Capítulo 8

—El que faltaba —masculla Mikael.

Luca ignora su comentario y mantiene la vista clavada en mí. Me zafo del abrazo del vampiro e intento disimular.

—Claro, todo genial.

Echo a andar dispuesta a alejarme de Mikael todo lo que me sea posible, sin embargo aún escucho su voz a mis espaldas.

—Ya seguiremos otro día con esta conversación. Creo que aún tenemos mucho que decirnos.

Ese tono socarrón, que demuestra que todo se lo toma a broma, me saca de quicio. Ni siquiera le miro, me niego a darle esa satisfacción. Aunque no puedo evitar soltar un último comentario a modo de despedida.

—Que te jodan, Mikael.

—¡Eso intentaba y tú me has fastidiado la fiesta! —grita.

El caso es tener él la última palabra. Al menos me alegro de que haya sido así y se le haya torcido la noche. A ver si entiende de una vez por todas que quiero que se vaya de aquí.

Luca me alcanza y su expresión me resulta extraña. ¿Qué estará pensando?

—¿Todo bien entonces? —insiste.

—Gracias por el interés, pero no necesito tu ayuda —respondo más borde de lo que debería. Mikael me ha puesto de muy mal humor —Sé apañármelas.

—Me lo imagino. Es solo que...

Por un instante parece no saber qué decir.

—Que... —le animo. Ahora me pica la curiosidad por saber cómo continúa esa frase.

—Te va a sonar un poco loco, pero es que no me fío de él. Hay algo que me hace desconfiar. Creo que es el típico al que le persiguen los problemas. O al revés. ¡Olvídalo! No digo más que tonterías.

Me detengo y le miro con atención. Realmente ha hecho una buena lectura de Mikael.

—Al contrario, me parece que has dado en el clavo. —Miro alrededor, aún hay mucha gente por la zona, sin embargo yo ya he tenido suficiente marcha por hoy—. Me voy a casa. Hasta otra.

No he dado ni dos pasos, cuando Luca me corta el paso.

—¿Puedo acompañarte?

Me da la risa. ¿Va en serio?

—Te he dicho que todo está bien. No necesito un guardaespaldas ni nada por el estilo.

—No es eso. Yo también me voy ya de aquí y bueno, pensé que podíamos regresar juntos, nada más.

—De acuerdo.

Saco el móvil y llamo a Irantzu para avisarla. Por supuesto no me coge. Seguro que le está comiendo la boca al chico de antes. Le mando un whatsapp para que sepa que me he marchado y pruebo con Hugo. Este coge al momento pero para mi sorpresa, hace rato se fue a casa porque "se estaba rallando". Guardo el teléfono con la sensación de que me estoy perdiendo algo.

—¿Hablabas con Hugo?

La pregunta de Luca me recuerda que continúa caminando a mi lado.

—Sí, le conoces del periódico ¿no?

—Hace unas fotos estupendas. Lo cierto es que es un buen tío.

—Lo sé. Tengo mucha suerte con Irantzu y él.

—¿Y qué pasa entre ellos?

Doy un traspiés al escuchar la pregunta y si no llega a ser porque me sujeta del brazo, me estampo contra el suelo. ¡Vaya reflejos de vampira!

—¿Qué pasa entre ellos? —repito con una voz demasiado aguda para mi gusto.

—¡Um! No sé... siempre he pensado que había algo. No me digas que no lo has notado nunca. Estáis todo el día juntos. ¡Venga ya!

—Yo, o sea, no... —balbucéo como una tonta—. Son amigos, nada más. Están todo el día picándose y discutiendo...

—Quizás precisamente esa cercanía te ha impedido ver lo que pasa en realidad. Ahí saltan chispas ¡creéme!

Me molesta que sepa más de mis amigos que yo misma.

—A ver, tío listo. ¡Ilumíname con tu sabiduría! ¿Qué es lo que crees que sabes?

Se encoge de hombros pero una sonrisa pícara baila en sus labios.

—Escribo en el periódico. Me dedico a observar a cada uno de los estudiantes de nuestro instituto. Es la única forma de descubrir lo que ocurre entre esas paredes. Y puede que me equivoque pero me juego lo que quieras a que tu amigo Hugo está colado desde hace mucho por tu amiga y ella, ni se ha dado cuenta. Aun así, creo que Irantzu también siente algo aunque lo ha disfrazado de amistad para poner unos límites.

Su seguridad me hace dudar. ¿Tendrá razón? Después de lo que ha dicho, tengo la sensación de que todos estamos bajo su escrutinio. Sin embargo no sabe quién soy yo...

—Así que te dedicas a observar... por eso crees tener calado a Mikael. Seguro que has estado atento a sus movimientos.

—¿Acaso me vas a decir que no hay algo de ese tío que te escama? No sé qué sabes de él, pero a ti también te da mal rollo.

El problema es que yo tampoco soy de fiar. En un momento dado puedo resultar igual de peligrosa que Mikael.

No le contesto y hacemos el resto del trayecto en silencio. No puedo quitarme de encima el regusto amargo de saber que si descubriera lo que soy en realidad, no caminaría tan tranquilo a mi lado.

Voy tan inmersa en mis pensamientos que a punto estoy de pasar de largo mi casa. Me detengo de golpe y señalo a mis espaldas.

—Vivo aquí.

Echa un rápido vistazo por encima de mi hombro y luego vuelve a posar sus ojos en mí.

—No sé si algo de lo que he dicho te ha molestado, si ha sido así, no era mi intención.

Entiendo que se refiere a que me haya quedado callada de repente. Si él supiera...

—No es eso. Estaba... pensando en mis amigos —disimulo—. Nada más.

—Vale —No suena muy convencido—. A veces hablo de más. Si el lunes me esquivas en el comedor o por los pasillos, me lo habré ganado. Aunque preferiría que me siguieras hablando.

No puedo evitar sonreír con su comentario. La carita de pena que acaba de poner, le hace parecer adorable.

—Puedes estar tranquilo.

—Ok.

Me giro con intención de entrar en casa, sin embargo me doy cuenta de que hay algo que quiero preguntarle. Me vuelvo de nuevo dispuesta a salir de dudas.

—Oye, y a mí ¿también me has observado?

Sé que he podido sonar descarada, pero nada más lejos de la realidad. Simplemente tengo curiosidad por saber si es así. Luca da dos pasos hacia mí hasta que la distancia entre los dos es mínima.

—No te haces una idea.

Me dedica una última sonrisa y en esa respiración, a escasos centímetros, vuelvo a notar su olor, ese que me enturbia los sentidos. Incluso he cerrado los ojos. Sin querer.

Cuando los abro, él ya se ha alejado, camino de su casa. Sacudo la cabeza para intentar librarme de la sensación que me produce el aroma que desprende. ¿Cómo puede afectarme tanto?

Entro en casa y voy directa a mi cuarto. Cuando me tumbo en la cama, sus últimas palabras aún resuenan en mi cabeza: "No te haces una idea".

¡Hola, hola! ¿Qué tal estáis?

Se me complicó lo de subir un capítulo el jueves, por eso he actualizado hoy. Un capítulo de lo más entretenido, con mucha información. No hay nada como hablar con Luca para enterarse de un montón de cosas. 

¿Qué pensáis de lo de Hugo e Irantzu? A veces cuanto más cerca estás de unas personas, menos te das cuenta de lo que pasa entre ellas. Y si tomas algo de distancia, en cambio es más que evidente. ¡Qué hará Olivia ahora con esa información?

Y en cuanto a Mikael. Sobre él no le ha dicho nada nuevo ya que desconfía al igual que Olivia. Pero ¿tendrán razón?

Ay, y esa frase final... "No te haces una idea". Así que ha estado la ha estado observando... Eso dice mucho... ¡No me tiréis de la lengua!

Dejadme votos y comentarios. Os lo agradeceré eternamente.

Pronto más. Besitosssss

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