°35°

Capítulo 35
—•—
Malos momentos.

Abril.

—No te comas eso. —Clary le lanzó una almohada a mi hermano quien se quejó por ser regañado como chiquillo.

Ya había pasado marzo, era loco como los meses se estaban pasando rápido.

Guarde mis cuadernos de italiano mirando entretenida a mis dos hermanos quienes habían iniciado una discusión de quién se quedaría con los frascos de nutella guardados en la reserva de nuestra madre.

Esto estaría bueno.

—Chicos. —nos giramos notando la presencia de nuestra progenitora quien veía su celular despreocupadamente al mismo tiempo. Hace mucho que no se la pasaba en casa.— ¿Quieren ir a cenar esta noche?

—Sólo sí no estás ocupada, mamá. —Adam me cubrió la boca y dejó que Clarisse procediera.— ¿puedes estar fuera del teléfono por dos horas? 

—Clarisse.

¡Corrannnn!

Adam y yo nos miramos en silencio, mi hermanita estaba dando fuerza a su propia rebelión y aunque estuviese razón en lo que decía, a nuestra progenitora no le gustaba que le faltaran el respeto.

—Es la verdad, madre. —concluyó y se levantó del sofá, caminado fuera de la habitación con disimulo, se giró a verla y sonrió sincera. — iremos contigo, sin que lleves telefono. —después de eso salió corriendo a su habitación sin mirar atrás.

Idola.

—Iré a hablar con ella, espero estén listos para cuando los llame. —aviso ella guardando su celular en el bolsillo de su pantalón de vestir de diseñador.

—Definitivamente está en problemas. —mi hermano mayor asintió en respuesta y por alguna rara razón miramos a la ventana al mismo tiempo. ¿Una sombra? —¿estás viendo lo mismo que yo?

¿Por qué había sonado tan asustada?

Adam se tomó la cabeza gruñendo de dolor, tenía los ojos cerrados y apretaba ahora sus puños.

—¿Adam?

Lo vi soltar un suspiro quejumbroso y maldecir en voz baja.

—¿Qué te pasa? —él puso su mano sobre ese extraño collar que tenía con un lobo, inmediatamente lo vi relajarse, respirar profundo y mirarme en silencio.—¡¿Qué narices te ocurre?!, ¿perdiste la cabeza antes de tiempo?

Él negó en silencio.

—¡Habla! —exigí pegándole con una almohada.

Él dirigió su mirada hacía dónde estaba esa sombra, pero parecía haber desaparecido, me volvió a mirar y ahora sonrió, pero antes que yo me quejara de ese comportamiento raro me hizo seguirlo corriendo hasta su habitación.

Busco en las paredes un especie de símbolo y lo puso cerca de las ventanas y puerta.

—¿Qué estás haciendo? —me atreví a decir en voz baja.

—Alguien bloqueó nuestros recuerdos, Barbara. —soltó tomando asiento en la silla de su escritorio buscando los libros que habían sobre la mesa de este.— mi mente estaba en blanco desde hace días, y yo no sabía la razón, me sentía frustrado al intentar recordar algo que ni siquiera podía. —explicó mostrándome un libro en otro idioma.— esto es importante para descifrar. No sé quién nos esté bloqueando los recuerdos acerca de este tema, pero sé que hasta que no encontremos algo o ese alguien...

—Seguiremos siendo ignorantes. —él asintió ante mi interrupción.

—No sé sí vuelva a recordarlo todo, pero necesito intentar, no sabemos quién o qué nos quiere sin estos recuerdos, por eso debemos fingir que no sabemos nada como hace unos minutos. —concluyó señalándome serio. — no demuestres nada, ni siquiera en conocimiento.

—No he hecho nada al respecto, hermano. —bufé tirándome sobre el sofá que había en su habitación.— ni siquiera he podido recordar del todo, sólo pequeñas cosas acerca de este tema.

—La persona que nos hizo esto esta aquí en casa o quizás fuera, sólo necesitamos averiguar.

—¡Adam!, ¡Barbara!, nos iremos pronto. —la voz de nuestra madre nos sacó de nuestros pensamientos, me despedí de él con la mano y salí de su habitación pensativa.

¿Por qué no querían que sepamos la verdad de esto?

Me cambie la ropa ya que conociendo a Hazel nos llevaría a uno de esos restaurantes con etiqueta, procure no vestirme tan formal y pensar al ver mi reflejo en en collar con el rubí.

Hace tiempo que no lo usaba.

•••

—Vamos. —Clary me había impulsado a entrar en el bosque, pues ella quería saber qué ocurría dentro de este para que las personas regresaran como otras.

Bah, sólo pensaba en Chase, esa era su curiosidad.

Con la linterna ilumine un árbol del que pensé que algo se había movido, sí sabía que Hazel nos tenía prohibido entrar a este frondoso bosque, pero eso no parecía hacerle ni cosquillas a mi pequeña hermana quien había dado la idea.

Silenciosamente observamos todo a nuestro alrededor, seguimos caminando sin perder la ruta de regreso, porque sabíamos que sí lo hacíamos tardaríamos en salir.

A pesar de que era de noche, todo no se veía tan tenebroso como pensaba, pues los pequeños rayos de la luna que se filtraban entre las hojas de los árboles iluminaban perfectamente.

—Bien, ya lo vimos, ahora nos vamos. —tome la mano de la azabache para sacarla de su propio mundo y por fin irnos a casa.

Ella no reaccionó, me preocupe al no escucharla hablar si quiera.

—¿Clary?

Cómo sí eso hubiese bastado se giró hacía mí pero su mirada se veía distinta, la saqué a rastras del bosque mirándola bien.

—¿Qué te pasó?

—Pensé que... sólo fue mi imaginación. —sonrió nerviosamente y la vi entrar a la casa con rapidez.

¿Realmente ese bosque hizo que Chase cambiará?

•—Mayo—•

Es como si el año ya quisiera terminarse, el tiempo se ha pasado volando, podría asegurar que parecía que fue ayer cuando apenas era enero.

Todo ha seguido igual, menos el caso de que me la he pasado en la que era mi casa y la casa de Hazel, Danessa ha cuidado de todos nosotros cuando la azabache se iba a sus interminables juntas, aún así me daban cierta risa las expresiones que Clarisse hacía cuando ella se iba.

No recordaba nada de lo que preocuparme, si sentía una sombra verme desde la oscuridad en las noches por mi ventana, pero fuera de eso, todo parecía estar normal.

Tome el teléfono de la mesita de noche ya que este sonaba con el típico tono de llamada.

"Papá"

—Hola padre. —salude guardando mis dibujos en un cajón del escritorio sacando los libros que me tocaban a la vez para el día de mañana, mi tan amado viernes.

—¡Hija! —soltó con emoción, una muy contagiosa a decir verdad, sonreí imaginando que él también lo hacía, terminé de cerrar mi bolso y me senté en el pequeño mueble cerca de la ventana, la línea parecía escucharse algo mal, suponía que era porque él estaba en un sitio donde no tenía muy buena señal. —¿cómo estás?, al fin logré encontré algo de señal. —eso último pareció decirlo nervioso, pero lo dejé pasar. —los extraño muchísimo, Nessa me dijo que se han portado excelente con su mamá. —comentó.

—Sí, está todo bien, papá. Sabes bien que somos unos ángeles.

—Barbara.

—No del todo pero sí un poco. —lo escuché reírse tras la línea y quedarse en silencio.

—Al punto que te estaba llamando, ¿te has sentido bien estos meses?, ¿no ha cambiado nada?

Fruncí el ceño por sus palabras, ¿a qué se estaba refiriendo?

—¿Cómo dices?, ¿cambios?, papá, no te estoy entendiendo nada. —suspiró con alivio en respuesta y eso me hizo sentir de alguna manera inquieta tanto como frustrada.— oye, es en serio, ¿de qué hablas?

—Nada, cariño. —rode los ojos ante su pésima actuación para mentir, pero preferí ignorarlo. — mañana vas a comenzar a ir a clases de boxeo.

—¿Boxeo?, ¿por qué...

—Tendrás un profesor y profesora que se encargarán de enseñarte todo acerca de las tácticas de defensa, el sábado iras con Nessa a ver al terapeuta, me dijeron que te han visto más triste, así que encontré esa perfecta solución, ¿no te parece genial?

Mi padre está loco, en definitiva.

—A ver, déjame entender esto, me inscribiste en más clases particulares, pediste cita con un profesional y todo sin pedir mi opinión?, ¿quieres que te diga la verdad o finja que debo hacer caso?

—Barbara... —reprendió ante mi tono, el cual se había elevado un poco. —sabes bien que siempre busco las cosas por tu bien y además de eso pienso como te pueden ayudar estos nuevos aprendizajes en el futu...

Clarisse abrió la puerta de mi habitación con fuerza mirando a todos lados hasta dar conmigo.

—Adam se cayó de un árbol al intentar bajar la pelota de entrenamiento, esta de camino al hospital. —abrí los ojos totalmente sorprendida y preocupada.—¡Vamos!, Carson viene en camino. —chilló perdiéndose en el pasillo.

—Papá te llamó luego y sobre eso, gracias. —cuelgo la llamada tomando con rapidez un suéter color durazno y mi celular, salgo de mi habitación ignorando el hecho de sentirme observada de nuevo, corro escaleras abajo y no veo más que oscuridad.

—¡Nessa!, ¡Barbara se cayó de las escaleras! —la inconfundible horrorizada voz de nana se hace presente, me duele el cuerpo, eso es lo único que puedo asegurar ahora mismo.

•••

—Con todos esas caídas que llevas ya me estás haciendo pensar en que debo comprarte una armadura o algo así, bonita. —Connor me revisa el vendaje con cuidado haciéndome reír por sus palabras, era cierto que era la segunda vez que caía así.

Pero había perdido el equilibrio esta vez por mirar esa dichosa sombra que siempre aparecía en mi ventana cerca.

—No exageres, Connor. —bromee divertida despeinando su cabello, mi madre se acercaba hasta nosotros con una bandeja llena de galletas con chispas de chocolate y una pequeña sonrisa, mientras que Nessa tenía a la mano un termómetro exagerando de podría tener fiebre.

—Traje esto para ambos, Adam por suerte está bien, al parecer ese arbusto amortiguó el golpe contra el suelo, dijeron que lo dejarían salir en una hora, no se fracturó nada.

¿Nada?, pero sí una caída de ese árbol es una fractura segura.

"Los secretos saldrán a la luz cuando menos se lo esperen."

Cerré los ojos evitando apretar mis puños, estaba cansada de ver pequeños pedazos de recuerdos que no tenía.

En especial de ese cuándo esa frase había aparecido escrita en una de esas noches de abril en la madrugada en el espejo de mi baño.

Pensé que había sido un sueño, pero estoy empezando a dudar de la realidad en estas cosas.

•—Al día siguiente—•

—Bien, Barbara, como tu profesora de defensa te enseñaré a manejar tu fuerza y rapidez, un factor muy importante a la hora de defender a los... defenderte. —la chica de cabello rosado corto sonrió ampliamente y con seriedad volvió a ponerse en posición de pelea.

El reposo podía esperar.

—Adelante, lanza tu primer golpe.

No me quite los anteojos, arremetí contra ella lanzándole un puñetazo, el cual esquivo y me hizo terminar en el acolchonado suelo.

Mentalmente conté hasta el tres.

K. O.

Ya perdí.

Pero no creo que ese mismo pensamiento lo tuviese Anastacia, la profesora. 

—Arriba, Barbara. Es momento de que luches. —pico tomando mi mano para levantarme de un tirón del suelo. 

¿Por qué estaba haciendo esto?, ah sí, por petición extrema de mi progenitor después que se enteró de la caída.

Ella me hizo posicionarme de nuevo y cuando se puso frente a mí sonrió con sorna.

—Piensa que soy uno los que se han burlado de ti, ya sabes, concéntrate en la estrategia, los puntos débiles y la agilidad que debes tener. —sentenció y cerré mis ojos, respiré profundo concentrándome lo mejor que podía y tras varios intentos fallidos minutos después por fin había logrado darle un puñetazo en el hombro.— excelente. Ahora vuelve a intentarlo, la importancia en esto es la agilidad y concentración.

Este entrenamiento va a ser más largo que mis clases de latín o siquiera la ida al terapeuta.

Quizás esto sí me ayude.

—¡Concentración, Barbara!

Aquí vamos de nuevo...

***********

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top