23
El león se enamoró de la oveja al final.
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Capítulo 23
Los meses.
Un mes después.
Octubre.
Otro mes más que se va, las pesadillas han sido más constantes ahora, sólo que ya esa voz no me habla en sí, suelo caer más allá del bosque.
Desde que Adam y yo leímos esa traducción que él hizo, muchas cosas dejaron de tener sentido, la casa de nuestra madre se terminó convirtiendo un mar de secretos.
Por las noches antes de dormir solía sentir una mirada que me hacía tener escalofríos, los sueños ahora parecían piezas claves de cosas que no existían.
—Joder... —Gruñí estresada tratando de arreglarme el moño que me había hecho, puesto que me estaba estresando que el cabello me cayera tanto sobre mi rostro impidiéndome la vista para seguir estudiando sobre la simbología.
Recordé que había perdido el contacto total con mi padre, desde hace una semana, Danessa me explicó que mi padre ha tenido una complicación muy grande con el negocio y por eso no me ha podido contactar.
Abrí más el libro que había encontrado en la biblioteca de casa observando cada detalle de lo que decía, dibuje una especie de flor que aparecía en una hoja de mi libreta, seguí cada trazo similar, la luna que cruzaba la flor era incluso hermosa.
Parecía un collar.
—Barbara, cielo. —escuché la voz de nana, subí el libro de historia encima del otro con rapidez sintiéndome nerviosa ya que lo había sacado de una parte de la biblioteca que Hazel nos había prohibido tocar.—Barb, al fin te encuentro, mira lo que te he traído. —sonrió colocando una taza de té sobre la mesa donde estaba sentada y dejando un muffin a la vez.— pensé que seguro tenías hambre ya que no has salido desde que llegaste del colegio.
—Muchas gracias, nana. —le sonreí ampliamente degustando lo mejor qué hay en la cocina aparte de las manzanas.— es que tenía que estudiar, mañana tengo un examen muy importante de historia. —le expliqué tratando de no sentirme más nerviosa.
Más que todo por el libro viejo que estaba debajo del de historia.
—Niña, qué habíamos hablado de tomar un descanso?, Barb, a este paso te hará mal estudiar tan seguido. —reí suavemente y su ceño dejó de arrugarse.— deberías de hacer una pausa, hija.
—Pero sí paró no me podré concentrar de nuevo después. —la mirada seria que me dio basto para que yo asintiera a regañadientes. —Vale, pero sólo mientras termino de disfrutar esta maravilla que has preparado. —sonreí ampliamente.— ¿ya comiste, nana?
—Así está mejor, y así es mi niña, ya comí, más bien iba a tomar mi descanso ahora. Me avisas sí necesitas algo, ¿bien?
Asentí dándole una de mis mejores sonrisas.
—No te preocupes nana, después que termine de comer esta delicia limpiaré. —le prometí con una sonrisa y ella asintió lentamente.— ve a descansar tranquila. —ella me regaló una sonrisa antes de salir.
Y mi mente volvió a terminar pensando en aquel dibujo que había hecho.
Posiblemente me está afectando mucho más el reposo que el estar encerrada.
...
Este último mes las cosas parecieron normalizarse un poco, aunque mis pesadillas seguían volviendo cuando menos me lo esperaba, esta vez la voz que me perseguía ya no apareció más sólo me sentí observada muchas veces cuando dormía.
Chase estaba por su lado con su séquito de idiotas mientras yo me dedicaba a intentar que mi insomnio bajara y pudiese dormir tranquilamente en las noches.
Hace una semana que no asistía a clases porque había pasado factura de mis trasnochos y el no comer bien, por esa razón Hazel me había llevado al hospital donde el doctor me había exigido total reposo de esta semana.
Y yo me aproveche de ese tiempo para escaparme a donde mi abuelo, por ende me habían castigado aunque había valido la pena, ese mismo día estando en su biblioteca encontré un libro con nuestro apellido y no perdí el tiempo en traerlo conmigo de regreso, aunque se lo cedí a Adam para que me ayudara con la traducción de este.
—¡Tierra llamando a Barbara catorce, repito, tierra llamando a Barbara catorce!
Salí de mis pensamientos al escuchar la voz de la loca de mi mejor amiga, quien pasaba una barra de chocolate frente a mis ojos junto un pote de helado de vainilla.
—Dime, bonnie.
—Que te estaba diciendo que luces demasiado decaída y pues que ese encierro al estilo rapunzel es muy malo... —señaló con una mueca en su rostro al escuchar que ni siquiera podía ir a la esquina sin Andrew o alguno del escuadrón de acero.
—Lo sé, y qué lo digas. —bufé recibiendo el pote que ella me estaba dando pagando su deuda de aquella vez y a la vez por su visita.
—¿Está todo bien, Barby?
—Por supuesto que sí, Val. —le regale una sonrisa ladina y me dispuse a abrir el pote de helado concentrándome en comerlo.
Una perfecta mentirosa.
—¿Lograste descansar un poco?
—La verdad es que sí.— le mentí sin pensar obviando la parte del bosque en mis sueños, donde me perseguían siempre y terminaba hablando otro idioma.
—No me gusta que la pases tanto encerrada, es algo injusto.
—No es para tanto, bonnie, me gusta estar así y no me fastidia el hecho de quedarme en casa. Aunque sí me he estresado de más con todas esas actividades pendientes.
—Te dije que descansarás, Barbara, en la situación en la que te encuentras ahora no puedes estar de esa forma, sabes que puedes tomarte un poco de tiempo y los profesores deben de entender.
—Val, ¿sabes qué mañana me reincorporo?, en pocas palabras se me acumularán más cosas de las que ya tengo de por sí. —agregue con amargura comiendo la primera cucharada del helado, la saboreó contenta porque realmente amo el helado, ella bufa en total disgusto ante mis palabras pero antes que diga algo la interrumpo.— dejémoslo ahí, bonnie, sabes que soy extremadamente terca.
Ella se empezó a reír quedándose embobada en el televisor por unos minutos.
—Pero mira que belleza de hombre, niña. —le lanzó un cojín en la cabeza logrando que se quejé pero no deje de ver la pantalla.— no sé por qué me he quedado tanto viéndola pero es que Damon... por eso me gusta la serie, por Salvatore. —Se gira hacía mí sonriente y se recoge el cabello en una coleta descuidada señalando la pantalla.— por ese tipo de bombón, es que esta chica no tiene novio. —sin evitarlo más me empiezo a reír a carcajadas sujetándome la barriga después de sentir ese pequeño dolor por todo lo que me estoy riendo.
Duele pero me sigue dando demasiada risa.
—¡Barbara Constantine!, no te burles que tú sabes que es así. —responde divertida lanzándome una de mis almohadas y luego se queda callada como sí recordará algo.— ¡Cierto!, primero que nada, tengo curiosidad de por qué ahora has estando usando suéteres más grandes de lo que acostumbrabas.
Revoloteó los ojos sonriendo ladinamente mientras sigo comiendo mi helado de nuevo como sí no hubiese estado riendo al punto de casi morirme.
—Son cómodos. —respondo automáticamente sin titubear en ningún momento. —¿el profesor de biología te envió algo para mí?
—La verdad es que no, verás Connor.
—Vale... —se queda callada nuevamente y luego me regala una sonrisa tal cual el gato de Alicia en el país de las maravillas.— aquí recordando algo, aún tenemos una cosa pendiente.—no le doy tanta importancia ya que me concentro totalmente en el helado.—¡El cambio de look!
Casi me ahogo con todo el helado que me había estado a punto de tragar empezando a toser con fuerza, ella me tendió la botella de agua que había dejado en la mesa de noche junto a mi cama y después que pudiese respirar tranquilamente me miró.
¡¿En serio me iba a ahogar con helado?!
—Eh no, bonnie, sabes que te quiero mucho pero no. —al ver la expresión que se asoma ahora por su rostro niego repentinamente dejando el helado a un lado. —no, no, no y no. Lo que sea que se esté pasando por esa mente tuya no va a ocurrir.
—Ya veremos, Barb. —pareció tomarlo como un desafío y antes que pudiese seguir hablando del tema miró a la nada como intentando recordar algo.— ¡Eureka!, lo segundo es que no sabes todo los cotilleos que salieron nuevo, primero que nada, la paliza que Connor le dio a Jack fue impresionante, no se supo exactamente porque lo golpeó, pero casi lo mataba...
—¿Barbara?
—Connor. —saludé tratando de seguir mi camino ignorando el dolor que sentía nuevo por un golpe de Karen, apresuré el paso para que él no viera.
Pero como estaba en otro mundo, terminé golpeándome contra al piso al resbalarme.
—Mira Jack, la nerd se cayó de lo estupida que es. —escuché la voz de Luis y sentí repugnancia, Jack se carcajeó soltando un "espero que se muera pronto", yéndose a la vez siendo totalmente ellos ajenos ante Connor, quien parecía un volcán al haberlos escuchado.
Vi sus intenciones, él no estaría dispuesto a dejarlo pasar, sus ojos se tornaron claros por un momento pero como pude levante y tomé su mano.
—Connor... mírame, no valen la pena. —susurré bajo y sus ojos volvieron a su color normal, me miró fijamente y acarició mi mejilla suavemente con cuidado.
—Nena... te juro que los quiero matar.
—Ey, shh, no pasa nada, ¿sí? —sus brazos me rodearon a la par que solté esas palabras, se sentía como sí quisiera protegerme, pero al apretar sus brazos un poco sin querer jadeé de dolor por el golpe, él se alejó rápido y me estudio por completo luego abrió los ojos ampliamente y se alteró en estado nervioso.
—¿Te hice daño?, ¿te toque algo que duele? —tragué duro y las palabras se enredaron en mi lengua, negué evitando su mirada riéndome.
—N-no, yo, sólo las prácticas, ya sabes, y la caída de ahorita.
—Demonios, es cierto. Permíteme llevarte a la enfermería para que te coloquen algo.
—¡No!, es decir, no tranquilo, ahorita se me va a pasar. —le regalé una sonrisa débil y besé su mejilla, dispuesta a irme.
—Ellos van a empezar a pagar por haberte metido de esta forma contigo, princesa. —lo vi a los ojos y algo se removió en mi interior, estos estaban de nuevo claros, su voz sonaba algo más gruesa y se veía enojado.— lo juro.
—No vas a hacer ninguna locura, Connor. —me separé de él y me alejé rápido ignorando sus llamados.
—Muchos decían que se lo merecía, y otros sintieron pena, es mi hermano y eso, pero desde que él se pasó a... a comer. —se puso nerviosa cuando la miré.— ya sabes, que es medio tonto.
Algo oculta.
—Claro...
—Ya bueno, entonces dijeron acerca de la pelea y después de que eso sucediera, Karen fue suspendida por una semana, la que viene o parte de esta, no tengo la menor idea de porqué, eso sí no lo averigüe, pero...
La escuché dejar de parlotear por unos minutos en los que sólo podía verla pero no escucharla.
Mi cuerpo tembló y sentí como algo extraño rozó mi mano.
Vi mi cuerpo sentado junto a Val, pero yo no estaba ahí, estaba afuera, miré a mi alrededor y vi mi cuerpo algo transparente, quise gritar pero no podía hablar, la figura oscura de la ventana se fue y salí de mi habitación con extraño presentimiento.
—No, Hazel tiene razón con lo que dice, no podemos ser del todo notorios después de todo, ella no sabe que tiene ese don. —escuché una voz masculina al pasar cerca de una habitación, una que mi madre nos había prohibido.— mucho menos lo beneficioso que puede ser para nosotros.
—¡Silencio!, yo diré cuándo o cómo será usado ese don. —soltó la voz de mi madre, quise traspasar la pared recordando que al lado estaba la biblioteca y lo logré, había un sujeto de vestimenta oscura de espaldas a mí y mi madre se veía distinta.— todos aquí saben de lo que yo soy capaz.
—Claro, hasta de saber que tienes días controlando a tu hijo y a tu otra hija la tienes encerrada... ¡sabías bien que esta era la semana de la oscuridad!, y sigues mintiendo, sólo para tu propio beneficio.
Cuando ella iba a responder vi que se calló y cerró los ojos, salí rápido de la habitación con la voz femenina gritándome que lo hiciera, entre a mi habitación e intenté volver a mi cuerpo de nuevo, pero no podía.
—Cierra los ojos, Barbara. Ella no debe saber ya puedes hacer eso.
Eso hice y cuando los abrí Valeria me miraba confundida.
¿Hacer qué?
—Y entonces?, ¿entendiste lo último que te dije?
—Sí... sobre los chismes y eso. —reí siguiendo con mi helado, disimulando.
—Entonces después de eso Adam permaneció en el nuevo equipo junto a Connor.
Mi celular vibro a mi lado así que lo tomé, era de papá.
Hija, quiero decirte algo, te quiero mucho y los extraño, estaré de vuelta en unos siete meses, por favor cuídate a ti y a tus hermanos, los amo.
"8:45
¿Siete meses?, ¿cómo que siete meses?, dejé de ver el teléfono y seguí en shock.
—Barb, ¿qué sucede?
El sabor amargo que sentí en la boca me hizo sentir intranquila.
Le pase mi celular y ella leyó el mensaje.
Pasaría navidad con Hazel y su faceta extraña, la que descubrí momentos atrás, otra razón para seguir escarbando la tierra y conseguir la verdad.
Cada secreto iba a salir a la luz, sólo es cuestión de tiempo y fuerza de mi parte, porque algo me dice que el haber estado presente en esa conversación me traerá consecuencias.
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Por ahora se estarán ahogando en drama pero luego cambiará un poco, sólo esperen y verán.
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