Capítulo 42

Eso sí que no me lo esperaba.

—¿Perdona?

—Pues eso, que es un buen chico —Toma una pequeña figura de plata de la mesa y juguetea con ella, tratando de disimular así su nerviosismo—. Siempre he estado con sinvergüenzas, caraduras, chicas fáciles. O gente como nosotros. ¿Entiendes?

Al darme cuenta de lo que quiere decir, me derrumbo a su lado.

—Nunca has estado con un humano como él.

—Es tan buena persona que parece un personaje de ficción —suelta mientras se le escapa una sonrisa—. No creo que pudiera estar con alguien así. ¿Recuerdas? Lo hablamos al poco de conocernos. Martín es mi contrapunto. Él es el chico bueno y yo el malo. Nunca funcionaría.

Me había olvidado de aquella conversación. Parece que hubieran pasado siglos.

—O podéis ser el complemento del otro —le animo—. No lo sabrás si no lo intentas. Además, estoy segura de que tú también le gustas. Por eso le afectó tanto que le trataras así.

Me mira de reojo, con esperanza, aunque termina negando.

—No soy buena gente, Olivia. Tarde o temprano todos me acabareis odiando.

—¡Ey! No hables así, a estas alturas ya casi te tolero —me burlo para quitarle peso a sus palabras, sin embargo ver que su expresión se endurece me hace dudar.

—Creo que nos hace falta beber algo.

Se acerca a la cocina y dedica unos minutos a preparar dos copas en las que vierte una bolsa de sangre. Después, no conforme con eso, toma un par de vasos de chupito y una botella de vodka. Lo acerca todo a la mesa y sirve un trago para cada uno.

—Me vale con la sangre.

—Ya te digo yo que no.

Todo ese rastro de sarcasmo que acompaña a Mikael ha desaparecido y me enderezo en el sofá, consciente de que lo que tiene que contar no me va a gustar nada.

—¿Qué es lo que pasa?

Se bebe un chupito y rellena el vaso de nuevo.

—Quiero que recuerdes en todo momento eso que has dicho de que ahora casi me toleras, ¿de acuerdo?

—Mikael... ¿esto tiene que ver con lo de ayer?

Asiente con una lentitud que resulta antinatural para un vampiro pero que refuerza la gravedad del asunto. No sé si quiero escuchar su explicación. Algo me dice que todo cambiará a partir de ese momento.

—Prométeme que me escucharás hasta el final. —Espera hasta verme asentir y entonces continúa—. Verás, he tenido muchos trabajos a lo largo de estos años. Algunos, totalmente reprochables. Me he dedicado a asesinar, torturar y perseguir a personas y vampiros a cambio de unos billetes de mierda. ¿Recuerdas lo que te conté del aroma de la sangre? Mi buen olfato, me ha servido para trabajar como rastreador durante la última década.

No entiendo nada.

—¿Rastreador? ¿Te dedicas a buscar a vampiros con un olor en concreto? ¿Se puede trabajar de eso?

—No te imaginas lo habitual que resulta. Piénsalo ¿cómo buscarías tú a un vampiro? No puedes hacerlo por el nombre porque la mayoría cambiamos nuestros datos, sobre todo el apellido, en cada nueva identidad. Así que... ¿cómo localizas a alguien?

—Por la sangre. Pero para eso hay que tener sangre de quien se busca, ¿no?

—Eso es. Sé lo que piensas, sin embargo es más sencillo de lo que crees. La mayoría de los vampiros que solicitan este servicio, buscan a sus parejas actuales o antiguas y en la mayoría de los casos, uno de ellos ha bebido la sangre del otro en un momento dado.

—Según eso, la sangre de quien pide el servicio de rastreo contiene una de las esencias que hay que buscar. Tanto si es porque ha ingerido la sangre de su pareja como si es al revés. Una de las notas va a ser coincidente.

—Veo que lo has pillado.

—Pero ¿y si se trata de alguien que ha hecho eso con muchas parejas?

—Entonces será imposible encontrar a quien busca.

Tengo cientos de preguntas más, sin embargo algo me dice que esto nos está alejando del tema central de la conversación.

—¿Y por qué tu trabajo va a hacer que me enfade contigo?

Mikael se toma otro chupito y me tiende mi vaso.

—Llegué a este pueblo con un encargo. Llevaba meses intentando localizar a alguien. No lo sabía, pero era a ti a quien buscaba.

—¿A mí?

Y ahora sí, apuro mi vodka sin dudar. Tenía razón, me iba a hacer falta.

—A ver. Cuando acepto un encargo, me dan una muestra de sangre y yo, me dedico a buscar vampiros que tenga en común alguna nota del aroma que desprende.

—Pero ¿cómo lo haces? ¿Vas desangrando a la gente por ahí? —me estoy poniendo histérica con todo esto. Echo mano de la botella y doy un trago directamente. A la mierda los vasos.

—Tengo un contacto que trabaja en la Asociación de Vampiros Estatal y que me facilita la dirección actualizada de todos los vampiros del país. Primero busco en el lugar donde vive mi cliente pues en muchos casos, las parejas se separan pero no se alejan. Cuando eso falla, busco datos coincidentes, nombres, apellidos, esas cosas. Al localizar a un posible objetivo, me las ingenio para oler su sangre. Un pequeño corte es suficiente y suceden tantos accidentes... En un instante se puede comprobar si hay posibilidades de que sea esa persona o no. Cuando no sé dónde buscar, simplemente voy visitando lugares y probando suerte.

—¿Me engañaste desde el principio? —Sueno dolida y me da igual que lo note, no es para menos.

—No, ¡no! Es decir, yo estaba de paso, apenas me iba a quedar por aquí un par de semanas. Cuando te conocí, iba a hacer lo necesario para descartarte como posible objetivo, pero llamaste mi atención y lo del trabajo, quedó en un segundo plano. Hasta que ocurrió lo de los tipos esos. En el momento que bebí tu sangre, incluso en esa vorágine desfasada, reconocí el olor.

—¿No tienes dudas?

—No, una de las notas de tu sangre, coincide con la muestra. Estoy seguro al cien por cien.

¡Hola gente maravillosa! ¿Qué tal estáis? 

Mil disculpas por saltarme la actualización de la semana pasada pero me fue imposible. Así que esta semana, ¡capítulo doble!

Sé que todo esto de la sangre es un poco confuso, pero lo más importante es quién se esconde tras esta búsqueda y si es Olivia la persona que busca.

¿Y cómo os quedáis con la confesión de Mikael? O sea, la estaba buscando a ella y hasta ahora no había dicho nada... Menos mal que parece sincero y que la amistad está por encima que un trabajo. 

Dejadme vuestra opinión sobre todo lo que está ocurriendo porfi.

Lo dicho. Ahora mismo subo otro capítulo así que... ¡seguid leyendo!

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