capitulo 5
Sakura estaba enojada con la situación. Sentía que estaba perdiendo el control y tenía que hacer algo para volver a recuperarlo. Rápidamente, se sujetó el pelo con las manos mientras que con un tirón se libraba de Naruto.
-¡Mi sombrero! -protestó con dureza.
Él tenía una expresión de agresiva resolución y sus ojos brillaban por el triunfo. No solo no le hizo caso, sino que además se abalanzó sobre sus gafas y se las quitó también. Así dejaba su rostro a la vista para su posible identificación.
-Nos encontramos de nuevo -observó con una sarcástica sonrisa de satisfacción-. Una reencarnación bastante curiosa.
Sakura se quedó de piedra por la impresión. Todavía tenía las manos en el pelo, aunque ya era inútil intentar disimular. Lo único que podía hacer era mirarlo impotente mientras él se guardaba las gafas en un bolsillo.
-¡Son mis gafas! -le advirtió, intentando recuperar el control.
-Están a salvo -le aseguró. Con otra sorprendente maniobra, pasó a su lado y cerró la puerta.
-Así estaremos a salvo de interrupciones.
Ya no había posibilidad de escape. Estaba totalmente hipnotizada sin saber qué iba a suceder a continuación. Los latidos de su corazón le zumbaban en los oídos.
-De preciosa hada que concede deseos... a dama oscura de la venganza -comentó con una mueca-. ¿Te gusta jugar con las personas?
La pregunta la tomó por sorpresa.
-Se suponía que no me ibas a reconocer.
-Entonces, ¿es que querías tener un palco de primera para ver cómo la amada Hinata me daba calabazas? -observó Naruto enarcando una ceja, retándola a que lo admitiera.
-Algo así-reconoció con desgana.
-La relación con esa mujer estaba ya dando los últimos coletazos antes de la fiesta. Ninguno de los dos era feliz con el otro.
-Entonces, ¿por qué estabais juntos?
-La fiesta llevaba ya mucho tiempo organizada. Y hubiese sido... poco amable retirar la invitación -dijo encogiéndose de hombros.
Sus ojos brillaban con un deseo invitador que provocaba en ella sentimientos incontrolados.
-Pero desde entonces, me he estado arrepintiendo por no haberlo hecho -añadió arrastrando las palabras con suavidad.
A ella se le puso la piel de gallina al oírlo.
-No te importó herir sus sentimientos -le reprochó recordando lo que le había pasado a ella hacía nueve años. Él no había hecho ni caso a su regalo de cumpleaños. Sin embargo, cuando la chica del coche deportivo le hizo el mismo obsequio, aunque bastante más caro, se lo puso para demostrar a todos quién era la que de verdad le importaba.
-Algunos sentimientos silencian a otros -le contestó Naruto.
Sí. Como los que hay debajo del pantalón, nada que ver con el corazón, pensó intentando analizar las cosas desde su antiguo punto de vista.
-Incluso pueden traspasar un disfraz superficial -continuó, acercándose poco a poco.
Instantáneamente, se puso tensa. Entonces su voz la envolvió
-Y ahí estaba yo, mirando las alas cuando de repente sentí tu presencia en esta habitación.
«No puede ser», razonó sin querer creerlo.
-De hecho, se me erizó el vello de la nuca-dijo acercándose aún más.
Ahora era su vello el que se erizaba debido a la intensidad de los sentimientos que él proyectaba.
¿Le habría provocado ella eso al recordar con ardor el beso que habían compartido?
- Una sensación extraordinaria -continuó él-. Como una ducha de intensas olas mágicas.
Su estómago se contrajo, si era por miedo o por excitación no lo sabía. Pero estaba segura de que su cercanía le causaba una impresión muy fuerte. Ni se le ocurrió dar un paso atrás. Estaba totalmente absorta en la contemplación de su cuerpo. Casi se le olvidó respirar.
-Cuando me volví y me encontré con una total extraña, pensé que mis instintos estaban fallando. Pero entonces hablaste y la voz era inconfundible.
Si eso era verdad, ¿cómo era que no había reconocido a Sakura Haruno cuando cantó el sábado por la noche? ¿Es que ni siquiera se había molestado en escucharla? ¿O quizás tenía una memoria muy frágil?
-No te creo. ¿Por qué me quitaste el sombrero entonces?
-Para que no te marcharas.
-¿Y las gafas?
-No me gusta hablar con la gente que se esconde tras unas gafas oscuras. Quería ver tus ojos.
-No tenías ningún derecho.
-Tú fuiste la que vino a mi despacho. Nadie te pidió que hicieras este encargo. Lo hiciste solo porque yo estaba implicado. Creo que eso me da derecho a preguntar por qué... y a ver en tus ojos qué respondes a eso.
Sakura no dijo nada.
-¿No podías mantenerte alejada? -preguntó con voz dulce y seductora.
-Sí podía -respondió, molesta por la atracción que ejercía sobre ella-. Pero el trabajo es el trabajo. ¿Por qué iba a rechazar una oferta solo porque tú estabas involucrado? No tienes ningún control sobre mi vida, Naruto Uzumaki.
Sus ojos brillaron retadores.
-Entonces, no importará que me digas tu nombre.
-A mí solo me han pagado por darte este ramo. No te corresponde nada más.
-No te pagaron para que respondieras a mi beso en la fiesta -le indicó con convicción-. Y no me digas que has venido solo por negocios. Seguro que querías saber si podías volver a sentir lo que habías sentido.
Su corazón se encogió. Lo deseaba, siempre lo había deseado; pero, ¿cómo podía sentir esa pasión por alguien que había rechazado su tierno amor de juventud?
Su mirada se dirigió a sus pobres alas.
-Quería arreglarlas para ti -murmuró.
-¿Por qué?
Sakura pensó que era más fácil reparar unas alas que un corazón roto. Sin embargo, cuando volvió a mirarlo, sintió una profunda agitación debido al brillo de necesidad y de deseo que descubrió en sus ojos.
-Porque formaban parte de la magia que surgió entre nosotros. Todo fue perfecto y no quería que algo que te perteneciera o que perteneciera a aquel momento estuviese tan ajado.
¿Acaso tenía corazón? El recuerdo del pasado se estaba desvaneciendo gracias a esos nuevos sentimientos. Ahora, todo era diferente. Significaba algo para él.
Naruto alzó la mano y le acarició la mejilla.
-Fue algo real... lo que sentimos entonces. Y también es real lo que sentimos ahora.
El exquisito contacto de sus dedos encendió su piel y se infiltró en su sangre, haciendo que el pulso le latiera cada vez más deprisa. Los ecos de su voz retumbaron en su cerebro y en su corazón.
-Y no fui solo yo el que sintió eso. Me besaste con la misma intensidad; estabas conmigo.
Con él... con él... con él...
El deseo creció como la imparable cresta de la ola. Ese era su momento con Naruto, el hombre al que había amado, odiado y con el que había soñado. ¿Por qué no aprovecharlo?
El enterró sus fuertes dedos en su pelo y, con una inclinación de cabeza, sus labios la rozaron. En ese instante, cualquier pensamiento ajeno al momento se extinguió. Deseó ese beso con todo su ser. ¿Sería igual que el anterior? ¿Sería mejor? Sus bocas se juntaron. Ella cerró los ojos entregando todo su cuerpo a la sensualidad de aquella erótica caricia. Los labios se deslizaban sobre los suyos, cambiaban de dirección... exploraban... saboreaban... la lengua se movía con delicadeza... probándola... excitándola.
Decidió poner algo de su parte para ver si podía provocar la misma excitación; no quería que fuera un sueño parcial. Y su lengua acarició la de Naruto. Su respuesta hizo estallar la pasión y ambos se encontraron atrapados en una frenética maraña de emociones. La salvaje explosión fue como una cascada de fuegos artificiales y fuentes brillantes de placer inundaron sus cuerpos... Unos sentimientos fantásticos que nada tenía que ver con la fantasía. Le encantaba, la estaba volviendo loca. Lo rodeó con sus brazos para atraerlo más hacia sí, para sentir todo su cuerpo como lo había sentido antes de que Hinata rompiera el embrujo del sábado por la noche. Quería sentir al hombre de carne y hueso, cálido y duro y masculino. Quería apretarse contra él para notar su inconfundible deseo.
El deseo mutuo pedía ser consumado y sus cuerpos bullían con esa necesidad...
-¡Naruto!
La intrusión de la voz de Shikamaru fue como un latigazo.
-¿Qué significa esto? -oyó que le preguntaba con impaciencia.
Naruto interrumpió su beso y tomó aliento.
-Piérdete, Shika -gruñó a su amigo.
-¡Fantástico! -respondió con frustración-. Te traigo a Ino Yamanaka para que hables con ella personalmente y resulta que el hada ya es historia.
Sakura abrió los ojos. En su mente se encendió una luz de alarma: Ino podía estropearlo todo.
-No necesito ayuda -aseguró Naruto muy serio-. La tengo aquí conmigo -añadió mientras aflojaba el abrazo para que su amigo pudiera ver a la persona que lo acompañaba.
-!Sakura! -gritó su amiga.
Sakura oyó horrorizada cómo soltaba su nombre.
Ahora Naruto podría asociarla a un recuerdo del pasado: Sakura Haruno. Arruinaría lo que estaban compartiendo y empezaría a verla de forma diferente; probablemente, sentiría risa en lugar de pasión...
El pánico se apoderó de ella. ¿Cómo podía evitar que dijera más cosas?
-¡Es el hada! - exclamó Shikamaru con sorpresa-¿Vestida de luto?
-Esta mañana llamó la arpía que destrozó mis alas para hacer un encargo.
Su compañera lo entendió todo. Con una mirada de desaprobación, miró a Naruto.
-Y él te asaltó de nuevo.
-Me parece que el beso era mutuo -intervino Shikamaru-, Si quieres que te pague una indemnización por esto, no lo vas a conseguir. No había ni el más mínimo signo de lucha. De hecho...
-¿Os importa? -le cortó Naruto-. Este es mi despacho.
-Que es para trabajar -respondió el pelinegro-. ¿Recuerdas? Trabajo.
-Y yo puedo ver que la entrega ha sido realizada -dijo Ino, expresando la misma desaprobación-. Vamos. Sakura...
-Sakura... -repitió Naruto pensativo.
Por nada del mundo podía permitir que la asociara a la cría que había conocido.
-Es el apodo que me ha puesto Ino -explicó buscando rápidamente un motivo creíble-. Como mi cabello es del color del árbol de cerezos.
Por lo menos había recogido el testigo, pensó tranquilizándose.
Naruto se centró en la mujer que tenía al lado.
-¿Entonces cuál es tu nombre verdadero?-preguntó con una mirada de súplica.
-Haru -respondió sin mentir del todo porque su apellido era Haruno.
¿Pero y el apellido? No podía darle el verdadero porque la descubriría.
-Haru Sakurai -dijo intercambiando el orden y agregando una letra.
Él sonrió con satisfacción.
-Entonces ya sabemos quiénes somos -dijo con una voz tan suave como el terciopelo.
-Bien -intervino Shikamaru-, entonces ya...
-Lárgate, Shika. Todavía tengo que arreglar un par de cosas -le cortó tajante mirándolo con dureza.
-¡Bueno!-concedió a duras penas.
-Te espero en recepción -dijo Ino pensando que su amiga se había vuelto loca.
Y ella pensó lo mismo por un instante mientras la pareja salía de la oficina. Entonces, Naruto se volvió y comenzó a acariciarle el pelo, la mejilla... Con los ojos le estaba diciendo lo deseable que la encontraba. Era como si por sus venas corriera champán: demasiado embriagador para estropearlo con cualquier amargo recuerdo del pasado.
-Te invito a cenar.
-¿Dónde?
-¿Dónde vives?
Era demasiado arriesgado con Ino de por medio. Si quería mantener su identidad en secreto, y eso era esencial por el momento, tenía que mantener a Naruto alejado de su piso.
-Quedamos en el centro -dijo mostrando reservas.
El no dijo nada, solo sonrió.
-Como quieras. ¿Conoces el restaurante Muelle 21?
-Lo encontraré.
-¿A las siete?
-De acuerdo.
-¿No volverás a desaparecer?
-No. Estaré allí.
Quizás se había embarcado en una locura, pero se podía permitir una cena. Solo para ver..,
-Nos vemos entonces -dijo Naruto con una encantadora sonrisa y le dio las gafas que tenía en el bolsillo-. ¿Sin disfraces?
-Era mi trabajo -se excusó poniéndose colorada al pensar en el juego que había empezado.
Le devolvió el sombrero que estaba en el suelo.
-Perdona que te lo quitara así, pero tenía que ver tu pelo. Es demasiado bonito para esconderlo.
Sakura pensó que estaba escondiendo algo más que su pelo. Estaba jugando a un escondite muy peligroso. Cuando la pillara, si es que eso llegaba a suceder, ¿sabría manejar la situación?
-Ahora debo marcharme, Ino me está esperando.
-Hasta esta tarde -se despidió, acompañándola hasta la puerta.
Justo antes de salir, Sakura dirigió una última mirada a sus alas rotas.
¿Estaban los dos persiguiendo una fantasía?
Ella se paró bajo el marco de la puerta para mirarlo una vez más e instantáneamente la inundó la sexualidad que él generaba. Sus ojos ardieron con una pasión que nada tenía que ver con la fantasía y todo su cuerpo vibró con una respuesta muy real.
-Hasta esta tarde -repitió.
Ella asintió y se fue, incapaz de pensar, solo sentir... lo que Naruto Uzumaki le hacía sentir. No quería dejar que se le escapara.
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