Moneda de tres caras.
— ¿Haz encontrado algo?
— Aún no han dado ningún aviso. Solo sé que ya lo llevaron de vuelta.
«¿Quién lo entregó?» esa pregunta prevaleció sobre la mente de Toma,después de que Momo le hubiese mostrado el anuncio que Aiko Sengu,la presidenta de aquellas empresas,había lanzado.
— Solo tenemos que esperar. Es cuestión de tiempo.
Suspiraron. Todos tenían esa inquietud. Todos se preocupaban por el albino,aunque sea un poco.
— Chicos. — interrumpió la tensión Utsugi,quién entró en aquella sala. — Hora de la práctica.
Pero por ahora,solo se tenían que limitar a ensayar y practicar,por qué aquel proyecto que había dejado inconcluso el albino no se podía terminar solo. Él les había dejado aquella tarea,aquella orden,aquel deseo. “Quiero que brillen en la oscuridad. Que sus voces resuenen.”
Los cuatro asintieron y se levantaron de aquel sillón.
«Si lo hacen,podrán verme de nuevo»
[• • •]
— Bienvenido a casa.
Ahora se encontraba frente a las enormes puertas de adobe,de aquella mansión que alguna vez le pareció enorme.
Algunos mayordomos se habían puesto en fila,frente a la puerta,para darle la bienvenida. Analizó a cada uno,algunos eran nuevos,otros los recordaba. Se encogió de hombros e hizo una reverencia.
— Muchas gracias. . . — musitó en un bajo susurro,volviendo a su postura y sonriendo de forma leve.
Mostrarse débil no era una opción. No debía sentir remordimiento,ni rencor,ni miedo. No tenía que sentir nada.
Aquellos mayordomos se hicieron a un lado y lo dejaron pasar. Entró,nuevamente,a aquel lugar. Recorrió aquel eterno pasillo,con la mirada baja,en soledad.
Suspiró de nueva cuenta cuando se volvió a encontrar con otro par de puertas,porque sabía el lugar que iba a pisar.
Con su diestra abrió de forma lenta una puerta,después sonrió y,para hacerlo de drama, abrió la segunda puerta de forma brusca,haciendo que está diera un fuerte golpe contra la pared.
Todos los presentes;es decir,su padre,su hermana,y algún que otro trabajador,se quedaron estáticos ante aquella entrada. Todos miraron en dirección a la entrada,observando a aquel chico. Alto,cabello albino con puntas en color marrón,aquel mechón de cabello rebelde que asimilaba a una antena,aquellos orbes rosados y aquella tez pálida. Ellos no habían recibido noticia alguna de que Yusushima volvería. Se sorprendieron,no supieron que hacer.
— Estoy de regreso. — comenzó diciendo Yusushima,mientras aún se mantenía al marco de aquellas puertas. — ¿No es lo que querían? — sonrió enormemente y después se dirigió a un trabajador. — Tú. Ve a informarle a Sengu-san que su ”hijo amado” ha regresado.
Aquel trabajador fue de prisa,con miedo.
Yusushima se acercó a su padre y una de sus hermanas, Aoi.
— Regresé a casa, papá. . .
Kano,su padre,lo abrazó con tantas fuerzas,con tanto amor y remordimiento. Tres años sin ver a su hijo,sin saber nada de él,y ahora aparecía de la nada y de forma dramática. . . Después escuchó algunos sollozos.
— Mi Yuss. . . Creí que te había perdido para siempre. . .
Yusushima se mantuvo de pie frente a su padre,no correspondió el abrazo,tampoco mostró signos de tristeza o de compasión.
Poco después,su hermana Aoi también se unió a aquel abrazo.
Ese momento fue interrumpido. Cuando Yusushima conectó miradas con los orbes color caramelo pertenecientes a la persona que bajaba las escaleras.
Obligó a su padre y hermana a alejarse de él,cuando aquella persona estuvo pisando el mismo suelo que él. Se acercó,se colocó frente a ella,con la mirada al frente. Con una sonrisa adornando su rostro y unos ojos de depredador.
— Estoy de vuelta,madre.
Aiko sonrió,porque la victoria era de ella,porque había conseguido amaestrar a aquel león,había conseguido traer de vuelta a su mayor tesoro.
Posó una de sus manos sobre la mejilla derecha de aquel chico,de su hijo,y la acarició con delicadeza.
— Bienvenido a casa,Yusushima.
[• • •]
Unos hombres de dudosa procedencia entraron a su salón de ensayo de forma repentina. Se dirigieron a él y le extendieron una carta,poco después salieron,sin decir nada,sin hacer nada más.
Su compañero se acercó a él, abrió aquella carta y sonrió ante su plan en acción.
“ Al que corresponda.
En son de agradecimiento por dar aviso del paradero del heredero,ha sido invitado a su fiesta de bienvenida.
Esperamos que pueda asistir.”
— Momo,no me digas que tú. . . ¿Lo entregaste?
El rostro de desaprobación de su compañero lo hicieron sentir culpable por un segundo,pero recordó porque lo hacía,y no tenía de otra.
— Lo hice. Algunas veces. . . Mi egoísmo puede más,Yuki.
[• • •]
— Noticia nueva.
Cuando los otros tres chicos escucharon eso a voz de Torao,se apresuraron en ir cerca de él y escuchar aquella nueva noticia.
— Las empresas Sengu han organizado una fiesta de bienvenida al heredero. Estoy invitado.
Aquellos chicos sonrieron y luego Toma felicitó a Torao por su buen trabajo,a lo que éste último se encogió de hombros. Era vergonzoso recibir una felicitación por algo como eso.
— Puedo invitar solo a dos personas. Así que,pensándolo bien,en lugar de invitar a una mujer,invitaré a dos de ustedes.
Los tres restantes se miraron entre sí. Minami levantó la mano y se levantó de su asiento.
— Cedo mi lugar.
— ¿Eh?
— No soy digno de ir. Así que,Mido-san,puede llevar a Isumi-san e Inumaru-san.
— Pero,Minami. . . — el chico de cabellos turquesas se levantó y tomó por el hombro a su compañero. — ¿Por qué?
Minami soltó una risa amarga, observó al chico frente a sí. Sus orbes dorados,tan llenos de inocencia. Era un problema,por qué no podía decirle que quería estar junto a Mido. No quería mostrar sus sentimientos,solo saldría lastimado. Prefería apartarse,mantener su lugar.
— Tengo que componer la canción. . . — comenzó a decir,con dolor por mentirle así a Haruka. — Tranquilo,no se preocupe por alguien como yo,Isumi-san.
Minami tomó la mano de Haruka que se mantenía sobre su hombro,y la hizo a un lado. Salió de aquella sala.
Solo quedaban Torao,Toma y Haruka.
— Está decidido. Pueden sentirse afortunados de acompañarme.
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