Capítulo 2

—Vaya pinta traes.

Camille me mira con cara de espanto desde el sofá, lo que me obliga a echarme un vistazo en el espejo de la entrada. Ahogo un grito al verme y doy gracias a que no hubiera nadie en la calle a estas horas. Por si el pelo revuelto y la ropa manchada no fuera suficiente, la sangre seca en la comisura de mis labios termina de darme un aspecto aterrador.

—Estoy perdiendo reflejos —protesto, mientras me deshago del calzado y camino hasta el sofá —. No sabes lo que me ha costado cazar un maldito conejo.

Al escuchar esto último, deja el móvil dispuesta a centrar toda su atención en mí.

—¿Tú? ¿Cazando? ¿Eso no era cosa del siglo pasado?

—No me ha quedado otra.

Le cuento lo ocurrido en la cafetería y mi huída como alma que lleva el diablo. Durante toda la explicación, Camille asiente varias veces pero guarda silencio hasta que termino de hablar.

—Deberías haberme llamado.

—Lo sé, pero en ese momento no podía pensar con claridad. Lo único que quería era terminar con el ardor de mi garganta cuanto antes. Hacía mucho tiempo que no sentía una necesidad tan grande de beber...

Camille señala mis ojos.

—Y por lo que veo, ese pobre animalillo te ha sentado estupendamente. Tu iris rojo y tus mejillas coloradas te delatan.

Subo las manos hasta mi cara, dispuesta a comprobar si está en lo cierto. Así es. Incluso puedo notar cierto calor en mi piel...

—Nada que ver con la sangre refrigerada.

—No me hagas pensar en ello niña, o harás que yo también sienta la necesidad de salir a perseguir bichos por el bosque —me recrimina—. Deberías ir pensando en cambiar de trabajo.

Eso mismo pienso yo.

—Lo sé. Pero ahí pagan muy bien y son pocas horas a la semana. Además, no creo que nadie se vuelva a cortar en... no sé ¿tres meses?

Camille se entretiene recogiendo su pelo rizado en un moño alto y cuando termina, vuelve a mirarme.

—Sabes que ni siquiera tienes por qué trabajar. La inmobiliaria da suficiente dinero como para que vivamos cómodamente.

—No lo hago por el dinero. Me gusta estar ocupada —le explico mientras me quito el delantal. Tiene varias manchas de barro que no sé si podré quitar—. Buf, tendré que decir que me caí regresando a casa.

—Eso será más creíble que la realidad.

Sin duda.

—Durante un instante, tuve miedo de mí misma. De no ser capaz de controlarme —reconozco.

—Cielo, ese miedo siempre va a estar ahí. Pero tú al igual que yo, elegiste un camino hace tiempo ya y eso te hace ser más fuerte de lo que crees.

—Has sonado como una madre.

—Bueno, soy tu madre en prácticas ¿no?

Pero es mucho más que eso, es mi salvadora, mi mejor amiga y sobre todo mi familia. Me tumbo y apoyo la cabeza sobre sus piernas. Ella acaricia mi pelo y me muestra una brizna de hierba.

—No es por nada, pero creo que no te vendría mal una buena ducha. Parece que te hayas traído medio bosque contigo.

—De acuerdo. ¿Luego una peli?

Me levanto con brío y salgo del salón, dispuesta a que el agua se lleve los restos de mi aventura nocturna. En la habitación, mientras me despojo del uniforme, vuelve a mi mente el momento en el que Luca me sostuvo en sus brazos. Nunca había estado tan cerca de ese chico sin embargo, solo con ese instante, su olor se me ha quedado grabado a fuego. Diferente a cualquier otro humano, mucho más denso y profundo.

Aprieto los ojos con fuerza, intentando borrar ese recuerdo de mi memoria. No tengo ninguna intención de enamorarme. Es más, me propuse a mí misma no salir con nadie mientras mantenga esta identidad.

No tengo muy buena experiencia en cuanto a relaciones. Puedo decir sin miedo a equivocarme, que he matado a la mitad de mis parejas. No a propósito, por supuesto. Es solo que no dejo de ser una vampira novata que aún está haciéndose a la idea de sus "habilidades". Así que con esta última versión de mí misma, hubo una promesa intrínseca de no tener relaciones de ningún tipo. Ni novios, ni novias, ni rollos de una noche. Nada de nada. Todo sea por tener unos cuantos años de tranquilidad...

Lo que implica olvidar el delicioso aroma que desprende Luca. Por suerte, no está en mi clase y él trabaja en el periódico escolar, actividad en la que no me implicaría ni loca. Vamos, que las posibilidades de coincidir... son prácticamente nulas.

El agua de la ducha, arrastra todos mis miedos y me siento con renovadas energías. Luego recuerdo que eso se debe a la sangre caliente del pobre animalillo: mi corazón bombea con brío y templa mi cuerpo. ¿Cómo sería alimentarse siempre de seres vivos? La sangre envasada no tiene nada que ver, incluso resulta insípida al paladar y aunque nos sirve para tirar, es como estar siempre a medio gas. Como si me alimentara de batidos en vez de comerme un buen chuletón.

Me tiro sobre la cama, envuelta en el albornoz y sopeso la idea de cambiar de trabajo. Sé que lo de hoy ha sido una situación que se podía haber descontrolado y lo fácil sería buscar otro curro para no volver a correr riesgos. Sin embargo, en los últimos cincuenta años he aprendido que no todo se soluciona con huir. Hay veces que es necesario afrontar las cosas, que esa es la verdadera forma de avanzar en la vida.

Puede que los viernes y sábados por la noche, la cafetería sea un infierno. Tantos adolescentes sudorosos entre cuatro paredes nunca es una buena idea, pero me llevo genial con mi jefe y Simón y los chicos me tratan muy bien. Y hay veces, que no hace falta más que eso. Hay que aferrarse a las pequeñas cosas.

Por eso, en contra de la recomendación de Camille, seguiré trabajando de camarera. En realidad, ¿qué podría salir mal?

¡Hola, hola! ¿Qué tal estáis?

Aquí vengo yo, no con un capítulo sino dos. Para que no os quejéis. He estado muy liada y no he tenido ni tiempo de publicar. Por eso aprovecho hoy y lo hago por partida doble.

Bueno, ya habéis conocido a Camille, la "madre" de Olivia. Ya iréis descubriendo su historia...

Como ya os dije, esta no es una historia de vampiros al uso, así que absteneos de hacer comentarios en plan "los vampiros no se sonrojan" o " a los vampiros no les late el corazón", porque estos poco tienen que ver con los que conocemos (aunque algunas cosillas sí).

En el próximo capítulo, más personajes y alguna que otra sorpresa...

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