Capítulo 37


—No sé si es buena idea que estés aquí —protesta Mikael a mi lado.

Es la primera vez que veo al vampiro preocupado aunque no termino de entender la razón. ¿Acaso tiene miedo del tipo del otro día?

—Claro. Mucho mejor que me quede en casa esperando a ver si alguien intenta secuestrarme.

—Eres de lo que no hay...

—Además, ¿de qué tengo que preocuparme? Te tengo a ti para defenderme —le saco la lengua en un gesto de burla y por fin se relaja un poco.

—En eso tienes razón —acepta mientras esboza una enorme sonrisa. No hay nada como acariciar su ego.

En realidad le estoy engañando con mi falsa tranquilidad pero quedarme en casa no era una opción, teniendo en cuenta lo pesada que estaba Irantzu con esta fiesta. La veo unos pasos por delante, hablando con Vanesa sin parar e ignorando premeditadamente a Hugo. Mientras les tenga a todos vigilados, no habrá problema.

Antes de llegar a la ermita, llega a nosotros el ruido de la orquesta que toca música de verbena, de esa para la que hace falta tener bastante alcohol encima para poder disfrutarla. Hay mucha gente, más de la que esperaba y entonces recuerdo que en los pueblos no pierden nunca la oportunidad de ir de juerga y esta es una prueba de ello.

—¡Vamos a por algo de beber! —grita Hugo en nuestra dirección.

Unas cuantas rondas después, bailamos al ritmo de la canción de moda y Martín se une a nosotros. Por una vez, había quedado con sus amigos aunque en cuanto ha podido se los ha quitado de encima. Entre risas y meneos de cadera, gritamos la canción a pleno pulmón, ignorando al resto del mundo. Hacía tiempo que no me lo pasaba así de bien.

Irantzu me coge de la mano y tira de mí.

—Necesito ir al baño. Ya.

La acompaño hasta los aseos portátiles y me armo de paciencia para esperar la interminable cola.

—Tienes una vejiga enana. ¿Lo sabías?

—Lo sé —reconoce mientras da saltitos de un pie a otro —. Maldita cerveza.

—Piensa en otra cosa, venga... —intento buscar un tema de conversación—. Oye, te llevas muy bien con Vanesa, ¿no? Quién lo hubiera dicho.

—Es una tía muy maja. Tanto hablar en el grupo, me ha hecho darme cuenta que tenemos un montón de cosas en común. Si es que los prejuicios son lo peor. Pensaba que era el típico pibón que se lo tenía super creído y ya ves. Al final es de lo más normal.

—La culpa es nuestra, por ponerle etiquetas a todo —reconozco—. Yo también asumí que era lo que aparentaba. Y ya ves.

—¿Qué haces aquí?

Me giro al escuchar la voz de Luca a mis espaldas y su expresión de enfado no me gusta nada. Mal empezamos.

—Disfrutar de la fiesta —pongo mi sonrisa más falsa, dispuesta a fastidiarle. No tengo porqué darle explicaciones sobre lo que hago o dejo de hacer.

Irantzu le da golpecitos en el pecho con su dedo índice.

—Pero bueno, no te hagas el sorprendido. A ver si la chica no puede salir de casa y pasárselo bien.

—No es eso pero...

Se corta al darse cuenta de que no puede decir nada más delante de mi amiga, pero esta al igual que tiene el don de aparecer cuando no debe, también se va cuando la necesito.

—¿Sabéis qué? No aguanto más. Me voy a mear detrás de unos arbustos.

Echa a correr y al darme cuenta de que estoy haciendo cola para un baño que no voy a usar, doy varios pasos para alejarme de la cola.

—¿Por qué has venido? —insiste Luca.

Y por eso hubiera preferido que ella siguiera a mi lado, para evitar el interrogatorio.

—Eres igual de pesado que MIkael. ¿Qué me queréis? ¿Encerrada en casa? No sé cómo no estáis apostados en mi ventana las veinticuatro horas al día, de verdad.

—No es eso, pero... no sé. Aquí, con tanta gente...

—Luca, ya vale. Déjame hacer mi vida ¿de acuerdo? Y ahora, me voy a buscar a mi amiga, antes de que se ortigue el culo.

Le dejo con la palabra en la boca y me adentro en el bosque. Voy esquivando corrillos que hacen botellón y alguna que otra pareja disfrutando de la oscuridad. Sigo andando porque me imagino que mi amiga habrá buscado una zona más tranquila y sin mirones, sin embargo, cada paso que me alejo del barullo, me pongo más nerviosa.

Cuando ya estoy convencida de que me he equivocado de zona y que puedo haberla dejado atrás, tomo el móvil para llamarla y la melodía suena unos pasos por delante. El sonido me guía pero se corta al descolgar.

—Irantzu, ¿dónde estás?

—Te está esperando. Yo que tú, me daría prisa.

Reconocer la voz del vampiro que me atacó, hace que eche a correr preocupada por mi amiga. Como ese indeseable le haga algo, no respondo.

Para mi desgracia, cuando me topo con ellos, descubro que no es uno, sino dos, quienes retienen a Irantzu. Me detengo en seco y le echo un rápido vistazo. Al menos no parece herida.

—¿Estás bien?

Hace un leve gesto de asentimiento pero está muerta de miedo. Y yo también. A uno, podría enfrentarme, pero a dos...

—¿Esta enclenque de aquí fue la que se te resistió? —le pregunta el nuevo.

—No estaba sola. Aparecieron sus amigos y la cosas se complicó.

¿En serio se ponen a charlar?

—Dejaos de tanta cháchara. ¿Qué queréis?

—Ya lo sabes cielo, necesito que vengas conmigo.

—Entonces quítale a mi amiga esa mierda de cuchillo de la garganta y deja que se vaya. —Levanto las manos en señal de rendición y doy un par de pasos hacia ellos—. No voy a defenderme.

Aunque eso no quita para que tenga un plan en mente...

—De acuerdo.

En cuanto baja el cuchillo y se la pasa al otro, me abalanzo sobre él, sujeto su muñeca y me hago un corte en el brazo. La sangre comienza a correr y el tipo me mira asustado.

—¿Pero qué coño haces?

Llamar la atención de un par de amigos.

¡Hola a todos y todas! ¿Qué tal estáis?

Capítulo extra sorpresa para celebrar la Noche de los Muertos. ¿Acaso hay algo mejor para esta fecha que una historia de vampiros?

Ya os dije que se iba a liar y aún no ha acabado la cosa. Y sí, parte de la culpa la tiene Irantzu y esa vejiga tan pequeña, jajaja

Lo cierto es que me encanta cómo acaba este capítulo y me siento un poco culpable de dejaros con la intriga (pensad que estos finales están pensados para generar necesidad de seguir leyendo) pero pronto subiré otro capítulo.

Y en el próximo capítulo pasará algo muy importante. ¡No digo más!

Dejadme comentarios, ya sabéis que me gusta charlar.

Pronto más. Os adoro. Besitosssss.

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