Su sonrisa no era la misma,y eso lo podían deducir a simple vista aquellos cuatro chicos.

No irradiaba la confianza que siempre traía consigo,en cambio,pareciera que podían ver de forma clara el aura negra que se había formado a su alrededor.

Con las manos detrás de su espalda,los obligó a salir de aquella sala,con la excusa de que debía hacer unas “remodelaciones” en ella.

Suspiraron y no hicieron más que obedecer a regañadientes.

Al cabo de una hora,aquel chico salió con una sonrisa más amable.

Pero,no dejó pasar a todos,y solo hizo pasar a Haruka.

— Tengo un mal presentimiento.

— Absolutamente.

— Me preocupa lo que vaya a ocurrir adentro. . .

Y cuando parecía un momento más de silencio,se escuchó un grito detrás de aquella puerta de mármol,un grito con una voz algo. . . ¿Familiar?

— ¿Haru. . .?

— ¿Isumi-san. . .?

Segundo tras segundo,se escuchaban más gritos al paso del tiempo,pero se logró escuchar una segunda voz ahí.

Minami, cómo la autoproclamada “madre” de aquel chico,quiso entrar por la fuerza,sino fuera porque los otros dos chicos lo detuvieron antes de que hubiese tirado la puerta a patadas.

— ¡Mido-san! ¡Inumaru-san! ¡Sueltenme!

— ¡No podemos dejar que cometas un asesinato,Mina!

— Por mí estaría bien. . .

— ¡Tora!

Después de otro par de minutos de tortura y gritos,la puerta fue abierta,dejando ver el interior de la sala,que parecía de lo más normal del mundo,nada fuera de lo común.

Pero,si mirabas de forma más detallada,Haruka estaba en una esquina abrazando sus piernas en una posición fatal. Junto a ello,otras dos personas al otro extremo de la oficina.

— ¿Que hace Kujō Tenn en nuestra agencia, Yusushima-san?

— Esa es una buena pregunta. Pero este asunto es entre Haruka y yo. Le dí una lección. ¿Puedes decirles que aprendiste de esto,honguito?

— . . . Que no debo volver a faltarle al respeto a Yusuhima-san. . .