Una nueva etapa

Capítulo 20

Dos años después

Elisa

Han pasado dos años desde que Aurora y Fer se fueron a estudiar a otra ciudad. Y ¿sabéis una cosa? No he vuelto a ver a ninguno de los dos desde entonces. Aurora encontró nuevas amigas en la Escuela de Danza y, por alguna razón, nos dejó de lado  sus amigas de toda la vida (en mi caso también a su propia prima). En cuanto a Fer, él sí mantuvo cierto contacto con nosotros, aunque tras su desastrosa despedida no volvió a dirigirse a mí directamente. Aun así, logró venir en verano algunas semana pero yo siempre estaba de vacaciones con mis padres en esas mismas fechas. Pude darme cuenta de que Cristina influía mucho en mis padres para elegir en qué fechas nos íbamos.

Sé perfectamente que su objetivo era sacarme de la ciudad durante los días en los que Fer volvía. Cristina no ha dejado de molestarme cada vez que me he cruzado con ella: me lanzado miradas amenazantes, intentado ponerme la zancadilla, empujado para que cayese al suelo e incluso quiso interferir en la selección de mi universidad. Todo esto para alejarme de Fer. Esos momentos fueron una pesadilla para mí, pero se han acabado. Porque al fin he pasado página.

Hace unos meses, conocí a Carlos. Es un chico dulce y amable, cabello un poco largo y cobrizo, ojos verdes oscuros y gran sonrisa. Le gusta el baloncesto y sabe tocar el saxofón. Me encanta cuando toca durante horas sólo para hacerme sonreír.

Hace dos meses me llevó a un restaurante y me pidió ser su novia. Sinceramente tuve que pensármelo, todavía no había superado lo de Fer y hasta dos días después no le dije que sí. Primero hablé con Zaida para tener una segunda opinión.

Estaba  en casa, la noche anterior fue la cena con Carlos y necesitaba consultarlo. No me lo pensé dos veces y marqué el número de Zaida.

-¿Si?- contestó  Zaida al otro lado de la línea.

-Zaida, soy yo Elisa.

-Ay hola Eli- me dijo alegre- ¿Sabes qué? Mi hermano viene en cinco días y estará durante una semana. ¿No es genial?

Después de que Fer se fuese a esa escuela tuve una charla con Zaida en la que le conté lo que pasamos juntos y ella, al contrario que su gemela, estaba ilusionadísima. Según ella nos veía juntos desde hace mucho tiempo y estaba deseando que al fin diéramos el paso... pero no para acabar de esta forma.

-Si... pero yo me voy en tres y estaré fuera diez días- le dije  con desánimo.

-Es una pena... Y ¿qué necesitas?

-Tu consejo.

-Está bien, ¿de qué se trata?

-Bueno es un tanto complicado... ¿Te acuerdas que hace unos meses conocí a un chico, Carlos?

-Si, me acuerdo...

-Pues ayer me invitó a cenar y bueno... Me ha pedido ser su novia- digo bajando el tono de voz.

-¿E-en serio?- dijo sorprendida- ¿No le habrás dicho que sí verdad?

-Claro que no, necesito una segunda opinión.

-Elisa, creo que lo de Fer te sigue afectando...

No lo podía negar, aún me acordaba de sus pocos pero intensos besos... Aun así tenía que olvidarle.

-Zaida, sé que aún tengo presente a Fer pero necesito pasar página y esta podría ser mi oportunidad.

Se escuchó silencio en el otro lado de la línea, me pareció que la había dejado un poco perpleja.

-Si eso es lo que quieres yo te apoyo, pero piénsalo bien...- noté desilusión en su voz y me preocupé.

-Bueno, gracias por tu ayuda...

-Estaré aquí para lo que necesites.

Nos quedamos en silencio unos segundos un tanto incómodos que rápidamente decidí cortar.

-Nos veremos otro día.

-Sí, por supuesto.

Colgué el teléfono y me quede mirándolo por unos instantes. Creí que necesitaba pedir otra opinión. Marqué otro número y esperé. Lo cogieron al tercer tono.

-¡Ey Elisa! Qué sorpresa, no esperaba tu llamada- como siempre Bea irradiaba entusiasmo incluso a través del teléfono lo que me sacó una sonría.

-Sí que lo es. El motivo es que tengo una consulta que hacerte.

-Dispara.

-Sabes que conozco a Carlos desde hace unos meses, pues ayer me invitó a cenar.

-Eso es un gran paso ¿no crees?

-Y tanto, al final de la cena me pidió salir con él.

-¡Genial! Pensé que ese chico nunca lo intentaría.

-Espera ¿qué has dicho?

-Por favor, se notaba a kilómetros desde el día que te conoció que le gustabas.

-Oh pues yo no lo noté...

-Quizás porque estuviste en la misma situación con Fer hace unos años- una lágrima amenazaba con salir de mi ojo- ¿Le has dicho que sí?

-Tenía que pensarlo y consultar con alguien antes de aceptar.

-Deberías decirle que sí. Lleva bastante tiempo aguantando sus sentimientos porque no te veía preparada para afrontarlo.

Era verdad. Carlos había sido un gran apoyo en cuanto a mis sentimientos por Fer. Me resultaba muy difícil al principio no entristecerme al escuchar la melodía de un piano o el sonido de mi propio teléfono al recibir una llamada. Finalmente fue él quien cogió mi móvil y me cambió el tono de llamada por "Happy" pues yo no me sentía capaz de hacerlo. Le había contado sobre mi corta relación con Fer y él me comprendió y consuela. Creí que se lo debía en cierto modo.

-Tienes razón Bea- le dije más alegre- Le diré que sí.

-¡Esa es mi Elisa!- me animó- ¡Y a Fer que le den morcillas!

-Bueno eso...

-¡Que se valla al quinto pino!

-Bea...

-¡Y que...!

-¡BEA! No te emociones tanto o te quito el azúcar.

-¡NO! ¡MI AMADO CHOCOLATE NO!

-Pues cálmate.

-Está bien...

-Así me gusta, buena chica.

-¿Me estás tratando como a un perro? ¿¡Y además por teléfono!?

-No, qué va.

-Sí, claro. Ya te pillaré yo.

-Jajajaja creo que es hora de colgar.

-Sí, no vaya a ser que te descuartize vía telefónica.

-Entonces cuelgo ya. Adiós y gracias.

-Si si cuelga o te cuelgo yo... ¡Pero de un árbol!

No dudé más y corté en seguida. Al día siguiente acepté y desde entonces somos pareja.

Ahora llega el momento de elegir la universidad a la que iremos. Yo afortunadamente me he quitado ese peso pues me han dado una beca de estudios por el patinaje para la Universidad Chesterton donde tienen una zona especial orientada a cierto tipo de carreras enfocadas hacia el arte y el deporte artístico. Según decían es para promover la cultura y el arte aunque no está muy claro (yo creo que lo hacen para ficharnos en cuanto terminemos la carrera). El lado bueno es que Carlos ha entrado conmigo en este proyecto a través del Conservatorio y Zaida estudia allí psicología. El lado malo es que Cristina también estudia con ella periodismo desde hace dos años, aunque al empezar a salir con Carlos me dejó un poco en paz.

Además ella ahora está sufriendo en sus carnes lo que yo viví. Empezó a salir con un tal Aiden que es tres años mayor que ella y a su hermana no le gusta nada lo que hace que se meta entre medias de la relación. Ahora vivirá lo que Fer y yo estuvimos pasando. No puedo evitar entristecerme al pensar en él y se me escapa una lágrima. No, no quiero volver a llorar por él. Ahora estoy con Carlos y tengo que disfrutar.

Sólo quedan un par de semanas para entrar a la universidad y busco en internet las listas de alumnos. Clickeo en "Programa Cultura y Arte" y comienzo a mirar las listas. Busco mi apellido, González, y me encuentro como parte del grupo deportivo pero me llevo una sorpresa al ver el nombre de mi prima dos puestos debajo del mío. ¿Cómo ha entrado? ¿Habrá sido por una beca al igual que lo hice yo? Seguramente lo sea así que no me preocupo. Cotilleo un poco más la lista y veo a Carlos en su apellido, López; sonrío al verlo.

También encuentro a Bea por la n de Núñez que, al igual que yo, entró con la beca de patinaje. Tuvimos suerte porque sólo conceden dos por institución deportiva agraciada y nos tocó a nosotras. Sigo hacia abajo por puro aburrimiento y me encuentro con algo inesperado, un apellido acompaño de un nombre que me estremece de dolor. Fernando Ordóñez, mi Fer, va a estar allí conmigo. Le han cogido en el programa de música con Carlos. Esto es malo, muy malo. Mi primer amor junto con aquel que le siguió, los dos en el mismo proyecto de la universidad, en la misma especialidad... Será un año duro, más bien unos años duros.

Dos semanas después

La alarma de mi despertador Lola Bunny me hace levantarme de la cama. Tengo un poco de sueño pero son mayores los nervios y hacen que me levante de un salto. Voy al baño y me doy una ducha dejando que el agua caliente caiga por mi rostro intentando calmar mis nervios. Salgo y vuelvo a la habitación, abro el armario y eligo para mi primer día de universidad una blusa rosa pastel y unos leggins por las rodillas blancos. La mayoría de las chicas van con shorts pero yo prefiero usar esto. Escojo unas Vans blancas y dejo mi melena castaña suelta recogida en un lado con dos discretas horquillas del color de mi pelo.

Cuando termino de arreglarme me siento en mi escritorio donde tengo un espejo de pie y dudo un instante. Nunca me maquillo para salir solo en ocasiones especiales y no sé si es buen momento para empezar a hacerlo. Finalmente decido dibujarme la raya y ponerme un poco de brillo labial. La verdad, me veo bastante bien así que sonrío al espejo y salgo de mi cuarto llevando conmigo mi bandolera rosa y blanca Adidas. Paso a la cocina donde está mi madre desayunando a quien saludo con un beso en la mejilla. Mi padre se va a trabajar temprano por eso no lo veo por las mañanas. Me preparo rápidamente un vaso de leche con Cola Cao y saco del paquete de galletas un par de ellas. Lo termino todo y me despido de mi madre que me desea buena suerte.

Al cerrar la puerta saco de mi bandolera una gran cantidad de pulseras que me coloco en las muñecas, más bien en los brazos. ¿Por qué tantas pulseras? Es difícil de explicar a la vez que doloroso. Emprendo el camino a la estación de tren donde viajo durante más de una hora para coger un autobús durante cuarenta y cinco minutos más que me lleva a la universidad. Está a las afueras de una ciudad "cercana" y tiene una línea de autobuses propia. Puede que realizar todo este transporte sea latoso pero mis padres no se han decidido en dejarme o no en la residencia de la universidad. Llego y me sorprende lo que veo.

Es como si fuese una gran catedral o incluso un castillo. Todos los edificios son de piedra y se ven las grandes vóbedas acompañadas de vidrieras de colores por doquier. Dos altos campanarios con relojes se alzan en cada punta de la universidad facilitando así la acudida de los estudiantes a las clases. Parece que me acabo de transladar a la Edad Media. Y lo digo de manera literal porque aquellos que merodean por el campus visten como si así fuera. Las chicas con largos vestidos abombados y los chicos con diferentes trajes de oficios o como campesinos.

No quiero perder más el tiempo y me adentro al inmenso edificio por unos grandes arcos de piedra. El interior no tiene nada que ver con la apariencia externa, todo es moderno. Hay un gran mostrador circular blanco con varias mujeres atendiendo a los nuevos estudiantes. Me acerco a una de unos treinta años pelirroja de pelo corto que no tiene espera y me saluda.

-Bienvenida a la Universidad Deyton ¿En qué puedo ayudarla?- me dice con una sonrisa.

-Vengo a registrarme y saber mis horarios.

-Muy bien, nombre por favor.

-Elisa González.

-Ah si, del programa "Cultura y Arte" ¿verdad?- dice mirando el monitor de su ordenador.

-Así es.

-Bien este es su horario- dice entregándome una hoja- todas sus clases se impartirán en el edificio 3 y aquí está la llave de su apartamento: número 22, tercer piso, bloque 1.

-Un momento, yo no estoy alojada aquí. Elegí quedarme en mi casa.

-Querida, los del proyecto "Cultura y Arte" tienen instancia obligatoria en la residencia- dice con una media sonrisa- ¿no estaba informada?

-No...

-Pues ya lo sabe. Ahora diríjase a su apartamento, allí tiene su uniforme y lo necesario para su primer día- dice un poco apenada por la cara de disgusto que acabo de poner- Buena suerte.

-Gr-gracias.

Cojo el horario, esas llaves que no debería tener y me dirijo al bloque 1 donde supuestamente me alojo. ¿Cómo es que no sabía esto? Bueno, ya no hay remedio. El edificio se encuentra en la parte sur de la universidad donde lo están todos aquellos que son residenciales. Llego a las puertas y entro. Un modesto rellano se abre frente a mí con un par de sillones marrones a la derecha y una mesita de café. Hay dos escaleras, en las derechas hay un cartel que pone "Hab 1 a 30" y en la izquierda "Hab 31 a 60". Empiezo a subir las escaleras de la derecha y me cruzo a algunas chicas que me saludan de manera amistosa. Al llegar al segundo piso me encuentro un grupo de tres chicas obstruyendo en paso a la siguiente planta. Intento esquivarlas pero una me corta el paso con su brazo.

-¿A dónde crees que vas mosquita?- me pregunta una chica de pelo largo rubio con raíces marrones y ojos negros.

-A mi apartamento- contesto temerosa.

-Pues te has equivocado de sitio- contesta otra de pelo negro y ojos verdes- Esa planta es para las veteranas y expertas. Una niñata como tú no puede entrar ahí arriba.

-Pero si...- no puedo terminar porque una voz desde las escaleras me interrumpe.

-Eli, al fin llegas.

Reconozco la voz de Adriana que baja ilusionada a abrazarme. A ella la cogieron hace dos años y nosotras nos alegramos cuando nos dijeron que iríamos con ella. Detrás viene Bea quien me da una abrazo tan fuerte que casi me asfixia.

-Bea... necesito aire...- consigo decir.

-Uy lo siento- dice a la vez que me suelta.

-¿Hay algún problema chicas?- les dice Adriana al grupito.

-N-no "alteza" sólo la guiábamos a su habitación- excusa la tercera chica de pelo castaño hasta la cintura y ojos verdes con los labios pintados de un potente rojo poniendo una falsa sonrisa.

-No quiero peleas en este bloque ¿entendido?-ordena autoritaria.

-Si...- contestan las tres bajando la cabeza.

-Muy bien- dice mientras se gira hacia mí- ¿Vienes?

-Claro- respondo con una sonrisa.

Las tres subimos las escaleras y me permito mirar hacia abajo observando cómo esas tres chicas me miran con odio. Llegamos a la planta y veo que es la última. Tiene un amplio descansillo con sillones de cuero negros donde algunas chicas vestidas con trajes medievales bastante llamativos y lujosos están sentadas hablando entre ellas. Nos saludan sonrientes miestras nosotras nos dirigimos a un pasillo a la derecha. Es amplio, decorado con dibujos de bailarinas, gimnastas, patinadoras y chicas tocando diversos instrumentos. Las puertas de las habitaciones son de un color salmón con rótulos dorados que indican el número de habitación. Nos paramos en frente de la puerta veintidós y me sorprendo.

-¿Cómo sabíais que..?- no me dejan terminar.

-¿Está es tu habitación? Tengo la lista de todas las inquilinas de este edificio- dice Adriana sacando una llave de su bolsillo y abriendo la puerta.

Entramos al apartamento y me asombro por lo grande que es. Un corto pasillo da al salón donde hay un sofá biplaza con una mesa de café enfrente de una gran televisión. A un lado encuentro una encimera con dos sillas y detrás una pequeña cocina. A la izquierda unas escaleras de caracol que suben a un segundo piso. Wow, nunca imaginé que esto sería un duplex después de ver que las otras plantas no tienen altura suficiente para serlo.

-Bueno este es tu apartamento- me dice Adriana- Lo compartes con Bea y arriba están las habitaciones. En una hora es la presentación y tenéis que llevar vuestros "uniformes".

Adriana sale tranquila de la estancia. Al instante Bea y yo nos miramos y en seguida damos un pequeño grito de emoción.

-Esto es genial- le digo entusiasmada- Por cierto, ¿por qué esas chicas han llamado majestad a Adri?

-Es que ella es la responsable de este bloque, bueno de la parte femenina...

-¿Es que aquí también hay chicos?

-Sí en el otro lado del edificio pero escucha y no me interrumpas- me dice finjiendo enojo- Este año hay un proyecto en el que todo estará ambientado en la Edad Media y bla bla bla. El director dará los detalles luego.

-Entonces ¿ella es como una reina?- digo mientras ella sube las escaleras y yo la sigo.

- Sí y cada zona del bloque es un reino.

-¿Y qué pasa con los chicos?

-Digamos que es como dos hermanos cada uno a cargo de una parte del reino aunque eso no sea verdad pero no querían mezclar los sexos.

La planta de arriba tiene dos cuartos uno con la puerta azul cian y otro rojo cereza. Bea entra en la roja así que supongo que la mía es la otra.

-¿Y qué papel jugamos nosotras?- le digo desde el marco de la puerta.

-Tú no lo sé pero yo soy una marquesa- dice enseñandome un vestido verde lima con decoraciones doradas en el bajo de la falda, el corsé y los bordes de las medias mangas- Ve a tu habitación y lo sabrás.

Me voy y llego a la puerta azul. Abro con lentitud como si temiese despertar a alguien y entro. No puedo creer lo que ven mis ojos, por poco doy un grito de asombro.

Continuará...

Hola mis lectores:

He vuelto antes de lo que tenía previsto por "ciertas presiones" pero estoy contenta de que así sea pues este capítulo lo he hecho con mucha ilusión porque... ¡al fin llegamos a las 1000 leídas! ¿No es asombroso? Al principio sólo leían mis compañeras y ahora ya han leído la historia todas esas veces. Os doy las gracias a aquellos que me leísteis desde el primer día y a los que os unísteis después porque me he emocionado al verlo hace unos días. Nos veremos en el próximo capítulo.

Un abrazo

Sophie_land_Elsa

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top