22. Tercer año: De vuelta a Hogwarts

Alina Potter

Después de pasar una semana en La Ciénaga, en compañía de Maléfica y las demás criaturas mágicas, era hora de volver a casa.

Ya era mediados de agosto y el tiempo era muy caluroso. Cogí un traslador que se encontraba en una colina cerca de La Ciénaga acompañada por una de las criaturas del bosque, un Ent llamado Ed.

Los Ents vivían en un bosque muy antiguo llamado Fangorn. Según cuenta Maléfica, era un bosque rodeado por dos ríos que nacían de sus entrañas en las laderas orientales de la gran cadena montañosa. La gente le llamaba el bosque de los Ents porque estaba habitado por las sabias, ancianas y poderosas criaturas llamadas ents, también conocidos como los pastores de árboles. Y este era el último refugio de éstos. Era un bosque encantado que producía todos los miedos posibles para que nadie se acercara allí menos a los elfos que aman los bosques y no sufrían ese poder. Sin embargo, algunas de estas criaturas tuvieron que huir y Maléfica los acogió en La Ciénaga y ahora ellos le deben lealtad.

Los brazos de Ed están formados por ramas y sus pies son como un tronco de árbol. Mide entre 4 y 5 metros. Su piel es muy gruesa y de color marrón por lo que cuando jugamos al escondite es muy difícil encontrarlo ya que se camufla entre los árboles.

Ed habla varios lenguajes a parte del suyo propio. Yo sé hablar su idioma por lo que muchas veces me comunico con él de esa manera. Además, tiene otras habilidades como la de "animar" a los árboles cercanos y mantenerlos bajo su control, al igual que yo.

Son criaturas que no suelen enfurecerse a no ser que se encienda fuego cerca de ellos o, simplemente, alguien pase con un hacha cerca de ellos. Temen al fuego debido a que su piel es de corteza.

A pesar de esto, Ed es muy amigable y tranquilo y realiza su misión de guardabosques menos cuando estoy en La Ciénaga. Cuando voy de visita, el solo me vigila e intenta que yo este ocupada y me divierta. Es muy amigo de los elfos que viven en La Ciénaga. Los elfos le ayudan a llevar a cabo la tarea de cuidar el bosque.

Ed me acompañó hasta el traslador. El objeto encantado era una zapatilla vieja situada en la cima de la colina. Después de despedirme de Ed, agarré la zapatilla y aparecí enfrente de mi casa al momento. El tiempo aquí era menos caluroso que en el páramo y el aire era más frío. Entré en casa y al no ver a nadie en la planta baja decidí subir a mi habitación a dejar mi mochila.

- Hola Alina

- Hola Sirius – dije saludando al chico que se encontraba en el pasillo y entré en mi habitación.

Nada más entrar me di cuenta de lo que acababa de pasar, así que salí rápido de mi habitación y me dirigí a la de mi hermano.

James se encontraba tumbado en la cama y Sirius estaba en la silla del escritorio leyendo una revista

- Emmm... ¿me podéis explicar esto? – dije confundida señalando a Sirius y mirando a mi hermano

Sirius apartó la revista de su cara y me sonrió. Por otra parte, James se levantó rápidamente y me abrazó con fuerza.

- ¡¡¡Ya estás de vuelta!!! ¿Cuándo has llegado? ¿Qué tal en casa de tía Marge?? – dijo mientras me soltaba

-¿Qué hace el aquí?? – dije señalando a Sirius que miraba la escena con diversión

- Ahh si... eso... es una historia un poco larga – dijo James mientras se rascaba la nuca

- Tengo tiempo para oírla – dije cruzándome de brazos y esperando una respuesta por su parte.

Después de que James me contara la historia, siendo interrumpido en varias ocasiones por Sirius para aclarar alguna cosa que James decía, los dos me miraron esperando una respuesta por mi parte

- ¿Y eso era lo que no le contabas a James? Que te ibas a marchar de casa – le pregunté a Sirius

- Bueno... sí. Estaba harto de seguir en esa casa. Estaba esperando a pasar el fin de semana en casa de mi prima para volver a buscar mi cosas y marcharme.... Pero pasó algo – dijo bajando la mirada

- ¿Qué ocurrió? – preguntó James. Al parecer no le había contado esa parte

- Escuche decir algo a nuestro elfo, Kreacher. Y tuve que quedarme a averiguar si lo que decía era cierto o era otra de sus paranoias

- ¿Qué fue lo que dijo? – pregunté

- Comentó algo sobre que estaba muy orgulloso de que un miembro de la familia Black considerará lo de unirse a los mortífagos

- Mortífagos? – preguntamos James y yo al mismo tiempo

- Yo también me sorprendí, así que le pregunté a mi hermano si sabía algo de eso – dijo Sirius poniéndose serio

- ¿Y que te dijo? – le pregunté

- Nada. Pero su cara ya me lo dijo todo – dijo Sirius mirándome fijamente

- Imposible. Regulus no es un mortífago. – dije pensando en voz alta

- Sí, lo será. Recuerda que él es el favorito de mi madre. Lo hará para que mi madre esté más contenta y se sienta más orgullosa de él. Eso fue lo que provocó que mi madre descubriera que me iba a escapar. Estaba demasiado furioso y no controlé lo que dije por lo que Kreacher lo escuchó y se lo dijo mi madre. El resto, ya lo sabes...

- No – dije intentando negar lo evidente – Él no es como Quejicus y sus amigos

- ¿Desde cuando tiene amigos Quejicus? – me dice James con tono burlón – No son amigos. Están juntos por apoyar a la misma persona. Voldemort.

- No digas ese nombre, quieres? – protestó Sirius mientras se recostaba en la silla.

- Estás equivocado con Regulus - dije mirando a Sirius

- No creas que lo conoces Alina y te aconsejo que te mantengas alejado de él 

Apreté los labios y salí dando un portazo de la habitación de James. 

El hecho de que las vacaciones se estuviesen acabando y no poder utilizar mis poderes mágicos con total libertad implicaba estar bajo la ducha depilándome las piernas. Era desesperante. Además si le sumamos a que Sirius no paraba de aporrear la puerta del baño iba a conseguir que perdiese mi paciencia y te puedo asegurar que no es bueno hacer enfadar a un hada.

Acabé la tarea, salí de la ducha, me envolví con la toalla mientras oía a Sirius hablar desde el otro lado:

- El hecho de que lleves tanto tiempo en el baño es preocupante. ¿Acaso te has colado por el váter?  Debo de recordarte que no es un buen acceso para llegar al Ministerio - me sequé el pelo con la toalla mientras Sirius seguía hablando - Ya sé que las chicas estáis mucho tiempo en el baño para arreglaros cuando tenéis una cita pero, seamos sinceros pequeñaja, ese no es tu caso.

Abrí la puerta con un humor de perros y Sirius me miró con una gran sonrisa.

- Ya era hora

- Sabes, hay más baños en esta casa - le recordé

- Pero a mi me gusta más este

- Y no será más bien que te gusta entrometerte y molestarme continuamente

- Digamos que es un hobbie bastante divertido - bufé y pasé por su lado camino a mi habitación pero me detuve cuando Black volvió a abrir el pico - Sabes, no necesitas arreglarte - dijo señalando la cuchilla que había intentado ocultar, sin éxito.

- ¿También tienes que decir algo al respecto sobre esto? - dije mostrándole la cuchilla sin avergonzarme para nada. 

- Ahora que tienes novio supongo que ya harás cosas de mayores

- ¿De qué estás hablando?

- Pues cuando un chico y una chica tienen la puerta del dormitorio cerrada no es para estudiar más cómodos precisamente - dijo burlón y con su típica sonrisa sarcástica

- Oh por Merlín. ¿Quieres callarte? Por si no lo sabías, no todos los hombres se llevan en su primera oportunidad a una mujer a la cama

- Espero que no me estés incluyendo en ese grupo - dijo haciéndose el dramático - Sería una gran ofensa para mí. Además, ¿qué pensaría Louis de saber que estás conviviendo conmigo? - dijo acercándose y quedando a pocos centímetros de distancia de mí.

Black, esta batalla no la vas a ganar tú.

- Black, te recuerdo que estás en mi casa. Mi casa, mis normas. Me dan igual tus estúpidas razones por las que estás huyendo de casa porque en realidad eres un adolescente estúpido anti normas y caprichoso

- Tú no sabes nada - dijo cambiando su tono burlón y seductor a uno más serio

- Exacto, yo no sé nada y tu tampoco me conoces. No te creas con derechos solo por ser el mejor amigo de mi hermano.  Así que te aseguro que no querrás enfadarme mientras vivas bajo mi techo. - Sirius me miró fijamente sin decir palabra - Lo mejor será que, a partir de ahora, cierres la puerta de tu dormitorio, no vaya ser que te lleves un susto por la noche - dije girándome y caminando hacia mi habitación dejándolo con la palabra en la boca.

Lily Evans

Suspiró. Este había sido un verano muy largo, pero por fin el día había llegado. A lo lejos, divisó la entrada de la estación 9 ¾ y se apresuró a llegar ya que llegaba un poco justa. La cruzó y miró el largo y precioso tren de color rojo escarlata. Sonrió. Este seria su quinto año en Hogwarts. Volvió a concentrarse y comenzó a andar mientras arrastraba su baúl.

- ¡Lily! – gritaba alguien detrás suya

Lily se dio la vuelta y vio a su amiga Tris correr hacia ella. Se había cortado el pelo y ahora lo tenia un poco por encima de los hombros, pero le quedaba estupendamente

- ¡Tris! – gritó Lily. Se abrazaron durante un rato para después soltarse y comenzar a caminar hacia el tren

- ¿Como te ha ido el verano? – pregunto Tris ayudando a su amiga con el equipaje

- Se me ha hecho eterno – comentó Lily. - Estaba deseando volver

- Yo también – las dos comenzaron a reírse mientras subían al tren.

 Potter

Dos horas antes, James atravesaba la habitación vacía, pasando junto a la gran jaula de Orlando, y llegó hasta la ventana, que estaba abierta. Se apoyó en el alféizar y notó con agrado en la cara el frescor de la mañana. Hoy cogerían el tren hacia Hogwarts. Sirius y  Alina habían discutido durante un largo rato sobre el horario del baño ya que cada vez que uno de los dos estaba dentro, los demás teníamos que esperar por más de una hora para poder utilizarlo. 

Eso sí, no les puedes decir nada al respecto o no te hablaran durante una semana.

James se había acercado a su escritorio donde se encontraba la carta que avisaba del comienzo de las clases.

Estimado señor Potter:

Le rogamos que no olvide que el próximo curso dará comienzo el 1 de septiembre. El expreso de Hogwarts partirá a las once en punto de la mañana de la estación de King's Cross, anden nueve y tres cuartos.

Se adjunta, en esta misma carta, la lista de libros del próximo curso.

Atentamente,

Profesora M. McGonagall

Este año, a su hermana le permitían visitar determinados fines de semana el pueblo de Hogsmeade. A James no le gustaba la idea, pero sus padres no opinaban lo mismo y firmaron la autorización con mucho entusiasmo muy al contrario de lo que había ocurrido cuando a James le llegó la suya. Eso lo había molestado un poco. 

El viaje hasta King's Cross fue muy tranquilo menos por los comentarios de mamá por si se habían dejado algo y eso les hacía pensar durante todo el viaje si habían cogido esas cosas que  mencionaba. Llegaron a King's Cross con veinte minutos de adelanto.

Sirius y James consiguieron carritos, descargaron los baúles y tras despedirse de sus padres, se alejaron de ellos camino hacia la barrera que había entre los andenes nueve y diez. Alina empujaba su carrito en el cual Midnight se agitaba en la jaula entusiasmado por volver a Hogwarts.

Un instante después, Alina cayó de lado a través del metal sólido y se encontraron en el andén nueve y tres cuartos. Levantó la mirada y vio el expreso de Hogwarts, un tren de vapor de color rojo que echaba humo sobre un andén repleto de magos y brujas que acompañaban al tren a sus hijos. De repente, detrás de Alina aparecieron James y Sirius, los cuales venían riéndose.

Salía vapor del tren. Éste había comenzado a moverse. Alina corrió hacia la puerta del vagón donde estaban Luke, Brian, Yasmine, Stephany y Angelina. Después de abrazarse y contarse todo lo que habían hecho durante el verano, llegó la conversación que Alina no quería sacar.

- ¿QUE SIRIUS ESTÁ VIVIENDO EN TU CASA? – gritaron los cinco a la vez

- No gritéis tanto, por favor.... – les dijo - ya me llegaron sus gritos durante el verano

- ¿Y qué tal lo llevas? – preguntó Angelina – ¿Louis lo sabe?

- No, no se lo he dicho.

- Pues tendrás que decírselo... - comentó Brian

- Lo se... ¿Lo habéis visto? – preguntó

- Si, está con sus amigos en un vagón cercano a este – dijo Luke

- Iré a hablar con él – dijo Alina mientras abría la puerta del vagón y salía al pasillo

Había salido del vagón a comprar algunas chucherías para Los Merodeadores ya que tenian hambre y habían acabado de contar todo lo que les había pasado en verano. Ya volviendo hacia el vagón, una melena pelirroja salía de uno de los vagones cercanos al suyo

- Evans – dijo James sonriendo como un tonto. Esta se giró y le dedicó una leve sonrisa

- Potter – respondió

- ¿Qué tal el verano? – preguntó mientras se apoyaba en la pared

- Espero que mejor que el tuyo – dijo mientras lo miraba

- Créeme, el mío ha sido genial – comentó

- ¿Y tu hermana? – dijo cambiando de tema

- Pues no lo sé... - dijo James pero Alina y Louis se acercaban hacia ellos en aquel preciso momento. 

- Evans – dijo Alina mirando a Lily

- Potter – dijo Lily sonriendo y dicho esto se abrazaron mientras Louis se acercaba a James

- Hola – le respondió James con voz grave

- Hola – contestó

- Bueno, yo os dejo – intervino Louis – Luego te veo – le dijo a Alina. Esta sonrió levemente y volvió a prestar atención a Lily.

- ¿Va todo bien? – preguntó James cuando Louis se había marchado. Al fin y al cabo quería saber como se había tomado Louis el hecho de que Sirius viviera en su casa después del incidente en el vagón 

- Bueno, no le ha hecho mucha gracia que Sirius ahora viva con nosotros – dijo alejándose de Lily y apoyándose en la pared como James había hecho

- ¿Sirius vive con vosotros? – preguntó Lily sorprendida

- Es una larga historia... Pero si quieres que te la cuente Evans, lo haré encantado – dijo guiñándole un ojo a lo que Lily respondió con un bufido – Y debería de importarle nada que Sirius viva con nosotros – le pregunte a mi hermana

- Aún recuerda lo que pasó al empezar el verano

- Eso fue culpa de Sirius – intervino Lily

- Lo sé – respondió Alina- ¿Por qué no se lo explicas a él?- dijo irónicamente - Si Sirius no se comportase como un imbécil cada vez que tiene oportunidad...

- Bienvenida a mi mundo - dijo Evans

- Bueno, yo os dejo – dijo James que no tenía ganas de seguir hablando del tema – Tengo hambre y si sigo aquí se me derretirá el chocolate y Remus me matará – dijo guiñándole un ojo a Lily y besando la cabeza de su hermana – Nos vemos

- Chao – respondieron las dos mientras se alejaban

El viaje terminó una hora después. Los chicos bajaron del tren de los últimos para evitar ser aplastados o pisoteados. 

—¡Por aquí los de primer curso! —gritaba una voz familiar. Angelina y Alina se volvieron y vieron la silueta gigante de Hagrid en el otro extremo del andén, indicando por señas a los nuevos estudiantes, los cuales estaban asustados.

- Que recuerdos, verdad? – comentó Angelina. Alina asintió

- Hola chicas, ¿qué tal el verano? —gritó Hagrid, por encima de la multitud.

Lo saludaron con la mano, pero no pudieron hablarle porque la multitud los empujaba a lo largo del andén. Angelina y Alina siguieron al resto de los alumnos y salieron a un camino embarrado y desigual, donde aguardaban al resto de los alumnos al menos cien diligencias, todas por caballos invisibles para la gente, pero no para Alina.

Cuando subieron a uno de los carruajes y cerraron la portezuela, esta se puso en marcha tirada por los thestrals dando botes.

La diligencia olía un poco a moho y a paja. A su carruaje se habían subido unos alumnos de segundo año de la casa Hufflepuff y una alumna de Ravenclaw llamada Sybill Trelawney, conocida por estar siempre prediciendo el futuro a cualquiera que pasara por su lado y que digamos no solía predecir cosas buenas...

Mientras el coche avanzaba lentamente hacia unas suntuosas verjas de hierro flanqueadas por columnas de piedra coronadas por estatuillas de cerdos alados, Alina vio a Los Merodeadores que iban en el carruaje delante de ellos.

El carruaje cogió velocidad por el largo y empinado camino que llevaba al castillo; Angelina se asomaba por la ventanilla para ver acercarse las pequeñas torres. Finalmente, el carruaje se detuvo y bajaron.

Angelina empujaba a su amiga para que se diera prisa, y Brian, Luke, Yasmine y Stephany se unieron a ellas y a la multitud apiñada en la parte superior; a través de las gigantescas puertas de roble, y en el interior del vestíbulo, que estaba iluminado con antorchas y acogía una magnífica escalera de mármol que conducía a los pisos superiores.

A la derecha, abierta, estaba la puerta que daba al Gran Comedor. Alina siguió a la multitud, y vislumbró el techo encantado, que aquella noche estaba negro y nublado. Entró en el Gran Comedor y después de despedirse de Luke y Brian, se dirigió al asiento libre que había al lado de su hermano. Este le sonrió mientras ella se sentaba y esperaban a que el director diera el discurso de bienvenida.

El Gran Comedor estaba lleno de capirotes negros. Las cuatro mesas largas estaban llenas de estudiantes. Sus caras brillaban a la luz de miles de velas. El profesor Flitwick, que era un brujo bajito y con el pelo blanco, salió con un viejo sombrero y un taburete de tres patas.

Los nuevos alumnos de Hogwarts obtenían casa por medio del Sombrero Seleccionador; que iba gritando el nombre de la casa más adecuada para cada uno. La profesora McGonagall se dirigió con paso firme a su asiento en la mesa de los profesores, la cual le dedicó una sonrisa al pasar por nuestro lado.

El profesor Dumbledore siempre daba la impresión de tener mucha energía. Su pelo plateado y su barba tenían más de medio metro de longitud; llevaba gafas de media luna; y tenía una nariz extremadamente curva.

—¡Bienvenidos! —dijo Dumbledore, con la luz de la vela reflejándose en su barba—. ¡Bienvenidos a un nuevo curso en Hogwarts! Tengo algunas cosas que deciros a todos rápidamente antes de que nuestro excelente banquete os deje aturdidos. —Dumbledore se aclaró la garganta y continuó – Como ya sabéis, no podéis salir del castillo pasadas las diez de la noche. Cualquier alumno que sea visto fuera del castillo, tendrá su correspondiente castigo. Por último, recuerdo a los alumnos de tercero que entregen a la profesora McGonagall la autorización para poder visitar Hogsmeade. —Dumbledore guardó silencio durante unos segundos - Bien, creo que ya he dicho todo lo importante —dijo Dumbledore—. ¡Que comience el banquete!

Las fuentes doradas y las copas que tenían delante se llenaron de pronto de comida y bebida. Alina se sirvió de todo lo que estaba a su alcance, y empezó a comer.

- ¿Tus padres te han firmado la autorización? – preguntó Yasmine a Alina mientras servía comida en su plato

- Si – respondió con una sonrisa

- ¿En serio? – preguntó Sirius – Pensaba que James había convencido a tus padres de que no lo hicieran

- ¿De que hablas? – le preguntó confundida

- De nada – dijo James mientras le daba, disimuladamente, una patada a Sirius por debajo de la mesa

Alina miró a Sirius que hacia todo lo posible porque sus miradas no se cruzaran. James siempre tenía que meterse en todo. 

Sirius, Lupin y James charlaban animadamente, mientras que Peter comía en el más absoluto silencio.

- Creo que a Colagusano le pasa algo – dijo preocupado James

- Sí – respondió Sirius – ¿Qué creen que le pasa?

- No tengo idea – dijo Lupin – de seguro no es nada. Él siempre fue un poco tímido.

Los amigos afirmaron con las cabezas. No obstante, James se acercó a Peter.

- ¿Qué te ocurre Colagusano?

El aludido tembló ante la sorpresa.

- Nada – dijo luego de recuperarse - ¿Por qué lo preguntas?.

- No, por nada – dijo Cornamenta -  Estamos planeando nuestra primera broma del año.

- De acuerdo – dijo Colagusano sonriendo

Los Merodeadores reían y miraban a la mesa de Slytherin con mucho entusiasmo. Era muy fácil adivinar, que ese sería su primer punto de ataque.

- ¿Qué estarán tramando ahora? – dijo una muchacha pelirroja de ojos verde oscuros 

- De seguro alguna de sus bromas ¿por qué te preocupas tanto? Es muy común en ellos. – dijo Tris

- Me preocupa que desde que ellos llegaron a este colegio, hemos perdido de ganar la copa de la casa, Tris. Siempre están perdiendo los puntos que el resto de los Gryffindor ganamos con tanto esfuerzo. Me gustaría que al menos logremos ganar varios años seguidos.

- Ya deja de soñar Lily – dijo Tris -. Mientras ellos estén en el colegio, nunca ganaremos de nuevo

- Creo que tienes razón.

- Si crees que la tengo ¿Por qué sigues mirando a James?.

Lily se puso un tanto colorada, pero no dudó en responder.

- No seas tonta. Yo nunca me fijaría en alguien como James Potter.

- Como tu digas – respondió su amiga. Pero sabía que Lily estaba mintiendo -.

Desde la mesa de Slytherin, Severus Snape y Avery echaban miradas asesinas a la mesa de Gryffindor. Según parecía ya se habían dado cuenta que los Merodeadores los observaban.

- Estoy seguro que están planeando alguna de sus jugarretas contra nosotros – dijo Severus sin sacar la mirada de James que no paraba de reírse

- Puede ser – dijo Avery – pero esta vez no lo vamos a dejar pasar. Les cobraremos esta y cada una de las que nos hicieron durante nuestra estadía en Hogwarts.

- ¿Qué piensas hacer? – dijo Snape algo intrigado.

- Aún no lo sé, pero ya se me ocurrirá algo.

Los Merodeadores se habían encerrado en un pequeño grupo. Pero eso no llamó la atención de nadie, ya que ellos acostumbraban a hacer cosas por el estilo.

- Creo que es una idea fascinante James – dijo Sirius – jamás se esperarían una cosa así. Ni siquiera de nosotros.

- Sí – dijo Peter – pero debemos tener cuidado. Si nos pescan en esta tendremos por lo menos un año de detención.

- ¡Oh Colagusano, despreocúpate aunque sea sólo por esta vez – dijo James

- Deja de amargarte – agregó Sirius

- Los chicos tienen razón – dijo James – Ya hasta te pareces a la tonta de Lily Evans.

- Aquí vamos de nuevo – dijo Sirius a Peter y a Remus – Creo que este es un récord, Cornamenta. Sólo tardaste un par de horas desde que llegamos para nombrarla.

- Sí – dijo Lupin riendo – normalmente te tardas unos días

- Los chicos tienen razón – dijo Peter - ¿Qué es lo que te ocurre con Lily?

- Es muy obvio Colagusano – dijo Sirius - Cornamenta ha sido flechado por nuestro buen amigo Cupido.

- Eso no es cierto – dijo James – Ella no me gusta y jamás podría gustarme.

- Sí James, sí – dijo Lunático - te creemos.

En ese momento Remus, Sirius y Peter se miraron como para estar seguros que ninguno de los tres creía lo que James había dicho. Pero James pareció no darse cuenta.

Yasmine, Stephany, Angelina y Alina se reunieron con los demás estudiantes de la casa Gryffindor que subían en tropel la escalera de mármol y, ya muy cansados, siguieron por más corredores y subieron más escaleras, hasta que llegaron a la entrada secreta de la torre de Gryffindor. Los interrogó el retrato grande de señora gorda, vestida de rosa:

— ¿Contraseña?

— ¡Dejadme pasar; dejadme pasar! —gritaba el nuevo prefecto

- Remus? – dijo Alina sorprendida

- Hola  - sonrió timidamente mientras se ponía delante del cuadro y decía la nueva contraseña

- ¿Eres tú el prefecto? – preguntó mientras atravesábamos el retrato

- Sí. Sturgis Podmore acabó el año pasado ya que era su séptimo año y me han escogido a mí – dijo muy orgulloso

- Me parece genial – comentó

- Yo de ti tendría cuidado – dijo guiñándome un ojo

- No debería de ser yo la que te preocupara – le dijo mirando hacia el retrato por donde entraban los demás Merodeadores

-¿Ya has visto al nuevo prefecto? – dijo James mientras se acercaba a Remus y le despeinaba – Tendremos que ir con cuidado

- Si – dijo Sirius burlándose de su amigo – No sé cómo te fueron escoger

- Yo tampoco – dijo Peter

- Bueno, me voy a dormir. Os dejo que lo celebréis – les dijo Alina

- ¡Buenas noches! – dijeron los cuatro

Alina subió la escalera de caracol sin otro pensamiento que la alegría de estar otra vez en Hogwarts. Llegaron al conocido dormitorio de forma circular; con sus cuatro camas con dosel, y mirando a su alrededor sintió que por fin estaba en su segunda casa.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top