Capítulo 5
Le conté a Camille lo de Mikael en cuanto llegó a casa. Sin embargo y para mi sorpresa, no se puso ni un poquito nerviosa. La presencia de un vampiro en el mismo lugar no la inquietaba ni lo más mínimo. Será la experiencia, supongo. Tener ciento sesenta y siete años como vampira seguro que hace que estés de vuelta y media de todo. Así que la única que no sabe lidiar con la situación soy yo. Y menos si ese vampiro me besa de buenas a primeras.
Entro en el comedor acompañada de Irantzu y Hugo que van discutiendo para variar y yo echo un vistazo a mi alrededor aunque no tengo muy claro a quién estoy buscando. ¿A Luca? ¿A Mikael? ¿A los dos?
No hay rastro de ellos y respiro aliviada: hoy no habrá distracciones de ningún tipo. Avanzo en la cola, escuchando cómo mis dos amigos discuten sobre la trascendencia que tendrá una película como Barbie en las próximas décadas. Tuerzo la boca en un gesto de disgusto al mirar las opciones del día, demasiado pescado y poca carne.
—Un asco de menú ¿no crees?
Doy un respingo al escuchar la voz de Mikael justo a mis espaldas. Apenas le miro de reojo y sí, para mi desgracia, se ha colado con todo su morro y ahora arrastra la bandeja junto a la mía. Al ver que le ignoro, insiste.
—Dime —acerca su boca a mi oído para que nadie más le escuche—. ¿A quién te comerías primero?
El plato de albóndigas que acabo de coger a punto está de escaparse de entre mis dedos. ¿Está hablando en serio?
—Déjame en paz, Mikael. No pienso entrar en tu juego —digo, lanzándole una mirada de reproche.
Suelta una carcajada, demostración de que le importa bien poco mi actitud de rechazo. Me alejo de él junto a mis amigos que por suerte no se han dado cuenta de nada y nos sentamos en nuestra mesa. En cuanto doy el primer bocado, no puedo evitar mirar a otros compañeros que comen tranquilamente mientras conversan sobre temas intrascendentes.
Él no lo entiende, siempre me he comportado como una más, dejando de lado lo que soy en realidad. Incluso he llegado a creermelo. Como si pudiera ser dos personas a la vez. En casa, soy una vampira. Fuera de casa, soy una adolescente que estudia, trabaja y pasa tiempo con sus amigos. Él me ha recordado que no es así, que aquí también soy diferente a ellos y que nunca seré su igual. Me ha hecho pensar en mis compañeros como comida y ahora no puedo borrar esa idea de mi mente. Maldito seas, Mikael.
No es que me los esté imaginando como un filete andante, pero de pronto es como si no pudiera apartar la vista de su yugular. Puedo verme a mí misma saltando al cuello de cualquiera de ellos y lo que eso supondría. El caos más absoluto. Agito la cabeza para deshacerme de esa imagen.
—¿Qué te ocurre? ¿Estás bien?
Irantzu me observa con sus enormes ojos castaños y veo verdadera preocupación en ellos. Si supiera que lo que estaba recreando era la matanza de medio instituto, seguro que no me miraría así. Me centro en mi plato e invento una excusa.
—Sí, es solo que... sabes que no me gustan mucho las albóndigas. Esta salsa es asquerosa —Arrastro con el tenedor la mezcla viscosa que las baña intentando apartarla.
Hugo me tiende su ración.
—Anda, venga. Te lo cambio por lo mío.
Si es que este chico es un sol.
—Gracias pero no. Odio el pescado.
En realidad no es que lo odie, es que por algún extraño motivo tiene un sabor desagradable para los vampiros. Puedo aceptar que todo lo verde sepa a corcho pero paso de comer algo tan espantoso. Antes prefiero pasarme el día mareada, contando los minutos para llegar a casa y tomar mi dosis de sangre refrigerada.
—Eres un poco "especialita" tú —me recrimina Hugo. Sin embargo lo hace con una sonrisa, así que no me lo puedo tomar a mal.
—Bueno, entonces este sábado ¿qué?
Por el tono de Irantzu, sé que no es la primera vez que me lo pregunta. Seguramente la falta de respuesta por mi parte es la que le había llevado a querer saber si estaba bien. Ella haciendo planes para el sábado y yo pensando en morder al primero que pille. Muy normal todo.
—¿El sábado? ¿Qué pasa el sábado?
Hay un cruce de miradas entre ellos.
—A ver —insiste mi amiga—, es el concierto en la Sala Ilargi ¿recuerdas? Dijiste que le preguntarías a Castro si te dejaba salir antes del curro.
No me acordaba y por supuesto no le he preguntado a mi jefe. Me pasé el turno del sábado viendo manchas de sangre donde no las había. Hasta ahí llegó mi nivel de paranoia.
—Luego le llamo ¿vale? —atajo para que no se enfade conmigo—. No creo que me ponga pegas.
Tengo la suerte de que mi jefe me adora, uno de los principales motivos por los que no cambiaría de trabajo.
Irantzu a mi lado hace palmas como una niña pequeña, lo que tiene por resultado que Hugo y yo nos riamos. A veces parece que tiene diez años, pero no importa, es una tía genial.
Ahora que he contentado a mi amiga, me centro en mi plato de albóndigas. Engullo varios bocados a toda prisa, para no pensar demasiado en los restos viscosos de salsa y doy por zanjado el asunto de la comida.
Recogemos nuestras bandejas y salimos del comedor con el tiempo justo para llegar a la siguiente clase. Mi móvil vibra y echo un vistazo al mensaje que aparece en la pantalla:
"Venga... te he dado el tiempo de la comida y sé que has estado pensando en ello. ¿A quién le darías un buen mordisco?".
Siento cómo la escasa sangre que circula por mis venas, me calienta por dentro hasta el punto de ebullición. ¿Es que este chico no me va a dejar en paz? Y lo que es más importante, ¿cómo demonios ha conseguido mi número?
¡Hola gente de Wattpad! ¿Qué tal estáis por ahí? Espero que muy bien.
Al tema. Ya sabéis que soy escritora brújula. Lo repito por activa y por pasiva. Un par de ideas y me pongo a escribir a saco, sin saber qué pasará. Y lo cierto es que me estoy divirtiendo muchísimo con el personaje de Mikael. Ha llegado para trastocar la vida de Olivia y lo está consiguiendo. No sé qué pensáis pero me encantan los personajes así de tocapelotas.
A estas alturas, que sepáis que llevo escritos 24 capítulos (a ver si empiezo a publicar con más frecuencia ya que tengo margen) y la historia ya me ha llevado por donde le ha dado la gana. Así que no tengo ni idea de qué pasará. Sobre la marcha.
Decidme qué os está pareciendo y si os gustan los personajes. Por cierto, ¿vosotros tenéis alguien cerca a quien os gustaría darle un mordisco? En plan bien, no para matarle ni nada, jajaja ¡Contadme!
Mil gracias por leerme y mil gracias más por comentar, ya sabéis que me encanta charlar. Pronto más. Besitossss
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top