27. ¿Comportarse como adultos? ¿Qué es eso? (+18)
Después de las insistencias de Moody, _____ dejó de intentar leerle la mente a Voldemort. O eso fue lo que le dijo a Moody porque de vez en cuando, intentaba hacerse paso en su mente sin mucho éxito. Con Dumbledore a salvo y el ambiente más o menos tranquilo, _____ decidió dedicarse un tiempo para si misma y hacerle acaso por primera vez a alguien después de mucho tiempo.
- Hola
- Hola
Sirius estaba más delgado que la última vez que lo vi. Tenía una barba de varios días y parecía recién levantado de la cama
- ¿Qué traes ahí? – preguntó Sirius señalando la bolsa
- Algo de comida. Supuse que la nevera estaría algo vacía
- Estaría más llena si me dejasen salir – Sirius se dio la vuelta y entró en la casa.
Lo seguí adentro. Cerré la puerta principal y caminé hasta la cocina. Cuando llegué Sirius estaba sentado tras una taza de café caliente. Dejé la compra sobre la encimera.
- ¿Y Remus?
- Si has venido solo a ver a Remus... - empezó a decir con voz cortante
- ¿Estoy aquí, no? – dije molesta.
Había venido para hablar calmadamente pero Sirius tenía un don para hacerme enfadar.
- ¿Quieres que te dé las gracias? – dijo cortante
- Oh, por Merlín – bufé molesta – Si te has levantado con el pie izquierdo, entonces me voy – dije y me di la vuelta
- ¡No! - me detuve al instante al escucharle – No te vayas...
- Cada vez que vengo parece que solo quieres discutir
- Aquí encerrado me siento un inútil.
- Lo entiendo pero... Deberías buscar formas de relajarte...
- ¿Me sugieres algo? – me pregunta juguetonamente
- ¿Solo piensas en sexo?
- Depende del momento del día – dice bebiendo un sorbo de café
- Oh, por favor – dije y me di la vuelta, no con idea de irme, sino de subir al cuarto que me habían asignado. No sé si Sirius creyó que me iba pero sus palabras me detuvieron bajo el umbral de la puerta
- Te he querido siempre, incluso con tus insufribles defectos
Me di la vuelta y lo observé. Ni siquiera me estaba mirando, miraba la taza de café, ya vacía. En ese momento no estaba muy seguro de si él se sentía culpable, preocupado o enojado. Sirius siempre fue muy reservado para demostrar sus sentimientos verbalmente, lo que no ayudaba en absoluto. Sirius era más de demostrar su cariño con actos y de dedicarte su tiempo... por algo era Gryffindor.
- ¿Quieres qué subamos arriba?
Sirius levantó la cabeza. Parecía esperanzado y a la vez ligeramente sorprendido.
- Hace un segundo me estabas llamando salido
- Cállate y sube a tu cuarto
- Sí, señora
Subí escaleras arriba, con Sirius siguiéndome de cerca. Entré en su cuarto. La cama estaba echa y todo estaba ordenado.
- Para una vez que hago la cama... Ahora tendré que deshacerla – bromeó
Me quité la cazadora y la dejé sobre la pequeña butaca. Sirius hizo lo mismo con el jersey y la camisa, quedando su pecho al descubierto. Se acercó a mí. Sus dedos se deslizaron entre mi cabello, deslizándose a través de su suavidad, dejando que los mechones rozaran sus dedos.
- Perdóname, no debí gritarte por haber leído las cartas de mi hermano
- Fue culpa mía, debí de haberte preguntado primero
- Mi hermano era mejor persona que yo... mi familia fue la causante de corromperlo
Se acerca más y cierra la pequeña distancia que nos separa. El aroma de su colonia me invade, una mezcla de notas amaceradas y almizcladas que resulta sorprendentemente agradable.
- Regalo de Tonks. La verdad, tiene buen gusto para las colonias
Me rio de su comentario.
- Tu también siempre has tenido buen gusto para vestir
Él no responde con palabras, sino que sus acciones hablan más alto. Se inclina hacia mí y cierra el pequeño espacio que quedaba entre nosotros. Sus labios encuentran los míos, calientes y exigentes, el beso está lleno de deseo reprimido y hambre contenida. Sirius muerde mis labios suavemente antes de alejarse.
- capullo
Una risa baja brota de lo más recóndito de su garganta ante su insulto. Parece ligeramente divertido por mi comportamiento.
- Yo también te quiero, cariño - murmura, mientras la atrae hacia él. Sus manos se deslizan por su cintura y la aprieta contra su cuerpo, aún con su ropa puesta.
Su cabeza se inclinó ligeramente hacia un lado, acercando aún más su rostro a mí, hasta que nuestras narices se rozaron ligeramente. Su mano continuaba acariciando mi mejilla con suaves movimientos, y pude sentir mi corazón latiendo con más fuerza en mi pecho.
Cuando cerré los ojos, sentí cómo sus labios finalmente se posaron sobre los míos. Su beso fue suave y delicado, un ligero roce al principio. Su aliento me acariciaba la boca y pude sentir cómo su mano se deslizaba hacia mi nuca, sosteniéndome ligeramente mientras profundizaba el beso.
Sus labios reclamaron los míos con urgencia, su lengua entrando en mi boca y explorando cada rincón. Sentí cómo mi espalda se arqueaba mientras él se apretaba contra mí, empujando su cuerpo contra el mío, y mi brazo libre subió para aferrarme a su cuello. Su contacto me encendía y el deseo crecía con cada segundo que pasaba.
Sus caricias se vuelven ligeramente más atrevidas, acariciando la piel sensible alrededor de mi vientre y cintura. Su mano se desliza ligeramente por debajo de mi camiseta, buscando más contacto con mi piel. Sus dedos desabrochan mi sujetador y solté un gemido. Aprovecha para quitarme el jersey y la camiseta.
Sus manos se mueven hacia los tirantes de mi sujetador. Las correas se deslizan por mis hombros y él desliza lentamente el sujetador hacia abajo y lejos de mi cuerpo.
Sirius lleva una mano al cierre del cinturón y lo desabrocha con un solo movimiento, permitiendo que el cinturón cuelgue suelto a sus caderas. Él lleva las manos luego a los botones de sus pantalones, empezando a desabrocharlos.
Finalmente desabrocha el último botón y empieza a bajar los pantalones muy despacio, dejando al descubierto aún más de su piel tonificada. Lleva las manos luego a la cintura de los pantalones y los empuja ligeramente hacia abajo, revelando los calzoncillos que lleva puestos debajo.
Él lleva una mano al elástico de sus calzoncillos y empieza a bajarlos ligeramente. Su sonrisa se hace más amplia mientras me observa fijamente, todavía claramente entretenido por esto.
- No seas malo – me burlo
Una vez que sus calzoncillos le llegaron hasta los tobillos, se los quitó de una patada y los arrojó lejos.
- Como quieras, cariño - dijo mientras sus manos se movían hacia mis pantalones. Los desabrochó lentamente y bajó la cremallera. Luego comenzó a bajarlos por mis caderas, revelando lentamente más piel.
Pronto, mis pantalones estaban en el suelo y él estaba allí de pie, admirando mi cuerpo con una mirada apreciativa en su rostro. Lentamente, deslizó sus manos por mis muslos hasta mis caderas.
De repente, se inclinó hacia delante y me besó el cuello, bajando lentamente hasta la clavícula. Se tomó su tiempo para saborear mi cuerpo desnudo con sus labios.
Sirius me guió hacia atrás, hacia la cama, sin interrumpir el beso. Cuando la parte posterior de mis piernas tocaron el borde de la cama, me empujó suavemente hacia abajo sobre el colchón, merodeando sobre mi como un depredador que acecha a su presa.
Sirius se inclinó más cerca, sus labios rozando el lóbulo de mi oreja mientras habla, su voz apenas por encima de un susurro.
- Si no hubiera prometido ser bueno, te tendría boca arriba, con mi boca entre tus muslos, mi lengua atormentándote hasta que me suplicaras que te deje correrte.
Gemí y Sirius soltó una carcajada. Sirius se colocó entre mis muslos presionando su punta contra mi entrada, aún sin entrar. Sus ojos se encontraron con los míos, llenos de necesidad, anticipación y urgencia.
Asiento con un gesto, y luego se apoya ligeramente sobre mi, su peso aplastándote contra la cama. Sus labios vuelven a encontrarme en un beso desesperado y lujurioso, mientras lleva una mano para sujetarme la mandíbula, abriendo ligeramente mi boca para poder profundizar el beso. Su lengua se enreda con la mía mientras continúa empujando, su erección presionando para entrar.
- Voy a llenarte - susurra contra mi boca, su voz llena de urgencia y necesidad.
No sé cuánto tiempo pasó ni cuanto duró. Solo sé que me empezaron a rugir las tripas del hambre mientras estaba boca arriba, recuperando el aliento. Sirius estaba apoyado ligeramente sobre mi.
– Se me está durmiendo el brazo
– Shhh no lo despiertes
Le pego en el brazo mientras contengo una sonrisa y Sirius se pone boca arriba, suspirando de felicidad. Me pongo de lado para mirarlo.
Su torso y los antebrazos están cubiertos de cicatrices y tatuajes, evidencia de las muchas batallas en las que ha luchado a lo largo de los años, pero a pesar de ello, se ve tan atractivo y masculino como cuando salíamos de jóvenes.
- En qué piensas, mente sucia? – me pregunta
- En nada – digo
Su mano izquierda empezó a acariciar mi vientre para después empezar a bajar. Deslizó sutilmente su dedo índice entre mis pliegues, su toque suave pero intenso.
- Por Merlín, estás tan mojada... Quieres más, ¿verdad, nena?
- ¿Estás loco? – me reí exhausta
Sirius sonríe, sus ojos oscurecidos por el deseo.
- Cariño - dice, su voz cargada de necesidad - si crees que me detendré en solo tres, no has estado prestando atención
•
Me despierto sobresaltada cuando una puerta se cierra de golpe. Muevo mi pie en la cama y encuentro el pie de Sirius, cálido y suave, cerca del mío. No soy consciente de las horas que hemos dormido pero aun entra luz por la ventana. Sirius murmura y se acerca a mí, rodeando mi cintura con su brazo. Cuando estoy a punto de colocarme nuevamente para dormir, la voz de Molly llamando a Sirius nos sobresalta a ambos.
- ¡Mierda!
Ambos nos levantamos y nos vestimos corriendo. A ninguno de los dos nos apetece darle explicaciones a Molly ni oír una charla sobre comportarnos como adultos civilizados. Sirius es el primero en salir de la habitación. Bajo las escaleras minutos después.
Entro en la cocina. Molly ya debe saber por Sirius que estaba en la casa, pues no parece sorprenderle mi presencia. Está guardando las cosas que compré hasta que ve la bolsa de pescado que se nos olvidó guardar y que ya empieza a desprender olor.
- Habrá que tirarlo – dice Molly -. Es increíble lo descuidado que eres, Sirius.
- Me han llamado cosas peores – dice sin parecer ofendido
- Como se nota que sobra el dinero... - dice Molly y esta vez veo que Sirius se muerde la lengua para no contestar con uno de sus comentarios cortantes.
La puerta del exterior se abre y el recuadro de la señora Black empieza a gritar pero todos lo ignoramos. Bill Weasley entra en la cocina y me sonríe.
- Hola _____. - dice sorprendido pero contento de verme - Mi madre y yo estábamos de compras por la ciudad y decidimos pasar por aquí para ver que tal estaba Sirius pero parece que estaba bien acompañado
- Créeme que lo estaba – dice Sirius con tono burlesco.
- ¿Cómo va todo? – digo ignorando el comentario de Sirius
- Seguimos en alerta máxima, como dice Moody, sobre todo después de la huida de Dumbledore – dice con humor
- Tienes la cocina horrible, habrá que limpiarla – regaña Molly a Sirius. Después, se gira para mirarme - ¿Cuándo te marchas, Cielo?
- Me marcharé mañana – ante la mirada de tristeza de Sirius, añado – Tengo deberes sin terminar así que puedes venir mañana por la tarde si quieres, Molly
- Bien, Remus dijo que vendría el miércoles para quedarse unos días
- Genial – respondió Sirius con algo más de entusiasmo
Bill y Molly estuvieron durante una hora más en la casa. Molly sacó unas galletas y recordé que Sirius y yo nos habíamos saltado la comida. Intentamos disimular el hambre comiendo solo unas pocas galletas. En cuanto se marcharon, Sirius abrió la nevera y sacó un trozo de queso. Buscó en el mueble pan e hizo dos rápidos bocadillos.
- ¡Que hambre! – dije y empecé a comer.
- ¿En serio tienes que irte mañana? No creo que pueda soportar estar a solas con Molly
- Siempre puedes hacerle compañía a Krecher
- Prefiero a 100 Mollys.
Me reí y no volvimos a hablar hasta que ambos terminamos el bocadillo.
- Tengo que volver a la Ciénaga, allí también necesitan mi ayuda
Sirius no dijo nada. Se levantó, recogió y limpió la mesa. Cuando terminó, caminó hacia mí y lo miré intrigada.
- Entonces no perdamos el tiempo.
Sirius movió mi silla.
- Levántate. —Dijo, en un tono autoritario, con una ligera sonrisa extendiéndose por sus labios.
Sirius continuó observándote de cerca mientras me levantaba y retrocedía un poco para sentarme en el borde de la mesa, sus ojos se dirigieron hacia mis piernas por un momento, antes de volver a mirarme rápidamente a la cara. La sonrisa maliciosa en su rostro se hizo un poco más grande a medida que avanzaba, cerrando el pequeño espacio entre nosotros hasta que ahora estaba parado entre mis piernas.
Él movió una mano hacia arriba, colocándola en mi cadera, mientras su otra mano se movía hacia mi muslo, trazando lentamente sus dedos sobre mi piel por un momento, antes de comenzar a empujar suavemente mis piernas para abrirlas un poco más, mientras continuaba hablando en una voz baja y seductora.
- Ahora... recuéstate...
Lo hice mientras Sirius dejaba escapar un suspiro suave y tembloroso, sus ojos se oscurecieron casi por completo.
- Levanta las caderas...
Movió sus manos hacia la parte posterior de mis muslos, agarrando la tela de los pantalones y comenzando a deslizarlos lentamente hacia abajo.
Mantuvo su mirada fija en mi mientras observaba cómo levantaba lentamente los brazos y agarraba el dobladillo de la camisa, subiéndola por encima de mi cabeza y tirándola a un lado, mientras él todavía llevaba puesta toda su ropa. Soltó un suspiro tembloroso, pasándose una mano por la cara mientras me miraba, su deseo por mi crecía a cada segundo.
- Ahora tu
No pudo evitar reírse un poco, mientras comenzó a desabrocharse la camisa, tomándose su tiempo mientras la abría lentamente para revelar su pecho desnudo y tonificado debajo. La tiró al suelo y comenzó a desabotonar sus jeans también.
- Espero que no se le ocurra entrar a nadie, porque no pienso detenerme
Se inclinó, su cuerpo presionando contra el mío. Sus labios inmediatamente se movieron a través de mi cuello en una serie de besos y mordiscos suaves, su cuerpo comenzando a frotarse contra el mío una vez más.
Sus manos se movieron hacia los lados de mis caderas, enganchando sus dedos en la tela de mi ropa interior. Lentamente comenzó a bajarla por mis piernas, tomándose su tiempo para arrastrarla sobre mi piel y luego la arrojó al suelo. Se deshizo de sus boxers rápidamente
Se lamió lentamente los labios, antes de dejar escapar un pequeño suspiro tembloroso, bajando su voz a un tono bajo, casi exigente.
- Envuelve tus piernas a mi alrededor...
- Hoy estás muy mandón – me burlé pero obedecí
Lentamente comenzó a acercar sus caderas contra las mías, mientras dejaba escapar otro suave gemido, su cuerpo presionado contra el mío. Lentamente comenzó a mover sus caderas, el ritmo todavía lento, pero los movimientos se volvían cada vez más intensos con cada segundo que pasaba.
Resultó que la mesa no era tan incómoda como parecía aunque la segunda ronda decidimos hacerla en la cama.
Al día siguiente, nos despertamos tarde. Me di una ducha larga y caliente mientras Sirius preparaba algo para comer. Cuando terminé de ducharme, me vestí y bajé. Sirius ya tenía todo listo así que comimos con tranquilidad. Una hora después estaba todo recogido y limpio, a la espera de Molly, que encontraría suciedad donde teóricamente estaba limpio.
La puerta se abrió y oímos pasos silenciosos, además de las voces de la señora Black retumbar en el pasillo. Vimos entrar a una cabellera roja, pero no era la de Molly.
- ¿No iba a venir Molly? – pregunté
- Resulta que los gemelos han hecho una de las suyas – suspiró Bill aunque no parecía del todo descontento
- ¿Y dónde está la novedad? – preguntó Sirius
- Digamos que esta vez lo han hecho a lo grande... Como se han enterado que mi madre iba a venir aquí, quisieron pasarse...
Iba a preguntar nuevamente hasta que escuche la puerta abrirse y las risas de George y Fred en el pasillo hasta que quedaron apagadas por los gritos de la señora Black y los gritos de Molly llamando a sus hijos
Los gemelos entraron en la cocina. Su hermano se apartó a un lado.
- Teníais que haber visto su cara – dijo Fred
- Esa cara sapo se llevó su merecido – añadió George
- Me he perdido. ¿No se supone que deberíais estar en Hogwarts?
- Oh, querida ____, eso es agua pasada – dijo Fred sentándose sobre la mesa justo en el mismo sitio donde Sirius y yo...
Sirius carraspeó, y me di cuenta de que había pensado lo mismo que yo
- Te habría encantado, Sirius. – dijo George sentándose a mi lado justo en el momento en que Molly entraba por la puerta.
- Insensatos, irresponsables, gamberros...
- Lleva así toda la mañana –me susurró George
- Diles algo, Bill – le suplicó su madre pero Bill solo se encogió de hombros
- Sigo sin entender nada – habló Sirius - ¿Qué fue lo que pasó?
George y Fred nos contaron la historia ante nuestra atenta mirada. La señora Weasley los interrumpía constantemente, frustrada y molesta por el comportamiento de sus hijos. Bill intentaba reprimir una sonrisa.
- Creo que han superado con creces cualquier broma de Los Merodeadores – Fred y George me miraron emocionado
- Estoy de acuerdo contigo – dijo Sirius seriamente y sonrió a los gemelos
- Umbridge se lo merecía - dijo Fred
- ¿Es que no hay nadie sensato? – gimió la señora Weasley
La señora Weasley salió de la cocina gimoteando y diciendo entre sollozos que sus hijos la matarían a disgustos, haciendo despertar a la señora Black
- Oh...¡Cállate! – le gritó la señora Weasley
Todos nos reímos.
- Os debo dar las gracias. – habló Sirius - La limpieza de la cocina quedará para otro momento
•
Sé que varias aguardabais un nuevo capítulo. Espero que os guste mi regalo de Navidad. Feliz Navidad y feliz año 2025
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