11. Sospechas
Bajé directamente a las cocinas donde sabía que lo encontraría. Nada más entrar, los elfos salieron a recibirme y entre ellos, Dobby.
- Me alegra verla, señorita Potter – dijo Dobby haciendo una reverencia
- A mí también pues te estaba buscando
- ¿A mí? ¿Por qué su majestad buscaría a Dobby? ¿Qué puede Dobby hacer por ellas
- Supongo que recuerdas que un día te pedí que le devolvieras en el baúl de Harry, un viejo mapa
- Sí, Dobby lo recuerda
- ¿Podrías conseguírmelo de nuevo?
- Dobby lo hará
- No le digas nada a Harry
- Dobby sabe que no debe decir nada a Harry Potter – dicho esto, Dobby desapareció y yo salí a los terrenos de Hogwarts, no sin comida en los bolsillos puesta por los orgullosos y encantados elfos.
Regresé de vuelta al carruaje, esperando que Dobby no se demorase demasiado cuando vi a Harry y sus amigos salir del carruaje. Estaba tranquila pues estaba segura de que no me reconocerían y aun así la duda comenzó a invadirme y cambié de dirección para no cruzarme con ellos, acercándome así al sauce boxeador que al notar mi presencia, comenzó a sacudirse.
- Sí, sí... yo también me acuerdo de ti – le dije mientras movía sus ramas de un lado a otro. Me quedé en silencio mirando el sauce.
Irremediablemente, mi mente comenzó a recordar viejos momentos del pasado pues no podía evitar que el sauce me recordarse a Los Merodeadores y sobre todo a Remus.
En ese justo momento, Dobby apareció a mi lado, ligeramente preocupado.
- ¿Ocurre algo Dobby?
- Dobby se disculpa con su majestad pero Dobby no ha encontrado el mapa en la habitación de Harry Potter. Dobby quería, pero Dobby ha descubierto que el mapa lo tiene otra persona
- ¿Quién tiene el mapa Dobby? – pregunté desconcertada
- El profesor Moody
Me marché a mi habitación con muchas preguntas en mi cabeza pero todas volvían a lo mismo: Lo único que relaciona la desaparición de Crouch es Moody. Entonces, ¿Qué podía significar aquello? Acaso eran ciertos los rumores y Moody se había vuelto loco.?
Los días pasaban y no lograba descubrir lo que Moody ocultaba. Algo bloqueaba mis poderes, interfiriéndose imágenes y diferentes versiones. Tampoco me podía pasear por el castillo como si nada y mucho menos después de lo que ocurrió aquel viernes por la tarde.
- Tu no te encuentras bien querida – Una mujer delgada con innumerables collares de cuentas, anillos y pulseras y unas gruesas gafas, se cruzó en mi camino cuando volvía a los terrenos. Lucia muy agitada mientras me miraba con sus grandes ojos
- ¿Disculpe?
- Algo enigmático te rodea muchacha, puedo sentirlo – dijo intentando tomar mi mano a lo que yo me alejé - ¡Sin duda te han estimulado las extraordinarias vibraciones de clarividencia! Puedo notarlo – repitió en voz alta haciendo que muchos estudiantes se detuvieran.
La situación me sacó de mis casillas, tanto que no me di cuenta de que la mujer intentó nuevamente agarrar mi mano, pero en cuanto lo hizo, pegó un grito y se apartó de mi, como si hubiera tocado a la...
- ¡Muerte! ¡Dolor! ¡Mal augurio! Joven... - dijo esto ultimo como si sintiese pena
- Debo irme – dije apartándome y alejándome de la profesora y de los estudiantes que se habían acercado a observar
Evitaba el castillo pues no quería encontrarme de nuevo con la profesora. Por ello, me sorprendió que el martes, Dumbledore apareciese en los jardines, en mi búsqueda.
- Llevo tiempo desconfiando de las habilidades de la profesora Sybill Trelawney pero debo reconocer que ha estado muy acertada – dijo mirándome de reojo
- Muy gracioso – contesté – ¿A qué se debe tu visita? – pregunté sin rodeos
- Quiero que me acompañes. Tengo una... reunión importante y quiero que estés presente – dijo Dumbledore y sin esperar una respuesta por mi parte, se dirigió al castillo.
Suspiré pesadamente y lo seguí hasta su despacho. Dentro, se encontraban Moody y el ministro de Magia, Cornelius Fudge que se hallaba junto al escritorio de Dumbledore, con sus habituales sombrero hongo de color verde lima y capa a rayas.
- No me creo que me hagas hecho esperar para traer a – dijo mirándome de arriba abajo - ¿Quién eres tu?
- Eso no importa Cornelius. ¿Te importaría continuar?
Fudge, desconcertado, carraspeó y continuo la conversación.
- Decía que no veo la relación, no la veo en absolut. Ludo dice que Bertha es perfectamente capaz de perderse sin ayuda de nadie. Estoy de acuerdo en que a estas alturas tendríamos que haberla encontrado, pero de todas maneras no tenemos ninguna prueba de que haya ocurrido nada grave, Dumbledore, ninguna prueba en absoluto. ¡Y en cuanto a que su desaparición tenga alguna relación con la de Barty Crouch...!
- ¿Y qué cree que le ha ocurrido a Barty Crouch, ministro? —preguntó la voz gruñona de Moody.
- Hay dos posibilidades, Alastor —respondió Fudge—: o bien Crouch ha acabado por tener un colapso nervioso (algo más que probable dada su biografía), ha perdido la cabeza y se ha ido por ahí de paseo...
- Y pasea extraordinariamente aprisa, si ése es el caso, Cornelius — observó Dumbledore con calma.
- O bien... —Fudge parecía incómodo—. Bueno, me reservo el juicio para después de ver el lugar en que lo encontraron, pero ¿decís que fue nada más pasar el carruaje de Beauxbatons? Dumbledore, ¿sabes lo que es esa mujer?
- La considero una directora muy competente... y una excelente pareja de baile —contestó Dumbledore en voz baja.
- Yo guardaría sus palabras ante la joven – añadió Moody mirándome fijamente
Fudge me miró por un segundo pero continuo
- ¿No te parece que puedes tener prejuicios a su favor a causa de Hagrid?
- No tengo más sospechas de Madame Máxime que de Hagrid —declaró Dumbledore sin perder la calma—, y creo que tal vez seas tú el que tiene prejuicios, Cornelius.
- ¿Podríamos zanjar esta discusión? —propuso Moody.
- Sí, sí, bajemos —repuso Cornelius impaciente.
- No, no lo digo por eso —dijo Moody—. Lo digo porque Potter quiere hablar contigo, Dumbledore: está esperando al otro lado de la puerta.
La puerta se abrió y Harry entró. Ni Dumbledore ni yo contábamos con esto.
- Hola, Potter —dijo Moody—. Entra.
Harry entró.
— ¡Harry! —dijo Fudge jovialmente, adelantándose un poco—. ¿Cómo estás?
— Bien —mintió Harry.
— Precisamente estábamos hablando de la noche en que apareció el señor Crouch en los terrenos —explicó Fudge—. Fuiste tú quien se lo encontró, ¿verdad?
— Sí —contestó Harry.- Pero no vi a Madame Máxime por allí, y no le habría sido fácil ocultarse, ¿verdad?
— Sí, bien —dijo Fudge embarazado—. Estábamos a punto de bajar a dar un pequeño paseo, Harry. Si nos perdonas... Tal vez sería mejor que volvieras a clase.
— Yo quería hablar con usted, profesor —se apresuró a decir Harry mirando a Dumbledore, quien le dirigió una mirada rápida e inquisitiva.
— Espérame aquí, Harry —le indicó—. Nuestro examen de los terrenos no se prolongará demasiado. - _____, acompáñanos – me dijo Dumbledore y noté como Harry posaba su mirada en mi por un largo tiempo.
Seguí a los magos hacia los terrenos mientras hablaban de cosas triviales. Cuando llegamos, Fudge suspiró.
- Aun recuerdo que estuve por aquí el curso pasado para la ejecución del hipogrifo, recuerda Dumbledore? Aquel que misteriosamente se escapó
- Buckbeak – mascullé a sus espaldas
- ¿Cómo dices joven?
- Digo que el hipogrifo que iban a matar injustamente se llamaba – Sabia que Dumbledore me estaba pidiendo silenciosamente que dejase pasar aquello, pero no podía callarme, no cuando se trataba de criaturas mágicas.
- Atacó a un estudiante – dijo Fudge furioso
- Estoy segura de que el estudiante era conocedor de las características de la criatura. Acaso usted se acercaría al sauce boxeador sin una protección?
- Por supuesto que no – exclamó irritado – Pero hablamos de un estudiante
- Que casualmente pertenece a una gran casa. Si hubiese sido otro estudiante, no creo que moviesen tantos hilos
Fudge me observó en silencio, claramente irritado por mi insolencia. Dumbledore no podía evitar sonreír.
- Eso ya es pasado. Ahora tenemos cosas más... PRE-O-CU-PAN-TES – dijo
- Entonces supongo que tomará SA-BIAS decisiones y no se dejará influenciar
- ¿Hay algo que quiera decirme, joven? – me enfrentó
- Muchas cosas pero hay niños delante – dije sin poder evitar mirar a los estudiantes que regresaban al castillo.
- Eso me recuerda que Harry me está esperando. Deberemos dejar la charla para otro dia Fudge. Moody lo acompañará a la salida.
- Está bien – dijo Fudge desconcertado.
- Acompáñame, ______ - dijo Dumbledore moviendo mi mano a su brazo. – Buenas tardes, señor ministro – se despidió arrastrándome con el al castillo
- Debería haberle dicho cuatro cosas... - dije molesta
- Y eso hubiera destapado tu identidad. Pero necesito preguntarte, simple curiosidad mía, si lo que le dijiste sobre las influencias, tiene que ver con su futuro?
- No puedo contestar – confesé
- Entiendo – pero Dumbledore interpreto correctamente mi respuesta como un si – Espero que esta pequeña reunión, te haya aclarado algunas dudas.
- Sí, si lo ha hecho – confesé – Y también le agradezco que me haya dejado unos minutos – dije cuando nos detuvimos ante la clase de DCAO
Dumbledore se alejó tatareando y yo aproveché para entrar en el aula. Recorrí la distancia hasta la puerta del despacho, y la abrí con cuidado. El despacho estaba lleno de muchos detectores de tenebrismo.
- Bien – dije sacando mi varita – Accio Mapa.
El cajón se abrió y el mapa voló a mis manos. No perdí el tiempo y lo desplegué formulando las palabras.
- Hola hermanito, ¿qué tienes para mi?
Mientras el mapa se dibujaba observé mi huella en el. Se podía leer claramente _____ P. Alguien que me conociese, sabría perfectamente que significaba esa P. Pero estaba claro que Moody no sabía quién era. Busqué su huella por los terrenos pero no la encontré. Eso podía significar que ya estaba de vuelta en el castillo. Un sonido sordo hizo que me asustase y cerré rápidamente el mapa colocándolo en su sitio. Guardé mi varita y salí de allí. Cuando cerré la puerta, volví a escuchar otra vez ese sonido, esta vez mas apagado, dejando en mí una extraña sensación. Como si algo en ese despacho no estuviese en su lugar.
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Siento haber tardado tanto en subir un capítulo pero espero que haya merecido la pena la espera. En el próximo capítulo, volveremos a tener noticias de Sirius.
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