Capítulo 15

Otra oportunidad...

Sakura deseaba otra oportunidad.

Se estaba rociando el pelo con escarcha plateada mientras pensaba en lo importante que era que todo estuviera perfecto esa noche. El hada madrina tenía que hacer verdadera magia en lo que iba a ser la actuación más crítica de su vida. Cualquier futuro con Naruto dependería de lo bien que lo hiciera.

Pensaba que se daría cuenta de que actuaba movida por la esperanza y no por la venganza.

Aun así, al dejar el bote sobre el tocador, su mirada se fijó en el reloj que Naruto le había devuelto y el miedo le encogió el estómago. ¿Habría matado cualquier atisbo de esperanza al rechazar sus explicaciones? Si no lo hubiera juzgado tan duramente, quizás no habría acabado todo tan mal.

Tomó el reloj, lo acarició para que le diera suerte y lo metió en el bolso. Naruto lo había guardado durante nueve años y quizás le sirviera de talismán.

El reflejo en el espejo le dijo que ya estaba perfecta, que ya no había nada más que pudiera hacer. Si hacía el ridículo no importaba. Era imposible perder más de lo que ya había perdido, y si ganaba... Su corazón tembló al imaginar que Naruto volvía a mirarla con deseo.

Tomó aliento y se dispuso a emprender el trayecto que iba a decidir el futuro de los dos, sea cual fuere el resultado. Shikamaru había recogido a Ino hacía dos horas, por lo que imaginó que la fiesta de cumpleaños de la madre de Naruto estaría en pleno apogeo. Su aparición sería una absoluta sorpresa. Solo esperaba que Ino comprendiera...

Si le hubiera confiado sus propósitos a su amiga, habría provocado una discusión y en la mente de Sakura no había nada que discutir. Pensaba que esa actuación podía darle otra oportunidad con Naruto y por lo tanto nadie iba a frenarla. Además, Mei la había invitado personalmente.

Si Naruto no respondía bien... se marcharía.

Colocó las alas y la varita, que ya estaban totalmente reparadas, en la parte de atrás del coche, junto al equipo de música. Comprobó que lo tenía todo y se sentó en el asiento del conductor. El camino de Ryde a Pymble era bastante corto, pero se le hizo interminable. Cuando al final llegó a su destino encontró que la calle estaba llena de coches; pero, para gran alivio suyo, en la entrada al garaje de los Terumi había suficiente espacio para dejar el suyo.

Resultó un verdadero esfuerzo sacar todas las cosas sin que se le cayeran y aún más difícil fue colocarse las alas en las ranuras del vestido. Deseó que Ino la pudiera ayudar, pero seguía pensando que no era una buena idea involucrar a su amiga en ese asunto.

Una vez que consiguió colocarse las alas, logró caminar por el sendero que conducía a la entrada sin tropezar. El ruido de la fiesta parecía venir de la parte de atrás de la casa lo que le ponía las cosas más fáciles.

Llamó al timbre y deseó que quien quiera que abriera la puerta aceptara sus explicaciones sin poner objeciones.

« ¿Y si era Naruto?»

La sola idea la hizo sentirse mareada. Estaba totalmente paralizada mientras esperaba a que le abrieran la puerta; pero cuando esto sucedió, se encontró con un verdadero milagro:

Mei Terumi

-¿Sakura...? -preguntó estupefacta.

Las palabras le salieron a borbotones.

-He venido a cantar para tu madre. Me lo pediste... Después de todo, podía venir y pensé...como dijiste que sería algo especial para ella...

-¡Que maravillosa sorpresa, Sakura! -dijo Mei entusiasmada-. Y veo que vienes de otra actuación -añadió mirando el traje de hada-. Estas estupenda.

-Entonces, ¿te parece bien?

-¡Genial!

-¿Me pones la música? -le dijo entregándole el equipo.

-Sí, claro.

-¿Están todos abajo?

Los ojos de Mei brillaban encantados por la conspiración.

-Espera aquí un momento que voy a reunir a los invitados en el salón, donde fue la fiesta de Ryuuji. ¿Te acuerdas? Vamos a darle la misma sorpresa que les dimos a los niños.

-Muy bien -dijo Sakura con alivio.

De repente, Mei frunció el ceño.

-Por supuesto, te pagaré por esto, Sakura. Nunca pretendí...

-Por favor, déjalo... Vamos a hacerlo y ya está. Si dejas la puerta entreabierta, podré oír la música.

Mei dudó un instante.

-Bueno, luego hablamos. ¿Puedes quedarte después?

-Sí -respondió esperanzada.

-Me alegro -dijo con una gran sonrisa-. Dame cinco minutos para reunirlos a todos. Cuando no haya moros en la costa puedes entrar y esperar en lo alto de la escalera para hacer tu aparición. ¿Te parece bien así?

-Perfecto. Gracias, Mei. En la cinta hay dos canciones. El Cumpleaños Feliz es la segunda, así que no creo que te equivoques con la cinta.

-Esto es fabuloso. Sakura. A mamá le va a encantar. Me voy a prepararlo todo.

Sakura se dijo que la suerte estaba de su lado. Podía escuchar a Mei dando órdenes a todo el mundo para que fueran al salón. Se asomó un poco por la puerta y, al ver que no quedaba nadie, entró muy despacio. Sus manos agarraban la varita con fuerza deseando que la suerte continuara.

Todo estaba tranquilo.

Se dirigió a las escaleras rezando para que las piernas no le temblaran. La música empezó y tragó saliva para aclarar la garganta. Cuando llegó el momento comenzó a cantar poniendo toda la esperanza de su corazón y de su alma en la canción...

Somewhere Over the Rainbow.

Una canción llena de esperanza. Esperaba que el arco iris también apareciera en su vida. Significaría que, a pesar del chaparrón, el sol volvía a brillar.

Su voz sonaba más preciosa que nunca, pero Sakura no lo sabía. Bajó las escaleras con majestuosidad, como si fuera una reina y esa fuera la misión más importante de su vida. No escuchó el murmullo de sorpresa y agrado que invadió la sala cuando ella apareció.

Vio a los padres de Naruto, Minato y Kushina, sentados en un sofá en el extremo de la habitación y a su lado, los hijos: Naruto, Sasori al lado del padre y Mei con su marido al lado de la madre. Todos, excepto Naruto, estaban sonriendo, disfrutando con la sorpresa.

Sakura se dirigió al centro de la habitación e intentó borrar de su mente la cara seria de Naruto.

Era plenamente consciente de los frenéticos latidos de su corazón, pero no podía permitir que el temor la embargara. La canción tenía que salir perfecta. Vio a Ino y la tranquilizó comprobar que su amiga estaba sonriendo mientras asentía con la cabeza en señal de aprobación.

¿La volvería a aceptar Naruto? Intentó que en su voz se reflejara la esperanza y el optimismo. Extendió los brazos y la última estrofa sonó como un lamento. Esperaba que Naruto la entendiera y le diera esa segunda oportunidad que tanto necesitaba.

Cuando Sakura acabó la canción, todos en la sala estallaron en aplausos. La cara de Kushina, aunque sonriente, estaba bañada de lágrimas. Minato le pasó un pañuelo mientras sonreía a Sakura. Ella les devolvió la sonrisa y se arriesgó a echarle una mirada a Naruto. Seguía sin sonreír, pero ya no estaba tan serio, parecía como si estuviera sopesando la situación. Al menos, no se había encontrado con una mirada de acero. Estaba receptivo. Por lo menos, un poco.

Mei mandó callar a todos; todavía había más. La primera nota del Cumpleaños Feliz sonó en la sala y todos guardaron silencio. No era la canción sensual que había dedicado a Naruto, sino una versión más tradicional. Sakura la cantó con todo el corazón mientras se dirigía a Kushina moviéndose lentamente, con la varita en alto.

-Piensa un deseo -le dijo con suavidad cuando la tuvo delante.

Después, se agachó para darle un beso en la mejilla.

-Felicidades-le susurró al oído.

-Gracias, Sakura. Me ha encantado tu actuación.

- Over the Rainbow es nuestra canción -intervino Minato-. Y tú la cantas mejor que Judy Garland. Estamos encantados de que estés aquí.

-Es un honor -contestó conmovida por su cariño.

-¡Mei! -llamó Minato-. Pon esa música otra vez. Tu madre y yo vamos a bailarla.

Al apartarse para permitir que la pareja pasara al centro de la habitación, Sakura se encontró al lado de Sasori. Este, de manera instantánea, le tomó la mano libre y se la estrujó. Desde luego, ya no había ni rastro de timidez en su rostro. En la actualidad, parecía muy seguro con las mujeres.

-Has cantado fenomenal -dijo a modo de saludo-, Es un placer verte de nuevo, Sakura, te has convertido en una preciosidad.

Era muy atractivo, pero era el hombre equivocado; nunca le había interesado. Miró con ansiedad a Naruto. ¿Iba a volver a apartarse para dejar paso a su hermano?

Él la estaba mirando con ojos abrasadores que interrogaban su alma. « ¿Por qué estás aquí? ¿Qué quieres? ¿Qué hay de verdad en esto? ¿Es esperanza o venganza?»

La música comenzó de nuevo.

-¿Quieres bailar conmigo Sakura? -le preguntó Sasori.

-¡No! -fue la respuesta vehemente de su hermano.

Sasori se quedo sorprendido por la agresividad de su hermano.

-Esta vez no, Sasori. Sakura no es para ti. Nunca lo fue. Y yo soy el que voy a bailar con ella. Vete por ahí a buscar a otra mujer.

Sasori lo miraba boquiabierto.

-De acuerdo. Relájate. Solo pretendía...

-Meterte en medio. Como hiciste hace nueve años.

-Pero, Naruto, eso es la prehistoria.

-No, para mí. Lárgate, Sasori.

-De acuerdo, me largo -dijo Sasori alejándose con los ojos como platos y rojo de vergüenza.

Naruto dio un paso al frente y agarró a Sakura por la cintura para bailar con ella. El abrazo era fuerte y posesivo y parecía que el corazón quería salírsele del pecho.

-¡En, un momento! -interrumpió la voz de Ino-. Yo me quedo con esto -añadió tomando la varita y pasándosela a Shikamaru-. También tengo que quitarte las alas para que no se estropeen.

-Ino tiene razón -dijo el pelinegro-. No queremos más disgustos.

-Ya podéis bailar -anunció Ino con las alas en la mano-. O pelearos, o lo que queráis.

Ino y Shikamaru eran dos almas gemelas y sabían cómo armonizar su mundo. Dejaron a Sakura y a naruto a solas para que hicieran lo que necesitaran con el suyo.

Naruto le tomó la mano y entrelazó los dedos con los de ella.

-Dime que esto no es un juego, Sakura –pidió con intensidad.

-No es ningún juego, te lo prometo -le respondió con verdadero fervor.

Sus padres pasaron al lado bailando.

-¿Estáis bailando o qué? -preguntó su madre divertida.

Para no atraer más miradas curiosas, Naruto se puso a bailar apretando a Sakura contra su pecho.

Ella apenas podía oír la música de lo fuertes que eran los latidos de su corazón.

-¿Vamos a empezar de nuevo? -le dijo al oído con un murmullo apenas apreciable.

Sakura tembló de miedo. Tenía que darle la respuesta acertada. Quería que esta vez todo fuera diferente.

-Lo hice todo mal al utilizar un nombre falso. Lo sé. Y siento mucho haberlo liado todo entre nosotros -se disculpó con ansiedad-. La única excusa que puedo darte es... que me sentía tan insegura, Naruto...

Él suspiró profundamente y ella sintió su aliento en el cabello.

-Yo fui demasiado rápido. Me maldije por ello. Si te hubiera dejado seguir siendo Haru, quizás hubieses aprendido a confiar en mí.

Él hablaba del pasado, no del presente. No escuchaba esperanza en su voz, solo tristeza. Sakura sintió un gran peso en el corazón. Parecía que no pensaba en recuperar lo que habían perdido.

La música cesó.

Naruto la soltó y, por un terrible instante, Sakura se sintió despechada. Todo había acabado. No había más oportunidades. Entonces, él la tomó de la mano.

-Ven conmigo -dijo llevándosela al jardín.

Los demás estaban cantando el Cumpleaños Feliz a la madre de Naruto y nadie se dio cuenta de que salían. Corrió la puerta de cristal que daba al jardín y se la llevó fuera. Caminaron hasta el final, hasta una zona muy oscura.

-Aquí no nos molestarán -murmuró soltándole la mano y separándose de ella unos pasos.

Sakura no tenía ni idea de lo que pretendía.

Una frágil esperanza le susurraba que él quería estar con ella. Quería hablar y eso podía ser una buena señal. Pero se sentía incapaz de pronunciar palabra.

-Siempre ha sido una cuestión de confianza-declaró Naruto meneando la cabeza como si algo lo estuviera atormentando-. Lo hice tan mal hace nueve años...

-Naruto, vamos a olvidarlo todo -suplicó deseando un futuro juntos.

-Tengo que hacerte comprender, Sakura. No podemos dejar pendiente este asunto -añadió con vehemencia-. Necesito que sepas que fuiste muy especial para mí. Incluso cuando eras una niña pequeña, me mirabas de esa forma... con los ojos llenos de inocente confianza... Como si pensaras que nada podría pasarte porque yo estaba allí para protegerte.

-Eso es como el culto a los héroes -dijo deseando que dejara de hablar del pasado, asustada de que no condujera a ningún lugar bueno.

-No, era algo más. Nadie más me daba esa sensación de... puro amor. Me imagino que se podría decir que me alimentaba de él, hasta que me di cuenta de lo egoísta que estaba siendo. Me convencí a mí mismo de que al forzar la ruptura te estaba dando libertad. Pero lo que rompí fue tu confianza mí.

«Era amor verdadero», quiso gritar Sakura, pero se mordió la lengua al no sentirse tan valiente como para confesar la verdad.

-Me odié por haberlo hecho, por haberte perdido -continuó Naruto-, y supe que nunca más podría volver a tenerte. Así es que, cuando reconocí a Sakura Haruno en Haru Sakurai... me pilló desprevenido. Quería que volvieras a creer en mí. Cuando no lo hiciste, en lugar de enfrentarme a lo que yo había hecho, comencé a dejar de confiar en ti.

Naruto extendió las manos a modo de suplica.

-Te juro que es verdad, Sakura. Durante estos nueve años, mi corazón ha estado como muerto. Ninguna de las relaciones que he tenido ha sido importante para mí. Después, hace una semana...-se acercó a ella, despacio, con ojos observadores, indagadores-.- conocí a un hada de cuento, y cuando ella me besó, fue como si hubiera hechizado mi cuerpo y mi alma - añadió con voz ronca.

-A mí me pasó lo mismo, Naruto -susurró Sakura-. Por eso he querido venir vestida así hoy, para que volviera a suceder la misma magia.

-Sakura...

Sakura y Naruto se fundieron en un beso apasionado. Necesitaban que todo saliera bien para que la magia volviera a surgir y los invadiera. El pasado ya no les interesaba. Solo importaba el presente y el viaje que pudieran emprender desde allí.

-Haré todo lo que esté en mi mano para recuperar tu confianza. Dame otra oportunidad. Sakura -le susurró al oído.

-Abrázame fuerte. No me sueltes.

-Nunca -le juró-. Nunca.

Y la besó con esa promesa en los labios, en el alma. Y sus corazones latieron al unísono.

-¿Naruto?... ¿Sakura?... -era la voz de Mei que los llamaba.

Naruto dejó de besarla con un suspiro.

-Sí... ¿qué pasa? -respondió de mala gana.

-Voy a traer el pastel de mamá. Os quiero a los dos dentro con todos los demás.

-Estaremos ahí en un minuto -aseguró a su hermana y luego, mirando a Sakura, le dijo-: ¿Te parece bien... enfrentarte a mi familia conmigo?

-¿Y a ti?

-Por mí no hay ningún problema. Estoy encantado de tenerte a mi lado y no me importa que todos sepan que eso es lo que quiero.

-Entonces, por mí tampoco hay problema.

Con un pulgar le acaricio la mejilla.

-Yo te cuidaré, Sakura.

-Confío en que lo harás -le aseguró con una sonrisa-. Este es el principio de nuestra segunda oportunidad.

-Sí -confirmó Naruto.

Y juntos caminaron hacia la casa dejando la oscuridad detrás.

No había lugar para la oscuridad es sus corazones, solo para la magia.

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