23. La carta de despedida de R.A.B

Mi cara de confusión y desconcierto hizo sonreír a Dumbledore.  Su gesto me molestó. 

- No le veo nada de divertido no comprender a que se refiere

- Yo tampoco lo entendí el día que me la trasmitieron. Analicémosla juntos. "Mares y Bosques puede mover y el viento a su favor siempre tendrá" Claramente habla de tu don.

- Pero no tiene porque hablar de mi – respondí rápidamente.

- Espera. "Capaz de suprimir una para dejar vivir a la otra."

- Sigo sin entenderlo. 

- Continuemos. "De la misma sangre son y solo su gran poder restaurará lo que el Señor Tenebroso le quitó al único con poder para derrotarlo." Si damos por hecho que habla de ti, la única persona que queda con vida, que tenga tu misma sangre y que a su vez tenga algo que ver con Tom Riddle es Harry. Su gran poder, entendiendo que habla de ti, podrá recuperar lo que Riddle le quitó a Harry

- ¿Hablas de James y Lily? – pregunté confusa

- No se sabe. Puede que sea eso o no. El tiempo y nuestros actos lo dirán.

- El tiempo es impreciso, Dumbledore, incluso para mí. No puedo ver más allá si Voldemort está en medio. La magia oscura que lo rodea lo ha empobrecido de tal manera que se ha convertido en la misma peste, en la oscuridad total. – mi cuerpo sufrió un escalofrío – solo de pensarlo...

- Esto todo son suposiciones, claro está. Ni yo comprendo al cien por cien las palabras de las profecías. El conjunto de sus palabras suelen ser ambiguas.

Tras las palabras, el silencio se hizo en el despacho, siendo interrumpido en ocasiones por los ronquidos del Fénix y por los carraspeos de algunos de los retratos. Cuanto menos supiera Harry, más lo mantenía alejado de ella y a su vez a Voldemort de conseguirla.

- En este momento, tú y yo somos las únicas personas que conocen la Profecía al completo. Algún día, será el turno de Harry – dijo Dumbledore. Apoyó su espalda en el respaldo de la silla y me miró seriamente.

"El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca..., Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes... Y el Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce... Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida... El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerá al concluir el séptimo mes. El único con poder para derrotarlo no estará solo. Mares y Bosques puede mover y el viento a su favor siempre tendrá. La luz y la Oscuridad han nacido en la misma persona. Capaz de suprimir una para dejar vivir a la otra. De la misma sangre son y solo su gran poder restaurará lo que el Señor Tenebroso le quitó al único con poder para derrotarlo."

- La profecía es el catalizador de todo lo que le sucedió. Es la razón por la que tiene una cicatriz de Relámpago, la razón por la que podía hablar con las serpientes, la razón por la que no tiene padres y la razón por la que comparte una conexión con la mente de Voldemort.

- Lo entiendo. Todo lo que ocurrió y ocurrirá es por culpa de esa profecía. Pero las cosas ocurren por algo. A veces solo surgen. No podemos eludir nuestro destino porque nos puede destruir y sin embargo – dije lentamente al darme cuenta de lo que dice parte de la profecía - Harry o Voldemort deben morir, uno a manos del otro. – Dumbledore asintió y noté como mi cuerpo se quedaba frío. 

Mi sobrino debe morir. 

- Sé que Harry hará todo lo posible para vengar la muerte de sus padres, de eso estoy seguro.

No pude evitar recordar el día que me crucé con Sybill Trelawney en los pasillos de Hogwarts. "¡Muerte! ¡Dolor! ¡Mal augurio!".



Sus palabras retumbaron en mis oídos de camino a Grimmauld Place. Entré en la casa sigilosa, sin ser delatada por la señora Black, lo cual agradecía. Entré en la cocina y me senté en una de las sillas. No se escuchaba ruido alguno.

Aprovechando el silencio y la soledad, metí la mano en el bolsillo y saqué la continuación de la carta de Regulus que había empezado a leer días atrás.

Hermano,

Han pasado muchas cosas desde la última vez que te escribí. La salud de padre ha empeorado. Temo que si llega a fallecer, madre se vuelva loca en su ausencia.

A veces se me escapa tu nombre en las conversaciones que tengo con madre. Veo la rabia y el odio en sus ojos antes de recibir un Crucio por recordarle a su primogénito.

Debo finalizar esta carta. Nuestra prima ha llegado con novedades.


La brevedad de la carta me hizo pensar en que Regulus estaba debatiéndose por sincerarse con su hermano pero, finalmente, decidió no hacer. Solo quedaban dos cartas más dirigidas a Sirius.


Hermano,

He pensado varias veces en eliminar las cartas anteriores. La primera, porque no me reconocí en ella y la segunda por la brevedad e inexpresividad de la misma. De todos modos, no creo que llegues a recibir estas cartas. Las esconderé aquí, en mi habitación, porque sé que nunca pondrás un pie en el lugar que un día dejaste de llamar hogar, a no ser que te encuentres en una situación de verdadera emergencia.

El otro día reconocí tu risa en los pasillos. Estabas con _____. Tienes suerte hermano. Has encontrado a un ángel entre tanta oscuridad. Te envidio, lo reconozco.

Pero también reconozco que ella si será feliz contigo porque puedes alejarla de la destrucción y ella a ti de la depresión y de la soledad. Porque ambos sabemos qué hace años que te sientes solo.

Ahora sé lo que es eso. Madre me está gritando que baje a comer. Desde que te escapaste, ella siempre está gritando. Entro todos los días en tu cuarto y me rio cada vez que veo tus posters de música muggle, mujeres ligeras de ropa y motos. Madre no ha conseguido quitarlas, aun. Y lo agradezco porque es lo único que queda en esta casa que me recuerde a ti.

Ni siquiera Kreacher puede comprender porque aún sigo apegado a ti. A veces ni yo mismo lo sé.

Aún recuerdo el día que mis padres descubrieron que habías quedado en Gryffindor y como me amenazaron con matarme si yo hacía lo mismo.

Temblaba como una hoja el día que me senté en aquel frio taburete. Solo repetía una palabra en mi mente "Slytherin" pero cuando nuestras miradas se cruzaron, me quedé sin respiración. Y solo cuando el sombrero gritó Slytherin, respiré, pero no fue por sentirme aliviado. No entendí aquel sentimiento. Lo entendería después, cuando supe que te habías alejado aún mas de mí. Tenías esperanzas en mí. En que cambiase, como tu lo hiciste. 

Todo pasó muy rápido después. Narcissa casándose con Malfoy, Bella con Lestrange. Tú marchándote de casa.

Era como si estuvieras muerto. Esa noche, escuché un crujido y sentí el olor a quemado. Fuiste quemado del tapiz y, por lo tanto, desterrado de la familia. Ya ni siquiera eras mi hermano.

De vuelta en Hogwarts, te vi de nuevo. Parecías feliz, aunque bastante más solitario que antes. Vi como manchabas tu reputación. Mujeriego, cretino, arrogante, rebelde, bromista.

Todas querían salir contigo pero en el fondo siempre lo supe, tú también lo sabias y ella también. _____ Potter.

Pensé que el hecho de ser la hermana de tu mejor amigo supondría un inconveniente para ti, pero fue todo lo contrario. Lo arruinaste todo, una vez más. Pero era algo que tu no sabías. 

Si había una mínima posibilidad, la arruiné el día que decidí unirme a Voldemort. No tiene sentido contarte esto. Siempre fuiste un egoísta. Nunca te preocupaste por otros sentimientos que no fuesen los tuyos o los de tus amigos.  

Kreacher me está llamando. Lucius Malfoy acaba de llegar.


Aunque la carta no estaba dirigida a mí, sus palabras fueron dagas punzantes para mí. Lo sabía y lo ignoré. Aquel día en el vagón de Hogwarts, pensé que lo había soñado, que Regulus no se habría atrevido a decir "Te quiero" como ultima suplica pero lo hizo, y yo lo ignoré.

- Hola – la voz de Remus hizo que saltase de mi asiento – Lo siento, no quería asustarte

- No te disculpes – dije guardando las cartas, sin evitar que me temblase la mano ligeramente. Espero que Remus no se haya dado cuenta. – Pensé que Sirius estaba durmiendo.

- Sé está duchando. Yo estaba ordenando la ropa.

- Veo que Tonks ha estado por aquí – dije al ver el paragüero tirado en el suelo

- 'Sí – dijo Remus nervioso

- ¿Me lo vas a contar o tengo que mirar? – dije haciendo referencia a mis visiones

- No hay nada que contar. – dijo tímidamente

- ¿Seguro? – pregunté arqueando una ceja. Un carraspeó tras Remus dio por terminada la conversación. Sirius se había recortado la barba y lucia más joven que de costumbre. - ¿Has terminado en el baño? - 'pregunté

- Sí – respondió Sirius confundido

- Bien – me levanté y salí de la cocina en dirección al baño-

Cerré la puerta, bajé la tapa del wc y me senté. Saqué la última carta que Regulus le había escrito a Sirius. Mi mano temblaba mientras sujetaba la careta, Respiré profundamente. 


Se acerca la última batalla. Lo veo en sus rostros de emoción. Emoción por ver morir a gente inocente. Emoción que no comparto.

Tenías razón.

Reconozco que tengo miedo, miedo de lo que ocurrirá después. Padre está muy enfermo. Sé que un día no despertará. Madre gritará, Kreacher llorará, y yo no estaré ahí para ellos.

No sé qué será de padre o madre cuando me vaya. Espero que eso no sea la causa de su muerte.

Debo enfrentarme a él, solo, y posiblemente eso termine con mi muerte. No tengo tiempo para buscarte y disculparme contigo así que mi deseo es que estas cartas lleguen un día a ti. No puedo contárselo a Kreacher, sé que las destruiría.

Ahora solo puedo disculparme, hermano, y decir que tenías razón: debí haberte escuchado.

No puedo decir mucho en esta carta porque tengo miedo que la persona equivocada la encuentre. He descubierto información referente al propio Voldemort, y voy a destruirla, sea cual sea el resultado. Tengo sospechas de que Voldemort esté intentado buscar la manera de existir en el mundo para siempre y que lo haya conseguido. Tengo la convicción de que lograré mi cometido, que lo destruiré y que esto acabará por fin.

Espero que en mi último acto de desafío estés orgulloso de mí, y que podamos hablar. De verdad lo deseo de corazón.  

Tu hermano pequeño,

Regulus Arcturus Black

13 de julio de 1979


Abrí los ojos sorprendida. Regulus sabía algo sobre Voldemort que yo aún no sabía, que ni Dumbledore había descubierto aun. ¿Pero que quería decir Regulus en su carta?

Salí del baño apurada y choque contra un cuerpo que me tambaleó hacia atrás, haciendo caer la carta de mis manos.

- ¿Estás bien? – la mano de Sirius sujetaba mi brazo, evitando que cayese al suelo

- Sí – dije incorporándome

Sirius se agachó. Supe que había reconocido la letra de Regulus al ver que se había quedado quieto observando la carta

- ¿Qué es esto? –dijo la voz de Sirius. Sonaba fría y rabiosa.

- Es para ti – dije

- ¿Y por qué la tienes tú? – preguntó estaba vez mirándome fijamente

- Porque la encontré – respondí brevemente. Al ver que no contestaba, me atreví a hablar. – ¿No la vas a leer?

- ¿Para qué? – respondió cortante – Lo que diga aquí no va a cambiar nada

- Ni siquiera sabes lo que pone para...

- ¿Pero tú sí, no? La carta era para mí y tú la has leído, sin consultarme antes. ¿Para qué debo leer carta?

- Estás siendo un egoísta

- ¿Te atreves a llamarme egoísta? ¿Tú? ¿En serio?

- Accio carta – la carta voló de las manos de Sirius a las mías sin que este pudiese hacer nada por evitarlo. – Tal vez el egoísmo lo haya aprendido de ti – contesté y bajé las escaleras rápidamente, siendo perseguida por la voz de Sirius

- ¡VUELVE AQUÍ INMEDIANTAMENTE!

- ¿Qué ocurre? – preguntó un Remus  preocupado saliendo de la cocina al mismo tiempo que me ponía el abrigo

- Me marcho – dije moviéndome por el pasillo. Los gritos de la señora Black inundaron el pasillo.

- Sirius, ¿qué has hecho? – le gritó un Remus enfadado al mago que bajaba las escaleras

- Como salgas por esa puerta, no te atrevas a volver.

- Bien – contesté, sorprendida por su tono de voz y por el vuelco que dió mi corazón al escucharlo. Abrí la puerta y salí de aquella casa llena de amargos momentos. Lo último que escuché fueron los gritos de ambos magos. 

Caminé a través del parque mientras me abrochaba la chaqueta hasta arriba. Hacia frio y la llegada de las Navidades se notaba en el tiempo. Un sonido hizo que me detuviese. Me giré para mirar su procedencia y me encontré unos ojos negros mirándome fijamente.

- Cállate, ¿quieres?

Diaval, con su aspecto de cuervo, graznó y lo único que supe hacer en aquel momento fue ignorarlo mientras cruzaba el parque para volverme a perder entre las calles llenas de gente. Diaval me seguía de cerca, volando de casa en casa y deteniéndose en las ventanas de los edificios. Caminé por varias calles, sorteando muggles. 

Me detuve en el número 504 y timbré. La puerta tardó en abrirse y hubo silencio después de ello.

- Veo que sigue siendo el mismo idiota de siempre.

- Hola – respondí

- Pasa – Luke Edwards abrió la puerta y me invitó a pasar a su hogar. 


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Siento haber tardado tanto en subir capítulo. Espero que os haya gustado. Si el capítulo llega a 25 COMENTARIOS, subo el siguiente capítulo. Sino, nos vemos dentro de un mes con un nuevo capítulo 💗

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