capítulo 11
Naruto llegó al garaje de la empresa justo cuando Shikamaru se bajaba de su BMW. Mal momento. No tenía ni pizca de ganas de hablar con él porque sabía perfectamente cuál sería su tema de conversación.
Apagó el motor y se quedó pensando si salir del coche o no. En ese momento, lo que le más le apetecía era ir al piso de Sakura para que le dijera cara a cara por qué lo había dejado solo. Si supiera que así iba a conseguir lo que quería...
Si eso era lo que tenía en mente cuando empezó todo, nada iba a hacerla cambiar de opinión. Sin embargo, si lo que quería era más tiempo, tiempo para pensar... entonces, quizás el tiempo fuera su aliado.
De cualquier manera, no podía evitar sentir que ese era el día del Juicio Final.
Shikamaru golpeó en la ventanilla del coche con una pregunta divertida en el rostro. Con un suspiro de frustración, Naruto abrió la puerta. Estaba decidido a no satisfacer la curiosidad de su amigo. De todas formas, no tenía ninguna respuesta que darle.
-¿Fue todo como esperabas con la hermosa Haru?
Naruto lo miró cansado.
-Métete en tus asuntos. Shikamaru.
-Te recuerdo que soy una parte interesada -le dijo con rapidez.
Atrapado en su propio dilema Naruto había olvidado que Shikamaru estaba interesado en Ino.
Cerró la puerta del coche pensando que la compañera de Sakura debía estar al tanto del engaño. ¿Y dónde la colocaba eso?
-¿No fue lo que esperabas después de todo?-insistió el pelinegro.
-Ella es todo lo que yo espero -le contestó Naruto deseando que se acabara el interrogatorio.
Necesitaba más tiempo para pensar en lo que había sucedido.
Shikamaru lo miró con escepticismo.
-Entonces, ¿por qué no estás radiante de alegría?
-Porque no estoy seguro de lo que quiere -le contestó con sinceridad-. Y ahora olvídalo, Shika.
-¿No te precipitarías?
-¡He dicho que lo olvides!
-Sí, claro. Eso si no me llevo un rapapolvo de Ino.
La pequeña rubia estaba metida en el asunto. Le había seguido la corriente con el tema de Haru Sakurai el día anterior. Quizás las dos estuvieran jugando a lo mismo, Sakura con él e Ino con Shikamaru. Naruto se mordió la lengua para no decirle nada a su amigo. No merecía la pena hasta que supiera de qué se trataba aquel juego.
-Espero que te puedas concentrar en las entrevistas de hoy.
-¿Qué entrevistas?
-Las que tienes que hacer para decidir con qué artistas gráficos te quedas. Por supuesto, soy consciente de que las presiones que tienes ahora no tienen nada que ver con el trabajo, pero...
-No te preocupes. Estaré listo para hacerlas-cortó tajante-. Llévalos a mi oficina tan pronto como lleguen.
-La primera es a las diez.
-De acuerdo.
-Mírate primero los currículos, Naruto. No queremos en la oficina gente que no encaje.
-Sé cómo ocuparme de mi trabajo -le dijo muy serio.
-Bien -le respondió Shikamaru y se metió en su despacho.
Naruto continuó hasta el suyo contrariado por el desarrollo de los acontecimientos. ¿Por qué no había sido sincera con él? ¿Y cómo demonios había tenido el valor de largarse y dejarlo solo después de lo que habían compartido? ¿Realmente pensaría que ese grado de armonía sexual se podía encontrar en cualquier parte?
Cuando llegó a su despacho, Naruto sabía que tenía que forzar la situación, fuera cual fuese el resultado. No era solo él. A Shikamaru también lo afectaba todo aquello. Tomó la guía telefónica y marcó el número de Sakura con determinación. Oyó la llamada al otro lado de la línea y deseó con desesperación que no saltara el contestador automático.
-Fiestas En Casa -anunció la inconfundible voz de Ino Yamanaka-. ¿En qué podemos ayudarlo?
«Saliendo del pastel que habéis preparado», pensó Naruto. Estuvo a punto de preguntar por Sakura Haruno para ver cómo reaccionaba su amiga, pero quería que fuese la propia Sakura la que lo admitiera.
-Soy Naruto Uzumaki. ¿Puedo hablar con Haru, por favor?
El nombre falso retumbó en sus oídos.
-Haru -repitió Ino como si a ella también le sonara mal el nombre-. Un momento por favor, voy a buscarla.
-Gracias.
Naruto pensó que si Ino estaba realmente interesada en Shikamaru no estaría muy de acuerdo con el engaño. Quizás, en ese momento, estaba forzando a Sakura para que le dijera la verdad.
Pensó que tendría que manejar la conversación con sumo cuidado para no acabar con cualquier atisbo de esperanza.
-¡Despierta bella durmiente! Levántate.
La orden de Ino le llegó a través de los sueños y la hizo incorporarse como empujada por un resorte.
-¿Qué pasa? -preguntó adormilada.
-Son casi las nueve y tu príncipe azul está al teléfono -le dijo Ino sin mostrar el mínimo ápice de simpatía.
-¿Príncipe azul?
-Naruto Uzumaki. Acabemos con los temas personales antes de que empiece el horario de trabajo ¿De acuerdo?
-Naruto... al teléfono... -su corazón empezó a latir deprisa.
-Sí y pregunta por Haru, por lo que debo deducir que no le has contado nada.
Sakura saltó de la cama y corrió al teléfono intentando despejarse. Quizás Naurto quería saber por qué se había marchado sin decir nada. ¿Cómo podría explicarle que temió que no la deseara a la luz del día? Después de todo, no sabía quién era ella y llevársela a su dormitorio en la primera cita, ¿sería esa su costumbre con las mujeres?
Cuando se quedó dormido, las palabras «cama» y «desayuno», comenzaron a darle vueltas en la cabeza. No sabía qué había significado la experiencia para él y tuvo miedo de enfrentarse a la mañana.
-No me explico de qué estuvisteis hablando hasta las tres de la madrugada -la increpó Ino -. No creo que fuera de Sakura Haruno. Tampoco creo que ningún restaurante esté abierto hasta esas horas.
-¿Las tres?
¿Era tan tarde cuando dejó el apartamento de Naruto? No había mirado el reloj. Tenía demasiadas cosas en la cabeza.
-Eran casi las cuatro cuando llegaste -le respondió Ino-. ¿Te llevó a algún sitio?
-Está esperando al teléfono -le recordó Sakura cortando con el interrogatorio-. Además, decidimos que este era asunto mío, Ino.
-¡De acuerdo! -respondió enfadada y se marchó de la habitación-. Sigue enredándolo todo.
-Gracias por despertarme-fue todo lo que Sakura pudo decir. Sabía que no podía buscar ni comprensión ni consejo en su amiga.
-Me gustaría que realmente despertaras -respondió fríamente mientras se dirigía a su dormitorio-. No olvides que tenemos una representación esta noche. No hagas planes.
Sakura levantó una mano para indicarle que lo había oído mientras su mente buscaba ansiosa una respuesta que pudiera satisfacer a Naruto. Esa llamada debía significar que quería seguir la relación con Haru Sakurai.
O volver a acostarse con ella.
¿Habría cometido un terrible error al irse con él a la cama? Al recordar cómo lo había incitado enrojeció de vergüenza.
-¡Hola! -fue todo lo que consiguió decir.
-¡Hola! -contestó Naruto. Después de un silencio que ella no supo romper, él añadió-: te he echado de menos esta mañana.
-Pensé que era mejor que me marchara -dijo rápidamente buscando una explicación-. No estaba segura... quiero decir... el coche... no recordaba si lo había dejado bien aparcado... Ino me estaba esperando- y...
-Y no quisiste despertarme para despedirte-acabó él la frase para echarle una mano.
Ella respiró al comprobar que había aceptado su explicación. No podía explicarle el conflicto que sentía porque ni siquiera le había dicho quién era. Ahora le daba más vergüenza todavía.
-Me preguntaba si lo de anoche fue tan especial para ti como para mí -continuó después de otra pausa.
-Sí, muy especial -le respondió Sakura recordando que se había entregado por completo y que había disfrutado de cada instante.
-Entonces, ¿no hay nada que te preocupe?
Un millón de cosas, pero ninguna de la que pudiera hablar con él.
-Estoy bien, Naruto -le aseguró-. Lo siento. Me marché sin decir nada. Pero... era tarde... y...
-De acuerdo. Lo entiendo. Simplemente se me ocurrió que podíamos hablar. Si hay algo que quieras decirme... sobre lo que sea... Quiero volver a verte. Me encantaría.
-A mí también -dijo rápidamente.
Pero tenía dudas sobre cuál sería el camino que tomaría. El tiempo lo diría, se dijo a sí misma. Necesitaba más tiempo.
-Entonces, ¿quedamos esta noche?
-Tengo trabajo, Naruto. Pero mañana estoy libre. ¿Si te viene bien?
-Perfecto. Te recogeré a las siete.
-¿Aquí? -a Sakura no le gustó mucho la idea-. No me importa que quedemos en el centro.
-Es mejor que te recoja. Así no tendrás problemas con el coche. Estaré encantado de llevarte a casa cuando quieras. Solo tendrás que decírmelo.
Un sentimiento de culpabilidad la invadió.
-Lo siento, Naruto. Debí dejarte alguna nota. ¿Tienes mi dirección?
-Sí, viene en la guía telefónica. Voy a esperar a pasado mañana con impaciencia.
-Yo también -dijo con una sonrisa y colgó el auricular.
Naruto no estaba sonriendo. Le había dado otra oportunidad para que se lo contara todo y no lo había hecho. Todavía no sabía si actuaba movida por un sentimiento de venganza o si lo estaba poniendo a prueba... ¿Había estado fingiendo al teléfono o había sido sincera? Ahora tenía que esperar dos días para ver qué sucedía.
Solo tenía una cosa clara. Que no podía continuar con esa farsa. Era deshonesto por ambas partes. Ella por hacerse pasar por otra persona y él por no decirle que sabía quién era.
Tenía que acabar con eso.
Por un lado, le resultaba imposible actuar con naturalidad si ella insistía en seguir siendo otra.
Por otro, quizás se sintiera fatal al saber que había sido descubierta y decidiera huir.
No quería que todo saliera mal. Aunque, en ese momento, ya andaba todo mal.
Tenía que buscar una salida que tuviera final feliz.
Lo que necesitaba era una intervención del exterior que la forzara a revelar su identidad y la razón por la que actuaba de esa manera. Una vez que supiera lo que tenía entre manos, podría intentar ganársela. No podía creer que lo que había pasado la noche anterior entre ellos no hubiese sido genuino.
¿A quién podía utilizar? ¿A Shika? ¿A Ino? No quería depender de su amigo y no había motivo para que Ino lo ayudara.
De repente, pensó en su hermana y en la idea que ya había tenido una vez. Si ella contrataba a los Girasoles Cantantes... Sí, ella la recordaría y el secreto saldría a la luz.
Naruto volvió a tomar el teléfono.
No se paró a pensar en lo acertado del plan.
Solo sabía que estaba cansado de Haru Sakurai, que quería a Sakura Haruno.
Y la quería al día siguiente por la noche.
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