Verción Europea

~Una Navidad Diferente~⛄


La nieve se acumulaba en los tejados.

Los pequeños roedores dormían tranquilos en sus madrigueras esperando la cálida primera.

Algunos niños reían y gritaban mientras las bolas no tan blandas y blancas volaban de un lado a otro.

Otros en sus hogares se reguardaban del frío bajo la manta mientras veían la tele.

Cada vez quedaba menos para la cena y la gente se agolpaba para conseguir su pastel navideño y pollo frito.

Pero esa noche para un joven albino sería distinta. No es que fuera a recibir la visita de tres fantasmas, ya hay muchas historias que han copiado al clásico... No, este joven la pasaría en la cama, envuelto en la colcha, una estufa al lado y muchos analgésicos. Había cogido un buen resfriado y lo ultimo que quería era recordar que un año más... pasaría la navidad en soledad.

Su rostro estaba algo sonrojado, puede que le hubiera vuelto la fiebre. En un rápido movimiento tomo el termómetro para colocarlo bajo su lengua. El dolor de cabeza hacía que todo le molestara. Cansado apoyó la cabeza en la pared aun manteniéndose sentado y cerrando los ojos poco a poco. Una imagen nostálgica llegaba a sus recuerdos. Era pequeño y discutía con su hermano sobre quien ponía la estrella. Una leve sonrisa que reflejaba tristeza se dibujaba en sus labios.

Os extraño...

Estas fechas pueden llegar hacer maravillosas o las peores, y no solo para él. Hay personas que odian la navidad, pues le recuerda que ya no están esas personas o les asquean todo lo comercial que se han vuelto estas fechas.

El estomago comenzaba a rugirle. No había comido nada desde el medio día, y aunque no paraba de hacer ruidos se replanteaba el hecho de levantarse. Comer fideos instantáneos otra vez... un nuevo recuerdo amargo. Ese delicioso sabor que tenía la sopa que le hacía su madre cada vez que enfermaba. El liquido caliente recorriendo su garganta relajaba por largo tiempo el dolor. Lo que daría por tomar un buen tazón.

No quería levantarse, solo quería esperar media hora más para poder tomarse el medicamento y volver a quedarse dormido, pero el incitante timbre no se lo permitiría. ¿Quién demonios podía ser? Más le valía tener una buena excusa para llamar de esa forma.

¡Sorpresa! ¡Feliz navidad!

Sus ojos se abrieron de golpe.

¿Qué hacía ella aquí?

Quería hablar, preguntarle miles de cosas, pero ni una palabra salía se sus labios.

Venga, quita de en medio. Afuera hace un frío de cojones.

Sin esperar su permiso irrumpió en la sala mientras cargaba algunas cuantas bolsas. Su tono alegre y confianzas que había cogido para entrar le dejaba aun más sorprendido.

Aah, que soso. Ni si quieras has puesto el árbol. Que aburrido. ¡Cierra la puerta! ¡Que se va a llenar todo de nieve!

Volviendo en sí, obedeció y comenzó a seguir los pasos de la rubia con gorro de papa Noel. Llegó al salón, Donde La encontró poniendo sobre el sofá una manta eléctrica y encima una manta normal que aparentaba ser muy blandita, ambas sobresalían del mueble. En la mesita Colocó paquetes de pañuelos, justo a su lado el control del televisor. De una de las bolsas de tela sacó un aparato que poco a poco comenzó a dejar un leve olor a menta por la habitación. Su felina mirada se clavo en la grisácea de él. Con una tierna sonrisa se acercó poniéndose detrás para empujarle hasta el sofá.

Venga, no te quedes ahí parado. ¿A que esta calentito? Relájate, yo me encargo de todo.

Atónito contemplaba como sacaba un arbolito de navidad, no más grande que un folio, y como lo colocaba sobre una caja un poco más grande que tenía el dibujo de una chimenea. Justo al lado dejaba un regalo envuelto con un papel brillante y lazo azul.

¿Pe-pero qué haces?

Consiguió articular palabra y ella solo se giro para verle curiosa antes de dedicarle una sonrisa radiante, una de esas que solo dejaba que unos poco contemplaran.

¿No es obvio?

... aparte de que has entrado en mi casa sin permiso, y has hecho lo que has querido... pues no. No lo es.

Jaja, mira que eres tonto.

Se sentó a su lado mientras le miraba a los ojos sin dejar de sonreír.

Hace dos días fue tu cumpleaños, estas malo y es navidad. ¡Por no hablar que aquí hace un frío de cojones!- una tierna risa escapaba de sus labios-. ¿De verdad pensaste que te iba a dejar aquí tirado? Tooooonto

Sus ojos comenzaron a iluminarse. Sus palabras le habían llegado a lo más profundo de su ser. Sentir tanto cariño en aquellas palabras y mirada. Aquel cálido abrazo había hecho que todos sus sentimientos de melancolía disminuyeran. Correspondiendo al abrazo escondiendo su rostro en su tostada piel. Su mirada era cariñosa mientras acariciaba sus plateados cabellos con una mano y con la otra le seguía abrazando.

Desde que se separaron a dejar la caravana han tenido algo de contacto usando el chat de un programa de ordenador. Había días que se pasaban horas hablando. Sabía que para los japoneses no era un día tan familiar como en España, sino más bien un día ceremonial. Pero apreciaba a Shawn, sabía todo el dolor y soledad que soportó. Celebrar todos los años tu cumpleaños con tu hermano y ahora... que el no este, y más sabiendo lo importante que fue Aiden para él. Sin nadie con quien pasar estos días, o que te cuide a enfermar. Conocer el estado de su amigo le partía el alma, no podía dejarle solo, ella estaría siempre para ayudarle.

Venga tonto. ¿Y tus medicinas? Voy a por ellas mientras Me esperas aquí.

Con lentitud comenzó alejarse, no quería hacerlo.

Le dedicó una nueva sonrisa antes de marcharse. Volvió a observar su alrededor. ¿Había preparado todo esto para él? ¿Vino desde Tokio solo por él? Su corazón latía con velocidad y esos pensamientos hacía que se le iluminara la cara.

Tardo un poco, puede que se hubiera equivocado de cuarto. Pero ya había vuelto con las medicinas y un vaso de agua.

Gracias...- un susurro que dio pie a tomarse lo que había traído.

Volvió A sentarse a su lado, con el mando en la mano se acurruco a su lado envolviéndoles con las mantas. En verdad era blandita, y el calor que sentía de la manta eléctrica aliviaba los dolores musculares que sentía. Volvió abrazarle mientras pasaba los canales. Sus ojos comenzaban a entrecerrase. Sus blancos dedos acariciaban el cabello de su acompañante. Adoraba el rostro tranquilo que tenía mientras prestaba atención a una película típica navideña. Su mano bajó por su rostro con delicadeza mientras se perdía en sus ojos. Curiosa levantó la cabeza de su pecho para verle. Con la suave caricia en su mejilla fingió un ronroneo.

Eres... adorable...- comenzaba a costarle hablar.

¿A qué no me lo dices en la calle?- reto en broma.

Una leve risa, una que fue silenciada mientras se acercaba a su rostro.

Se sorprendió. ¿Qué estaba haciendo?

Inclinó la cabeza llegando a rozar sus labios en un beso tierno e inocente.

Sus mejillas se tiñeron de rojo, y no era porque ella también estuviera resfriada.

Sus labios se separaron con rapidez. Alterada se fijo en el chico, escuchar su tranquila respiración y verle con los ojos cerrados le tranquilizó. La pastilla le hizo efecto muy rápido.

Feliz navidad, idiota.

¿Cuánto llevaba durmiendo?

Sus ojos se abrían con lentitud. Notaba su saliva caliente recorrer la mejilla. Volvió a cerrar los ojos mientras restregaba la mejilla contra las cálidas y confortantes mantas.

Volvió abrir los ojos. Su mirada buscaba a la rubia, pero la poca luz que lograba entrar no le permitía ver mucho más que la mesa de al lado. ¿Había sido un sueño?... ¿Se abría quedado dormido en el sofá y todo ese cariño solo había sido un sueño? Ante ese pensamiento su pecho volvió a llenarse de tristeza. Claro... ¿cómo iba a venir hasta aquí?... Se sentía idiota por creer que algo así podría haber sido real. Un largo suspiro escapó de sus labios.

No tenía Bastante con los amargos recuerdos de su familia, sino que también tenía que recordarse que la chica que le gusta solo le ve como un amigo.

Triste se acurrucó entre las mantas cerrando los ojos. Quería dormir todo lo que durara estas malditas fiestas.

Me había parecido escucharle...

Ese susurro casi inaudible le hizo abrir los ojos de golpe. ¿Se había vuelto a dormir tan rápido?

Unos pasos que trataban de hacer el menor ruido posible se pararon justo a su lado. Cerro los ojos y en pocos segundos notó unas dulces carías en su cabello y como una melodía tierna y cariñosa llegaba a sus oídos. Parecía una canción de cuna cantada en español. Siempre le gustó escucharle cantar. La sonrisa volvía a sus labios a verse tan querido por la chica. Si era un sueño no quería despertar.

El dulce lobito, parece una bola de piel. El bonito lobito, duerme lobito bien bien.

Tras repetir por ultima vez la canción se inclinó para besar su frente. No parecía que volviera a tener fiebre. Una ultima caricia antes de volver a levantarse para ir a la habitación de al lado a seguir con lo que hacía mientras le dejaba descansar.

No quería que se fuera.

Quería seguir escuchando su voz.

Saber que le importaba a alguien. Si era un sueño... puede que aquí si le correspondiera.

Antes que apartara del todo su mano llegó a sostener su muñeca mientras entre abría los ojos.

Por favor... vuelve a cantar...

Al principio se sorprendió, pero a escuchar su petición solo pudo sonreír con ternura. ¿Cuántas veces le habría dicho eso sus hermanitos?

Esta bien. Pero primero voy a por algo de comer. Ve sentándoteacarició su mano antes de soltarse.

Resignado le hizo caso. Sentando en el sofá y aun cubierto por una de las mantas. No tardó mucho en volver y encender una pequeña lamparita que estaba en el suelo, seguro que la ha traído también, y lo agradecía, cuando hay demasiada luz le vuelve los dolores de cabeza.

Quema un poco, asique sopla.

Mencionó mientras se sentaba a su lado dejando sobre sus piernas una bandeja. El olor inundo su sentido. No era la gran cosa. Un poco de arroz, una tortilla enrollada sobre si misma y un tazón de sopa. Olía realmente bien.

¿Has ido a comprar mientras dormía?

Bueno... no me dejaban subir los ingredientes al avión- una risita mientras le tendía los palillos. Come, te sentará bien.

Obedeció mientras comenzaba a comer con lentitud.

Esta muy bueno... gracias.

Ni las des. Y tranquilo. No he cotilleado ni he invadido tu casa- brea por como entró.

No pensaba en eso... ¿tú no comes?

Tranquilo. Me abría gustado esperarte, pero dormías como un tronco y me entró hambre.

Ni una sola palabra más. Solo bajó la mirada al cuenco. No tenía la misma pinta que el que preparaba su madre, pero olía realmente bien. Usando ambas manos tomo el bol acercándolo a sus labios para beber poco a poco.

Estaba delicioso.

Mil veces mejor que los que llevaba comiendo estos días.

A ver su sonrisa y como seguía comiendo volvió a comenzar a cantar, esta vez no era una canción de cuna, sino una tranquila de algún cantante japonés.

Lo haces muy bien.

Gracias... ¿te sientes mejor? ¿Quieres algo?

Decía con una sonrisa mientras recogía los platos. Asintió con la primera pregunta y negó con la segunda mientras se volvía acurrucar. Sin decir nada más fue recoger la cocina.

Se quedo viendo por donde se había ido. Podía ser algo mandona, presuntuosa, arrogante, ocupa, mal encarada... pero había que reconocerle que cuando alguien le importa se deja la piel para cuidarle. Eso hacía que se volviera hacer una pregunta. ¿Cuánto le importaba como para dejar a su familia en navidad y venir a cuidarle?

El sonido de papel siendo manipulado le hizo salir del trance. Había vuelto y sostenía el regalo que dejo antes. Se sentó a su lado, con las piernas cruzas y sobre el sofá mientras se ponía de lado para verle.

Feliz cumple navidad- dijo tranquila mientras le entregaba el regalo.

No sabía que decir. Solo atino a coger el paquete.

Y-yo... no tengo nada para ti...-murmuraba sintiéndose mal.

¿A no? Pues trae aquí- le arrebato el presente fingiendo molestia-. Jaja no pongas esa cara. Es broma. Me da igual que no tengas nada para mi. Fue tú cumpleaños, asique tenía que regalarte algo, y lo junto con el de navidad porque no sabía que más podría comprarte que te gustara.

Una leve risa mientras recuperaba el paquete. Agradeció y comenzó abrirlo mientras ella daba suaves palmas y cantaba la canción de cumpleaños.

Dentro de la cajita había otros dos paquetes envueltos. Primero agarró el grande quitándole el envoltorio llegando haber un hocico peludito. Era un peluche de un Husky, en el collar hecho con fieltro se podía leer en la placa "no soy un Husky, soy un lobo". Estaba seguro que era un perro, pero si ella dice que es un lobo tendrá que creerle. Le miró a los ojos agradecido. Ella solo le contesto con una sonrisa.

¿A que es bonito? Busque uno que se pareciera al de tu técnica... pero parece que todos se han ido a invernar o yo que se jaja.

Gracias, no tenías que tomarte tantas molestias.

No lo ha sido. ¡Venga! Abre el siguiente.

Se sentía más animado. Como si ya no estuviera resfriado.

Tomo el ultimo, era rectangular y blandito. ¿Qué sería? En cuanto abrió el paquete se sorprendió al tiempo que unas lágrimas amenazaban con salir.

... sé que era importante para ti... y que deshacerte de ella era el comienzo de tu nueva vida..., pero cuando la vi entre los escombros no podía dejarla ahí. No sabía si devolvértela, pero pensé que te gustaría re-

Quiso seguir hablando, pero el abrazo repentino del albino le pillo por sorpresa. Cada vez lo hacía con más fuerza, incluso llegaba a escuchar leves sollozos que trataba de esconder. Cerro los ojos correspondiendo al abrazo. Parece que no estuvo tan equivocada.

Gracias Albin.. Eres... eres...

¿Maravillosa? ¿Excelente? Si, eso ya lo sabía jaja.

Sonrió divertido sin llegar a soltarle. Estaba tan agradecido por haberle devuelto la bufanda de Aiden. Como ella dijo: dejarla atrás era para comenzar su nueva vida. Pero una pequeña parte de él habría querido recuperarla y dejarla frente a la foto de su familia al igual que ha hecho con las gafas de su padre y ramo de flores preferida de su madre que cambia cada poco.

Antes de separarse se aseguró de no dejar ni rastro de su leve llanto. Solo se separó lo justo para verle a los ojos mientras mantenía sus manos en los hombros de ella.

Feliz navidad gata arisca.

Feliz navidad lobito tonto.

Ultimas palabras antes de volver abrazarle, la cabeza de ella pollada en su pecho. Acariciaba su espalda deseando besarle, deseando decirle todo lo que siente. Pero era inútil... incluso si esto era un sueño no quería que nada cambiara. Ella ama a otra persona, se le notó demasiado...

Se hizo aun más tarde y a ambos le entró sueño. Le obligo a subir a su cuarto y meterse en la cama. Amenazó con llevarse el peluche, no podía negarse. Acurrucado entre las mantas miraba el techo pensando en aquella noche. Fue tan mágica. Tan...

La puerta se abrió y cerró enseguida. La figura de la chica se acercaba con intenciones de meterse en la misma cama. Esta idea solo le hacía tener pensamientos típicos de un adolescente, y más a ver como se quitaba los pantalones.

¿¡Ah!? ¿Pero qué estás haciendo?se alteró mientras sus mejillas comenzaban arder.

¿Ah? ¿Estas despierto? No te había dicho que a dormir- le regañaba mientras se metía abajo las sabanas tumbándose de lado.

Ese no es el caso. E-estas...

No pensarías que iba a dormir en el sofá, ¿no?

Ah... bueno eso lo... puedo llegar a entender, pero... ¿por qué...

Oh vamos. Solo es para dormir. La manta lo tapa. A dormir.

Ordenó en un murmullo antes de cerrar los ojos.

Cierto, tiene el don de dormirse enseguida.

Un largo suspiro mientras él también se ponía de lado. Contemplaba su rostro gracias a la leve luz que lograba entrar.

Se ve tan inocente e inofensiva cuando duerme.

Sus ojos comenzaban a pesarle.

Se acurruco a su lado mientras acariciaba su mejilla.

De nuevo un beso, bueno, le robó más de uno en ese momento. Adoraba la sensación que tenía a besar los labios de la chica de la que se estaba enamorando.

A su lado, quedando dormido con la ultima imagen de su tranquilo rostro supo que no podía rendirse. Aunque ella quisiera a otro... conseguiría que le viera como algo más. Quería pasar más navidades así. Ir a Tokio y ser presentando a sus padres como SU NOVIO. Prepararle la cita más perfecta de la historia, poder decirle lo que siente sin miedo y que sus besos sean correspondidos. Lo tenía claro... lucharía por un futuro con ella.

~Fin~

/Felices fiestas a todos.

Espero que lo paséis genial con vuestros seres queridos y que sonriáis a recordar a los que este año no están.

Estos días son para disfrutar y ser felices con quien nos aprecian de verdad.

Un abrazo y beso enorme.

Que tengáis unas felices fiestas y un prospero año nuevo.

\(ω)/

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