°25°
Capítulo 25
—•—
Halloween.
—Día de brujas, ¡buuuu! —apenas terminó de bajar las escaleras veo a mi hermana pequeña sonreír ampliamente haciendo una mueca a la vez mientras viste un vestido azul similar al de Alicia en el país de las maravillas.
—¿Eres la versión sangrienta de Alicia? —pregunté divertida notando su vestido con manchas oscuras similares a la sangre.
Ella ríe maléficamente y yo alzo las cejas.
—Tal vez es sangre de conejo blanco.
—¡Clarisse! —escuchó la voz de Hazel haciéndome reír, pues mi hermanita deja de hacer esa mirada espeluznante en ese preciso momento. — parece que hoy tendrán un día ajetreado.
—Eso parece. —las palabras dejan mi boca al momento que me coloco un suéter normal al igual que mi ropa, ella me mira y me encojo de hombros.
—¿No vas a disfrazarte?
—Nop, hacerlo es una pérdida de tiempo realmente.
—Espera que Valeria te vea y vas a haber deseado disfrazarte antes que te regale ella el disfraz. —Clary y yo sabíamos lo obsesionada que mi mejor amiga estaba con estas fechas; pero hoy la verdad no sentía ganas de nada.
Valeria se había ido anoche por una emergencia en su casa y dijo que nos veríamos hoy con los disfraces.
—Bueno, mejor dejen de hablar y apresúrense niñas, sus hermanos salieron temprano. Tengan un bonito viernes. —nos empujó fuera de casa al ver la hora y nos hizo subirnos al auto del escuadrón de acero, cuando su mano se posó sobre nuestros hombros una especie de corriente, mejor dicho un recuerdo, se pasó por mi mente.
—Cuida de ella, Hazel.
Abrí mis ojos y ya Carson estaba conduciendo a la escuela.
—Buenos días, Cas. —saludé después de mi trance concentrándome en sacar de nuevo ese recuerdo en mi mente, era imposible.
—Tal vez pronto lo recuerdes.
Sacudí mi cabeza y recordé el sueño de anoche.
El bosque y yo duplicada una vez más.
El vestido de mi reflejo era negro, el mío era blanco, y en cierta forma fue demasiado extraño de ver.
¿Cuándo he pasado por algo normal fuera de los lujos o sueños como esos?, realmente nunca.
La imagen de Connor se vino a mi mente, él sonriéndome tiernamente y cuidando de mí.
—¡Barbara!
Le dirigí una mirada confundida a Clarisse quien suspiraba alegre después de unos segundos.
—Tenía rato llamándote pero parecías estar en las nubes. —me estudió con la mirada varias veces y se alejó.— ¿estabas pensando en un chico?
—Oh vamos, Clar. —reí nerviosamente negando, abrí la puerta despidiéndome de Carson apenas baje del auto corriendo dentro del instituto.
Cuando por fin perdí a mi hermana de vista busqué mis cuadernos en mi casillero.
—Oí que hoy tendríamos luna roja, ¿puedes creerlo?
—Según dicen va a ser una noche muy especial.
—Dirás escalofriante, imagínate todo lo que podría pasar. —añadió una tercera chica y yo fruncí el ceño, me giré a ver dónde estaban y las noté como a dos metros de distancia.
Será que me estoy volviendo loca porque las escuché perfectamente en mi oído.
El timbre sonó y algunos estudiantes disfrazados llenaron los pasillos, yo me hice mi camino hasta mi salón aún pensativa en lo que habían dicho, y en cierta forma mi instinto me decía que algo increíble pasaría hoy.
—¡Hey bonita! —escuché la voz de Connor y cuando toco mi mano para dejar un beso en mis nudillos mi cuerpo pareció temblar como respuesta.
Rodé los ojos divertida ante su saludo de vieja escuela acomodándome mejor en mi mesa con el libro de historia en mis manos.
—¿Volvimos años atrás?, Hola Connior. —bromee con su nombre haciéndole sonreír.
—Hoy, puede que sí.
—Buenos días alumnos, feliz día de brujas. Hoy vamos a tener una clase interesante acerca de la época medieval y esta festividad.
•••
—Entonces ella botó todo sobre el vestido y dijo, fue el perro, cuando el perro estaba lejos de ella. —me reí a carcajadas por lo que contaba Finn acerca de su prima, Connor parecía mirarlo algo disgustado, pero no le di mucha importancia.
—Y luego castigaron al perro por no ser educado. —concluyó su hermana, Valeria, mi mejor amiga con una sonrisa divertida en su rostro mientras mordía una manzana roja.
—Pues fíjate que debió ser murciélago que cazó el perro. —el tono defensivo de Connor hizo que yo lo mirará confundida.
—¿Un murciélago?
—El perro tuvo la culpa.
—Fue el murciélago.
—A ver, Connor, ¿de qué hablas tú?
—Esa historia la contó mi primo, nena, mi primo salió con la prima de ellos, al parecer fue una noche que salió de paseo con ella y el perro. —se despeinó el cabello evitando verme y cuando lo hizo sonrió ladinamente.— un murciélago se apareció cuando ellos estaban haciendo un picnic y su prima se llenó de jugo de mora.
—Uh, esa mancha debió tardar en salir. —hice una mueca recordando lo mucho que me había costado sacarle la mancha de jugo de mora a uno de mis blusas favoritas.
—Duró tres semanas sacando la mancha realmente. —añadió mi mejor amiga dándole una mirada al de ojos avellana, el cual bufo como si no estuviese de acuerdo.
Barb, nos vemos en la salida.
"12:00
Bloquee la pantalla después de leer el mensaje de Adam, seguro él sería quien me llevaría a casa ya que Clary iría a una fiesta de una de sus amigas.
La dichosa noche de brujas y sus cosas.
—Barb, ¿quieres ir a una fiesta hoy? —preguntó la morena viéndome y alce una ceja confundida.— ¡alto!, antes que digas que no, ve por favoooooor. —junto sus manos e hizo los ojos de cachorro que sabía que no podía negarme, aunque me daba miedo con esa cara ella siguió suplicando y suspire frustrada.
—Sólo sí Connor va. —no sé porque esas palabras salieron de mi mente, hasta el recién nombrado me miraba confundido, yo mucho menos me entendía.
—N... bien. —aceptó ella y le dio una mirada a su hermano, quien se encogió de hombros, la voz en mi cabeza gritaba que había sido lo mejor que dije en todo el día, ignoré eso y escuché el timbre.
Esta clase me tocaba sola así que tendría que apresurarme para llegar a tiempo.
—Los veo luego, chicos.
—Chica. —me giré a ver a Val y ella se rió divertida.— es obligatorio usar disfraz.
—Sigue soñando, Val. —me reí y caminé fuera de la cafetería ignorando el mareo que sentí.
Se pasaría pronto.
Entre a la clase de mitología que había empezado a tomar recién distrayéndome con el tema de hoy acerca de los dioses griegos y su importancia.
—El amor que llegaron a tenerse estos dos seres de especie distinta enfureció a los dioses, así que castigaron a la pobre joven poniéndole una maldición la cual solamente podría romper su primogénita, hasta entonces estaba destinada a morir, y volver cada cien años... ambas almas fueron destinadas a volver, los guardianes de la noche y los demonios de esta, siempre sería una guerra.
—¿Entre las dos razas, profesor?
—Así es, pues para los dioses esa mezcla había sido un error... pero, muchos dicen que el mismísimo Eros se enamoró de la primera primogénita de estos dos jóvenes, Afrodita enternecida por su hijo accedió a darle una oportunidad en contra de lo que decían del Olimpo.
—Profesor, ¿cómo está seguro que eso ocurrió?, eso no sale en la historia griega.
—Simple...
El timbre sonó y él aplaudió.
—Seguiremos con la historia en otro momento, tengan un buen Halloween, y nos vemos el próximo viernes. Recuerden la investigación sobre las ruinas de los viejos templos.
Espere unos segundos dejando de imaginar todo lo que decía el profesor, me concentré en recoger mis cosas y salí del salón pensativa.
Creo que profesor se había emocionado tanto al punto de que confundió algunos hechos.
Me sujete de un casillero por un momento cuando sentí como una especie de memoria vino a mi mente.
—La luna roja.
—No dejes que toque tu collar.
—Huye.
Otra vez el bosque, recuperé el equilibrio y salí de clases, Adam estaba en la salida ya al lado de su auto hablando con sus amigos, Connor seguía en las prácticas de fútbol y por esa razón ahora no lo vería.
—Nos vemos, hermano. —se despidieron de él y me saludaron de pasó.
—¿Qué tal, enana?
—Todo bien supongo. —reí cuando despeinó mi cabello con cariño y luego al moverse para subir por el otro lado su collar brillo.— ¡Adam!, ¡¿trajiste el collar?! —chille ya dentro del auto, él me miró y sonrió algo nervioso.
—No puedo dejarlo en casa, mis visiones con esto son reales, Barb.
Empezó a manejar y yo seguí mirándolo mal.
—Sabes bien que anoche te dije que no usarás el collar en la escuela, puede ser peligroso.
En especial por la sombra que nos persiguió cuando te acompañé al bosque.
—No va a pasar nada, Barb, es como una especie de amuleto también, por cierto, logré descifrar más del texto que me diste.
—El de la casa del abuelo. —él asintió cambiando con la palanca y me miró cuando el semáforo se puso en rojo.
—Habla de una maldición, y por una razón extraña dice algo acerca de la luna roja.
—Porque debemos evitar su luz esta noche.
—Igual no creo que suceda nada, enana. —se encogió de hombros y volvió a manejar.
—¿Qué dices?
El señala la casa y yo me fijó que ya llegamos, al fin.
Bajo del auto siguiéndolo dentro de la casa.
—Creo que Hazel salió, iré a investigar más sobre la tarea y me iré más tarde a la fiesta de los Fisher.
Me encojo de hombros como respuesta restándole importancia y entró a mi habitación después de haber subido las escaleras con cansancio.
Caigo sobre mi cama olvidándome de cambiarme la ropa, cierro los ojos por unos mínimos segundos suspirando con suavidad.
—Barbara...
Un escalofrío recorre mi espalda haciéndome temblar, miró a todos los lados confundida de nuevo esos susurros que me dan temor.
Mi celular interrumpe mi búsqueda de esa voz que no es la usual que aparece en mi mente, sacudí mi cabeza pensando que de seguro era parte del cansancio que sentía, atiendo la llamada sin ver acomodándome mejor sobre la cama.
—¡Barbyyy!
—Hola Val.
—Niña, hoy vamos de fiestaaaaaa.
—Sobre eso... tengo que estudiar para un examen que tengo el lunes.
La escucho quejarse y ruego porque no insista.
—Oh vamos, sabes bien que sólo iremos un rato a la fiesta, ¡vamos chica!, sabes que siempre te la pasas estudiando, y hoy es un día para saliiir.
—No quisiera ir. En verdad me siento muy agotada, Val.
—Sólo un ratito, por favoooooor. —me la imaginé haciendo ojos de cachorro y bufé. —Te compró más Nutella y libros.
—¡Ahg!, está bien, pero sólo una hora!
—Sólo una hora será.
—Bien, nos vemos entonces, recuerda darme mi nutella, Bonnie.
—¡Claro que sí!, oye, iré a tu casa a las siete, te llevó los dos potes de nutella que te debía también.
—Está bien, loquilla.
Ella cuelga la llamada después de despedirse emocionada y me la imaginó chillando de que por fin voy a salir de mi caparazón.
Cierro los ojos de nuevo y ahora sí me dispongo a dormir.
•••
—¡FIESTAAAAA! —chilla la morena a mi lado ampliamente moviéndose al son de la música, yo sólo sigo tratando de pasar desapercibida pero con el disfraz que me dio Valeria de caperucita roja, es algo complicado, pues la cama es de un rojo muy llamativo a pesar de que el vestido sea sencillo de mangas largas y hasta las rodillas.
Aprovechó de echar un vistazo alrededor y notó qué hay personas del instituto, algo así como en los bailes.
Valeria sigue abriéndose paso con su disfraz de princesa a través de las personas sin soltarme la mano en ningún momento, todo se ve normal.
No hay tanto alboroto como pensé que sería.
En una esquina visualizó a Finnegan quien tiene un disfraz de Harry Potter, él sonríe tiernamente cuando llega hasta nosotras y me hace halagos que me hacen reír.
—Entonces, ¿en serio quisiste usar el antifaz?
—Pues esa era la regla, ¿no?
—Para los que quisieran, aunque no lo sé, esta fiesta la organizó el comité de la escuela, por eso no está tan alocada como lo está la de los Fisher.
—¿Ya fuiste ahí?
—No, pero los del equipo de béisbol me enviaron un mensaje. Ya sabes tú, pilla, que prefiero la calma aquí.
—Eso es cierto, Finny. —sonrió divertida ante su respuesta y lo veo empezar a bailar una canción vieja de los ochenta.
Sigue el ritmo algo tarde pero lo hace bien.
—Vamos, roja, disfruta hoy. —bromea intentando hacer un paso a lo Michael Jackson.
—No lo creo, Finny. —me rió entre dientes de nuevo y él sigue inspirado, me alejó cuando una chica lo llama para darle privacidad y terminó en una especie de balcón, le falta poco para que la luna se vuelva roja.
Siento la luz de la luna pero no la miró, se veía tan brillante antes de llegar a la fiesta que me había quedado algo hipnotizada.
—Sal de ahí, debes ver algo.
Escuchó la voz femenina en mi cabeza nuevamente.
—Aquí estás, pensé que te habías ido.
—¿Y perderme tus pasos increíbles?, ni de broma. —bromeó divertida haciéndolo reír.
Él toma mi mano y me hace bailar al son de una canción suave que suena de fondo.
—Sólo déjate llevar por el ritmo, Barb.
—Finny.
Seguí sus pasos pero no éramos nada sincronizados por lo que nuestro baile lento fue más de risas y pisotones.
—Ok ok, creo que me voy a quedar sin pies en parte. —bromeó el pelinegro haciéndome reír más fuerte mientras me apartaba, él se despeinó el cabello divertido y miró la luna.
—Hoy está en su punto más brillante, ¿puedes creerlo?
—Es hermosa realmente. —confesé mirando la luna también, estaba muy brillante. Mi celular sonó interrumpiendo cuando Finn iba a decir algo, atendí la llamada sin ver cómo era de costumbre.— ¿hola?
—Enana, es Adam, tienes que ir casa, le pedí el favor a Connor que vaya por ti, escúchame bien, tenías razón con la luna, ni se te ocurra mirarla o salir cuando esté roja.
—Ey, calma. —me aparté más del lado de mi mejor amigo tratando de procesar lo que Adam había dicho.— ¿Qué sucedió?
—Sólo, vete de la fiesta, y no salgas en toda la noche.
—¿Vas a explicarme?
—No, cuando vaya a casa lo... hago, demonios. —gruñó y colgó.
El castaño me miraba expectante y preocupado
—Al parecer papá se alteró al saber que estaba en una fiesta, debo irme Finny, pero nos vemos el lunes. —besé su mejilla y entre al lugar buscando la salida, mi celular volvió a vibrar en mi mano pero al estar tan concentrada buscando la salida no le hice caso.
—¡Ten cuidado tonta! —chillo una chica exageradamente lanzándome su bebida encima de mí, quise matarla pero me contuve, mientras más rápido saliera sería feliz.
La pase de largo evitando que me jalara el cabello cuando no le hice caso y encontré la salida a tiempo.
Connor al verme corrió preocupado hasta mi lado revisando que todo estuviese en orden.
—¿Qué pasó, nena?
—Una chica me tiro su bebida porque choque con ella, pero eso no importa, ¿nos podemos ir?
Él asintió rápidamente y abrió la puerta del auto del lado del copiloto, le mandé un mensaje rápido a mi mejor amiga y me concentré en todo lo que fue el camino; apenas eran como las diez.
—¿Qué sucedió con Adam? —pregunté confundida esperando una respuesta de su parte, él se intentó responderme pero se quedó callado a la final, bufé y vi algo pararse en mitad del camino, estábamos por la parte boscosa de camino a la casa.—¡Connor! —chille asustada, él sujeto mi mano con suavidad presionando más fuerte el acelerador evadiendo la sombra que se había desaparecido.—¡¿Qué narices fue eso?!
—Mejor aprovecha de dormir, te prometo que te voy a despertar apenas lleguemos. —caí dormida sin pensar luego de sus palabras y no supe más de nada.
El bosque, aullidos, gritos, pelea.
—¡Corre Barbara!, ¡corre!
—¿Barbara? —Connor me sacudió con suavidad y algo desorientada miré a mi alrededor.
Era la casa de Hazel, nana me miraba preocupada al igual que Connor, pero yo seguía perdida.
—¿Qué pasó? —La mayor me tendió un vaso con agua cuando escucho mi voz rasposa, le agradecí bajo y me tome el vaso de un golpe.
—Tuviste un mal sueño, te mandé a buscar con este agradable joven ya que tu hermano estaba ocupado en la fiesta. —mencionó nana viéndome preocupada, me dio un muffin alegando que seguro era porque no había comido nada y después de unos minutos largos de intensos cuidados, ella se retiró dejándome a solas con él.
—Creo que tú sabes lo que vi afuera.
—Barbara...
—¡Hija!, aquí estás. —Hazel entró corriendo a mi lado y me abrazo con algo de fuerza revisando que todo estuviste en orden después de unos segundos.
—Estoy bien, tranquila.
—¿Tranquila?, después de escuchar que te dio ese medio desmayo en el auto, menos mal que Rosa te trajo algo, por cierto, ¿quién eres? —se dirigió hacía el único chico en la sala y él la miró enderezándose con una mueca seria.
—Connor Koch señora LaBelle, un gusto, compañero de Barbara.
Mi madre asintió ante el saludo y su celular sonó reponiendo el silencio incómodo que se había formado.
—Con permiso, es importante esta llamada. —y sin más que añadir se alejó de nosotros dejándonos solos a los minutos sin ninguna palabra que decir la luz falló y en su lugar fueron los rayos de la luna roja quienes tomaron la oscuridad de la habitación.
—La luna roja. —susurré sintiéndome débil repentinamente.
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