Capítulo 12
Me acerco a la mesa del patio, donde ya me esperan Hugo e Irantzu con sus bandejas, enfrascados como siempre en una de sus típicas conversaciones. Me alegra ver que el mal rollo de hace un par de días ya ha desaparecido y vuelven a ser los mismos. Eso no quita para que yo tenga muy presente lo que Hugo me dijo, sin embargo hay veces que la mejor solución es no hacer nada y dejar que pase lo que tenga que pasar.
—¿Tú qué opinas? —pregunta mi amiga con interés. La conozco lo suficiente para saber que lo que quiere es que me ponga de su parte.
—¿Sobre qué? —No tengo ni idea de qué hablan.
Hugo arquea las cejas con resignación.
—Sobre si las Kardashian ya han pasado de moda o no... —me informa.
Un gran tema, sin duda.
—Em... no sé qué deciros... —Reprimo una carcajada pues sé que Irantzu se toma estos temas muy en serio—. Creo que Kendall nunca pasará de moda...
—¿Ves? ¡Te lo dije! —grita ella triunfal.
Varios compañeros nos observan desde otras mesas y está claro que da igual dónde nos sentemos, siempre llamamos la atención. Me coloco las gafas y dejo que mi cabello caiga como una cortina escondiendo parte de mi rostro. Con amigos así, es difícil pasar desapercibida...
—¿Y este de qué va? —murmura Irantzu.
Levanto la vista lo justo para saber a quién se refiere y veo a Mikael pasar con una chica que ni conozco Le va diciendo algo al oído, mientras la sujeta de la cintura para mantenerla cerca. Ella se ríe de sus palabras y le da un suave golpe en el pecho, aunque no se aleja ni un centímetro.
—Parece que te sorprenda que haya tipos como él —suelta Hugo, mientras le señala con el tenedor.
—¡Ya sé que los hay! Pero es que, lo este tío es descarado... hace dos días aún estaba tonteando con Vanesa y ¡mira! En fin...
—Lo que no sé es cómo ellas le siguen el rollo —añado—. Están desesperadas por llamar su atención.
Hugo se encoge de hombros mientras niega lentamente.
—No os entiendo, ¿no sois vosotras las que siempre suspiráis por un chico malo?
—¿Perdona? —protestamos al unísono.
Él se asusta de nuestra reacción aunque se mantiene en sus trece.
—¡Joder! Solo hay que ver los libros que leéis. Esa mierda barata en la que el chico malo trata como el culo a la chica y aun así ella insiste hasta que él "cambia" por amor. ¿Me equivoco?
Un trozo de pan impacta en su frente y no puedo evitarlo: se me escapa una carcajada. Lo cierto es que Irantzu tiene buena puntería.
—¡Cállate! Puede que lea novelas así, pero sé que son fantasía y que la realidad es otra.
—Vale, pues entonces vete donde ellas y cuéntaselo porque creo que no se han enterado —responde malhumorado.
Si supieran lo peligroso que puede resultar Mikael...
—No es mi problema —asume—. Ellas sabrán lo que hacen.
—Tampoco creo que estuvieran muy dispuestas a escuchar que se están equivocando al liarse con alguien como él.
Al fin y al cabo, Mikael mordió a Vanesa y a ella poco pareció importarle. Hay chicas a las que les gustan las emociones fuertes...
Hugo mira la hora y termina con los macarrones que quedan en su plato, en dos bocados.
—Tengo que irme. Se me ha olvidado descargar las fotos para el periódico y esta tarde se cierra la edición —se excusa.
En cuanto se aleja, Irantxu aparta su bandeja y me mira con toda la atención del mundo.
—¿Qué pasa? —pregunto asustada. ¿Tengo cara de vampira o algo y me ha descubierto?
—Le gustas a Luca.
Otra vez con eso.
—No dices más que tonterías chica. Deberías hacértelo mirar —sentencio.
No es capaz de darse cuenta de lo que Hugo siente pero está convencida de que en esto tiene razón.
—Va en serio.
Y dale.
Yo también aparto la bandeja y me giro, dispuesta a una batalla de miradas, si es necesario.
—Vamos a ver, ¿y por qué estás tan segura?
—Desde que hablamos el otro día me he estado fijando y no hace más que mirarte. Toooooodo el tiempo.
Me da la risa.
—Si ese motivo es más que suficiente para que tengas razón, entonces él pensaría lo mismo de ti. Porque para fijarte, has tenido que estar mirándole durante mucho tiempo.
Veo cómo enrojece, lo que me confirma que no había pensado en ello, sin embargo no tarda en reponerse y contraataca.
—¡Yo he sido muy disimulada! Te aseguro que es imposible que él se haya dado cuenta. Además, ¿no me crees? Mira hacia tu izquierda.
Y yo como tonta, voy y miro.
Dos mesas más allá, Luca está sentado con un par de compañeros y sí, tal y como Irantzu afirma, tiene la vista fija en nosotras. Sin embargo su mirada dista mucho de ser la de una persona enamorada. Un escalofrío me recorre aunque no entiendo muy bien a qué se debe esta sensación. Uno de sus amigos le dice algo y al prestarle atención, dejo de notar esa extraña presión. Durante un instante creí que podía ver lo que soy y sentí miedo...
—¿Qué acaba de pasar? —pregunta.
—¿A qué te refieres?
—Habéis tenido "un momento".
Se le está yendo la pinza.
—Pues me ha dado más mal rollo que otra cosa... —admito.
—¡Al contrario! Incluso yo he podido sentir la energía...
Lanzo un vistazo, aprovechando que está despistado conversando. La sensación se ha disipado del todo, sin embargo no puedo evitar pensar que he de ser más cuidadosa. Quizás no esté pasando tan desapercibida como creía y lo último que quiero es que Luca descubra mi verdadera identidad. Eso no debe pasar nunca.
¿Creéis que Hugo tiene razón? ¿Nos gustan los chicos malos? Yo reconozco que me encantan las novelas donde los protas tienen guerras dialécticas y son un poco enemy to lovers, pero no me gustan los "chicos malos" que tratan como el culo a las protagonistas. Aun así, yo no cuestiono que se consuman esas historias, pues no son más que eso y creo que a día de hoy, la mayoría de las mujeres somos conscientes de que esos romances no se pueden tomar en serio (y en la vida real hay que aspirar a tener una pareja que nos trate bien siempre y viceversa).
Por otro lado... ¿alguien sabe qué pasa con Luca? Se aceptan teorías.
Dejadme comentarios, please. Quiero saber si la historia os está gustando o no.
Pronto más. Besitossss
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