Capítulo 17
Al final, quedamos con ellos en la cafetería antes de mi turno. Martín no parecía sorprendido con mi llamada, aunque insistió mucho en citarnos en un lugar público atestado de gente. No se lo puedo reprochar, la verdad.
Cuando llegamos, ambos están en una de las mesas del fondo, sin cruzar palabra alguna y en cuanto Martín ve a Mikael, su gesto cambia y sus ojos reflejan miedo y desconfianza.
—Genial. Creo que no les vamos a poder contar cualquier mentira. ¿Qué tal si te quedas en la barra y me acerco yo sola? Desde ahí podrás escuchar perfectamente lo que hablemos.
Dibuja un gesto de fastidio con sus labios pero al final asiente y se detiene a cierta distancia de la mesa. Yo en cambio sigo andando y me freno frente a ellos sin saber muy bien qué hacer.
—Hola, ¿puedo sentarme?
—Sí claro —Martín me hace un gesto con la mano—. Tú nos has llamado para hablar.
Me estrujo las manos nerviosa y me doy cuenta de que hacía mucho tiempo que no pasaba por una situación tan incómoda. Uno de los camareros, nos toma nota y mientras esperamos nuestras bebidas, observo a Vanesa.
—¿Qué tal estás?
La chica levanta por primera vez la vista y me mira asustada.
—Yo... bien. Por suerte llegasteis a tiempo. Si no... no sé qué hubiera pasado.
—¿Has hablado con tus padres? —Si así fuera, tendríamos un problema...
Ella niega lentamente.
—No, qué va. Cuando llegué ya estaban acostados y pensé que quizás era mejor no decir nada.
En circunstancias normales, yo sería la primera en animarla a contarlo e incluso poner una denuncia pero teniendo en cuenta que los culpables están muertos... ya no hay mucho más que hacer.
—Puedes estar tranquila, esos tipos ya no podrán hacerte nada, ¿de acuerdo?
—¿Qué ha pasado con ellos? —pregunta Martín.
Me sorprende el tono de voz que emplea, muy seco tratándose de alguien que siempre se muestra tan amable.
Cuando voy a contestar llegan nuestras bebidas y en esa pausa veo cómo él echa un nuevo vistazo hacia el vampiro.
—Me imagino que volverían a su casa, ¿no? —respondo intentando sonar natural—. Mikael solo se ocupó de pararles los pies, nada más.
—¿Por qué nos mientes?
Vaya. No ha colado.
—No miento...
—No me hables como si fuera idiota. Le vi, ¿sabes? Su expresión, sus ojos... la sangre... Mira, os agradezco que nos sacarais del apuro. De verdad que sí. Yo... tenía todas las de perder frente a unos tipos así...
Vanesa tiende una mano hacia él para que no siga.
—Y aun así, te enfrentaste a ellos por ayudarme —añade con admiración.
La entiendo. No muchos se hubieran interpuesto sabiendo que estaban en desventaja. Martín apenas le lanza una mirada y ataca de nuevo.
—Dinos la verdad Olivia. ¿Están muertos?
Asiento sin atreverme a levantar la vista. No quiero ver sus expresiones de espanto.
—Vale, de acuerdo.
Su tono, de pronto apacible me sorprende y al mirarle, descubro que está mucho más relajado. Ambos lo están. No entiendo nada.
—¿Y si los encuentran? —pregunta Vanesa con verdadera preocupación.
—Pensarán que les ha atacado un animal, no hay forma de que puedan averiguar nada más —les cuento. Ya de perdidos al río. Al final estamos todos en el mismo barco.
Martín hace un gesto con la barbilla para señalar a Mikael.
—¿Qué es él? Me he pasado toda la noche dándole vueltas. Pero lo que parece tener sentido no lo tiene en absoluto.
—Es solo un chico.
—Es un vampiro —afirma Vanesa sin atisbo de duda.
Desplazo la mirada de Martín a ella y de nuevo a él. Ambos creen que es así. ¡Mierda!
—Pero qué decís... —Se me escapa una risa nerviosa—. Sabéis que eso no tiene ningún sentido...
—Tú también lo eres —añade Martín con un tono acusatorio.
¡Maldición!
—Yo... yo no... —balbuceo.
—Venga, no tiene ningún sentido que intentemos ocultarlo —dice Mikael junto a nuestra mesa. No sé en qué momento se ha acercado pero con esa frase acaba de rematarlo.
Se sienta a mi lado en una postura relajada y me da la sensación de que todo esto le divierte.
—Vete a la mierda Mikael —protesto—. Eres un liante...
—Están metidos en el ajo, ¿qué más da que lo sepan?
—¿Lo dices en serio?
Se me ocurren un millón de motivos por los que esto es mala idea. Nunca sale bien lo de involucrar a humanos. Nunca. Es una de las primeras normas que me enseñó Camille.
—No estaréis pensando en borrarnos la memoria o algo así... —aventura Martín.
¡Qué daño ha hecho el cine de vampiros!
—¡Qué graciosos sois! —Se ríe el vampiro.
Me quito las gafas y me froto los ojos mientras trato de ordenar mis ideas.
—Lo mejor sería que todos hiciéramos como si no hubiera pasado nada...
—¡Buena idea! —me apoya Mikael.
—¿Como cuando este me mordió en el muslo y al día siguiente estaba tan normal? ¿A eso os referís? Tendría que haber sospechado algo en ese momento... fui una idiota.
Lanzo una mirada asesina a Mikael. Prefiero que no hable. Cada vez que lo hace, lo empeora. Este en cambio esboza una pícara sonrisa y le da la réplica a Vanesa.
—Venga... no me digas que no te gustó. Eso solo fue parte de un juego. Ten por seguro que de haber querido, te hubiera desangrado en unos segundos.
El cambio de tono en la última frase hace que todos le miremos de golpe.
—¡Mikael tío! No puedes decir esas cosas y pretender que la gente no se asuste —le recrimino.
—Lo siento. —Levanta las manos en señal de disculpa—. Ellos son los que quieren saber, yo solo me comporto normal. ¿No debería?
Este tío es la traca.
—Podrías ser un poco menos "Mikael". Eso no estaría mal... —respondo todavía de mal humor.
—¿Por qué no te comportas como él? —me interroga Martín—. Tú pareces normal. Es más, siempre has intentado ser invisible y no llamar la atención.
Abro la boca asombrada de que alguien como él se haya dado cuenta de ese "pequeño" detalle.
—Precisamente para evitar problemas como este. Yo... solo quiero ser una más.
—¿Tus amigos saben lo que eres?
—No tienen ni idea. No quiero complicarles la vida.
Ambos asienten, como si entendieran mis motivos. Esto es surrealista.
—De acuerdo, no nos pongamos sentimentales y vayamos acabando —suelta mi compañero de desventuras mientras da unos golpecitos en la mesa—. Entonces, haremos como si nada. Ayer nadie estuvo en esa carretera. Nosotros somos solo dos estudiantes y no tenemos ni idea de unos tipos muertos. ¿Os parece?
No hay protestas así que damos por terminada nuestra extraña reunión. Mikael es el primero en irse y yo me despido de ellos ya que tengo que empezar mi turno. Desde la barra veo cómo intercambian unas cuantas frases y después cada uno se va por su lado como si solo se conocieran de vista.
Sigo pensando que todo esto no es una buena idea, pero dadas las circunstancias podría haber acabado peor. Justo cuando voy a regresar a la cocina, mi mirada se cruza con la de Luca que me observa desde una mesa y no sé por qué pero algo me dice que ha estado atento a lo que ocurría en la mesa. Sé que es un tío listo y que no se le escapa ni una, sin embargo en este caso, espero que ni remotamente sepa qué es lo que nos traemos entre manos.
¡Hola a toda la gente de Wattpad! ¿Qué tal por ahí? ¿Teníais ganas de nuevo capítulo?
Bueno, vaya sorpresa. Después de todo no se lo han tomado tan mal. Realmente solo querían saber la verdad y aunque esta sea disparatada, eso les ha dejado más tranquilos.
El mayor problema es que la tapadera que Olivia se había esforzado tanto en levantar se va resquebrajando poco a poco y cada vez más personas conocen su secreto. ¿Qué pensáis que pasará ahora? ¿Martín y Vanesa se comportarán como si nada?
Por otro lado, Olivia de nuevo ha pillado a Luca pendiente de sus movimientos. ¿Por qué? ¿Por queeeeeeeeee? Jajajja ¿No tenéis curiosidad?
Bueno, os diré que la relación entre ambos no va a tardar en complicarse (por si Olivia tenía poco con Mikael).
Espero que os haya gustado. ¡Dejadme comentarios! Pronto nuevo capítulo.
Os adoro. Besitosssss.
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