Capítulo 33
Me despierto desorientada y respiro aliviada al descubrir que estoy en mi habitación. Eso es buena señal.
Giro sobre la cama con cuidado pues aún noto cierto dolor donde aquel indeseable me clavó el cuchillo y descubro a Luca dormido a mi lado. Le observo, con una tonta sonrisa y reprimo el impulso de estirar la mano para apartarle el pelo que le cae sobre la cara.
Lo de anoche fue de lo más surrealista y tengo mil preguntas sin respuesta pero lo único que importa en este momento es que él se ha quedado conmigo...
—Buenos días —susurra mientras se frota los ojos.
—Hola... No esperaba que estuvieras aquí a estas horas.
Frunce el ceño como si no entendiera mi razonamiento.
—No pensarías que te iba a dejar después de lo que ocurrió, ¿verdad? Además, cuando llegamos no había nadie más en casa. No me quedaba tranquilo. ¿Y si al tipo ese le da por volver?
Ni se me había ocurrido pensar en esa posibilidad.
—¿Crees que lo hará?
—Espero que no. —Coge su móvil y mira la hora—. Tengo que irme. ¿Estarás bien?
—Sí, claro.
Se levanta y después de ponerse las zapatillas, abre la ventana dispuesto a salir por ella. De pronto me doy cuenta de que hay algo que no le he dicho. Me siento y le llamo.
—¡Luca! Gracias por todo. Te debo una.
Niega lentamente y su expresión se ha vuelto sombría.
—No tienes que agradecerme nada. Ojalá hubiera llegado antes.
Se va y yo me quedo pensando en sus palabras. "Ojalá hubiera llegado antes". Cuando ocurrió no tuve tiempo de analizar nada, pero ahora sí. ¿Cómo es que Luca me encontró? ¿No es mucha casualidad que justo estuviera en la zona?
Me levanto con cuidado y noto cierto mareo. Necesito tomar un par de bolsas, de eso no hay duda. Al llegar a casa, me ayudó a curar la herida y a cambiarme pero no bebí más sangre y está claro que mi cuerpo no se ha recuperado del todo.
Bajo los pantalones hasta la rodilla y miro la venda que con tanto cuidado me colocó. Me la quito y descubro que la herida apenas parece un corte superficial. No está curada del todo pero teniendo en cuenta que el vampiro me clavó el cuchillo hasta la empuñadura, ahora tiene la pinta de un simple rasguño.
Eso me hace recordar cómo me sentí al beber de Luca y creo que su sangre también ha ayudado a que me recupere tan rápido. Vale que una herida así no me puede matar a menos que me desangre del todo, pero tampoco sería algo que se me curaría en un día.
—¿Eres una persona normal, Luca? —murmuro, con la curiosidad torpedeando mis pensamientos.
Me doy cuenta de que tengo muchas cosas que hablar con él pues tampoco sé cómo sabe lo que soy. Decido darme una ducha para espabilarme y dejo que todas las preguntas sin respuesta se queden ahí, en un rinconcito de mi mente.
Cuando salgo del baño, me siento como si todo lo ocurrido hubiera sido solo un mal sueño. En la cocina encuentro a Camille que apura su taza de café mientras guarda todo lo que necesita en su enorme bolso.
—¿Qué tal todo, cielo? —pregunta como si nada.
Por supuesto, ni se me pasa por la cabeza contarle nada y menos con la poca información que tengo. No quiero que se preocupe por algo que no sé cómo de importante es.
—Bien, como siempre.
—Genial. Me voy que me espera un nuevo cliente. ¿Cena italiana hoy?
Pensar en comer hace que mi cuerpo note aún más la necesidad de sangre y me siento desfallecer. Esbozo una sonrisa para que vea que estoy conforme con la idea y no sospeche que pasa algo.
—Perfecto. Voy a desayunar o llegaré tarde a clase.
—¡Luego nos vemos! —se despide ya desde la entrada.
Saco una bolsa de la nevera y comienzo a beber directamente de ella.
—¿Qué modales son esos? Ni siquiera te la sirves en un vaso...
Me doy la vuelta sobresaltada y me encuentro a Mikael sentado a la mesa. ¿Cuándo ha llegado?
—¿Qué haces aquí?
—Asegurarme de que sigues de una pieza.
Me acerco y tomo asiento frente a él mientras apuro hasta la última gota.
—Ya ves que sí.
—¿Te ha cuidado bien?
Sé que hace la pregunta solo por fastidiar así que me niego a seguirle el rollo.
—¿Esas son mis gafas?
Mikael me enseña lo que queda de ellas. Ni siquiera fui consciente de que se me cayeran en el bosque.
—Sí, las encontré mientras intentaba olfatear algún rastro.
—Me imagino que no atrapaste al vampiro.
—Pues no, nuestro amigo el desangrador es un poco escurridizo. Creo que sabía que si le pillaba no saldría bien parado...
Genial. Por una vez, preferiría que Mikael le hubiera dado caza.
—Puede que vuelva.
—¿Por qué dices eso? No creo que intente repetir la experiencia, buscará otra víctima.
—De eso se trata. Parecía tener muy claro que me quería a mí.
¿Por qué ese vampiro la quería a ella? ¿Por queeeeeeeeee? Pues hoy no tendremos respuesta a esa pregunta...
¡Holaaaaaa! ¿Qué tal todo por ahí? Contadme qué andáis haciendo. Yo publicando el capítulo justo antes de cenar, a todo correr como el 90% de las veces, jajaja (no tengo remedio, ni tiempo ;P).
¡Ay Luca! Se ha quedado a cuidar de Olivia, ¿no es un amor? Ya sé que algunas no os fiais mucho de él, pero no podréis negar que se preocupa por ella...
Y Mikael aunque no lo reconozca, también se preocupa.
Bueno, la conversación de estos dos no termina aquí y pronto podréis leerla. Además, Mikael le va a explicar algo a Olivia que ella no conocía sobre los vampiros...
Dejadme algún comentario, así charlamos un poco.
Pronto más. Besitossss
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