Capítulo 45
Cuando salgo de la cocina de la cafetería para empezar mis horas, mi jefe ya me ha concedido los días que necesito para acompañar a Mikael a ver a su amiga. He doblado tantas veces turno, que sabía que no me negaría un pequeño descanso.
Termino de atarme el delantal y tomo la bandeja dispuesta recoger un par de mesas cuando me fijo que en una de las del fondo están Mikael y Luca hablando.
Mikael y Luca. Juntos. Sin intentar matarse. Por iniciativa propia. ¿Qué me estoy perdiendo?
Me acerco a la mesa con todas las alarmas de mi cabeza disparadas y ambos me miran tan tranquilos. Como si nada.
—¿Qué hacéis vosotros aquí? ¿Ahora sois amigos y no me había enterado?
Sueno más enfadada de lo que me gustaría, pero es que de verdad que verles juntos me descoloca del todo. Ahora mismo soy como el emoji al que le explota la cabeza.
—Le estoy poniendo al día... —comienza el vampiro— y le he invitado a venir con nosotros.
No puedo evitarlo. Golpeo la mesa con la bandeja y les lanzo una mirada furibunda a ambos. ¿Me están tomando el pelo?
—O sea, no querías que el resto del grupo fuera pero ¿invitas a Luca? ¿Se te han fundido las neuronas o qué? Habrás dicho que no, ¿verdad?
Mi actitud debe dar miedo, pues veo cómo Luca se encoge un poco en el asiento, aunque al momento se recompone y con una seguridad aplastante me responde.
—He aceptado.
—Pero ¿estáis locos? ¡Esto no es una excursión!
El chico desvía la mirada, dejando a Mikael la responsabilidad de discutir conmigo.
—Justo por eso, preciosa —me explica el vampiro—. Ya que nuestros amigos vienen, necesitamos a alguien más para cuidar de semejante guardería.
—Mejor que no te refieras a ellos así o Irantzu te pegará un puñetazo. Lo sabes ¿no?
—Esa humana tiene más mal genio que cien demonios —expone, siendo consciente de mis palabras—. Pero no me negarás que tengo razón. Con todo lo que ha pasado últimamente, tienen suerte de seguir sin un rasguño. Así que por si acaso, prefiero tenerle a él cerca.
Al parecer, amigos no pero sí aliados.
—¿Y tú estás de acuerdo? —interrogo al cambiaformas.
—Digamos que... me quedo más tranquilo yendo con vosotros.
Pero yo no...
—Ya veo que no tengo nada más que hablar con vosotros.
Me doy la vuelta sin esperar antes de que intenten añadir algo. Estoy enfadada. Y mucho. Voy a una de las mesas y comienzo a apilar tazas y vasos. Al girar, me topo con el vampiro y a punto estoy de tirar la bandeja.
—No estorbes, estoy trabajando. —Le esquivo y voy hasta la barra. Me afano en colocar las cosas en el lavaplatos y al incorporarme, veo que me ha seguido hasta allí—. Pero ¿qué haces?
—No quiero que te enfades con nosotros.
Y el capullo de él, me pone morritos para dar pena. Me planteo pegarle con la bandeja pero estamos en un lugar público y no quedaría bien.
—Podías haber hablado conmigo primero —protesto en voz baja—. Mucho proclamas a los cuatro vientos que somos amigos pero luego haces esto por la espalda.
—¡Lo siento! Sabía cuál iba a ser tu reacción por eso quería convencer a Luca antes.
—Ya, así mi opinión daría igual. Además, quién soy yo para decirle que no puede venir...
Mikael junta las manos en un gesto de perdón y suplica.
—Venga... haré lo que quieras pero no te enfades.
—No te va a ser tan fácil arreglarlo. Además, Irantzu estaba buscando hotel ¿ya le has dicho que somos uno más? Seguro que eso le rompe los esquemas y ya tendrás a dos personas molestas contigo.
Una sonrisa de autosuficiencia asoma en su bonito rostro.
—Te equivocas. Ya he hablado con ella y no hay problema porque al final lo que ha buscado ha sido un apartamento. Al parecer salía más barato que el hotel y pasaremos más desapercibidos. Así que hay sitio de sobra.
¡Maldición! Lo tiene todo atado.
—Pues perfecto entonces. Déjame trabajar Mikael.
Salgo de la barra y me afano en recoger y limpiar otra mesa. De reojo veo cómo el vampiro se acerca de nuevo a Luca y tras intercambiar unas cuantas frases, abandona el local. En cuanto sale, el chico se gira para mirarme y yo intento disimular aunque sé que me ha pillado de lleno. Repito la operación y termino de llenar el lavaplatos, cuando miro de nuevo hacia la mesa, Luca ya no está.
Me sienta mal que sabiendo que estoy enfadada se haya marchado sin hablar conmigo, al menos Mikael ha intentado que yo entrara en razón pero Luca ha huído como un cobarde.
Paso el resto del turno con un humor de perros. No me gusta que hayan actuado a mis espaldas y según pasan las horas mi cabreo va a más.
Cuando termino de trabajar, salgo por la puerta trasera y echo un rápido vistazo al móvil para ver si tengo algún mensaje.
—Hola.
Me doy la vuelta asustada y descubro a Luca apoyado en la pared.
—¿Qué haces aquí?
—Esperarte —Se acerca a mí y me aclara—. Pero no llevo todo el tiempo. Me he ido a hacer un par de cosas y he vuelto antes de que acabaras el turno.
Vaya. Y yo pensando que tenía miedo a enfrentarse a mí...
Echo a andar y no tarda en alcanzarme.
—Estoy enfadada con los dos —le informo. Por si tenía dudas.
—Lo sé. Pero por una vez, voy a sacarle la cara a Mikael. No ha sido con mala intención. Lo único que está haciendo es preocuparse por sus amigos.
Tiene razón pero...
—A costa de liarte a ti. Y de hacerlo a mis espaldas.
—¿De verdad crees que es a tus espaldas cuando hemos quedado en la cafetería a la hora que tienes turno?
Me paro en seco ante sus palabras.
—¿Estás diciendo que Mikael lo hizo a propósito para que os pillara?
Luca asiente con una media sonrisa y a mí se me escapa una carcajada. Ese vampiro es un caso aparte.
—Estoy seguro de que se sentía mal por no decirte nada pero a la vez, quería asegurarse de que primero yo le dijera que sí.
—Esa mente retorcida...
Justo en ese momento una melodía de móvil interrumpe la conversación. Luca saca su teléfono y frunce el ceño al ver el nombre en la pantalla.
—Perdona, es mi padre. Dime... ¿es urgente? Vale, no te preocupes, voy ahora. En unos minutos estoy ahí. —Cuelga y me mira contrariado—. Lo siento, tengo que irme.
—No te preocupes. Y gracias, por volver para hablar conmigo.
Me hace un gesto con la mano a modo de despedida y echa a correr en dirección a su casa. Recuerdo lo que me dijo de su familia y las normas así que no es de extrañar que no quiera desobedecer a su padre.
Cuando estoy llegando a casa, recibo un nuevo Whatsapp y veo que es de él.
"Y para que quede claro. No he aceptado por ayudar a Mikael, ni por tus amigos. Lo he hecho para protegerte a ti".
¡Hola genteeee! ¿Qué tal estáis? Aquí tenéis nuevo capítulo como regalo pre-navideño...
¿Qué pensáis? Entiendo que Olivia se enfadara de primeras, pero ¿cómo no perdonarles? Está claro que ninguno de los dos va con mala intención. Lo cierto es que da ganas de pegarles y besarles después, jajaja.
El caso es que uno más para la "excursión de guardería". No es por nada, pero cada vez me da más miedo este viaje. ¿Qué pasará? Se aceptan apuestas.
Bueno, para quienes me leéis sobre la marcha ¡Feliz Navidad! Os deseo unos días geniales, no dejéis de celebrar, hay que alegrarse de cada día, hacedme caso.
Gracias por estar ahí. Besitossss
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