Parte Única
Shouto miró las burbujas en el agua mientras esta terminaba de hervir en la estufa y se apresuró a poner las bolsas con hojas de té negro. Esta vez sería un royal milk tea, esperaba que quedara delicioso una vez que añadiera la leche.
Preparar té era algo natural para cualquier persona en Japón, la bebida nacional por excelencia. La que podías ofrecer a las visitas, con la cual acompañar unos cuántos dulces japoneses, algo para relajarse un rato, y con Shouto amando todo lo tradicional de su país, elaborar el té y beberlo era algo que no podía faltar en su vida.
Sin embargo para Todoroki preparar té era una rutina de cada noche que le rompía un poco el corazón en cada ocasión que debía hervir el agua y colocar las flores, los sobres o las esencias. No solía patrullar de noche a menos que hubiera alguna emergencia en la cual ser apoyo o que se necesitara forzosamente de su quirk, porque para Shouto la prioridades en su vida estaban plantadas y gracias a la derrota de Shigaraki y All For One, los villanos habían disminuido en cantidad y en amenaza. Confiaba en sus compañeros, estarían bien, ellos sin duda podrían. Él estaría allí apoyando en caso de que lo necesitaran.
Mientras eso no fuese así, las noches tenían nombre, tenían lágrimas de tristeza, estaban pintadas de melancolía, nostalgia, recuerdos y anhelo. En verdad que eran bastante pesadas, sobre todo en la parte emocional, pero elegía hacerlo siempre, elegía quedarse, lo elegía por amor. El más sincero, el más profundo, el más desinteresado y el más grande que Shouto ha podido sentir en sus veinticinco años de vida.
Por supuesto que se trataba de Izuku, Izuku Midoriya, aquel quien fuera conocido como “Deku” durante sus años como héroe. Aunque decir años era bastante exagerado, ya que habían sido unos cuantos meses, meses que lograron superar por poco el año, pero que aún así sabía que se habían sentido insuficientes, ¿y cómo no? Con todo lo que les había ocurrido a él y a toda la Clase 1-A durante su recorrido de primer año, no existieron demasiadas oportunidades de disfrutar de su quirk.
Apagó el fuego de la hornilla y dejó reposar las bolsas un momento más antes de vertir la leche, añadió solo una cucharadita de azúcar para que quedara en el punto exacto en el que a Izuku le gustaba tomar su té, sirvió uno similar sin azúcar para sí mismo, los colocó en un plato y después en una bandeja y se dirigió al estudio de la casa que compartían; está era bastante amplia, con un cuarto de entrenamiento enorme, cocina, sala, comedor, habitaciones de huéspedes, la habitación principal, el estudio, y algunas otras de usos múltiples.
Tomó una respiración profunda con la bandeja entre las manos una vez que estuvo frente a la puerta, durante el camino que recorrió para llegar allí a través de los pasillos su corazón se iba apretando un poco en cada pisada, sabía que lo que vendría a continuación no sería sencillo, pero siempre lo haría, cada vez que lo necesitara.
Aclaró su garganta y con una mano libre tocó con delicadeza a la puerta.
—Buenas noches, Izu —le saludó— ¿te falta mucho para terminar? Deberías descansar un poco, he traído té para compartir contigo, justo como te gusta.
Él aguardó por una respuesta, pero lo único que le respondió fue el silencio.
Era normal, Shouto no se ofendía por ello, porque al final, esto solo servía para avisarle que estaba por entrar, para pedir una especie de permiso para ello, petición que casi nunca era respondida. Hoy sería más agotador que de costumbre, pero él estaba listo.
Resopló nuevamente para poder armarse de valor y por fin mover la puerta corrediza estilo tradicional que daba al estudio de trabajo de Izuku y hacer su entrada. Lo encontró de espaldas, sentado en su escritorio trabajando y murmurando un sin fin de cosas. Los exámenes de finales estaban a nada de presentarse e Izuku ya le había comentado que aparte estaba trabajando en propuestas —solicitadas por el director Nezu— para poder implementar el próximo año escolar y así poder modificar y actualizar el plan de estudios, gracias a él habían implementado la materia de “análisis de dones”, llevando a los estudiantes a tomar en cuenta sus fortalezas y áreas de oportunidad para así usar los dones de forma segura y que nadie saliera lastimado, sino que fuese en su propio beneficio para un mejor uso de su don —y de los dones de los demás—, la capacidad de análisis eta una gran herramienta. De alguna forma, aquello podría complementar el programa de asesoramiento de dones que había sido creado por Uraraka.
Al final, ellos tenían que adaptarse conforme las generaciones y los quirks se iban modificando, incluso aunque los villanos ya no representasen la misma amenaza que alguna vez lo hicieron aquellos que en conjunto habían logrado derrotar. Había que marcar la diferencia y seguir ayudando en la medida de lo posible.
Lo miró sintiéndose enternecido; amaba a ese chico que le había salvado de tanto, que se había convertido en su familia, que le había defendido ante todos, que se había preocupado por él y que se había colado en su corazón para permanecer allí por siempre. Se sentía afortunado de poder estar con él, de compartir la vida y el amor, pero, Shouto sabía que eso no era suficiente y daría lo que fuera por poder cambiar el rumbo de las cosas. Le estaba tomando mucho tiempo, pero estaba seguro que en cualquier momento pasaría.
Izuku aún llevaba puesta la ropa de oficina que solía utilizar en la U.A. como profesor, era una especie de mala costumbre el solo llegar del trabajo y no cambiarse para seguir trabajando, pero no tenía el corazón para regañarlo o hacerle algún comentario, prefería ser suave y consentirlo un poco.
—Es Royal Milk Tea —comentó el chico de fuego y hielo mientras se terminaba de acercar a él entre las penumbras. Midoriya solía trabajar a oscuras y por largas jornadas, eso no le agradaba, y por ello era que intentaría que se distrajera un poco—. Está dulce, de la forma en que te gusta, anda, ven a tomar el té conmigo y vamos a la cama, prometo que te ayudaré a revisar los exámenes si te falta mucho, sabes que me gusta apoyarte en lo que pueda.
Los murmullos siguieron por algunos segundos más y después Izuku dejó las hojas que tenía en las manos sobre el escritorio, se quedó quieto por completo y justo después se giró lentamente para quedar frente a frente con Shouto. No estaba levantando la cabeza y eso no era buena señal. Definitivamente sería una noche larga y dolorosa.
Midoriya se pasó las manos por el rostro y como si estuviera listo para usar una máscara. Fue entonces que por fin le miró a los ojos y le sonrió. Ver esa sonrisa era dolorosa, porque en los últimos años Izuku apenas y había sonreído de forma genuina para otros —incluso para él que era su novio—, lo hacía para no preocupar a nadie, para intentar motivar a sus alumnos aunque él estuviera destrozado por dentro. Shouto admiraba esa fortaleza de él, porque en todos los años que se sintió perdido y solo, jamás pudo sonreír para otros hasta que Izuku llegó a su vida.
Haría lo que fuera por él, si de él dependiera poder otorgarle el fuego o el hielo para que pudiera seguir en su camino natural como héroe, por supuesto que lo haría. El pecoso no tendría más razones por las cuales ocultar con tanto ahínco su tristeza, podría ser feliz y seguir en el camino de sus sueños.
Y es que perder el One For All no había sido sencillo. De ser un mukosei, a tener uno de los dones más impresionantes del mundo a luego no tener absolutamente nada. De lastimarse una y otra vez para poder dominarlo y perfeccionarlo, para después utilizar dones de los anteriores portadores. De arriesgar su vida y darlo todo en cada ocasión para poder convertirse en el héroe que deseaba y así ayudar a otros.
Midoriya Izuku era su ejemplo, la persona que más admiraba y que más amaba en el mundo, por supuesto que cuidaría de él ahora que lo necesitaba. Siempre estaría tendiéndole la mano para apaciguar su carga y jamás le dejaría solo.
—De acuerdo, Shou-chan, vayamos. Aunque… preferiría cambiarme primero si no te molesta —comentó con su rostro rojizo de vergüenza mientras miraba su ropa formal, su corbata la anudaba Todoroki por las mañanas, por lo que ya casi nunca se le veía con ese nudo pequeño y chistoso.
—Para nada. El té lo puedo volver a calentar, así que estará bien. Te acompaño a cambiarte. Espera aquí —le comentó mientras salía con la bandeja en manos y la dejaba en la cocina para volver con pisadas rápidas hasta él—. Vamos —Shouto tomó su mano con delicadeza y le besó el cabello justo antes de levantarlo entre brazos y llevarlo hasta la habitación. Al menos él nunca se oponía a los actos de servicio que a Shouto le gustaba realizar para él, porque le encantaba demostrarle lo muy amado que era—. Hay agua caliente directamente en la bañera, así que podrás ducharte enseguida, ya le he abierto a la llave —le dijo con un tono dulce mientras le iba quitando las prendas de encima, un acto cotidiano y para nada lujurioso, era el mero gusto de hacer algo para la persona que amas.
—De acuerdo —el tono de voz de Izuku estaba apagado, no había muchas emociones en él. Shouto sabía que esta parte de Izuku difícilmente la veían las demás personas. No había dejado de ser un chico sensible que se conmovía ante los actos de los demás, pero había dejado de llorar por la forma en la que se sentía respecto a dejar de ser un héroe. Y Shouto comprendía mejor que muchas personas que era agotador fingir estar bien ante el mundo—. Gracias.
—Nada qué agradecer, cariño, ahora arriba —instó Shouto para que Izuku le dejara llevar su cuerpo desnudo hasta el baño y depositarlo en la bañera. Midoriya no dijo nada más, simplemente se dejó llevar mientras se aferraba a los hombros y el cuello de Todoroki. Esto era habitual, su rutina de cada noche.
Dejaron que la bañera se llenara solo un poco más antes de cerrar la llave del agua y entonces el pecoso simplemente echó la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, dejando que Shouto comenzará a dejar caer un poco de agua en su cabello rizado que ahora era más corto que en su época adolescente.
Estaba exhausto y era notorio en todo su cuerpo, sobre todo en su rostro con las ojeras oscuras y las pequeñas bolsas debajo de sus ojos. Se autoexigía en el trabajo como profesor, trabajaba aún más en casa y poco dormía después a menos que él le obligara —y que más bien era como una amable invitación justo como ahora—.
Las gotas resbalaban desde la punta de sus rizos hasta las baldosas del baño, Todoroki se sentó en una pequeña silla par quedar a la altura de la bañera y su cabeza, tomó el jabón y comenzó a esparcirlo por todo el cabello de Izuku, entre cada uno de sus rulos, enjabonó la parte superior de su cuerpo, asegurándose de ocuparse de sus brazos, pecho, espalda y cuello, y después lavando con cuidado su cara y sus manos —las cuáles eran las que más cicatrices tenían debido a la guerra contra los villanos—, lo hizo tomándose su tiempo, y después de ello se acomodó para dejar a Izuku lavarse la parte inferior del cuerpo y en lo que sucedía aquello, Shouto simplemente se tomó el tiempo para lavarse la cara y ponerse una mascarilla.
El baño normalmente transcurría así, a veces en completo silencio y otras tantas veces con algún comentario aleatorio sobre algún alumno, alguna cosa que hubiesen hecho de lo que Izuku estuviese orgulloso o que simplemente le había hecho sentir bien de su labor.
—Casi lo olvidaba, pero Kota-kun te envía saludos —con ello Izuku rompió el silencio—. Le dije que venga a casa un día de estos para almorzar, estoy seguro de que puedo preparar alguno que le guste.
—¿Aún utiliza las mismas zapatillas rojas? —inquirió Shouto sabiendo lo importante que había sido ese calzado en específico para su novio en la época de preparatoria.
—Lo hace —contestó Izuku con un tinte de añoranza en su voz que aún conservaba ese tono tierno cuando hablaba de las personas que amaba o de aquello que le hacía estremecer—. Estoy muy feliz por él, de que haya querido entrar a U.A. y lo consiguiera por sus propios méritos, estoy seguro de que… será un gran héroe —Shouto no se perdió el pequeño suspiro que vino después de ello, estaba atento a cada movimiento, murmullo y sonido que salía de Izuku.
—Estoy seguro de que así será. Cada vez que tengas dudas podremos ayudarlo y darle guía.
Ellos apenas le llevaban diez años a Kota, pero a falta de sus padres, actuaban mucho como si lo fueran, Izuku jamás dejaría de ser “Midoriya ni-chan” para el chico con el quirk de agua.
—Lo sé, siempre quiero estar para él cuando me necesite —respondió el pecoso.
Y más allá de todo el cariño, esa era la esencia de Izuku, querer siempre ayudar, apoyar, defender, salvar.
Era una de las cosas que más le gustaban de Izuku, y por supuesto que no le cambiaría ello por nada del mundo.
—Y lo estaremos, es una promesa —afirmó Shouto mientras quitaba la mascarilla y se daba pequeños golpecitos con una toalla facial. Después se acercó a su novio, le dio una toalla para todo su cuerpo y esperó a que se envolviera en ella para después tomarlo entre brazos y llevarlo de vuelta a la habitación. Con paciencia buscó entre los cajones para entregarle ropa interior y una pijama limpia y después se encargó de traer la secadora de cabello para poder realizar el secado de los rizos de Izuku. Ahora tenía el cabello mucho más corto que cuando eran estudiantes, por lo que el secado no tomaba demasiado tiempo—. Me gusta mucho tu cabello, Izu, me gusta todo de ti —le aseguró Shouto con ternura una vez que estuvo seco y le plantó un beso en la coronilla—. Iré por el té ahora en lo que te vistes, ya vuelvo, por cierto, ¿Se te apetece algo más aparte del té o es todo lo quieres cenar? Hay algunos baos rellenos de carne de cerdo, los puedo calentar también.
—Suena bien, Shou-chan, gracias —respondió Izuku tranquilo mientras tomaba su ropa para vestirse.
Shouto salió de la habitación, fue por el té, calentó uno por uno y sacó los baos de la nevera para ponerlos en el pequeño horno y que salieran calientes y suaves. A veces tenía que insistir en que comiera, que él accediera tan fácil en esta ocasión debía ser aprovechado.
Momentos después puso todo en la bandeja, dejó los platos, pequeñas cucharas para el té y palillos en caso de que fuesen a necesitarlos, para volver sus pasos de nuevo a la habitación. Midoriya ya estaba con la pijama que le había dejado, estaba recostado en la cama, quieto y en silencio. A Todoroki le haría saber que la depresión que Izuku estaba viviendo le había quitado una chispa de su personalidad. Y aunque habían comenzado terapia ambos, no era algo que fuese ser solucionado de forma tan sencilla. El proceso no era lineal y Todoroki lo sabía en carne propia.
—Bien, cariño, un royal milk tea dulce y baos de carne de cerdo. Nos los llevaron a la oficina hace unos días y en cuanto lo probé supe que también te agradaría, están deliciosos, por lo que decidí traer algunos a casa, saben mucho mejor cuando están recién hechos, la próxima vez que tengamos un día libre voy a llevarte, ¿Te agrada la idea? No hemos salido a alguna cita, y todos saben que estamos saliendo, así que, no veo el problema, ¿O eso sería incómodo?
No hacía mucho que habían tenido que hacer pública su relación, una ocasión que salieron a hacer compras Shouto no se pudo aguantar y le dio algunas caricias que fueron captadas en fotografías e hicieron estallar las redes en rumores y acusaciones, por lo que Shouto tuvo que decir la verdad en una conferencia de prensa con la frente en alto. Jamás se avergonzaría de su relación, ya fuese aceptada o no por la sociedad. Había quienes les apoyaban, un sector que no y otros que no les interesaba más que el hecho de que siguiera haciendo bien su trabajo.
Shouto había bajado en el ranking por ello, pero ahora volvía a escalar, de todas formas, eso era lo que menos le interesaba. Lo único importante era: Izuku, sus sentimientos, seguir su labor y las personas que apreciaba.
—Me gustaría ir contigo, Shou-chan, gracias. Tienes razón, no hemos salido a alguna parte últimamente y he estado demasiado ocupado con el plan de estudios y los exámenes por venir —Izuku tomó un bao de la bandeja y lo llevó hasta su boca, su reacción al morderlo y saborear la comida en su boca le trajo gran satisfacción a Todoroki, era bueno verlo disfrutar la comida— Es delicioso —afirmó con la boca llena, se podía escuchar el deleite en su voz—. Gracias por pensar en mí —dijo justo después de masticar apropiadamente y tragar el resto.
—Siempre lo hago, Izu. Siempre lo haré —le aseguró con una caricia en su mejilla y le dio un beso cerca de los labios— Te amo.
Las palabras solo lo reafirmaban porque Shouto lo intentaba demostrar de todas las formas posibles. Estaba enamorado, lo amaba y haría este ritual el resto de su vida si así Izuku lo necesitara.
Izuku se ruborizó ligeramente, era lindo verlo reaccionar igual que en su adolescencia, de todas formas su cara de bebé seguía allí a pesar de los años transcurridos.
—Yo también lo hago —esa era su respuesta cuando se sentía bastante apenado. En verdad era un alivio saber que la noche no estaba resultando tan pesada como había pensado en un inicio.
Una pequeña sonrisa se puso en los labios de Izuku. Una sonrisa que se sentía como una victoria entre las penumbras, porque las noches no solían ser así, regularmente eran dolorosas y es que el pecoso solía tener pesadillas en las noches, lloraba, gritaba y recordaba a Shigaraki —y a todos aquellos que habían caído en batalla, pero el fantasma de Shigaraki siempre estaba allí—. Sentía un profundo arrepentimiento por no haberlo podido salvar y solía ocurrir casi cada noche, por lo que Shouto se dedicaba a calmarlo, sostenerlo y abrazarlo hasta que la pesadilla se fuera.
Como ya había dicho, la terapia era importante, pero estaba seguro de que Izuku podría trabajar mejor en ello si estaba dentro del campo laboral heroico de nuevo. Al final, lo hacía maravilloso como profesor, los alumnos lo amaban, y es que claro, él solía conectar bien con ellos —Aizawa siempre le estaba mencionando que debía ser mucho más estricto con ellos, a pesar de ser colegas seguía muy al pendiente de él y procurándolo—, ese era el efecto Izuku Midoriya, así que él entendía a la perfección a los niños.
El joven pecoso tomó la taza de té y la acercó a sus labios para dar un sorbo, cosa que logró hacer, el ruido de la acción se hizo presente, el sonido del líquido pasando por su garganta también se escuchó.
—Está delicioso, Shou-chan, muchas gracias. Es dulce, pero no demasiado, en verdad te has convertido en un experto en preparar té.
—He tenido algunos años de práctica.
El comentario fue inocente, no había dobles intenciones o algún mensaje subliminal en él, y sin embargo a Izuku se le apretó el pecho y se le hizo pequeño el corazón cuando escuchó aquello. Miró la taza de té, su reflejo apenas y se veía y lo poco visible comenzó a distorsionarse, puesto que algunas lágrimas cayeron sobre el líquido caliente. Sin darse cuenta, había comenzado a llorar, el llanto primero fue silencioso y después no pudo contenerlo y simplemente se soltó de forma caótica.
Shouto tomó ambas tazas y puso la bandeja con las cosas en la mesa de noche antes de hacer su siguiente movimiento.
—Cariño, lo siento, lo siento en verdad, dije algo que no debía, ¿Cierto? —había un poco de desesperación y arrepentimiento mezclados en la voz del joven de cabellos bicolores, su cuerpo enseguida se amoldó al de Izuku que estaba sentado en la cama mientras su pequeña crisis comenzaba. Su instinto le hizo atraerlo a sí en un abrazo protector mientras acunaba la cabeza rizada en su pecho—. Lo lamento en verdad, no debí…
—No… —negó Izuku mientras movía la cabeza de un lado a otro sosteniendo la camisa de Shouto y arrugándola en el proceso— no debes disculparte, aquí la única persona que debe disculparse soy yo. No he estado siendo una pareja que te impulse y te apoye lo suficiente. Solo me he encargado de retenerte una y otra vez.
—¿De qué estás hablando, Izu? Siempre me has apoyado, siempre lo has hecho —Todoroki comenzó a darle caricias en la espalda con mucha delicadeza. Izuku se quedó llorando mientras él hacía aquello, tardó algunos minutos quizá en poder reincorporarse y mirarle al rostro. Ya comenzaba a verse hinchado por estar llorando. Shouto solo deseaba tomarlo y ponerlo en alguna caja de cristal para que nada ni nadie le hiciera daño. Verlo así le destrozaba el alma.
—Shou-chan yo… estoy muy orgulloso de ti y de ver todo tu progreso y el magnífico héroe en el que te has convertido —afirmó Izuku entre lágrimas mientras apoyaba las manos en sus hombros para mirarle a los ojos y no romper el contacto—. Eres muy amable con tus fans y tratas de hacer que todos se sientan incluidos y seguros, en calma, incluido yo, siempre hablo de ti en el trabajo y seguramente los tengo hartos de ello, creo que único que me sigue la corriente es Aizawa-sensei, pero no me importa, estoy orgulloso de mi novio, de la persona que amo, del héroe Shouto.
Los labios de Todoroki temblaron mientras le escuchaba decir todo aquello, le gustaba escuchar de la voz de Izuku que lo estaba haciendo bien, que reconocía su esfuerzo y entrega a su profesión. Su corazón se estrujó, y fue inevitable para él acerca su mano y acariciar gentilmente una de sus mejillas.
—Y yo estoy orgulloso de ti, Izuku —la voz de Shouto era baja y dulce, casi un susurro pero no por ello dejaba de ser firme—, eres mi mayor orgullo, mi ejemplo a seguir, quién me hizo mejor persona y me ayudó a progresar aún cuando yo me negaba a hacerlo. Eres desinteresado, amable, servicial y protector. Gran parte de lo que soy hoy en día te lo debo a ti. No me importa tener preparar té para ti por las noches, no me importa desvelarme para ayudarte con las pesadillas, no me importa atenderte, ayudarte con el trabajo, darte un baño. Lo único que quiero, lo único que me importa es que tú estés bien, quiero ayudarte igual que tú lo hiciste conmigo, igual que tú me salvaste, porque te amo. ¿No es esa razón suficiente?
Su pequeño discurso provocó que Izuku siguiera llorando aún más. Shouto se apresuró a la caja de pañuelos en uno de los cajones de la cama y le ofreció unos a Midoriya, el cual los aceptó para limpiar su nariz, mientras Shouto gentilmente le limpiaba los rastros de lágrimas de la cara.
—¿Soy digno de estar junto a ti? —inquirió Izuku bastante herido— A veces me pregunto eso. Supongo que mucha gente debe creer que no, que el héroe Shouto merece más que un simple Mukosei a su lado y…
—Jamás me importaría nada de lo que ellos dijeran —le interrumpió Todoroki para que dejara de decir cosas estaban alejadas de la realidad, debía ser directo y firme al respecto—, ellos no saben todo lo que yo sé de ti, eres extraordinario, arriesgaste todo por el bienestar del país, del mundo incluso, nadie tiene derecho a reclamar nada, a juzgarte. Mientras tú quieras estar conmigo yo soy feliz. Si no me quisieras sería diferente. ¿No me quieres más? Por favor si ese fuera el caso, debes decirlo para que lo entienda.
—¡Por supuesto que no es por eso! —contestó Midoriya visiblemente afectado—. Estoy seguro de mis sentimientos contigo y hacia ti, te amo, te amo profundamente, es solo que… haces tanto por mí todos los días y todas las noches y a veces solo me siento una carga, no quiero arrastrarte y ahogarte con mis sentimientos, no siento que esté siendo particularmente útil o al menos tan útil como yo quisiera ser. No quiero que en algún momento dejes de quererme por…
—No hay nada que me haga dejar de quererte —dijo él tajante con completa seguridad—. Ni siquiera el estar separados, si el día de mañana decidieras que no quieres estar más conmigo no te dejaría de querer. Las cosas no funcionan así conmigo, Izuku, te amo. Siempre será así.
—Lo siento, no quería que dudaras de mí tampoco. Shou-chan es el único para mí. Soy feliz a tu lado, es solo… a pesar de todo, hay muchas cosas que me persiguen, una de ellas es que no puedo ser más un héroe y luchar a tu lado, al lado de nuestros amigos como siempre quise. Yo no estoy aquí por la fama o el dinero, los aplausos, o el reconocimiento de nadie, aquí solo me importa mamá, All Might y tú, mi familia. Eso no me deja avanzar, no deja de estar en mi mente, ¿Debería sentirlo? Ni siquiera debería haber tenido un don, para empezar, es decir, One For All fue un hermoso regalo, incluso si fue por corto tiempo estoy agradecido porque mi sueño se hizo realidad, pero… me duele el no poder seguir ayudando y luchando. No quiero sonar egoísta, porque me siento feliz con el éxito de todos, cada vez que los veo en las noticias o en algún comercial me hace sentir muy bien, entonces… siento que no tengo derecho a quejarme de ello por mucho que desee seguir con ustedes, por mucho que lo extrañe.
El hecho de que Izuku se estuviera desahogando era sumamente importante. No solía quejarse, si lloraba lo hacía en silencio o entre sueños. Shouto sabía que se trataba de eso, pero el escucharlo salir de la garganta de Midoriya era distinto, se sentía pesado, real pero al mismo tiempo había una especie de alivio de poder poner todo en palabras más allá del sufrimiento en silencio.
—Yo también soy feliz contigo. Sería aún más feliz si te pudiera asegurar que vamos a seguir luchando juntos. Quiero hacerlo, pero no puedo —aún, pensó Shouto para sí—. Sé que todo esto lo haces porque ser un héroe es lo que siempre has soñado, lo que te hizo inmensamente feliz aún con todas las dificultades que atravesaste, solo tenías quince años, no fue justo poner tanta responsabilidad en ti. Nadie podrá olvidar al héroe Deku pase lo que pase. Comprendo tu dolor y estoy agradecido de que pudieras decírmelo, de que confiaras en mí para poder descargarte, desear estar en el campo no te hace egoísta, es un sentimiento muy humano. Déjame ser tu pilar, cargar con tus tristezas y tus pesares y celebrar tus victorias. No siempre vamos a ganar de la forma en que queremos, pero siempre podemos aprender. Déjame sostenerte.
Shouto se inclinó a Izuku y le comenzó a besar el rostro. Aún estaba húmedo porque seguía llorando, y entre los besos se iba llevando algunas lágrimas con sus labios. Midoriya lo permitió, relajó el cuerpo y dejó que Shouto tomara el control de la situación. Dejó que le acariciara, le consolara y le mimara. Lo abrazó y lo acomodó en la cama para quedarse enredados en los brazos del otro.
—Te amo, Shou-chan, gracias por estar conmigo, por no dejarme caer, por salvarme.
—Tú siempre has sido mi héroe, Izu, por supuesto que voy estar junto a ti ante cualquier adversidad. Te amo, cariño. ¿Quieres terminar tu té?
Izuku asintió viéndose algo infantil, pero a Shouto le gustaba verlo así, quería consentirlo siempre, solo deseaba que fuera feliz y acompañarlo en esa felicidad.
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—¡Shou-chan! —exclamó Izuku alterado una vez que había llegado a su hogar, apresurándose a dejar el calzado sobre el piso y ni siquiera dándose el tiempo de ponerse las sandalias para estar en casa. Esto no podía esperar, había demasiada euforia acumulada en él— All Might llegó hoy a visitarme a la escuela y me dio esto —dijo mostrando el maletín que le había entregado— y dijo algo sobre volver a ser héroe y que yo me había ganado este poder y que toda la clase A y tú habían…
El parloteo de Izuku se detuvo entonces. Sabía que su novio era una persona seria, pero cuando él llegaba alterado a casa a contarle algo, Todoroki no solía quedarse quieto o inexpresivo, por el momento simplemente se notaba bastante calmado.
Shouto que había estado sentado en una pequeña terraza que daba hacia el jardín de la casa le puso toda su atención. El joven de cabellos bicolores tenía dos tazas de té vacías, una frente a él y otra del lado donde Izuku solía sentarse, la tetera estaba en el centro y algunos bocadillos tradicionales japoneses estaban justo al lado en un plato extendido. El semblante de Todoroki era tranquilo, pero una vez que le miró, le mostró una sonrisa tenue mientras sostenía su barbilla con la mano. Era obvio que lo estaba esperando.
Eso no tenía nada de extraño.
Pero luego Shouto sonrió aún más ampliamente, como si supiera un secreto que él no conocía.
—Creímos que tal vez la tecnología tardaría un poco más de tiempo, es un alivio que ya estemos en este punto, me alegra saber que All Might al fin ha llegado con lo que encargamos. Esto es tuyo y de nadie más, esto es el fruto de todo tu esfuerzo, de tu empeño y dedicación. Es solo una muestra de lo mucho que todos te queremos, aunque… yo te quiero más que ellos —comentó Todoroki haciendo un puchero—. En la agencia tengo un escritorio para ti, un espacio, un lugar al que puedes pertenecer, te he estado esperando todo este tiempo. Si deseas tu propia agencia eso puede ser temporal, no importa, lo único que importa es que puedas seguir cumpliendo tu sueño, que permitas que tus impulsos heroicos sigan aflorando y que no sueltes nuestra mano, tómala ahora más que nunca.
Shouto le extendió la mano, listo para recibir la de Izuku que estaba llena de cicatrices por todas las batallas del pasado, sabía que tal vez habría más en el futuro, pero él estaría allí para cubrir su espalda.
—Ustedes… yo… gracias, gracias a todos, gracias Shou-chan, gracias —dijo Izuku con las lágrimas incontrolables que salían de sus ojos, no iba a dejar de llorar y estaba bien y no podía parar de agradecer. Se dejó atraer hasta el regazo de Shouto y lo besó con fuerza, alegría y entusiasmo—. Te amo, mucho, gracias por no dejarme solo en ningún momento, sin ti este camino habría sido completamente oscuro y desolador.
—Siempre juntos, cariño, siempre a tu lado —Shouto le dio un beso corto en los labios y mantuvo la sonrisa que solo a él le pertenecía, su sonrisa enamorada, aquella dulce y llena de admiración hacia él—. Tengo lista la merienda, ¿Te sirvo una taza de té? —inquirió Shouto mirándole con dulzura, la sonrisa no abandonaba sus labios, estaba feliz de verlo feliz. Su felicidad siempre sería prioridad y provocaría la suya también—. Hay que celebrar el regreso del héroe Deku, ¿no lo crees?
Una carcajada burbujeó desde la garganta de Izuku. Hacía tanto que no lo escuchaba reír tan contento, era una de sus melodías favoritas. Eso alegró su corazón.
—Me encantaría beber té contigo, Shou-chan. Celebremos juntos —él cerró los ojos y le dio un beso más.
El té se había convertido en parte de su rutina como pareja, pero a partir de ahora hacerlo significaría disfrutar juntos, pasar tiempo al lado de la persona amada, probar sabores diferentes, relajarse. No se romperían más corazones por prepararlo, podrían dormir mejor por la noche una vez que lo hubiesen bebido. Sería un simbolismo importante en su relación, algo tan cotidiano como significativo. Una taza de té que les recordaría los días tormentosos y de cómo juntos habían alcanzado el otro lado para llegar a la calma.
FIN.
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Mi forma de decirle adiós a esta maravillosa obra ahora que ha culminado. Gracias Kohei Horikoshi por compartirnos este mundo, por crear a todos los personajes que amamos.
Espero les guste. Tenía más de un año que no escribía nada, pero no podía quedarme sin hacer algo para el final porque ha sido muy emotivo para mí y me ha hecho llorar a mares.
Ojalá pueda volver en algún momento para seguir creando contenido de la ship amo. Decidí que dejaré mi perfil aquí con esta obra, al menos por el momento. Gracias por todo el apoyo recibido, de verdad que leo todos sus mensajes y son sumamente valiosos.
Perdonen la portada improvisada.
Ojalá se encuentren bien.
Tefy los quiere criaturas bellas. ❤️
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