10. Vacaciones de verano
Ya había pasado la mitad del verano y, a decir verdad, se pasó muy lento. La sorpresa del verano fue que a mediados de julio, Sirius se vino a quedar unos días. Fue un horror. Acabé empapada tras una guerra de globos de agua sorpresa porque yo no tenía globos; mis sujetadores acabaron colgados del árbol más grande del jardín (tuvieron suerte de no recibir un azote con una rama del árbol); mi varita desapareció durante todo un día (la encontré en el cajón de los cubiertos); mis dalias acabaron carbonizadas, literalmente.
- ¡SIRIUS BLACK! - grité realmente cabreada
Sirius miró a su amigo con miedo. James negó con la cabeza varias veces mientras ambos corrían fuera de la casa.
- La cagaste. Nadie toca sus dalias - dijo James. Nadie les volvió a ver el pelo hasta que se hizo de noche.
Mañana, 1 de agosto, llegaría la tía Marge para llevarme a pasar tres días " a su casa". En realidad pasaría unos días a la ciénaga con Maléfica.
Sabíamos que James no soportaba a la tía Marge y cuando yo queria ir a La Ciénaga, James no insistia en acompañarme. Por eso, acordamos utilizar a la tía como señuelo. James no aceptaría pasar más de 5 minutos en la casa de la tía Marge, así no me acompañaría y yo pondría ir tranquila a visitar a Maléfica.
La tía Marge es la hermana mayor de mi padre, Fleamont, y vive en una casa llena de gatos al norte de Inglaterra. Se pasaba la mayor parte del tiempo con ellos y cada vez que la íbamos a visitar, el único tema de conversación era sobre sus "amados" gatos.
Estaba acostada en la cama de mi habitación, haciéndome la manicura francesa cuando James apareció por la puerta de mi habitación
- ¿Seguro que no quieres venir con nosotros? - dijo James acercándose a mi cama – Sé que tampoco te gusta la tía Marge
- Sí que me gusta – dije mirándolo un momento para seguir haciéndome la manicura
- Pero... - dijo sentándose bruscamente en la cama
- ¡JAMES! ¡ME HAS MOVIDO!!! – protesté enseñándole el desastre que había hecho en una de mis uñas
- Lo siento – dijo levantándose rápidamente y mirándome asustado
- Ahora, me limpias el desastre – dije. James cogió un poco de algodón y limpió la uña que el había estropeado al moverme.
- Puedes venir conmigo y con Sirius a ver el mundial de quiddich - dijo emocionado
- No voy a ir. Sabes que no me gusta el quiddich. Además, te escuche comentar que el quiddich era cosa de hombres – dije arqueando las cejas y mirándolo furiosa
- No lo dije enserio – dijo moviendo las manos rápidamente como negando que nunca había dicho eso – Solo que no quiero que te aburras. El verano es para disfrutar
- Solo iré tres días – le dije – Y el cuatro de agosto iré a casa de Luke a celebrar su cumpleaños – dije emocionada
- Eso me gusta meno aún – dijo seriamente
- ¿Estás celoso? – pregunté riéndome
- No, pero no me fio de Luke
- No exageres – dije - Es un buen amigo
- ¡CHICOS, A COMER!– gritó mi madre desde la cocina dando por terminada la conversación entre James y yo.
Los tres días que había pasado en compañía de Maléfica, habían sido estupendos. Sino fuese porque tenía que ir al cumpleaños de Luke, me había quedado todo el mes en La Ciénaga. Y es que, dentro de dos días nacerían pequeñas pixies que vivirían con sus madres en La Ciénaga.
La fiesta en la casa de Luke fue genial. El único inconveniente era que no podíamos gritar mucho porque la señora Muriel, la vecina de los señores Ericson, se enfadaba con mucha facilidad y además era muggle.
Lo mejor era mantenerla lejos del jardín
James, acompañado por mi padre, había vuelto de los mundiales de quiddich, con la victoria de Siria.
- Sabía que iba a ganar – dijo James mientras comía sus gachas – Aunque Escocia no lo hizo nada mal
- Han llegado las cartas del colegio —anunció la señora Potter entregando a James y a mí dos sobres idénticos de pergamino amarillento, con la dirección escrita en tinta verde.
Hubo unos minutos de silencio mientras leiamos las cartas. Tanto a James como a mi la carta nos indicaba que cogiesemos el tren a Hogwarts el 1 de septiembre, como de costumbre, en la estación de Kings Cross. En la carta, también aparecían los distintos libros para este año, pero según James eran los mismos que utilizo él, así que no hacía falta comprar unos nuevos para mí.
Los de segundo año tienen edades comprendidas entre los 12 y 13 años, a menos que un estudiante tenga que repetir. James asegura que Peter estuvo a punto de hacerlo. Es a partir de este año, cuando se permite a los estudiantes ir por primera vez con el resto del colegio en las carrozas tiradas por thestrals hasta el castillo. También nos es permitido tener nuestra propia escoba dentro de los terrenos del colegio.
Yo, que había cumplido los 12 años en mayo, estaba emocionada por el nuevo curso.
Midnight entró por la ventana abierta con una carta en el pico la cual dejó en la mesa cerca de mí
- Gracias – dije mientras esta volaba de nuevo hacia el árbol que había detrás de la casa.
Querida Alina:
Espero que te haya llegado la carta de Hogwarts, porque a mi sí! Voy mañana al callejón Diagon a comprar los libros, aunque sé que tú ya los tienes. Si quieres, podríamos vernos mañana allí. Mándame a Midnight con la respuesta y si es un sí pues nos vemos mañana
Besos
Angelina
- Mamá – dije mirando a mi madre que estaba utilizando su varita para hacer que los platos se lavaran solos – ¿Podemos ir mañana al callejón Diagon? Es que Angelina me ha enviado una carta diciendo que va a ir mañana
- No mamá – protestó James – Si va Angelina eso significa que también irá Quejicus
- Lo que te pasa es que no puedes utilizar la magia contra Severus y eso te deja en desventaja – dije chinchándolo
- ¡Ya está bien! – dijo Euphemia enfadada – Iremos mañana al callejón Diagon. Además, quiero conocer a la madre de Angelina. Y tú, señorito, creo que ya puedes disculparte mañana delante del pobre Severus y de su madre por todo lo que le has hecho durante estos tres años
- ¡¡¡Pero mamá!!! – protestó James
- No hay peros que valgan – dijo mi madre cruzándose de brazos – Lo harás te guste o no. Fin de la discusión.
Al lunes siguiente, la señora Potter los despertó a todos muy temprano.
Después de tomarse media docena de emparedados de beicon, se pusieron las chaquetas y la señora Potter, cogiendo un recipiente de la repisa de la chimenea de la cocina, echó un vistazo dentro.
—Ya casi no nos queda, Fleamont —dijo con un suspiro—. Tenemos que comprar más. Venga James, tu primero...
Cogió del recipiente un pellizco de aquellos polvos brillantes, se acercó al fuego y los arrojó a las llamas. Produciendo un estruendo atronador, las llamas se volvieron de color verde esmeralda y se hicieron más altas que James. Éste se metió en la chimenea, gritando: «¡Al callejón Diagon!», y desapareció.
-Ahora tu Alina - dijo mi madre
Agarré un pellizco de polvos flu y me acerqué al fuego. Respiré hondo, arrojé los polvos a las llamas y di unos pasos hacia delante. El fuego se percibía como una brisa cálida. Abrí la boca y pronuncié claramente: "Callejón Diagon"
Era como si estuviera girando a gran velocidad entre un remolino de llamas verdes. Mareaba si tenías los ojos abiertos. Algo duro me golpeó en el codo pero no dejaba de dar vueltas y vueltas... Luego unas manos me levantaron y pude ver a James sonriéndome mientras me ponía de pie.
- ¿Estás bien? – preguntó preocupado
- Sí – dije un poco mareada y agarrándome a James para no caer
- Ven. Vamos a que te dé el aire – dijo mientras me dirigía hacia la calle – Esperaremos aquí a mamá y papá
Cuando nuestros padres llegaron y yo ya me encontraba mejor, caminamos hacia el callejón Diagon a comprar el material escolar.
- ¡Alina! ¡Aquí! – me giré y pude ver a Angelina bajar las escaleras de Gringotts corriendo. Detrás iban la señora Snape y Severus – Ya te extrañaba – dijo abrazándome
- ¡Pero si os visteis hace unos días! – protestó James con mala cara
- Esto va a ser muy interesante – dije mirando a James y luego a Severus
- Cállate – dijo James fulminándome con la mirada
La escena que vino a continuación fue cómica. Mi madre obligó a James a pedirle disculpas a Severus y Snape solo se mofó de él sin que su madre ni la mía se enterase y después se fue corriendo junto a Dirk Cresswell, un alumno de Slytherin un año mayor que yo, que se había estado riendo durante todo el tiempo mientras miraba la escena
- Esto no quedara así – dijo James malhumorado – Me vengaré
- Déjalo estar James – dije
Después de comprar en La Botica de Slug & Jigger, que es donde venden los ingredientes para pociones, nos dirigimos hacia la Tienda de bromas de Gambol & Japes.
- Mira quien viene allí – dijo James apuntando a un chico rubio que se aproximaba hacia nosotros. Era Harry Haroldson. Iba en un curso más que nosotras y pertenecía a la casa Slytherin. Había intentado ligar con Angelina pero el problema es que es la persona más pesada e idiota del colegio y porque no, del mundo mágico
- Pero que ven mis ojos azul cielo en esta mañana tan esplendida – dijo apartándonos a James y a mí y poniéndose enfrente de Angelina. james estuvo a punto de arrearle pero lo detuve – Cada día que te veo estas más guapa, mi cielo
- Déjame en paz Haroldson – dijo Angelina cruzándose de brazos
Diez minutos tardamos en conseguir despistar a Haroldson y tras despedirnos de Angelina, a la cual volveríamos a ver dentro de cinco días en la estación Kings Cross, volvimos a casa utilizando de nuevo los polvos flu.
PREGUNTAS HARRY POTTER
- Capa, varita o piedra de la resurrección?
Gracias por leer
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