40. Alastor Moody
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Alina Potter
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El camarero, que estaba secando un vaso con un trapo tan sucio que parecía que no lo hubieran lavado nunca, se quedó paralizado al ver al hombre que acababa de entrar en su bar y se acerco a él como si de un viejo amigo se tratara.
— ¡Hola! —saludó Moody. Se acercó a la barra y se puso a hablar con el camarero durante unos minutos. Después miro hacia Luke y Brian y le pidió al camarero que les sirvieran tres cervezas de mantequilla.
El camarero empezó a sacar polvorientas botellas de cerveza de mantequilla de debajo de la barra.
— ¡Salud! —exclamó Moody mientras repartía las cervezas —.os lo pagaré yo por esta vez, pero no os acostumbréis – y dicho esto, volvió a la barra.
Luke y Brian cogieron tres sillas y las colocaron al lado de la mesa donde se encontraban las chicas y dejaron una vacía entre ellos dos para que Moody se sentara cuando terminara de hablar con el camarero.
- De qué lo conoces? Me da muy mala espina... - le dijo Angelina a Luke
- Es un amigo de mis padres- comento Luke – Mi madre y Moody fueron juntos a Hogwarts. Bueno, en realidad, mi madre es tres años más pequeña que Moody.
- Suele ir mucho por Godric's Hollow. Yo solo lo conozco de vista – comento Brian
- Moody era de Ravenclaw al igual que mi madre. Ya os lo había comentado. Mi padre pertenecía a Hufflepuff por lo que no tenía tanto trato con Moody. Cuando acabaron sus estudios en Hogwarts, se hicieron más amigos porque mi madre es auror e invitaba muchas veces a comer a Moody a nuestra casa.
- ¿Moody es auror? – preguntó Yasmine sorprendida
- Sí – respondió Luke
- No sabía que tu madre fuera auror – comentó Alina
- Sí, si lo es. Pero no me gusta ir publicándolo a los cuatro vientos.
- Entiendo – dijo Yasmine
Moody dejo de hablar con el camarero y se acercó a los chicos con el semblante serio. Aparto la silla con brusquedad para poder sentarse y Luke movió unos centímetros su silla para que no estuvieran tan juntos los unos de los otros.
- Bueno Moody, te presento a mis amigas. A Brian ya lo conoces
- Si – dijo secamente
- Estas son Angelina Snape, Yasmine Rodríguez, Stephany Johnson y Alina Potter
- Creo que los apellidos no son suficientes para saber si debo fiarme de estas damas – dijo Moody con la misma voz que había utilizado con las chicas desde un principio
- Sí, claro – respondió Luke rápidamente – Es que Moody es muy desconfiado...
- Podemos empezar por Stephany... - sugirió Brian nervioso
- Sí – contestó Luke rápidamente, aunque por su voz se notaba que también estaba bastante nervioso – Pues Stephany pertenece a la casa Gryffindor y sus padres son magos. Su madre trabaja como enfermera y su padre como tutor privado de los jóvenes magos.
- Ajá – contestó Moody mirando con desconfianza a Stephany, lo cual provocó que esta se pusiera nerviosa
- La que está a su derecha es Angelina – continuó Luke – Es hija de Tobías Snape y Eileen Snape y tiene un hermano dos años mayor que ella llamado Severus. Su padre es muggle y su madre es maga.
- Sí. Ya se quien es su madre – dijo Moody sin darle mucha importancia
- Bueno... La que está sentada a mi lado es Yasmine. Sus padres son muggles y también pertenece a Gryffindor
En esta ocasión, Moody no hizo ningún comentario y Luke siguió hablando
- La que está sentada a su lado se llama Alina Potter . – comentó Luke. Moddy seguía sin mover un musculo pero observaba muy atentamente a la joven - Sus padres son Fleamont y Euphemia Potter y tiene un hermano mayor que ella
- James Potter. Sí, también sé quiénes son – comento Moody – Tu hermano ha intentado ponerse en contacto conmigo
- ¿Ah si? – preguntó confundida
- Ya veo que no sabes nada... Es gracioso porque he conocido antes a su hermana que al pequeño Potter
- ¿Y puedo saber por qué mi hermano quiere ponerse en contacto con usted? – preguntó
- Ya deberías saberlo, eres demasiado lista para pasar desapercibido ciertos aspectos, verdad hadita?
Alina se quedó congelada.
Los amigos de Alina no le dieron mucha importancia al asunto ni a su comentario y Moody se mostró más confiado que al principio. Les estuvo contando alguna historia sobre su trabajo y porque había perdido un trozo de nariz.
Al final de la tarde, los chicos decidieron que ya era hora de marcharse así que se despidieron de Moody. Sin embargo, Alina decidió quedarse unos minutos. Había intentado disimular pero no había estado nada cómoda.
- No me esperéis – les dijo - Voy al baño
- ¿Seguro que no quieres que te esperemos? – preguntó Stephany
- Seguro – dijo - Ya os alcanzo ahora
Cuando Alina se aseguró de que sus amigos se habían ido, caminó hacia la mesa donde Moody aún seguía sentado
- Sabia que no te irías aun – dijo Moody con tono tranquilo
- ¿Cómo sabe que soy? – le preguntó
- Sé muchas cosas – dijo Moody señalando la silla que había a su lado para que la joven hada tomara asiento – ¿Te apetece otra cerveza?
- No, gracias
- Te preguntaras porque lo sé... Bueno, en primer lugar, soy auror y debo de estar enterado de muchas cosas...
- ¿Pero como sabe que soy yo?
- Eres impaciente. Bueno, en realidad me lo intuía.... Pero no lo supe de verdad hasta que vi tu reacción cuando te llame hadita. Deberías de saber controlarte mejor – dijo Moody mirándola con curiosidad
- ¿La conoces a ella?
- Sí. Pero hace muchos años que no sé nada de Maléfica... demasiados – dijo mirando hacia la ventana
- ¿Solo usted sabe de mi existencia?
- Solo yo sé en realidad quien eres... Han llegado rumores a la Oficina de Aurores de que existe una joven hada... con habilidades especiales
- Como cualquier hada
- ¿Segura?
Alina se quedó pensativa. Maléfica no conocía a nadie con el poder que me haba otorgado la naturaleza .El poder de ver el pasado y futuro.
- Esto quedara entre tú y yo. Te recomendaría que no se lo fueras diciendo a cualquiera. Si el Ministerio se entera, ordenaría que te buscaran – Moddy bebió un trago de su cerveza y la volvió a colocar sobre la mesa – He de imaginar que tu hermano no lo sabe
- No – respondió
- Entiendo... Siento curiosidad... ¿Has pensado en ser aurora?
- No, no estoy interesada en trabajar para el Ministerio
- Yo no trabajo para el Ministerio – comentó Moody
- Pero...
- Ya sé lo que piensas, pero no soy de compartir mi información con el Ministerio, aunque trabaje para él – Moody la miró fijamente - ¿Has oído hablar de la Orden?
- Escuché mencionar a mi hermano algo sobre eso y estaba relacionado con Longbotton
- Sí, en efecto. Longbottom pertenece a la Orden, a la Orden del Fénix. – Moddy bajó el tono de voz para explicar brevemente que era esa tal Orden - La Orden del Fénix es una organización secreta de magos. Fue fundada por Albus Dumbledore para luchar contra Lord Voldemort y sus Mortífagos.
- Y mi hermano quiere entrar en la Orden
- No solo tu hermano. También sus amigos y una tal Lily Evans.
- ¿Y por qué no me han dicho nada? – se preguntó en voz alta
- En primer lugar, la Orden no acepta a menores de 17. Y, aunque tengas 17, cuesta bastante acceder. Debes ser muy buen mago. Y si tienes algún conocido que este dentro ya de la Orden, lo tienes más fácil.
- Y usted me está contando esto porque...
- Chica lista. Estaría interesado en que te unieras a la Orden – concluyó Moody – Sin embargo, sería muy sospechoso que pertenecieras a la Orden por lo que he pensado que me podrías ayudar desde fuera
- ¿Ayudarle?¿En qué?
- Por ahora en nada pero me gustaría contar con tu apoyo y ayuda cuando la necesite – dijo Moody bebiendo la poca cerveza que le quedaba.
- Acepto – dijo y vio como el rostro de Moody se iluminaba apenas unos segundos.
Desde que había comenzado el curso, Alina nunca había estado tan feliz como aquel fin de semana. Angelina y ella pasaron una gran parte del domingo poniendo al día los deberes; aunque no era una tarea precisamente divertida, como volvía a hacer un soleado día de otoño, sacaron sus cosas fuera y se tumbaron a la sombra de una gran haya, junto al borde del lago, en lugar de quedarse trabajando en las mesas de la sala común.
- Hola chicas – saludaron Yasmine y Stephany
- Hola –dijeron Angelina y Alina
- ¿Acabando los deberes? – preguntó Yasmine
- Algo así – contestó Angelina volviendo a tachar, por cuarta vez, su redacción para el profesor Slughort
- Ahora que lo pienso – dijo Stephany – Pronto será el cumpleaños de Sirius, que le piensas regalar?
- Emm no lo sé
- ¿No lo sabes? – preguntó Stephany
- No - dijo sonrojada
- ¡Por Merlin! Ya sabemos que has pasado la noche con Sirius y pasó eso, cierto?
- No digáis tonterias
- ¡Lo sabía! - exclamó Angelina - ¡Lo habéis echo!
- Calla - le pidió Alina avergonzada.
- ¿Cómo ha sido?
- No pienso hablaros de mis vida íntima pero... - las chicas pusieron atención - No tengáis prisa por hacerlo sino habeis encontrado al idoneo.
-¿Tan malo es? - preguntó Yasmine asustada
- No es eso. Es raro, doloroso al principio, incomodo, pero también placentero. Es difícil de explicar.
- Este es el último año de Sirius aquí, vuestro último año.
- Gracias por recordármelo - masculló Alina
- Solo digo que disfrutes del momento - le aconsejó Yasmine – Además, Sirius ha cambiado desde que está contigo
- Si – añadió Angelina – Sí a Sirius no le importarás lo más mínimo, ya estaría detrás de cualquiera estudiante de Hogwarts que tuviera un buen culo
Yasmine y Stephany no pudieron evitar reírse del comentario de Angelina
- ¿Me vais a decir que no es verdad? – preguntó Angelina indignada
- Nadie ha dicho eso – dijo Yasmine aguantando la risa
- Es increíble – exclamó James - Le prohibieron la entrada en Cabeza de Puerco hace dos años y ha intentado volver a entrar. Es qué Mundungus Fletcher no sabe que ese camarero tiene una memoria de elefante?
- ¿Por qué le prohibieron la entrada? – preguntó Peter
- Al parecer, le gusta vender objetos a cualquiera que se los compre – explicó Remus
- Ya veo...
- Hola – dijo Alina interrumpiendo la conversación de Los Merodeadores
- ¡Hola! – saludaron James y Remus alegremente
- ¿Os importa si os robo a Sirius unos minutos?
- Todo tuyo – dijo Remus a Alina con una sonrisa
Sirius se levantó y siguió a su novia, la cual había salido de la sala común y bajaba las escaleras
- Recordad que ya es muy tarde para merodear por el castillo – les advirtió la Señora Gorda
- ¿He hecho algo malo? – preguntó Sirius ignorando a la señora Gorda pero, rápidamente, corrigió lo que había dicho – Sí, fijo que he hecho algo horrible y me disculpo...
- No estoy enfadada – dijo tranquilamente
- ¿Ah no? ¿No he hecho nada?
- No Sirius, solo... - no le dio tiempo a terminar la frase porque Sirius se abalanzó sobre ella y la comió a besos, literalmente
- Te quiero – le dijo Sirius
- Yo también
- Espera, me hiciste salir aquí porque...
- Porque quería que me besases sin que James nos matase con la mirada.
- Lo hubieses dicho antes.
Ella le sonrió antes de besarlo tierna y suavemente.
La clase de Encantamientos siempre había sido una de las mejores para charlar en privado con los compañeros; generalmente había tanto movimiento y tanta actividad que no había peligro de que te oyeran. Aquel día el aula estaba llena de ranas toro que no paraban de croar y cuervos que graznaban sin cesar, y un intenso aguacero golpeaba y hacía vibrar los cristales de las ventanas, de modo que las chicas podían hablar en voz baja.
- ¡Silencius! ¡SILENCIUS! —repitió, y el cuervo graznó aún más fuerte.
— Es que no mueves bien la varita —comentó Alina observando a Angelina — No hay que sacudirla, sino darle un golpe seco.
— Con los cuervos es más difícil que con las ranas —se defendió ella –Como haces... - Angelina no pudo terminar la frase porque vio cómo Alina se giraba rápidamente hacia la mesa de atrás y atrapaba una rana que había intentado escaparse de la mano de un alumno de Ravenclaw
— Gracias – le dijo el alumno de Ravenclaw cuándo Alina le devolvió la rana
— Muy buenos reflejos, señorita Potter – le dijo el profesor Flitwick con su vocecilla chillona
— ¿Cómo sabias que se iba a caer la rana? – le pregunto Angelina confusa
— No tengo ni idea – respondió pero estaba tan confusa como ella
Lo que en realidad había pasado es que Alina había visto como, por culpa de la rana, el cuervo de Angelina había echado a volar por el susto y había hecho un desastre en el aula porque todos los alumnos habían intentado atrapar el cuervo. Por eso, y antes de que sucediera semejante desastre, había atrapado la rana antes de que ocasionara problemas. Y fue en ese momento, cuando se dio cuenta de que ya podía controlar las visiones mucho mejor de lo que había podido hacer hasta ahora.
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James Potter
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Al acercarse el día del primer partido de quidditch de la temporada, Gryffindor contra Slytherin, las reuniones de Los Merodeadores quedaron suspendidas porque James se empeñó en hacer entrenamientos casi diarios. El inminente encuentro había producido grandes expectativas y emoción. Como era lógico, los de Ravenclaw y los de Hufflepuff demostraban un vivo interés por el resultado del partido, pues ellos jugarían contra ambos equipos en el curso de aquel año. Los jefes de las casas de cada uno de los dos equipos enfrentados, pese a que intentaban disimularlo bajo un considerable alarde de espíritu deportivo, estaban ansiosos por ver ganar a los suyos.
James comprendió hasta qué punto le importaba a la profesora McGonagall que Gryffindor venciera a Slytherin cuando la semana previa al partido decidió abstenerse de ponerles deberes.
—Creo que ya tenéis suficiente trabajo de momento —dijo con altivez. Nadie dio crédito a lo que acababa de oír hasta que la profesora McGonagall miró directamente a James y añadió con gravedad—: Ya me he acostumbrado a ver la Copa de quidditch en mi despacho, muchachos, y no tengo ningunas ganas de entregársela al profesor Slughorn, así que emplead el tiempo libre para entrenar, ¿entendido?
Slughorn tampoco disimulaba que defendía los intereses de su equipo. Había reservado tantas veces el campo de quidditch para los entrenamientos de Slytherin que los de Gryffindor tenían dificultades para utilizarlo
James era optimista en cuanto a las posibilidades que Gryffindor tenía de ganar; al fin y al cabo hacia tiempo que no perdían contra el equipo de Slytherin.
James había soportado los insidiosos comentarios de los de Slytherin durante siete largos años, pero los comentarios que más le afectaban eran los que provenían de Quejicus y de sus amigos, si se les podía considerar amigos.
El mes de octubre fue una sucesión ininterrumpida de días de viento huracanado y lluvia torrencial, y cuando llegó noviembre, hizo un frío glacial; el gélido viento y las intensas heladas matinales herían las manos y las caras si no se protegían. El cielo y el techo del Gran Comedor adoptaron un tono gris claro y perlado; las montañas que rodeaban Hogwarts estaban coronadas de nieve, y la temperatura dentro del castillo descendió tanto que muchos estudiantes llevaban puestos sus gruesos guantes de piel de dragón cuando iban por los pasillos de una clase a otra.
La mañana del partido amaneció fría y despejada. Cuando James despertó, giró la cabeza y vio que sus amigos ya estaban despiertos y se estaban preparando para el partido.
El Gran Comedor estaba casi a rebosar cuando llegaron; los alumnos hablaban más alto de lo habitual y reinaba una atmósfera llena de vida y de entusiasmo. Cuando pasaron junto a la mesa de Slytherin, aumentó el nivel del ruido. James se volvió y vio que los de Slytherin llevaban los acostumbrados gorros y bufandas de color verde y plateado.
Llegaron a la mesa de Gryffindor y recibieron una calurosa bienvenida. Todos iban vestidos de rojo y dorado.
Sirius y Remus se sentaron enfrente de James y Peter; llevaban bufandas, guantes y escarapelas de color rojo y dorado.
— ¿Cómo te encuentras? —le preguntó Sirius a James, que contemplaba la leche que había en el fondo de su cuenco de cereales vacío
— Un poco nervioso —dijo James
— Eso es buena señal. Creo que en los exámenes nunca obtienes tan buenos resultados si no estás un poco nervioso —comentó Remus con optimismo.
— ¡Hola! —saludó entonces una voz detrás de ellos.
James levantó la cabeza: Luke y Brian se habían alejado de la mesa de Hufflepuff y habían ido a la de Gryffindor.
— Yo estoy con Gryffindor — dijo Luke
— Lo mismo digo. – Dijo Brian – Esperemos que les pateéis el culo a los de Slytherin. Solo por ver la cara de decepción de Snape, pagaría 2 galeones por verlo
— Estoy completamente de acuerdo - dijo Sirius con una sonrisa .- Pateémosles el culo
La helada hierba crujió bajo sus pies cuando descendieron por la ladera hacia el estadio. No había ni gota de viento y el cielo era una extensión uniforme de un blanco perlado, lo cual significaba que la visibilidad sería buena, pues el sol no los deslumbraría. En el exterior, el murmullo de voces iba aumentando de intensidad a medida que el público salía del castillo y bajaba al campo de quidditch.
—Ya es la hora —anunció James con voz queda, consultando su reloj—. ¡Ánimo, chicos! ¡Buena suerte!
Los miembros del equipo se levantaron, se cargaron las escobas al hombro y salieron del vestuario en fila india hacia el luminoso exterior. Los recibió un fuerte estallido de gritos y silbidos.
Sirius se acercó hasta James para desearle buena suerte y volver corriendo a las gradas. Sin embargo, lo que más le extraño, fue que su hermana no viniera a desearle buena suerte, como hacia siempre.
Los jugadores del equipo de Slytherin los esperaban de pie en el campo. Ellos también llevaban las insignias plateadas con forma de corona.
Detrás del nuevo capitán, Dirk Cresswell, el cual sustituye a Emma Vanity, se encontraba Regulus Black.
—Daos la mano, capitanes —ordenó la señora Crouch, que hacía de árbitro —. Montad en vuestras escobas...
La señora Crouch se puso el silbato en la boca y pitó. A continuación soltaron las pelotas y los catorce jugadores emprendieron el vuelo. James subió un poco más y esquivó la primera bludger.
—Y es Ian, Ian Jackson, el nuevo jugador de Gryffindor, tiene en su posesión la quaffle, la bludger de Black ha golpeado a Jackson por detrás... Avery atrapa la quaffle, Avery sube de nuevo por el campo y... Una buena bludger de Oliver Wilson le ha dado de lleno en la cabeza a Cresswell, que suelta la quaffle, la atrapa James Potter; James Potter le hace un pase hacia atrás a Oliver Wilson y sale disparado...
Los comentarios de Evan Rosier resonaban por el estadio y James aguzaba el oído para escucharlos pese al viento que silbaba en sus oídos y el barullo del público, que gritaba, abucheaba y cantaba sin descanso.
- ¡Vamos, Ian! ¡Ya sólo tiene que superar al guardián!... LANZA... ¡¡¡AAAYYY!!!
El guardián de Slytherin, había parado la pelota; luego le lanzó la quaffle a Creeswell que salió como un rayo con ella, zigzagueando entre James Potter y Oliver Wilson.
- ¡Slytherin ha marcado! —sonó la voz de Rosier entre los vítores y los silbidos del público—. Diez a cero para Slytherin.... Gryffindor vuelve a estar en posesión de la quaffle, y ahora es James Potter quien recorre el campo... —gritó Rosier con valor, aunque los cantos eran tan ensordecedores que apenas se le oía....- Ahí va Creeswell otra vez —bramó Rosier—, se la pasa Avery...... Pero Olvier Wilson golpea una bonita bludger y Creeswell suelta la quaffle y James Potter... también la deja caer... Creeswell se vuelve a hacer con ella: el capitán de Slytherin, coge la quaffle y empieza a recorrer el campo, ¡vamos, Gryffindor, bloqueadlo!
El jugador de Slytherin se dirigía hacia los postes de gol. James no tuvo que mirar para saber qué había sucedido: hubo un terrible gemido en el extremo del campo de Gryffindor, acompañado de nuevos gritos y aplausos de los de Slytherin.
Pero veinte a cero no era nada, Gryffindor todavía tenía tiempo para remontar el resultado o para atrapar la snitch. Unos cuantos tantos y volverían a ponerse por delante, como siempre; James estaba convencido de ello mientras se colaba entre los otros jugadores.
—... James Potter dribla a Avery, elude a Creeswell, buen viraje, James, y le lanza la quaffle a Jackson, Ian Jackson con la quaffle, ha superado a Creeswell, va hacia la portería, vamos Ian, ¡GRYFFINDOR HA MARCADO! Veinte a diez en el marcador, veinte a diez para Slytherin, y Avery con la quaffle...
En ese momento, el buscador de Gryffindor esquivó una bludger que Black había lanzado contra él y reanudó su desesperado registro del campo en busca de la snitch, sin perder de vista al otro buscador por si éste daba señales de haberla divisado.
—... Avery se la lanza a Cresswell... Interviene Jackson, Jackson atrapa la quaffle, se la pasa a Potter, buena pasada, no, mala: Potter ha recibido el impacto de una bludger de Black, de Slytherin, y Avery vuelve a estar en posesión...
Gryffindor estaba salvado. El buscador del equipo atrapo la snitch pero una bludger golpeó con fuerza al buscador en la parte baja de la espalda, y cayó de la escoba.
Afortunadamente, estaba a menos de dos metros del suelo porque había descendido mucho para atrapar la snitch, pero aun así se le cortó la respiración cuando aterrizó de espaldas en el helado campo.
Enseguida oyó el estridente silbato de la señora Crouch un rugido en las gradas formado por silbidos, gritos furiosos y abucheos, un ruido sordo y luego la desesperada voz de Ian Jackson.
— ¿Estás bien?
— Claro que estoy bien —contestó el buscador muy serio; le cogió la mano y dejó que Ian lo ayudara a levantarse.
La señora Crouch volaba hacia uno de los jugadores de Slytherin que estaba por encima del buscador y Ian.
—Ha sido Black —dijo Jackson, furioso—, te ha lanzado la bludger en cuanto ha visto que habías atrapado la snitch. Pero ¡hemos ganado!
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