28. Excursión a media noche

Los Merodeadores

El Gran Comedor se encontraba abarrotado de alumnos. Los profesores ya estaban sentados, había ya algunos alumnos en las mesas de Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin cenando. En la mesa de Gryffindor, Remus ocupó su lugar en la mesa como prefecto y al lado de él se sentó Peter y enfrente (dejando el lugar de la prefecta libre) James y Sirius.

Remus se fijó en las mesas de las demás casas y en el otro extremo de la mesa de Slytherin, donde se encontraba Severus Snape.

Al verle, a Remus se le cruzó una excelente idea "No me gusta molestar a Snape, pero con tal de que James se sienta mejor lo haré".

- James, mira quien está ahí – James estaba punto de comer un pedazo de pollo asado, pero la frase de Remus le sorprendió, inmediatamente volteó hacia lo largo de la mesa de Gryffindor – No es Evans – Dijo Remus sonriendo –Gírate hacia la mesa de las serpientes – Inmediatamente volteó y vio a Snape por un momento.

- ¿Y qué quieres que haga Remus? – Se llevó el bocado a la boca. Remus se molestó un poco.

- ¿No te gusta molestarlo? – Dijo tomando un trago de su jugo de calabaza.

- Ahora no – Dijo James cortante. Sirius se atragantó con un pedazo de carne que en ese momento había comido y Peter soltó un gritito agudo.

- ¿Acabas de rechazar la oferta de mi... quiero decir nuestro lunático de molestar a Quejicus? - preguntó con ligero tono ofendido y sorprendido - ¡Cornamenta, estás enfermo! – Dijo Sirius alarmado y tomando a su amigo de la manga de la túnica – No James, no te mueras – Sirius estaba haciendo su numerito, y las personas que se encontraban cerca de la mesa de Gryffindor nos miraron algo asustados.

- ¿Potter, qué sucede aquí? – Llegó alarmada la profesora Sprout.

- Nada profesora, pero creo que James se siente mal – Dijo Remus con tono calmado

- Bien le diré a Minerva inmediatamente – La profesora de herbología ya regresaba a la mesa de los profesores, pero James la llamó.

- No profesora, estoy en perfectas condiciones – Regresó la mirada al plato y luego miró a Remus. – No estoy de humor, solo es eso - dijo a modo de disculpa

- ¿Pero por qué? Has ganado el partido de ayer – dijo Sirius emocionado

- Es por Alina, verdad? – dijo Remus mirando a James seriamente.

Sirius cambió su expresión por una más seria y Peter dejó el pedazo de carne en el plato.

- Hay algo raro y pienso descubrir que es... - dijo James bebiendo un poco de agua

- Hola chicos – dijo Tris al pasar por al lado de Los Merodeadores acompañada de Lily

- ¿Por qué no le preguntas a ella? – le propuso Remus

- ¿A quién? ¿A Evans? – le preguntó James

- Sí. Recuerda que tu hermana y ella son buenas amigas

James no dijo nada pero pensó en hacerle caso a su amigo.

Lily Evans no podía dormir. Aún recordaba las palabras que le había escupido Snape a la cara cuando intento ayudarla: "Sangre sucia". Se sentó frente a la chimenea, abrazándose a sí misma mientras le caía una lágrima tras otra. Estaba llorando. Severus se había comportado como un estúpido y ya no podía perdonarlo. No más.

— ¿Evans? —oyó a sus espaldas de una voz somnolienta que le era bastante familiar—. ¿Qué haces aquí? Ya es tarde —dijo mientras se acercaba arrastrando los pies.

Ella no contestó. Lily se limpió las lágrimas con la manga de la camiseta del pijama y se puso a mirar el fuego. Después de tantos años de amistad con el chico con el que había conocido la magia... No, no quería ni pensar que había acabado. Pero él lo había hecho juntándose con esa gente, llamándola así.

— Evans, te estoy hablando, ¿sa...? —Pero no terminó de formular la frase, había llegado al sofá donde ella estaba y acababa de ver su cara: los ojos y la nariz estaban rojos y los labios algo hinchados. Por más que hubiera querido ocultarlo, se notaba que había llorado— ¿Qué te pasa? —preguntó, por el tono de voz levemente preocupado.

Lily abrió la boca para contestarle pero la volvió a cerrar, sin que ningún sonido saliese de ella. James se sentó a su lado y la observó, preguntándose qué le habría pasado. ¿Habría sido por lo que había pasado aquella tarde?

— ¿Es porque Quejicus, te ha llamado... eso de nuevo? No te preocupes, yo me encargaré de él. Mañana lo voy a coger y lo voy a lanzar... —Pero en esta ocasión tampoco acabó la frase, Lily lo había cortado a mitad.

— No. No hables de lo que no sabes. Y no lo llames así —contestó ella con un brillo en sus ojos.

— ¿Por qué lo defiendes? —inquirió con la voz queda. Que estaba interesado en Evans, se notaba a la legua, ¡si hasta le había pedido más veces salir que un tonto! Pero al parecer ella creía que no iba en serio. Y para peor mal, defendía a Quejicus.

— No creo que estos sean el lugar ni el momento idóneo. Mucho menos creo que tú seas la persona adecuada para saberlo. Además, a ti no te importa —respondió pasándose una mano por la cara, con gesto cansado—. Puedes irte a dormir, no está Peter para reír tus salidas ingeniosas, Black para apoyarte o tu séquito para adorarte. No tienes que fingir que estás "interesado por mí" —continuó, haciendo las comillas con los dedos de sus manos—, así que... —terminó, levantándose dispuesta a marcharse, pero una mano sobre su brazo la frenó.

James se había levantado, quedando a su altura, y aun sosteniéndole el brazo para que no se marchara. Tenía el entrecejo levemente fruncido y los labios apretados. Parecía disgustado por algo, pero no sabía por qué. Y para ser sinceros, en ese momento tampoco le interesaba. Le miró, interrogante, y tragó saliva. Y sucedió.

Él se había ido acercando cada vez más su rostro, hasta quedar a pocos centímetros de distancia. Cerró los ojos y la besó. Su primer beso. Duró apenas unos pocos segundos, pero los suficientes para hacerle olvidar en ese instante todo lo que había sucedido con Snape a lo largo de este último año. Se separaron y ella abrió los ojos de golpe, como despertando, y se apartó rápidamente de él.

- Tú sabrás los líos que tienes con eso —dijo serio, refiriéndose a Snape—pero no fingía. —Ella lo miró asustada, sintiendo como si el estómago le hubiera dado un giro— Y no es que esté interesado por ti. Es que me gustas. ¿Tanto te cuesta creerlo? —declaró, con la respiración algo agitada.

Lily lo miró como si estuviera diciendo una locura. Pues claro que le costaba creerlo. Él tenía una horda de fans a sus espaldas, y ella era una simple hija de muggles que hasta hacía unos minutos lo único que tenía claro era que lo odiaba. Y no era así en realidad.

— ¿Por qué me odias? —preguntó abatido, viendo que su anterior pregunta no obtenía respuesta

No sabía qué hacer ni qué pensar. ¿Le odiaba? No.

Notó cómo él la soltaba y se ponía a caminar en dirección a su habitación. Podría dejarlo marchar y que todo eso se enfriara, ella no podía pensar con claridad.

— Por cierto, cuando tengas tiempo me gustaría que habláramos de un tema – dijo apoyando su pie en uno de los escalones – Cuando tú lo consideres oportuno... - y dicho esto se marcho

- ¿Has conseguido sacarle algo? – pregunto Sirius con interés cuando su amigo entró en la habitación

- No – contestó

- ¿Nada? Imposible – dijo Sirius acercándose a la cama de James

- Déjame Canuto – dijo quitándose las gafas y poniéndolas en su mesita – Mañana hablaré con mi hermana personalmente. - Sirius dio marcha atrás y se dejó caer en su cama mientras veía como su amigo se tapaba con las sabanas para dormir.

Alina Potter

Se había despertado en medio de la noche debido al hambre atroz que le había entrado y es que, por culpa de Angelina, Alina había llegado tarde a cenar y solo había podido probar el postre.

Iba a salir por el hueco del cuadro cuando se dio cuenta de que necesitaba algo para poder conseguir comida sin ser descubierta. Subió a la habitación de su hermano y entró con mucho cuidado. Los Merodeadores estaban roncando muy fuerte, así que aprovechó para coger la capa y el mapa rápidamente.

Tras salir por el hueco del retrato de la Señora Gorda, se puso la capa y abrió el mapa diciendo las palabras mágicas. Tras observar el mapa con detenimiento, vio que lo único que se encontraba en movimiento era la gata de Filch en el segundo piso.

La cocina de Hogwarts se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando las mismas escaleras que llevan a la sala común de Hufflepuff. Para conseguir llegar a las cocinas, hay que pasar por la puerta de la derecha de la escalera del vestíbulo de entrada y continuar por un corredor hasta llegar a un cuadro de un frutero. Hay que hacer cosquillas a la pera del frutero, la cual se convertirá en la manivela de la puerta que da acceso a la cocina.

Tras seguir todos estos pasos,  entró en la cocina. La cocina tenía un techo muy alto y una chimenea en el extremo de ella. Nada más puso un pie en la cocina, aparecieron 10 elfos enfrente de ella.

- Pero si es Alina - dijo uno de los elfos emocionado. Llevaba un pequeño trapo viejo y sucio que le servía como ropa

- Su majestad – dijeron los 10 a la vez mientras hacían una reverencia

- No hace falta que hagáis eso – dije amablemente

- Tienes razón – dijo otro – Es ella. Es un placer conocerla. ¿Qué podemos hacer por usted?

- Si me pudierais dar algo, lo que sea, para comer, os lo agradecería.

Nada más dijo eso, los diez elfos desaparecieron de la entrada de la cocina y comenzaron a preparar todo tipo de comida

- No hace falta que... - me estaba acercando a ellos cuando una voz sonó detrás de mi

- ¿Alina Potter? – me giré y un elfo me miraba con unos grandes ojos verdes

- Es un placer conocerla por fin – dijo agarrándome la mano. – No, Dobby no debió de hacer eso, Dobby no debió de venir. Dobby es un elfo malo - dijo soltando mi mano bruscamente como si de fuego se tratara y comenzando a pegarse

- Tranquilo, tranquilo – dije agachándome para quedar a su altura y cogiéndole sus diminutas manos para que parara de pegarse – Te llamas Dobby?

- Sí, su majestad – dijo haciendo una reverencia – Debería de haberlo dicho antes – dijo comenzándose a pegarse de nuevo

- No hagas eso o si no...– le amenazo

- Dobby está acostumbrado a las amenazas, señorita. Dobby las recibe en casa cinco veces al día – dijo parando de pegarse

- ¿Para qué casa trabajas? – le pregunto

- Para la casa de los Malfoy – dijo mirándome fijamente

- ¿Malfoy? ¿Para Lucius Malfoy?

- Mi amo no sabe que estoy aquí, si lo supiera... - dijo antes de pegarse pero lo detuve

- ¿Entonces qué haces aquí? 

- Sé que busca respuesta para lo que le ocurre y Dobby lo sabe

- ¿Qué sabes al respecto?

- Su majestad puede ver lo que va a ocurrir tanto dentro de un minuto, como de 2 meses o 20 años – dijo – Sin embargo, sus poderes están surgiendo y por eso está teniendo esas visiones repentinas

- ¿Quieres decir que tendré más?

- No debería. Debe controlar su don y no el a usted. Debe de utilizarlo cuando le convenga y cuando usted quiera - miro detrás mía y volvió a poner sus ojos en mi – Dobby se debe marchar. Su amo lo está buscando. Me alegro mucho d e haberla conocido y espero volverla a ver

- Lo mismo digo. Muchas gracias – Dobby asintió y desapareció justo en el momento en que 10 elfos entraban con bandejas repletas de comida.

Tras probar todo lo que me había ofrecido los elfos, salí de las cocinas con los bolsillos repletos de galletas. Saqué la capa del bolso para colocármela de nuevo cuando fui sorprendida por alguien.

- No deberías de estar aquí – dijo una voz

- ¡¡¡Sirius!!! Me has asustado – dije colocando mi mano sobre el corazón

- Lo siento.- se disculpó - Vi cómo le cogías esto a tu hermano – dijo arrebatándome el mapa de las manos

- Pensaba devolverlo – dije cortante al ver su actitud

- Lo sé – dijo con un tono más cálido- Abrió el mapa y pronunció las palabras

- Pensaba que estabas durmiendo...

- ¿Con eses ronquidos? Imposible – dijo apuntando su varita hacia el mapa – Vámonos, la señora Norris se acerca por el pasillo leste – dijo cogiéndome de la mano y arrastrándome con él – Tu hermano está preocupado – dijo después de un rato en silencio

- ¿Por qué? – pregunté extrañada. ¿Desde cuando a Sirius le importaba la relación con mi hermano?

- Eso es lo que le gustaría saber a él... - dijo – y a mi... - dijo en un susurro el cual llegué a escuchar

- No entiendo vuestra preocupación – dije sin llegar a entender del todo

- Tu hermano está preocupado por los desmayos continuos que tienes – dijo Sirius deteniendo el paso y mirándome fijamente

- Ahhh Eso – dije intentando mostrarme calmada – No os tenéis que preocupar. Es que no como demasiado últimamente y eso produce mis desmayos

- ¿Y por eso has venido a las cocinas por la noche? – dijo Sirius arqueando una ceja

- Sí – le dije intentando no mirarlo a los ojos. Agradecía que la luz de su varita no apuntase a mi cara.

Comencé a caminar pero me detuve de nuevo por el comentario de Sirius

- ¿Y las cicatrices? – preguntó en el vacío pasillo y me pareció que sus palabras retumbaban con fuerza en las paredes

- ¿Qué les pasa?

- Tu hermano y nosotros queremos saber cómo te las hiciste – dijo Sirius seriamente – James dijo que eran cicatrices muy profundas como....

- ¿Cómo...? – le pregunte al ver que no terminaba la frase

- Déjalo – dijo continuando la marcha – Ya hablaremos de eso en otro momento.  Es tarde

15 minutos después llegamos a la Sala Común de Gryffindor. Los dos nos despedimos antes de subir a nuestros cuartos

- Para la próxima, pídela. No entres en nuestro cuarto de noche – dijo con una sonrisa pícara– Quien sabe lo que te puedes encontrar...

- ¿A sí? ¿Y qué me podría encontrar según tú? – dije cruzándome de brazos

- Anda, ven aquí – dijo acercándose y dándome un abrazo

Nos quedamos así por un largo minuto. Tras finalizar el abrazo, Sirius se inclinó y me dio un beso en la mejilla para después desearme las buenas noches y caminar en dirección a su cuarto

- ¿Eso es todo? – dije antes de que desapareciera

Sirius se detuvo y me miró fijamente. Camino hacia mí, se detuvo a escasos centímetros y me besó. Fue un beso lento, nada comparado con el que nos dimos la primera vez. Coloque mis brazos alrededor de su cuello lo que provoco que estuviéramos más cerca. Sirius se separó de mí y me dijo en un susurro

- De esto, ni una palabra a tu hermano


Estos últimos dos meses habían pasado demasiado rápido. Los resultados de los exámenes salieron el último día del curso. Alina y las chicas habían aprobado todas las asignaturas. Angelina estaba asombrada de que le hubieran aprobado Pociones.

Era la última comida que tendría ese curso. Los Merodeadores entraron en el Gran Comedor, cada uno con una hoja en la mano en la cual estaban escritas las notas obtenidas en el TIMO (Título Indispensable de Magia Ordinaria). James, al ver a su hermana, fue corriendo a abrazarla.

- ¡¡Lo he conseguido!! – dijo con una enorme sonrisa

- Enhorabuena – dijo Alina orgullosa

Alina abrió rápidamente el sobre que traía su hermano y sacó de él un pergamino.

Resultados de las Títulos Indispensables de Magia Ordinaria.

Notas para pasar:

Sobresaliente (S)

Supera las expectativas (E)

Aceptable (A)

Notas para reprobar:

Pobre (P)

Desastroso (D)

Troglodita (T)

James Charlus Potter ha conseguido:

Astronomía A

Cuidado de Criaturas Mágicas E

Encantamientos S

Defensa Contra las Artes Oscuras S

Adivinación P

Herbología A

Historia de la Magia A

Pociones A

Transformaciones S

Leyó el pergamino varias veces. Pasó el dedo por las notas de su hermano de nuevo... pasó con buenas notas en Transformaciones, Encantamientos y DCAO, y había superado las expectativas en Cuidado de Criaturas Mágicas. Y las demás con Aceptable. Menos adivinación.

- ¿Adivinación? – le preguntó

- Bueno, digamos que no estudie mucho – dijo guiñándome un ojo

Miró a su alrededor. Sirius, Peter y Remus se estaban acercando a nosotros

- ¿Y bien? – les preguntó

- La peor nota fue Adivinación, con un Aceptable – dijo Remus con una sonrisa

Alina vio las notas de Sirius: había dos "Sobresalientes"

Resultados de las Títulos Indispensables de Magia Ordinaria.

Notas para pasar:

Sobresaliente (S)

Supera las expectativas (E)

Aceptable (A)

Notas para reprobar:

Pobre (P)

Desastroso (D)

Troglodita (T)

Sirius Black III ha conseguido:

Astronomía A

Cuidado de Criaturas Mágicas E

Encantamientos E

Defensa Contra las Artes Oscuras S

Adivinación P

Herbología A

Historia de la Magia P

Pociones A

Transformaciones S

- Yo prefiero no enseñar las mías – dijo Peter guardando el pergamino

- No ha sacado tan buenas notas como nosotros pero solo ha dejado tres – dijo James guiñándome un ojo

- ¿Y tú? – le preguntó Alina a Remus

- Ha sacado 4 sobresalientes – dijo Sirius empujando a su amigo

- Si – dijo Remus con una sonrisa – Aunque yo he sacado un aceptable en Adivinación – dijo rascándose la nuca

-¡Bien hecho! –dijo con orgullo, sacudiéndole el pelo a Remus. –Ocho TIMOS, al igual que James

- Quien lo diría – dijo Sirius mirando a James - Para Remus ese aceptable es una mancha en su perfecto expediente - se burló Sirius

- Bueno, ahora somos estudiantes para los EXTASIS. –sonrió James. –Bueno, ¿y las salchichas? – dijo mirando hacia la mesa repleta de comida

Alina le devolvió las notas a Sirius que la miró con una sonrisa.

- Enhorabuena – le dijo

- Gracias pequeñaja – respondió guiñándole un ojo

Cuando a la mañana siguiente el expreso de Hogwarts salió de la estación, Alina entró en el vagón donde se encontraba su hermano con sus amigos.

- Estamos a punto de llegar – les dijo – Ocurre algo, Remus?

— Nada, no ocurre nada —repuso Remus de inmediato—Pensaba en las vacaciones.

— Sí, yo también he estado pensando en ellas —dijo James—Remus, tienes que venir a pasar unos días con nosotros. Lo comentaré con mis padres y te mandaré una lechuza

— ¿Más hombres en casa? No, por favor – comentó Alina

Los Merodeadores se rieron por su comentario.

Mucho más contento, Remus jugó con Peter, James y Sirius varias manos de snap explosivo, y cuando llegó la bruja con el carrito del té, James compró un montón de cosas de comer y sobre todo chocolate.

Alina estuvo el resto del viaje con sus amigas. Cuando llegaron a la estación, se despidió de sus amigas y fue detenida por la voz de alguien

- ¿No te vas a despedir? – Era Regulus

- Claro – le dijo sonriente. Se acercó a él y se abrazaron

- ¿Qué tal le fue a mi hermano en el TIMO? – preguntó tímidamente

- Genial. Sacó 7 TIMOS – le dije

- ¿En serio? – dijo orgulloso – Me alegro por el

- Te escribiré alguna carta en el verano

- Las esperaré con ganas – me dijo

Alina, James y Sirius atravesaron la barrera del andén nueve y tres cuartos. Alina localizó enseguida a su madre. Estaba deseando llegar a casa y descansar después de un curso tan movido y diferente.

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