Capítulo 13: Hogar dulce hogar
Brandon
No hay nada mejor que estar en casa. En eso estoy plenamente de acuerdo, por más que apenas estoy pisando la estación de autobuses de Sheffield, estoy feliz. Simplemente feliz.
Este año ha estado muy difícil para mí, todo ha sido complejo por mis estudios, mantener una beca nos para nada fácil. Sobrellevar esta carrera me ha costado muchas cosas, pero definitivamente lo más difícil es haber estado lejos de casa, lejos de amigos, familiares, etc.
Por más que ya me he acostumbrado a estar lejos, no significa que no los extrañe.
Sonrió mientras camino por el lugar entre tanta gente, pero mi sonrisa se hace más grande cuando los veo parados junto al viejo auto negro de papa. Allá esta ella con su cabello castaño totalmente suelto, dice que eso la hace sentir libre, mi eterna pequeña hermana Audrey. Y a su lado está el, con su metro noventa de estatura o eso creo, su cabello rubio despeinado como siempre, el alocado jugador de baloncesto Austin.
Ambos me miran con una enorme sonrisa.
Mi hermana es la primera que sale corriendo hasta llegar a mí y envolverme en un abrazo.
—¡Hermano! — exclama en medio del abrazo—ya estás aquí.
Nos separamos del abrazo y veo a Austin acercándose a nosotros.
—Así es ya estoy aquí—es lo primero que le digo—mírate cómo has crecido—digo tocando su cabeza y desacomodando su cabello, es un gesto que siempre hago para molestarla
—Y tu—espeto apuntando a Austin con un dedo—wow, estas más alto que la última vez.
—Pues digamos que he crecido unos veinte centímetros mas.
—Ven acá idiota—le digo y lo abrazo—los extrañe bastante chicos.
—Y nosotros a ti—dice mi hermana.
—Tenemos que irnos, en casa todos te están esperando muy ansiosos—dice Austin y los tres comenzamos a caminar hacia al auto.
Austin se sube al asiento de conductor, yo le robe a mi hermana el lugar del copiloto y ella tuvo que resignarse a subir en la parte trasera El motor del auto se enciende y nos dirigimos directo a casa.
En el trayecto los tres conversamos animadamente, ambos me cuentan cómo van las cosas en el barrio donde vivimos, las locuras que ocurren día a día, así yo también les cuento como han sido la universidad, la tempestad de exámenes y tareas. Así también de mis días en Manchester.
Austin me ha contado de cómo le va en sus estudios y en el deporte, me ha dicho que la principio las cosas han sido difíciles, pero luego todo ha acostumbrado y ha podido sobrellevar: estudios, trabajo y baloncesto. Realmente me alegra saber que le está yendo bien.
Por si no se los había dicho, Austin es mi primo, pero prácticamente es como nuestro hermano. Ha vivido con nosotros desde que tenía ocho años después de haber perdido a sus padres en un accidente automovilístico, nadie sabe cómo él se ha salvado de aquella tragedia, pero él está aquí y sus padres deben estar orgullosos de él, estén donde estén.
Como su madre era prima de mi padre, su custodia paso a él, por ser el familiar más cercano que tenía en ese momento.
Desde que llego a casa se ha integrado a la familia, todos lo recibimos con los brazos abiertos, por más que mis padres nunca hayan llenado ese vacío que tiene por perder a sus padres biológicos, ellos se han encargado de darle todo el amor que pueden dar a un hijo.
Por otra parte, mi hermana me ha comentado de cómo va en su último año de secundaria, me ha dicho que estaría aplicando para algunas becas para estudiar en la universidad, ya sea aquí en Sheffield o en otra ciudad
Con la conversación tan animada que tenemos, no nos dimos cuenta de que ya estamos llegando a casa.
Desde el auto observo mi casa, todo sigue igual, el mismo portón en la entrada, los árboles en el patio, en uno de ellos puedo ver la casa que hicimos con papa hace aproximadamente unos diez años atrás. A pesar de que algunas cosas hayan cambiado, algunas cosas siguen igual.
Nos detemos cerca del portón fuera del patio de la casa.
—Prepárate para los abrazos de mamá, y su mar de preguntas —dice mi hermana bajando del auto.
Cuando yo me bajo dela auto la veo salir por la puerta de la casa, cuando me ve prácticamente viene corriendo. Cuando llega hasta mí me envuelve en un gran abrazo.
—Mi pequeño Brandon—dice mi madre separándose de mi lentamente, puedo ver una lagrima deslizarse por su mejilla—te he extrañado tanto hijo.
—Yo también te he extrañado mucho mamá —contesto recibiendo su abrazo—ya no me digas pequeño mama, ya tengo veintidós años.
—Y eso que, no me importa que tengas cuarenta y cinco años, siempre serás mi pequeño.
—Mi muchacho—escucho decir a mi padre acercándose a nosotros y me abraza—mírate, ya eres todo un hombre.
—Vamos adentro, seguro estas con mucha hambre—dice mi madre y todos incluyendo a Austin y Audrey entramos a la casa.
Como ya era la hora del almuerzo todos nos sentamos en la mesa a comer y a conversar animadamente. Tal como dijo Audrey, mamá me ha hecho centenares de preguntas, ha preguntado por todo.
Y no solo ella, mi padre tampoco se ha quedado atrás y ha hecho preguntas, como diría mi hermana el interrogatorio de la familia Rogers.
Después de terminar el almuerzo todos se han dispersado, Austin y Audrey ha ido a sus cuartos, papá tenía que ir al taller de autos donde trabaja, mientras que yo me he quedado con mama conversando un poco más, para luego ayudarla a lavar los trastes.
—Cariño, déjame esto a mí, tú debes estar cansado—espeta mi madre mientras pasa la esponja por uno de los platos.
—No te preocupas mamá, no fueron ni dos horas de viaje.
—Sí, pero tu estas aquí para descansar, así que déjame hacer esto sola—insiste y no tengo más opción que ceder.
Me acerco a ella y le doy un beso en la frente—Esta bien ma ire a mi habitación, te quiero.
—Yo también te quiero hijo.
Me despido de ella, paso por la sala a tomar mi maleta, y me dirijo a mi habitación, a mi vieja habitación.
Llego hasta la puerta y la abro, me adentro en lo que tiempo atrás era el lugar donde dormía todas las noches y pasaba la mayor parte del día, leyendo un libro o haciendo cualquier otra cosa.
Deposito mis cosas en el piso y me dejo caer en la cama abrazando la almohada que se encuentra en ella, la suavidad es la misma de hace diez años, no sé si estoy exagerando o no, pero creo que realmente extrañaba estar en casa.
O sea, esta es apenas la segunda vez que vengo en el año, así que tengo que disfrutar este momento.
Observo toda mi habitación desde la cama, esta todo como lo recordaba, los posters de equipos de futbol que he pegado siguen intactos, la vieja televisión de catorce pulgadas la cual usaba con mi hermana y mi primo para conectar el reproductor de DVD, y así pasábamos horas viendo películas.
Eran buenos tiempos.
Después de acomodarme en mi antigua habitación, me he dado una buena ducha con agua tibia. Luego he llamado a Emma, hablamos por unos quince minutos, me ha dicho que esta con su madre y que todo estaba en orden.
Lo mismo con Justin, me hablo de las practicas que está llevando con su padre en una obra en Londres, aparentemente él está bien.
Las horas de la tarde habían pasado rápidamente o al menos yo lo he notado así, es sol comienza a ocultarse lentamente, mamá ha salido, Austin dijo que tenía una reunión o algo parecido.
Así que solo estábamos Audrey yo en casa, ella está en la sala viendo un programa en la televisión
Salgo al patio trasero y tomo asiento en uno de los sillones de madera que se encuentra debajo del árbol.
Tomo mi celular del bolsillo de mi abrigo que llevo puesto, la temperatura fuera de la casa es realmente baja
Entro en el chat que tengo con Laura en el Facebook, después de haberle enviado mi número y unos cuantos mensajes más, ella me contesta con unas gracias y un emoji.
Nada más.
Me quedo mirando su foto de perfil, la cual es una foto en donde está sentada con una rosa blanca en sus manos en medio de un hermoso atardecer, esta chica es increíblemente bella.
—Es muy bonita—comenta mi hermana a mis espaldas, me giro y la encuentro sonriendo.
—Si es muy bonita, muy bonita.
—Déjame adivinar—dice haciendo un gesto de que esta pensando—ella es la chica que esta volviendo loco a mi hermano.
Apago mi celular, mientras mi hermana toma asiento en el otro sillón de madera.
—Claro que no, ella es muy linda todo eso, pero..
—¿Pero?
—Pero nada.
—¿Como que nada? —pregunta frunciendo el ceño.
—Que no me pasa nada con ella.
—Esa ni tú te la crees—espeta—se nota, que te pasa algo.
—¿Por qué lo dices? —inquiero encogiéndome de hombros—yo estoy bien.
Mi hermana niega con la cabeza, sin dudas sabe que estoy tratando de ocultar todo lo que de verdad me pasa con Laura.
—Se nota en tus ojos, no se tienes un brillo que nunca había visto antes en ti—explica—ni siquiera cuando estabas con la bruja.
Me hecho a reír en carcajadas por la forma en que se refiere a Margot.
—Además de que te conozco mejor que nadie.
—Tienes razón—admito.
—¿Te gusta verdad?
—Mucho.
Le digo eso sin más, ya que no puedo seguir ocultando más esto. Ella me gusta.
—Entonces inténtalo.
—¿Intentar qué?
—Pues conquistarla tonto.
Me quedo pensando en lo que me acaba de decir Audrey, ¿debo intentarlo de verdad?
—Es que no sé cómo, ella ha sufrido bastante y tiene miedo.
—Así que ya has hablado con ella eh.
—Sí, tomamos un café un juntos—aclaro—mejor dicho, tomamos varios cafés.
—Tú y tu adicción por el café—dice con una pequeña risa—no pienses en lo que vas a decir, solo deja que las palabras fluyan.
Es cierto por una vez en mi vida, debería dejarme llevar, esta vez no voy a pensar.
—Tienes, no voy a pensar mas, me voy a dejar llevar por lo que siento, además solo se vive una vez.
—Ese es mi hermano—dice sus palabras con un tono de orgullo.
—Espera un momento—mi hermana me observa atenta—desde cuando te has convertido en una experta en estos temas.
Ella se encoge de hombros—No lo sé, simplemente te digo lo que deberías de hacer.
—Tienes razón—por tercera vez en la conversación le doy la razón—¿Quieres café?
—Claro.
Ambos nos ponemos de pie y entramos a la casa para preparar café….
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