Capítulo 19: La casa de Laura

Brandon:

Lo primero que siento al abrir los ojos es:

Un enorme dolor de cabeza. Si dolor, mucho dolor de cabeza, también tengo una sensación rara en la boca, seguro fue por vomitar, aunque no recuerde eso, ahora empiezan los efectos de la borrachera de anoche, no recuerdo mucho, lo último que mi cerebro logro captar fue cuando tomé la botella de tequila y bebí de ella. Después nada, me pregunto qué cosas habré hecho estando borracho.

Pero estoy seguro de que no hice una cosa: dormir en casa, porque está definitivamente no es mi habitación, empezando por el tamaño mismo, este cuarto es más pequeño que el mío, tiene un escritorio con un computador color gris junto a unos papeles que están esparcidos en la mesita.

Mierda mierda.

¿Dónde estoy?

Debo llamar a mis amigos ahora. Busco mi celular en los bolsillos de mi pantalón, pero nada, ni siquiera tengo mi billetera. He perdido mi celular, si mi madre se entera me va a matar, el celular fue un regalo de la tía Olivia, su prima que vive en España. Pero lo peor no es el celular, es mi billetera, allí tenía mi identificación, mi licencia y lo más importante de todas, la tarjeta de la universidad. Ahora si estoy hundido, ni siquiera sé cómo voy a explicar todo esto.

Es que ni si quiera tengo mis zapatos, solo tengo mi remera y mi pantalón, no sé dónde rayos van a estar mi chaqueta.

Me tomo la cabeza con ambas manos mientras maldigo, tantas cosas en una sola noche, primero la cachetada de Laura que me llego hasta el corazón, ahora estoy sin nada. Ni dinero para el taxi
Definitivamente yo y el alcohol no somos un buen dúo. Si no hubiese bebido tanto no estaría en estas circunstancias.

Me siento en la cama para pensar que voy a hacer. Pienso en varias opciones, la primera es: salir de esta habitación para buscar al dueño de la casa o departamento y preguntar que paso.

Eso haré.

Me levanto de un brinco olvidando el dolor de cabeza para salir de la habitación, pero en ese momento la puerta se abre y es ella. Es Laura. Aparece en el umbral de la puerta, vestida con una remera color gris y con un buso deportivo, con su hermoso cabello siempre recogido, sea lo que lleve puesto ella se ve hermosa.

Brandon contrólate, no es el momento.

Ahora hay que arreglar esta situación.

—Laura—su nombre es todo lo que logro pronunciar.

—Hola Brandon—me saluda con tanta serenidad.

El silencio hace presente entre nosotros.

—¿Dónde estoy? —pregunto tratando de entender todo lo que paso.

—Estas en mi casa—contesta ella—de hecho, en mi departamento y esa es mi cama.

Vaya pasa la noche en su cama
Camino hacia la ventana y miro a través de ella. Siento un alivio enorme cuando veo la entrada, la calle, eso significa que no estoy lejos de casa. Me giro nuevamente, ella sigue parada en la puerta.

—¿Qué paso? —pregunto ahora, vuelvo a sentir un inmenso dolor de cabeza
Me vuelvo a sentar en la cama para escuchar las cosas que hice borracho.

Laura camina unos pasos antes de narrar:

—Pues, yo me sentí muy mal después de pegarte—automáticamente llevo mi mano al lugar donde ella me pego—yo fui a buscarte de vuelta, supuse que estarías en el balcón, pero te encontré discutiendo con un chico, tu tenías una botella de tequila en tu mano y él quería quitártela, admito que esa parte fue muy graciosa—se le escapa una tierna risita antes de seguir—yo llegue junto a ustedes, tú me dijiste algunas cosas.

—¿Qué cosas? —pregunte de inmediato.

—¿De verdad que no te acuerdas de nada?.

—De verdad.

—Bueno me dijiste que yo era muy hermosa  y que estaba muy buena—puedo notar que se ha sonrojado un poco, mientras que a mí se me cae la cara de vergüenza—luego comenzaste a llorar diciendo que estoy en tu cabeza todo el tiempo.

No, no, no, no.

Definitivamente nunca más volveré a beber.

—¿Después que paso? —la miro y ella parece haber quedado en un trance con una sonrisa de boca cerrada en su rostro—Laura.

Ella regresa a la realidad—Ah sí, después—piensa un momento y continua—yo te quite la botella, luego prácticamente te cargue junto al chico mientras te sacábamos fuera de la casa, como no había rastro de tus amigos, llame a un taxi y te traje hasta aquí.

—¿Eso es todo?.

—Bueno, mientras estabas en el taxi susurrabas cosas que no lograba entender.

Suelto un suspiro al escuchar cómo fue mi noche, buena manera de empezar mi domingo.

—Pero ¿Cómo perdí, mi celular, mi billetera, mis zapatos y mi chaqueta? —pregunto con la esperanza de recibir una noticia positiva.

—Yo tengo tus cosas, no te preocupes—otro alivio más—cuando llegamos aquí anoche comenzaste a vomitar manchando tu chaqueta y tus zapatos, asi que te los quite para limpiártelos, ya deberían estar secos.

Me dejo caer en la cama llevando mis manos en la cara para cubrirla, no puedo creer toda la molestia que se tomó conmigo, ella es simplemente increíble.

—¿Qué pasa? ¿mareos? ¿dolor de cabeza? —lanza unas series de preguntas que soy incapaz de contestar—espérame aquí ya vuelvo.

—No espera.

La agarro de la mano para detenerla, pero no solo pasa eso, si no que por la fuera con la que estiro ella termina cayendo encima mío en la cama. Menos mal que no caímos en el piso.

Ella queda abrazada a mí, su rostro esta tan cerca del mío que puedo sentir su respiración chocar con la mía, nunca antes había tenido su rostro tan cerca, el silencio se apodera del momento dejándome apreciar cada faceta de su rostro, acomodo un pequeño mechón de cabello detrás de su oreja.

Realmente no me molestaría para nada estar con ella así todos los días.

—Sabes que podría besarte ahora mismo ¿no? —suelto sin pensar, ella parece no tensarse ante ello.

—Lo se.

Mis ojos pasan por sus labios y su cuello, estoy conteniendo las ganas de unir mis labios con los suyos, pero sé que puedo arruinar todo de nuevo, así como lo hice anoche.

—¿También sabes que vamos a terminal mal si te beso ahora mismo?.

—Lo sé—contesta—pero ya estamos mal, así que más da.

La distancia de nuestras bocas es tan corta que un movimiento basta para estar besándonos.

Pero no lo hago, aunque quisiera, simplemente resisto la tentación.

—Vamos a empezar algo sin retor...

Ella es la que se aproxima y me besa, impidiendome terminar mis palabras, una vez más vuelvo a sentir sus carnosos labios moviéndose coordinadamente con los míos, este momento es tan, es único, es como sentir la gloria. Me siento feliz como si hubiese ganado el maldito mundial.

Presiono con más fuerza su cuerpo con el mío, ella suelta un jadeo sobre mis labios antes de separarse.

—Tú también me hiciste algo que no logro explicar Brandon Rogers—me dice y se levanta dejándome acostado en su cama—espérame aquí, iré a traerte tus cosas.

Después de eso, sale por la puerta, yo me quedo pensando en todo lo que acaba de pasar hace segundos, nos besamos de nuevo, pero esta vez fue ella quien lo hizo.

Al cabo de unos segundos ella ingresa de nuevo a la habitación con mis cosas en sus brazos.

—Aquí tienes—me dice entregándome mi chaqueta recién lavada y con un aroma increíblemente agradable—y aquí está el resto.

Deja sobre la cama mis zapatos, mi celular y mi bendita billetera.

—Gracias.

—Te espero a fuera.

Tan solo asiento para después vestir primeramente mis calzados, luego inspecciono mi billetera, siento un enorme alivio al ver que está completo con mis tarjetas y mi dinero, luego mi celular, lo prendo ya que estaba apagado, lo primero que me encuentro es casi cincuenta llamadas perdidas de Emma. Así que primeramente le envió un mensaje diciendo que estoy bien y que ya estoy en camino.

Con mi chaqueta en mi mano salgo de la habitación de Laura, el departamento en donde vive es bien coqueto, no es tan grande como el nuestro, pero todo está perfectamente ordenado.

La sala está prácticamente unida a la estancia de la cocina donde se encuentra Laura ahora mismo, ella se acerca con un vaso lleno de jugo de naranja me lo ofrece y acepto, estoy con una sed terrible, también me ofrece dos pastillas blancas.

—Son analgésicos, para el dolor de cabeza—me explica, vaya se está preocupando por mi.

Me tomo primero las pastillas, seguido del delicioso jugo de naranja el cual me lo bebo por completo, sentir el líquido frio pasar por mi garganta se sentía tan bien, supongo que son algunas consecuencias del alcohol.

Ella me observa con una sonrisa de boca cerrada.

—Esto esta delicioso—digo al terminar el jugo.

—Gracias—me siento en una de las sillas que rodean la mesa—es recién exprimido.

Con razón podía sentir toda la pulpa del jugo.

Como ya es una costumbre entre nosotros entramos a un nuevo silencio profundo.

—¿Y tu amiga? —pregunte tratando de eliminar el silencio.

—No esta, me dijo que tenía que visitar a su tía enferma.

Nuevamente el silencio reina entre nosotros.

—¿Por qué hiciste todo esto por mí? —pregunté, ella baja la mirada—creí que estabas enojada conmigo.

—Lo pensé mucho y tú no te merecías ese trato de mi parte—comienza—no eres el culpable de las desgracias de mi pasado, por eso volví para disculparme, te encontré bebiendo, apenas te podías parar y sentí que tenía que hacerlo.

Tan solo asiento.

Al cabo de unos segundos pensando todo, pude entender mejor como era Laura, es una chica buena eso no queda duda, pero hay sucesos del pasado que la hacen actuar de una manera inentendible, ahora que la voy conociendo más puedo entender el porqué de sus actos.
  
—Ya me tengo que ir—digo levantándome de la silla—mis amigos están preocupados por mi.

Empiezo a caminar para ir a la puerta, pero ella se me adelanta para abrirla.

Cuando ya estoy afuera del departamento le digo.

—De verdad, gracias por todo lo que has hecho por mi.

Ella sonríe tímidamente.

—No es nada.

—Sí que lo es.

Estoy a punto de irme, pero me detengo a preguntarle algo que me tenía un poco intrigado.

—¿Dónde has dormido? —la pregunta parece haberle sorprendido un poco—digo yo dormí en tu cama y ya sabes.

—Dormí en la cama de Alice, ella no paso la noche aquí.

Me sentí bien al saber eso, no me hubiese gustado que ella duerma en el sofá.

—Lo que paso entre nosotros, ya sabes el beso…

—Lo hablaremos en la semana, ahora ve a descansar, lo necesitas.

—Adiós Laura.

—Adiós Brandon.

Al despedirnos ella cierra su puerta y yo me alejo de su departamento
Después de bajar por los tres pisos del edificio salgo a la calle, el sol ardiente me recibe con todo, aunque estemos en otoño, el clima ha estado muy inestable últimamente, al igual que mi cabeza....





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