11. Gryffindor vs Slytherin
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Sirius Black
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La estación está a rebosar, llena de cabezas coronando tanto túnicas mágicas como ropa muggle. Los padres dan palmaditas en los hombros de sus hijos. Las madres preguntan una y mil veces a sus hijos si lo llevan todo en la maleta.
El tren aguarda en las vías con la paciencia que da los años. Rojo, brillante, diferente. Con un aspecto tan lustroso que casi parece nuevo.
Un joven de pelo negro empuja su carrito mientras camina a lo largo del andén sorteando los cuerpos que se interponen en su recorrido, escapando del lugar donde tiene que pasar todos los veranos aguantando a su insoportable madre. Todas las chicas se quedan mirando a ese joven que hasta emboba por su forma de andar. Erguido, elegante, grácil, parece que con cada paso se adueña de un metro más de suelo.
Su mirada no se separa del reluciente Expresso Hogwarts. Su boca dibuja una perfecta sonrisa que lleva los suspiros de alguna chica.
Tan profundo es el trance en el que el tren le ha sumido que no ve venir el golpe. ¡Bum! Un empujón sordo y tal vez intencionado, y todos sus libros nuevos acaban esparcidos por el suelo.
-Oh, mil disculpas -sisea una voz pomposa y teatral. Sirius alza la mirada y se encuentra con un chico más pequeño que él, y lo más seguro es que sea su segundo año, lleva ya puesta la túnica. Eso le hace recordar a cierta persona pero en cuanto ve que en su pecho luce una corbata verde y plata, Sirius lo llama serpiente en su mente. Siempre considerará que todos los de Slytherin son igual -. Siento mi torpeza
Sirius se levantó rápidamente y recogió todas las cosas que el niño le hizo tirar al suelo. Sus tan correctas palabras lo hicieron cabrear.
- Mira por donde vas - le contestó Sirius fríamente volviendo a empujar su carrito y alejándose del niño que lo miraba entre sorprendido y asustado
- ¿Por qué lo tratas así? - dijo una voz
- ¿Qué pasa? ¿Se lo vas a contar a mamá? - dijo Sirius con tono burlón y mirando con superioridad a su hermano menor, Regulus. Este, al contrario que Sirius, miró a su hermano fríamente, dio la vuelta y subió al Expresso de Hogwarts sin decir ninguna palabra.
Sirius Black se había levantado de muy mal humor esa mañana y ni siquiera el mismo sabia porqué. Por fin se podía marchar de la casa que tanto odiaba y en la cual tenía que convivir con sus padres y su hermano y alguna visita inesperada durante todo el verano. Y es que, hacia una semana, después de volver del mundial de quidditch, se había encontrado en la cocina de su casa a su odiosa prima mayor Bellatrix Black, la cual tenía 9 años más que él.
- Con que aquí estás, asqueroso traidor - dijo con su voz burlona
Y es que después de que se fuera, su madre le había lanzado todos los maleficios existentes, solo porque había ido a los mundiales de quidditch sin pedir permiso ya que sabía que le iba a decir que no. Pero eso James no lo sabía.
Había tardado una semana en conseguir librarse de la mayoría de los maleficios que su madre le había lanzado. Lo malo era que no había conseguido librarse de todos.
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Alina Potter
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- Hey! Regulus! - grité corriendo entre la multitud
- Hola Alina - me dijo Regulus con una sonrisa forzada - ¿Qué tal el verano?
- ¿estás bien? - dije preocupada
- El idiota de mi hermano... Nada importante. ¿Qué tal te ha ido? - preguntó de nuevo intentando sonar más animado
- Muy bien pero, ¿Qué ha pasado? - insistí
- Está de mal humor y las paga conmigo - susurró aunque pude oírlo perfectamente. Para lo poco que conocía a Sirius, sabia que a veces podía resultar odioso. Su hermano Regulus debía saberlo bien.
- ¿Y por qué está de malhumor esta vez si hace poco que él y mi hermano vinieron de los mundiales muy contentos?
- Ese es el motivo. Lo que pasa es que mi hermano no le dijo a mi madre que se iba a los mundiales y bueno, mi madre se puso como una fiera - dijo Regulus rascándose la nuca
- ¿NO SE LO DIJO? - respondí sorprendida y molesta por su actitud.
En realidad no me sorprendía bastante la respuesta de Regulus. Sirius era bastante despreocupado.
- Se lo merece - masculló Regulus y no entendí a que se refería - Bueno, debo irme. Se acerca la tormenta - y dicho eso se marchó hacia el final del vagón. Fue su manera sutil de decirme que la tormenta se acercaba
- Hola preciosa - dice Sirius acercándose a mi - ¿Has visto a tu hermano?
- No, si te parece he venido sola - le respondí con sarcasmo. Al ver que Sirius ponía en blanco los ojos, añadí- Se encontró con Remus y subió al tren con él así que, como entenderás, no sé donde está
- Merlín - dijo molesto - Bueno, ¿y tu qué tal? - dijo sonriendo - ¿Sigues sin arrepentirte por no haber venido a los mundiales? - preguntó burlón
- Ya te dije que no me gusta el quidditch y además, ¿qué te importa?- dije fríamente y de repente, el tren se puso en marcha y yo me tambalee acercándome más a Sirius
- Pero a los partidos de quidditch vas siempre - dijo acercándose más a mi
- Pero solo lo hago para ver a los tíos buenos - le dije sonriendo pícaramente (En parte, era verdad)
Sirius cambió su sonrisa por un rostro más frío y serio y se marchó sin decir nada
- ¿Pero a ese que le ha picado? - dijo una voz femenina detrás mía
- ¡ANGELINA! - grité emocionada.
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Los Merodeadores
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James, Remus y Peter caminaron por los vagones del tren, los primeros ya estaban ocupados. Fueron saludando a sus conocidos. Frank Longbottom estaba más alto; había un compartimiento lleno de chicas que reían tontamente; Los chicos de Ravenclaw saludaron alegres a James y a sus amigos y estos les mandaron recuerdos a Sirius, ya que no lo habían visto aún. Cansados de tanto saludar llegaron a uno de los vagones centrales, el cual estaba libre.
- ¿Dónde estará Sirius? - preguntó Peter sentándose en el asiento más cercano a la ventana - ¿Habrá conseguido subir al tren o su madre...?
- ¡Por Merlín Peter! SI ESA VIEJA LE PONE UNA MANO ENCIMA - dijo James
- No nos precipitemos - los intentó calmar Remus
A los cinco minutos apareció Sirius por la puerta con cara de pocos amigos.
- Hola - dijo de malhumor y sentándose al lado de James
- ¿Y a ti que te pasa?- dijo James riéndose por la cara de su amigo
- Nada - bufó Sirius
- Yo diría que si - dijo Remus conteniendo la risa. Peter no lo pudo evitar y comenzó a reírse seguido de James y Remus
- ¿Y a vosotros qué os pasa? - preguntó Sirius enfadado
- Tu cara es mundial - dijo James sin pararse de reír - Pero me alegra verte - dijo con voz aguada colocando su mano sobre el hombro de Sirius
- ¿No te pondrás a llorar ahora? - se burló Sirius
Sirius sonrió al ver de nuevo a sus amigos juntos y recordar que iba a comenzar otro año lleno de aventuras así que intentó olvidar todos los malos momentos del verano del mismo modo que hacia todos los años.
Dos horas después, se oyó una campana que indicaba que ya llegaban a Hogwarts y que debían vestirse.
Al bajarse del tren, vieron a Hagrid llamando a los de primer año, y vieron que los demás de segundo se dirigían al interior de Hogsmeade, la ciudad más cercana al colegio, que era habitada exclusivamente por magos. Unas carrozas enormes estaban paradas esperando por los alumnos. Cuando se llenaban y no quedaban espacios en las carruajes, empezaban a caminar.
La profesora Kettleburn, la cual daba Runas Antiguas, monitoreaba los carruajes. En el que se encontraban los Merodeadores quedaban dos lugares libres.
- Snape y Avery, en ese carruaje - dijo ella señalando al carruaje de los chicos.
- No es una buena id... - empezó a decir Peter, pero Sirius le hizo callar tapándole la boca con la mano.
Avery y Snape se miraron, sonrieron y subieron al carruaje. Se sentaron delante de los Merodeadores. Todos colocaron sus manos sobre sus varitas instintivamente. El carruaje empezó a moverse. Cuando estuvieron fuera del alcance de la profesora Kettleburn sacaron sus varitas.
- ¿Qué tal el veranito, sangre sucia?
- Cierra el pico, Avery, o te aseguro que no empezarás el cuarto curso. - le respondió Sirius sin haberle molestado lo más mínimo su insulto, lo cual molestó a Avery.
- Aun quedó pendiente lo que me hicisteis la última semana de clase... - dijo Snape con su voz áspera.
- ¿Pretendes vengarte? - dijo James lleno de ironía.
- ¿No me crees capaz? - hubo una pequeña pausa - ¡Depulso! - gritó Snape apuntando a Remus.
Remus salió disparado y cayó del carruaje. James miró asustado a su amigo y saltó del carruaje en marcha cayendo de mala forma en el suelo, soltando un gemido de dolor.
- ¡Desmaius - exclamó Sirius cabreado apuntando a Snape en la cara, que al instante cayó desmayado en el carruaje
- ¡Depulso!
- ¡Protego!
El hechizo de Avery que iba encaminado a Sirius rebotó en la barrera invisible que este había creado y le dio de lleno en el pecho, que salió despedido contra un árbol. Sirius saltó del carruaje, seguido por un Peter asustado, dejando a Snape inconsciente en el carruaje.
Sirius corrió hasta donde James estaba sentado en el suelo.
- Me duele la pierna - se quejó James.
Lupin se recuperó del golpe y se acercó a James.
- Creo que la tienes rota...
- ¿Cuál era el hechizo que la profesora usó para arreglarte el brazo el año pasado en navidad? - preguntó un Sirius preocupado
- Episkey ...
Sirius cogió su varita y apuntó a la pierna de James.
- No es una buena idea, Sirius, si lo haces mal se puede quedar sin hueso. - le dijo Remus
"KABUM!" y los chicos salieron volando una vez más. Snape se acercaba rápidamente con la varita en alto.
La varita de Sirius se había perdido al levantar vuelo. El suelo estaba embarrado y complicaba la pelea.
- ¡Expelliarmus! - gritó Remus apuntando a Snape. Defendería a sus amigos siempre pero debía admitir que odiaba luchar.
- ¡Desmaius! - gritó Avery detrás de Snape - no deberías bajar la guardia tan pronto... pero no se puede esperar menos de un sangre sucia.
- Cállate Avery, o vas a morir! - dijo James intentando levantarse en vano, ya que volvió a caerse.
- ¿Qué te pasa en la pierna, Potter? ¿Quieres que llame a tus papás?- dijo con tono burlón - Creo que él que va a morir hoy eres tú.
Snape había recuperado su varita y Avery estaba de pie justo delante de Sirius, que buscaba su varita entre el barro.
- El traidor de los Black en el barro...
Sirius saltó encima de Avery y lo tiró al suelo. Los dos rodaron hacia fuera del camino, cayendo en un gran charco de barro aún más profundo que él que estaban. Sirius empezó a pegarle puñetazos a Avery en la cara. Sería cruel reconocer que se sentía bien al hacer esto. Avery le recordaba a su familia y todas las ideologías impuestas por ella.
- ¡Avery! ¿Estás bien? - preguntó Snape asomándose para mirar.
James hizo un gran esfuerzo y se puso de pie. Caminó en dirección hacia el lugar por donde acababan de caer Sirius y Avery, y donde estaba Snape parado, pero al llegar cerca de él, perdió el equilibrio y cayó encima de Snape. Ambos cayeron en el gran charco de barro junto a los otros dos, que se retorcían luchando.
James sujetaba su varita con fuerza y no se la quitaba de encima a Snape que al igual que Sirius, había perdido la suya en el barro.
- Si no te estás quieto, verás Avery! - Advirtió James mientras Avery y Sirius seguían golpeándose- soy el único que tiene varita aquí.
Avery y Sirius se separaron. Sirius se puso al lado de James.
- Sube y busca tu varita - le dijo James sin quitarle los ojos de encima a los dos Slytherin y con su varita apuntándolos.
Los cuatro estaban recubiertos de barro, que comenzaba a secarse. Sirius empezó a subir, pero cada metro que subía, retrocedía dos por el barro. James miraba impaciente a Snape, y luego desplazaba la vista a Avery.
- ¡Desmaius1
Avery cayó desmayado. El hechizo que habían aprendido el año pasado les era extremamente útil. Snape le miró nervioso.
- ¿Por qué lo has hecho? ¡Avery estaba quieto! - exclamó furioso
- Porque no me apetecía estar mirando a uno y luego al otro, me ha costado decidir cual era el menos feo pero he decidido que verte me desagrada menos aunque... ahora que lo pienso Quejicus, te detesto a ti más...
- No sé para que le respondes James, no se necesitan motivos para atacar a un Slytherin.... - decía Sirius, que ya casi estaba otra vez en el camino principal.
Sirius acababa de decir esta frase cuando se oyó un grito. Se dio prisa en subir los metros que le quedaban antes de que la persona que había gritado llegase junto ellos.
- ¿Qué ha pasado aquí? - gritó Lily Evans mirando el cuerpo de Remus tirado en medio del camino - ¡Black! ¿Dónde están los demás?
Lily empezó a caminar, seguida por Alina Potter y Angelina Snape, pero se paró al pisar algo. Se agachó en el suelo y levantó lo que había pisado. Sostenía en la mano la varita negra de Sirius. Este maldijo que fueran ellas las primeras en aparecer. Hubiese preferido que fuera McGonagall la que descubriera la pelea.
- ¿De quien es? - preguntó Lily examinándola
- Es mía - dijo Sirius arrancándosela de la mano
- ¿Dónde está James? - preguntó Alina preocupada.
Sirius estaba limpiando su varita en el trozo de tunica que quedaba limpia y dirigió su mirada a Alina. Está lucia preocupada y lamentó verla así.
Remus empezaba a recobrar la conciencia. Angelina se acercó a él rápidamente, quitando a Sirius de en medio de un empujón. Sirius por su parte, volvió a asomarse a donde estaban James, Snape y Avery.
- ¡Las chicas están aquí! - gritó Sirius a los tres chicos.
- No puedo subir, Sirius, tengo mal la pierna! - gritó James - Dile a Alina que no se acerque al borde
Snape empezó a subir por la colina, dejando a James solo con Avery, que seguía inconsciente.
- ¡JAMES! ¿Estás bien? - preguntó Alina asomada desde la cima de la colina
- Snape, te dejas tu varita - dijo Sirius burlonamente cuando este ya estaba casi en la cima.
- Joder, Sirius, dile a Alina qué no se acerque
Snape le miró con rabia y resbaló de nuevo hacia el agujero. Angelina corrió junto a su hermano para ayudarle a subir de nuevo, tras recuperar su varita.
Todos estaban completamente llenos de barro. Sirius decidió acercarse por detrás de Alina y la agarró de la cintura para arrastrarla hacia atrás, lejos del barranco
- Suéltame, hay que ayudar a James - protestó ella intentándose zafar del agarre de Sirius
- Lo sé y lo haremos pero... - Sirius estaba intentando explicarse cuando una voz conocida por todos lo interrumpió
- ¿Qué está pasando aquí? - la voz del profesor Slughorn apareció entre los arboles - la ceremonia de iniciación ya va ha empezar... ¡Por las barbas de Merlín! Aquel alumno está inconsciente! Snape, ¿qué le ha pasado a Avery?
- ¡Potter le ha atacado!
- ¡Chivato! - susurró Sirius mientras se acercó al barranco para ayudar a James
El profesor Slughorn miró enfadado a James, al que Alina ayudaba a subir con una cuerda que salía de su varita.
- Ennervate - dijo el profesor Slughorn apuntando a Avery, que empezó a toser y a levantarse con dificultad. - Snape, ayuda a Avery a subir. Snape bufó. Era la tercera vez que caía en aquel dichoso abujero.
El profesor Slughorn desvió la mirada a Sirius, y su seriedad se transformó en una agradable sonrisa.
- Que tal el verano, muchacho?
- No muy bien...
- Espero verte este año en el Club del Slug
- Claro profesor... - dijo evitando tener que continuar con esa conversación
- Este no es el momento, Horacio... - dijo McGonagall que apareció al lado de Slughorn - Tenéis suerte de que Pettigrew nos haya encontrado. Braquiam Emendo!
James sintió un tremendo dolor en la pierna, donde se había hecho una pequeña fractura. El profesor Slughorn subió a los chicos a la carroza y esta, una vez más, se puso en movimiento sola. Su hermana se acercó a él para ayudarlo.
- Hablaremos de esto después de la ceremonia - dijo la profesora McGonagall con tono muy severo. Estaba realmente molesta.
Los chicos llegaron cuando ya había empezado la selección. Se limpiaron el barro antes de entrar. Todos estaban sentados en sus sitios. La profesora McGonagall les miró enfadada al pasar por su lado. La profesora Sprout se encontraba al lado del sombrero. Llegaron en el momento en que una alumna de primero subía algo nerviosa al taburete y se sentaba con la cabeza baja, con demasiada vergüenza como para mirar al frente.
- RAVENCLAW - anunció el sombrero en voz alta.
Toda la sala miraba a los chicos que, a pesar de haber intentado limpiarse de barro, estaba claro que habían tenido una pelea en el exterior. Sirius recorrió la sala con los ojos, y vio que Snape se había sentado al lado de Regulus.
- Al menos no nos hemos perdido gran cosa. Es lo mismo de todos los años - dijo Sirius para relajar el ambiente aunque Remus le lanzó una mirada asesina.
La cena acabó y Dumbledore hizo a todos cantar la canción de Hogwarts.
Sturgis Podmore seguía siendo el Prefecto de Gryffindor, guió a los nuevos estudiantes a la sala común de Gryffindor. Mientras, los chicos se levantaban de la mesa La profesora McGonagall se acercó rápidamente a ellos:
- ¿Creéis que es normal que unos alumnos de cuarto curso se peleen el primer día de clases? - dijo ella enfadada - ¿todos los años vais a causar problemas el primer día?
- En realidad, empezó Snape - explicó Sirius con toda calma
La profesora McGonagall lo fulminó con la mirada y Sirius intentó reformular su respuesta para no enfadar más a Minnie.
- Profesora, ellos...
- No, Black, escúcheme! Gryffindor no tuvo unas puntuaciones tan bajas en tanto tiempo
- Pero profesora, el año pasado ganamos la copa de la casa - comentó James
- Silencio Potter - le dijo - Espero que tengáis algún respeto por vuestra casa y os comportéis mejor este año. No quiero ni saber cómo el año pasado conseguimos ganar la copa de la casa
- Pero, profesora McGonagall...
- No me interrumpa Potter! Por vuestro bien, espero que Gryffindor gane la copa de la casa este año de nuevo! Y vosotras tres - dijo McGonagall apuntando a Lily, Angelina y Alina - Más os vale no juntaros con ellos si no queréis que tome medidas serias. Último aviso a todos.
Con esto la profesora dio media vuelta y caminó recto y con paso firme. Los chicos se miraron entre ellos y después dirigieron su mirada a las chicas que los miraban enojadas.
No podían prometer comportarse bien si los de Slytherin eran los que les atacaban. Pero sin duda, ganarían la copa de la casa.
- ¿En qué estabais pensando? - dijo Lily cuando llegamos a la sala común la cual ya se encontraba vacía
- Evans, estoy cansado... - dijo James protestando
- Debería daros vergüenza - dijo Alina enfadada
- Este no es tu problema - dijo Sirius mirándola enfadado
- ¿Cómo qué no? - intervino Lily - Hemos tenido suerte de no haber perdido todos los puntos hoy - protestó Lily - ¡Es el primer día! - gritó enfadada
- ¿Acaso teníamos algún punto? - preguntó Sirius burlón
Cuando se dieron cuenta de que aun la habían hecho enfadar más y se disponía a gritarles, los cuatro hablaron al mismo tiempo
- Buenas noches - y corrieron hacia su habitación
- ¡COBARDES! - gritaron las tres chicas desde la sala común
- Cobardes no, inteligentes - gritó Sirius desde la escalera
Cuando los chicos desaparecieron escalera arriba, Angelina dijo:
- Al menos ha sido un primer día interesante
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