Capítulo XXX: El viaje a Kyoto (Parte 1)
Hoy será el día en que viajaremos a Kyoto. Ese siempre ha sido el lugar donde las escuelas llevan a sus alumnos para viajar. ¿Por qué? No lo sé. Siempre lo ha sido en la vida real y mangas.
¿Recuerdan cuando Nino, la chica que planea que me enamorarme? Pues parece que está cumpliendo su palabra.
“Mmmm”.
El sol apenas había salido. Podía escuchar el canto de los pájaros que revolotean en las ramas de los árboles apenas me desperté de una noche tranquila.
Y Nino estaba sobre mis sábanas y sobre mí. Besándome. Apasionadamente.
Ah, que bien… espera, ¡¿qué?!
“¡¡¿MMM?!!”. Mis ojos como platos al ver la situación frente a mí.
“Buenos días, Kai-kun. ¿Disfrutaste cómo te desperté~?”. Nino me saludó con una sonrisa amorosa.
“¡¿Q-qué haces en mi casa?!”. Pregunté exaltado. “O mejor dicho, ¡¿cómo es que entraste a mi casa y a mi habitación?!”.
¡¿Y cómo es que no me alertó mi oso?!
“Amenacé, quiero decir, le pedí amablemente a Uesugi su llave de repuesto”. Nino sacó algo algo de su escote y me mostró una copia de la llave de mi casa. “Ah, y si te preguntas por el grandulón, lo soborné con un salmón para que me permitiera entrar”.
¡Oso corrupto!
“Te dije que te asaltaría en tu propia casa, guapo~”.
¡Que miedo!
Durante la próxima hora, Nino me atacó a puros besos y yo no tuve la oportunidad de detenerla.
En algún punto, dejé de tratar de apartarla y solo me dejé llevar por la muestra de afecto de la chica de las coletas. Nuestros labios se movían al compás del movimiento lento y apasionado. Incluso nuestras lenguas estaban participando en el combate.
Cuando finalmente nos separamos para tomar aire, una cuerda delgada de saliva conectada por nuestras lenguas se rompió.
“Haa… haa… ¿qué te pareció?”. Nino tenía una sonrisa cansada cuando me preguntó.
“Pues… haa… no estuvo mal”. Sonreí débilmente. “Pero ahora debemos irnos. Después de todo, tenemos un viaje escolar que ir. ¿Acaso lo olvidaste?”.
“Claro que no. Incluso traje mi maleta conmigo”. Ella señaló su maleta que estaba en la esquina de mi habitación.
¿Eh? ¿La trajo con ella?
“No preguntaré por qué la trajiste contigo, pero ahora necesito cambiarme. Así que… si me disculpas”.
“Aww, ¿te avergüenza quitarte tu pijama frente a mí?”. Nino otra vez se burló de mí.
“En realidad… no uso pijama debajo de estas sábanas”. En mi rostro apareció una sonrisa petulante cuando el rostro de Nino empezó a ponerse rojo de vergüenza. “De hecho… no uso nada debajo a excepción de las sábanas”.
“¡P-pervertido!”. Chilló a punto de quitarse de encima, pero puse mis brazos alrededor de ella, impidiendo sus movimientos. “¡Sueltame! ¡Pervertido!”.
“¿Pervertido?”. Levanté una ceja. “Tú eres quien entró a mi habitación y me besó mientras dormía. ¿Quién es el pervertido ahora?”.
“¡Sigo diciendo que tú!” Exclamó con su cara oculta en mi pecho.
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Luego de avergonzar a Nino hasta el cansancio, me alisté para irnos al lugar de encuentro.
El viaje en un transporte fue tranquilo. Bueno, se podría decir tranquilo si ignoramos el hecho de nuestros compañeros hablando ruidosamente y yo conversando sobre mi nueva misión a Fuutarou.
“Y como verás, ahora debo proteger a las chicas”.
“Y cuando creí que tendríamos una vida normal”. Fuutarou suspiró con exasperación. “¿Y cómo harás para protegerlas? No puedes seguirlas para siempre”.
“No te preocupes. Puse un hechizo simple, pero inquebrantable en ellas cuando no se dieron cuenta. Eso les dará un poco de seguridad cuando estén fuera de mi vista”. Miré mi teléfono en la mano. “Sin embargo, eso no me asegura que estén a salvo por completo. Debo estar alerta”.
Debido a que los maestros pueden revisar mi equipaje, no pude traer mis armas. Lo único que tengo en la mano es una pistola oculta en mi pantalón y el anillo en mi bolsillo en caso de emergencia.
“O-oye, esos asesinos no irán por mí, ¿verdad?”. Fuutarou preguntó temeroso de ser atacado por uno.
“No. Solo irán por los seres queridos del señor Mauro”.
“Por eso”.
Le di una mirada aburrida cuando dijo eso. Esperaba que fuera una broma, pero parece que lo decía en serio.
“¿Es en serio?”. Negué con la cabeza por la ocurrencia de mi amigo.
“¿Por qué me miras como si hubiera dicho una broma?”. Fuutarou sonó ofendido. “Debes saber que… espera, ¿no sientes que hace mucho calor?”.
“Sí. Pensé que era el único”.
Sentí una fuente calor en nuestras espaldas. Al darme la vuelta, hacía los asientos de atrás, me sorprendí por lo que vi.
Las quintillizas, a excepción de Yotsuba, estaban con sus espíritus de competencia ardiendo en alto fuego.
“¿Qué está…”. No sabía el motivo de esto, así que voy a preguntar. “Ichika”. La llamé, pero no me respondió, ni siquiera me miró. “Psst, Ichika…”.
Maldición. Ella no me va a hacer caso hasta que la llame como quiere.
Mordiéndome la lengua, la llamé entre dientes. “N… Nee-chan”.
“¿Si~…?”. Giró a verme con una sonrisa burlona en su rostro.
Ignoré la risa que Fuutarou intentaba contener para preguntar. “¿Qué están haciendo?”.
“Ah nada, solo estamos jugando un simple y amistoso juego de cartas”. Respondió antes de retomar su espíritu de pelea.
Eso no me parece un simple y amistoso juego de cartas.
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“Haremos que lleven sus equipajes al hotel. Ustedes deben cargar sus cosas de valor. Eso es todo. Dispersense”. Dijo una maestra que nos va a cuidar durante el viaje en este lugar.
Cuando llegamos a Kyoto, lo primero que hicimos fue escuchar las advertencias de los maestros. Nuestras billeteras y nuestros teléfonos son algunas de las cosas que podemos llevar durante nuestro viaje grupal.
“Y bien, gran y talentoso líder, ¿qué haremos primero?”. Maeda preguntó con insistencia.
“Yo digo que lo ideal sería comer en un restaurante antes de ir hacia los templos”. Tamaya, digo, Takeda recomendó con un guiño deslumbrante e irritante.
“Muy bien. Vamos”. Empecé a dirigir el camino con ellos tres siguiéndome.
“¿Habrá un restaurante con precio económico por aquí?”. Fuutarou analizó los locales a nuestro alrededor.
“Conozco uno que sirve lo mejor de los platillos y el precio es muy barato”.
“Me gusta como suena eso”.
Nos dirigimos al restaurante Saishuan Shirak, un restaurante japonés estilo familiar. Según sus comentarios en Internet, sus comidas son deliciosas y de precios módicos.
“Buenos días, ¿qué van a ordenar?”. Una mesera nos atendió con una sonrisa.
“Hola, yo quisiera un Shojin Ryori y té verde, por favor”.
“Ese es un almuerzo vegetariano, ¿verdad, Kai?”. Fuutarou me preguntó sorprendido.
“Sí. Tengo una dieta que mantener, ya sabes. Ser increíble no es fácil”. Respondí con una sonrisa burlona.
“Ajá, si”. Dijo Fuutarou mientras veía el menú. “Yo quiero soba de camarones y un vaso con agua”.
“Ramen, por favor. ¡Gracias!”. Dijo Takeda con un guiño.
“Entendido”. La camarera anotó nuestros pedidos antes de ver a Maeda. “¿Y usted que va a ordenar?”.
“Quiero Taiyaki, Yakiniku, Oyakodon, Tempura, Arroz frito, dos Omurice…”.
““¡¡PIDES MUCHO!!””. Los tres gritamos sorprendidos.
Es como ver una Itsuki versión hombre. Solo que más feo.
“Está bien”. Maeda se encogió de hombros. “Me lo voy a comer todo después de todo”.
“¿Acaso tu estómago es un agujero negro?”.
Y yo que pensaba que comería poco.
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Tras terminar de almorzar y pagar nuestras cuentas, nos dirigimos al primer templo cercano que estaba en la falda de una colina.
Los cuatro aplaudimos y cerramos los ojos, rezando a dicho protector del templo.
“¿Qué demonios es este lugar?”. Preguntó Maeda después de segundos de silencio.
“Es un santuario donde vive el dios de los eruditos”. Respondió Takeda. “Maeda-kun, no soporto ver tus calificaciones, así que asegúrate de rezar mucho”.
“Pffft. ¡¡JAJAJAJA!!”. Rompí mi rezo y estallé de risa.
“¡¡¿Qué dijiste pequeño-”.
“¡¡USTEDES CÁLLENSE!!”. Nos gritó Fuutarou ya que debido a nuestra conversación, no pudo rezar correctamente.
“Okey, okey”. Me limpié una lágrima que salió de mi ojo. “Ahora vayamos al siguiente templo. Es subiendo la colina, ¿verdad?”.
“El primero en llegar se gana el almuerzo de mañana, ¿okey? ¡En sus marcas, listos, fuera!”. Fuutarou fue el primero en correr escaleras arriba.
Siempre se emociona mucho en un viaje. Apuesto que tiene una agenda escriba con sus actividades programadas en ella.
“Uesugi-kun no es del tipo atlético, ¿verdad?”. Takeda me preguntó mientras subíamos las escaleras.
“Apenas puede abrir un frasco de pepinillos sin sufrir un ataque al corazón”. Dije mientras veía a Fuutarou cansarse de subir.
“Ugh… mi estómago”.
“¿Uh? ¿Qué pasa, Maeda?”. Tanto Takeda y yo nos detuvimos para verlo.
“Creo que comí demasiado”.
““¿Crees?””. Preguntamos al unísono.
Tras ver que no podía caminar más debido a su estómago lleno, suspiré. “Ah, ya que. Ven, súbete a mi espalda, yo te cargo”.
“Espera, yo también quiero que me carguen”.
“Pero tú estás bien”.
“No me digas que no eres tan fuerte como para cargarnos a los dos al mismo tiempo”.
“¿Eso es un desafío, Tadaka?”.
“Es Takeda”.
“Lo que sea. Yo jamás he retrocedido ante un desafío”. Sonreí. “Los cargaré a ambos sobre mis hombros”.
Y como dije, los subí a los dos.
A ambos los llevé a pasos lentos para evitar que se caigan durante la subida. Los dos estaban sentados sobre cada lado de mis brazos flexionados, disfrutando el paseo.
“¿Creen que Uesugi-kun haya llegado a la cima?”. Takeda preguntó sentado en mi brazo derecho.
“Tal vez”. Respondió Maeda. “No puedo verlo. Ve más rápido, Kai”.
“¿Qué crees que soy, tu caballo?”. Pregunté.
Los turistas que visitantes que subían con nosotros, nos miraban y nosotros solamente saludabamos con una sonrisa.
“Ya casi llegamos y ni siquiera estoy cansado. Comete eso, Takeda”. Me detuve cuando una turista nos pidió una foto.
Cuando llegamos, vimos una escena bastante extraña. Las chicas estaban ahí y parecía que estaban discutiendo o algo así.
Espera, ¿Ichika disfrazada como Miku y una peluca de ella? Oh, ya veo.
“¿Ah? ¿Qué demonios están haciendo?”. Maeda no sabía lo que pasaba aquí.
“Espera… yo tampoco tengo idea”. Fuutarou fue a acercarse a las chicas. “¡Chicas, solo cálmense un momento!”.
“¡¡CÁLLATE!!”. Gritó Nino. “¡El que estés aquí solo complica las cosas! ¡Solo ve tras Miku, ahora!”.
“¿Qué…?”.
“¡Rápido! ¡Muévete!”.
Fuutarou por un momento dudó, pero decidió hacerle caso. “Bien… Lo siento, chicos. Me voy a adelantar”.
“Está bien”.
“¡Yo… yo también iré a buscarla”. Yotsuba se ofreció irse junto con Fuutarou.
Esto es malo, los murmullos de los visitantes se escuchaba claramente.
“¿Qué pasa? ¿Están peleando?”.
“Parece que unas estudiantes están discutiendo”.
“También deberíamos irnos”. Dijo Nino.
“Claro”. Aceptó Ichika y ambas se fueron del lugar.
“Esto podría ser…”. Susurré para mí mismo. “Lo siento, chicos, el paseo terminó”.
Los bajé a los dos sin cuidado como si fueran sacos de papa, lo que provocó quejidos de dolor de partes de ellos.
Los problemas aparecieron y esto es solo el primer día.
CONTINUARÁ
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