Capítulo 3

Cuando Luca se coloca junto a mí en la cola del comedor todas mis alarmas saltan. ¿En serio? Llevo un año aquí y no hemos cruzado palabra, nunca hemos coincidido por los pasillos y de pronto estamos uno al lado del otro, cada uno con su respectiva bandeja. Ni siquiera sé cómo sabe mi nombre.

—Por lo visto, el viernes llegaste bien a casa —suelta sin mirarme siquiera.

Yo le lanzo un vistazo, así de reojo, pero él ni se entera. Parece muy concentrado eligiendo un plato de ensalada.

—Sí, sin problema —respondo mientras intento que su olor no me sature los sentidos. ¿Por qué huele tan bien este tío?

—Me alegro.

Sin querer levanto la vista y me encuentro con una sonrisa fabulosa. Abro la boca de puro asombro, sin embargo la cierro de inmediato para evitar: uno, que piense que soy idiota; Dos, que crea que voy a decir algo más. Porque mi intención es huir en cuanto me sirvan mi ración de guisantes y una hamburguesa poco hecha.

Por suerte no añade nada más y escapo despavorida hasta la mesa del rincón donde ya me esperan Irantzu y Hugo.

—¿Estabas hablando con Luca?

El tono de mi amiga no implica nada bueno y tengo claro que da igual lo que diga, no lo va a dejar pasar.

—Me vio el viernes cuando salí despavorida del restaurante —El resto de la historia ya la conocen, lo del corte de Simón y mi "aversión" a la sangre—. Se ofreció a acompañarme.

—Pensaba que no os conocíais —insiste.

—Así es. No habíamos hablado nunca.

Hugo mueve el tenedor frente a nosotras.

—Venga tía, no empieces a ver cosas donde no las hay. La gente es amable. Luca es amable. Nada más.

—Joder, qué cortapuntos eres —protesta Irantzu.

—Y tú una metomentodo.

No puedo evitar sonreír mientras les veo enzarzados en semejante intercambio de calificativos. Si algo me gusta de mi vida actual, son ellos sin duda alguna. En ninguna de las anteriores identidades había conseguido forjar una amistad tan auténtica como la que tengo con Irantzu y Hugo. Incluso he llegado a plantearme hablarles sobre mi verdadera naturaleza. Sin embargo siempre me freno, pues me imagino a ambos huyendo espantados o partidos de la risa. Y no sé cuál de las dos opciones es peor.

Engullo varios guisantes sin mucho entusiasmo ya que todo lo verde me sabe a serrín, mientras echo un vistazo con disimulo al comedor. No tardo en localizar a Luca en la otra punta, sentado a una mesa junto a varios compañeros del periódico y no sé de qué estarán hablando pero las carcajadas llegan hasta nosotros.

—Para no interesarte, pareces muy atenta a sus movimientos —ataca de nuevo mi amiga.

Me vuelvo molesta y si fuera posible, su comentario me hubiera hecho sonrojar.

—No es eso. Es solo que... ¿no habéis notado que huele diferente al resto?

Lo he dicho sin pensar y me doy cuenta de lo raro que puede sonar ese comentario. Como si yo fuera olfateando a la gente por ahí o algo.

—Sé lo que quieres decir —concuerda Hugo para mi sorpresa—. Tiene un olor como a tierra o así. Siempre he pensado que sería su colonia.

Entonces recuerdo que mi amigo suele sacar las fotos del periódico escolar y que por eso ha dicho que Luca era alguien amable. Se conocen.

—Sí, eso es.

—Vaya, ahora quiero acercarme y olerle un poquito...

Nos reímos del comentario de Irantzu y me la imagino rondando a Luca solo para comprobar si lo que decimos es cierto. Esa no es una buena idea y espero que no se le ocurra hacerlo. Aunque conociéndola, cualquiera sabe.

Por suerte, Hugo cambia el hilo de la conversación y yo disfruto de mi pedazo de carne, sin preocuparme de nada más. No es que una hamburguesa sea igual que un chute de sangre fresca, pero al menos me ayuda a mantener la energía y no sabe a corcho.

Un día genial si no fuera por un nuevo olor que satura mis pituitarias al momento, taladrando mi cerebro. Dulce, penetrante, intenso...

Busco el origen y como si llevara una diana roja en el pecho, mis ojos van directos al chico que acaba de entrar en el comedor. No le había visto en mi vida. Cabello oscuro, piel pálida, sonrisa cautivadora y porte elegante. Viste de negro y lleva una chaqueta de cuero que le queda como un guante. Todo un chico malo. Un grupito de chicas le rodea y se mueven a su alrededor como si estuvieran imantadas. Le ríen las gracias, le cogen del brazo y sobre todo, rivalizan para llamar su atención. Patéticas.

—¿Quién es ese? —pregunto a sabiendas de que alguno de mis dos amigos, sabrá la respuesta.

Radio cotilla no falla.

—Mikael —contesta Irantzu a la velocidad del rayo. Sabía que no me decepcionaría—. Acaba de llegar. Al parecer cambia mucho de residencia, un poco como tú.

Ya, claro.

—¿No os parece un cliché total? —protesta Hugo —. Quiero decir, esa pinta de malote...

—¿Por qué lo dices? —pregunto con ironía—. ¿Por la chaqueta de cuero? ¿El pelo perfectamente despeinado? ¿El aire de tipo peligroso?

—Incluso ha llegado en moto. ¿Te lo puedes creer? —añade Irantzu—. De pronto me siento como en una novela de Wattpad.

Nos reímos del comentario pero sé que a cualquiera de los tres nos gustaría protagonizar una de esas tramas tan románticas y empalagosas.

—Tú como mucho, serías la amiga petarda —le suelta Hugo entre risas.

Irantzu se cruza de brazos molesta, sin embargo sé que todo es puro teatro. Ese toma y daca es habitual en ellos y no hay nada que puedan decirse que termine en enfado. Es lo que tiene que se lleven soportando tantos años.

De nuevo dirijo la mirada a Mikael y su séquito. Ahora está apoyado en el mostrador, dando un largo trago a su refresco. Cuando baja la barbilla, su mirada choca directamente con la mía y hay algo en la sonrisa que me dedica, que no me deja lugar a dudas.

Yo sé que él es un vampiro. Y él sabe que yo también lo soy.

¿Os imagináis el olor de Luca? Seguro que lo habéis pensado... Ahora imaginad a Irantzu olfateando a su alrededor como si fuera un perrito, jajajaja. Lo siento, no puedo evitar pensar en esa escena...

Bien, ¿qué os han parecido Irantzu y Hugo? Vaya dos, siempre andan discutiendo pero son los mejores, lo prometo. Y entiendo que Olivia quiera conservarlos como amigos a toda costa. ¿Diríais a vuestros mejores amigos que sois vampiros? Yo estoy segura que sí. No creo que pudiera no hacerles partícipes de algo así aunque entiendo que ella tenga reticencias...

¡Ay! ¿Y Mikael? (Tranquis no es el mismo de Árboles de metal, jajaja es que me parece el nombre perfecto para un vampiro). Madre mía, ese sí que parece un vampiro de manual. ¿Qué pasará ahora? Porque él no ha tardado ni dos segundos en darse cuenta...

Y Olivia que quería pasar desapercibida y llevar una "vida" tranquila...

Dejadme votos y comentarios, please. Quiero saber qué opináis. Mil gracias por leer.

En el próximo capítulo... ay, no os lo digo. Ya veréis.

Pronto más. Besitossss

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