Capítulo 46
Somos un grupo peculiar, de eso no hay duda. Estamos en la parada de autobús, esperando a que este llegue y no hago más que pensar que llamamos demasiado la atención. Y eso sin que sea evidente que dos de nosotros somos vampiros y otro un cambiaformas. Puede que sean las pintas, tan diferentes unos de otros o que todos parecen emocionados con el viaje y estamos armando demasiado barullo. No sé, pero cada minuto que pasa, estoy más convencida de que esto es muy mala idea.
—¿Qué te pasa? —me pregunta Hugo aprovechando que el resto no nos escucha.
Mi amigo es el típico que va de despistado por la vida, sin embargo, he descubierto que suele darse cuenta del estado de ánimo de la gente.
—No sé qué estamos haciendo... esto parece una excursión de fin de curso.
—¿En serio? A eso me había apuntado yo. No me digas que me he equivocado de plan...
Le miro espantada por su sarcasmo y él me guiña un ojo. Me está tomando el pelo para que me relaje un poco. Esbozo una sonrisa y él aprovecha para darme un pequeño empujón con el hombro.
"Gracias", vocalizo.
—Preocúpate llegado el momento, no antes. Venga, nos vendrá bien a todos alejarnos de este maldito pueblo.
En eso tiene razón. Miro a Luca que está hablando con Mikael como si de pronto fueran grandes amigos. Lo de estos dos no termino de entenderlo. Juraría que no hace tanto, se odiaban y ahora, como uña y carne. Aliados, eso son.
El autobús aparece y nos apresuramos a guardar el escaso equipaje antes de subir. No más dejar mi bolsa, escucho una discusión a mis espaldas y veo a Irantzu y Hugo forcejeando con la maleta de esta.
—¿Por qué no dejas que te ayude? —protesta él mientras sujeta el pequeño bulto por el asa lateral.
—Porque es una puñetera maleta y puedo yo sola. No necesito tu ayuda ¿vale? —le contesta alzando la voz, sin soltar el asa superior.
Mikael se acerca a ellos dando unas palmadas.
—Niños, niños. No montéis tanto alboroto o me entrarán ganas de mandaros a vuestra casa a la de ya. ¿Qué más da quién guarde la jodida maleta?
De la misma se la quita a ambos y la lanza al interior del guardaequipajes. Aunque está usando un tono de voz conciliador a mí no me engaña, sé que la paciencia no es lo suyo. Hugo e Irantzu tienen el rostro colorado como si la discusión les hubiera causado un gran sofoco. Se lanzan una última mirada y sin decir ni una sola palabra, suben al autobús. Les sigo y para mi sorpresa, veo que mi amiga se ha sentado en la tercera fila, bastante lejos del resto del grupo que se ha repartido por la parte de atrás. Durante un instante dudo, pero al final decido sentarme con ella. Se ha puesto los auriculares y ha seleccionado en su móvil, el último álbum de Taylor Swift, como el noventa por ciento de las veces.
—¿Qué te pasa?
Evita mirarme y permanece con el rostro orientado hacia la ventana, como si el paisaje le pareciera apasionante. En otras circunstancias pensaría que igual no me ha escuchado, sin embargo sé que se está haciendo la loca. Le quito un auricular y me lanza una mirada furibunda.
—Que qué te pasa —insisto.
Frunce el ceño a la vez que aprieta los labios, arrugando casi la totalidad de su bonita cara. Me recuerda a la expresión de un luchador de sumo. No me gusta que se comporte así, como si yo fuera su enemiga.
—Nada.
¿En serio cree que lo voy a dejar pasar?
—No cuela. Somos amigas y sabes que me lo tienes que contar. Antes o después. Creo que es mejor que sea ya. ¿O quieres que le pregunte a Hugo? Algo me dice que sabe por dónde van los tiros.
Levanta el culo del asiento lo suficiente como para echar un vistazo hacia atrás. Yo también lo hago y entiendo que se está asegurando de que este se encuentre a suficiente distancia de nosotras como para no escucharnos. Se quita el otro auricular y los guarda.
Buena señal, está dispuesta a hablar.
—El sábado, después de llevarme lejos de todo el jaleo —comienza con cierto nerviosismo en la voz—, se ocupó de mí. Nunca pensé que ese cabeza hueca pudiera ser tan cuidadoso conmigo. Después de evaluar que no había sufrido más que un par de magulladuras, me acompañó hasta casa. No quería dejarme hasta saber que estaba a salvo.
Así se hace, Hugo.
—Eso suena genial. ¿Dónde está el problema entonces?
El largo suspiro que escapa de sus labios, me confirma que hay más.
—Pues que en vez de dejar las cosas ahí, se me ocurrió recriminarle que atacara a un... —Se frena al darse cuenta que no puede decir la palabra vampiro—. Un "tío así de fuerte" cuando tenía todas las de perder. Le dije que era un inconsciente. Y él... él me contestó que, tratándose de mí, no podía quedarse sin hacer nada. Que aunque no tuviera ninguna posibilidad contra ese tipo, tenía que intentar ayudarme. Que no se lo podría perdonar si me pasaba algo.
Esconde la cara entre las manos y creo que nunca la he visto tan avergonzada. Sin embargo no lo entiendo, ¿no es bonito saber que alguien se preocupa por ti así?
—Pues yo creo que Hugo se portó genial.
—Si ese no es el problema. Cuando le escuché decir todo eso, por primera vez me sentí importante para alguien. Sabes que me he liado con un montón de chicos y ninguno me ha hecho sentir así de especial.
Al escucharla hablar de esa manera, pienso que quizás por fin haya llegado el momento de que ambos se den una oportunidad, pero su narración no casa con lo que ha pasado fuera del autobús. ¿Qué me estoy perdiendo?
—Mira, estoy desorientada del todo. Hablas de él como si te hubiera demostrado que es una maravilla de tío y hace cinco minutos os estabais gritando como locos.
—¡Le besé! —No más soltarlo se tapa la boca mientras ahoga un gritito—. Madre mía, Olivia. Te juro que no sé en qué estaba pensando. Me dijo todas esas cosas bonitas y a mí se me cruzó el cable. Antes de darme cuenta, le estaba besando como si no hubiera un mañana.
Abro la boca. La vuelvo a cerrar. La segunda vez que voy a hablar, no tengo más éxito. De verdad que no sé qué decir.
—¿Y qué pasó después?
—Nada. Me metí corriendo en casa y estos días le he estado evitando como si fuera un apestado.
—¿Tan malo fue el beso?
—¡Noooooo! Fue genial, increíble —lloriquea—, sin duda el mejor beso de mi vida.
—Entonces ¿dónde está el problema?
—Pues que es Hugo. Le conozco de toda la vida. Cuando tenía cuatro años me pegó un chicle en el pelo y en venganza le metí una alubia en la nariz. A partir de entonces fuimos amigos. Con ocho, se enfrentó con el matón del cole porque me había puesto la zancadilla y al caer rompí los leotardos nuevos. Y la primera vez que me bajó la regla, manché los pantalones y él me dejó su sudadera para que me la atara a la cintura hasta que pudiera ir a casa a cambiarme.
—Pero todo eso es muy bonito. Os queréis. Desde hace mucho. ¿A qué tienes miedo?
—¿No es obvio? A que no salga bien y pierda a mi mejor amigo.
Ahora la que suspiro soy yo.
—Irantzu, si no os dais una oportunidad, nunca sabrás si resulta o no. Ya habéis cruzado una línea y dudo que podáis seguir como si no hubiera pasado. A Hugo le gustas. Más de lo que piensas. Lleva mucho tiempo en silencio, sin presionarte de ninguna manera, pero esperando a que te dieras cuenta en algún momento.
—Ahora entiendo algunos de sus enfados... No sé qué hacer, la verdad.
—Solo te pido que no te tomes a la ligera sus sentimientos. Sé sincera con él, tanto si es para bien como para mal. Creo que no se merece menos.
Irantzu me abraza y su gesto me toma por sorpresa.
—Gracias. Por insistir. A veces me cuesta hablar de estas cosas. Eres una gran amiga.
—Sabes que puedes contar conmigo siempre —le recuerdo. No está mal decirlo en voz alta de vez en cuando.
—¿Y tú? ¿Qué vas a hacer con Luca?
—Ni idea, estamos en punto muerto.
—Puede que este viaje nos venga bien a todos. Quizás ocurran cosas inesperadas —me anima.
Cruzo los dedos para que no tengamos ninguna desagradable sorpresa. Como dice Irantzu, este viaje nos puede venir bien o convertirse en una verdadera pesadilla.
¡Feliz último capítulo del año!
Hola, hola... ¿Qué tal estáis por ahí? ¿Disfrutando de las fiestas? Espero que sí...
¿Os imaginabais qué era lo que había pasado entre Irantzu y Hugo? Me hubiera gustado ver ese beso... seguro que fue grandioso, pero Irantzu es una miedica, las cosas como son.
La pregunta es ¿ahora van a estar a la defensiva todo el rato? Pronto lo sabremos, jujuju... yo por si acaso no digo más. Pero aquí hay mucho salseo con tanta parejita potencial...
Bueno, empezad el nuevo año con buen pie y os deseo que el 2025 os traiga mucha felicidad (solo eso, porque si sois felices es que todo va bien).
Espero que os esté gustando. Pronto más. Mil gracias por estar ahí. Besitossss
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top