermosa melodía que la hacían sentir inmensamente feliz. Tenía ganas de gritar, gritar como nunca lo había hecho. Quería expulsar toda esa rabia que sentía, todo el mal genio acumulado durante tanto tiempo. Quería decirle a todo el mundo lo que era, sin ser discriminada por ello, que la aceptarán tal y como era; que la guerra se acabará; no quería seguir siendo la sombra de su hermano, quería valerse por sí misma, tener sus propios éxitos, ser conocida por lo que hace, no por ser hermana de James... y gritó. Gritó con todas sus fuerzas, como nunca lo había hecho. No le importaba que la escucharan y esa idea hizo que empezará a reírse como hacía tiempo que no lo hacía. Y quiso terminar con otra locura más, con algo que le encantaba hacer. Plegó sus alas y se giró de modo que su espalda miraba hacia el vacío y se dejó caer. Comenzó a descender a una velocidad increíble y cuando estaba a muy pocos metros del suelo, desplegó sus alas y comenzó a elevarse hacia el cielo y es que se sentía genial, libre y única.

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Si queréis leer con más profundidad lo que ocurrió esas navidades, podéis leerlo en el capítulo 13. Por poco de Una vida diferente II.

Un saludo y un abrazo enorme. 

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