¿Me lo vas a contar?

Capítulo 38

Bea

-Me da igual lo que digas, pienso contarle todo cuando vuelva.

-Déjame al menos ser yo quien le dé la noticia. Quizá si le informo yo no se altere tanto.

-Hazme caso, será mejor que se descargue conmigo como amiga y después deje caer sobre ti lo poco que quede de rabia.

Carlos y yo hemos estado discutiendo desde que Fernando y Elisa se fueron. Queremos decirle que estamos juntos pero no nos decidimos en quién le dará la "sorpresa".

-No quiero que se enfade contigo- me abraza por detrás- Se rompería la amistad que habéis mantenido tanto tiempo.

Entierra su cabeza en mi cuello y suspiro. Si no habláramos de Elisa sucumbiría a sus caricias en pocos segundos. Cierro los ojos, será difícil confesarle tal secreto. Aunque, a decir verdad, ella tiene que decirnos muchas cosas. Cuando Carlos empieza a darme besos por la curvatura de mi cuello me separo para no llegar a más. La preocupación y los nervios me impiden disfrutar de su contacto.

-Tiene que salir bien, no puede pensar cosas que no son- murmuro presionando mis sienes.

-No sé qué podría malpensar, si ya hemos...

-¡Cállate! No me refiero a eso- grito con el calor en mis mejillas- Hablo sobre el momento en el que empezamos a salir. No me gustaría que pensara que comenzamos con ella presente todavía.

Hay veces que Carlos me saca de quicio, sobre todo cuando le sale la vena de 'pensamientos impuros'. Miento, no puedo decir que siempre es molesta. Sólo me irrita en momentos donde están fuera de lugar sus comentarios, como ahora. Salgo de la cocina y me siento en el sillón individual, ahora no tengo ánimos para tenerlo a mi lado. Escucho sus pasos a mi espalda seguidos de sus manos alrededor de mi cuello y su barbilla sobre mi cabeza.

-No te enfades, peque- me susurra con cariño- Os daremos todo el tiempo que necesitéis para que podais aclarar los detalles sin dejar cabos sueltos. ¿De acuerdo?

Asiento suave y noto que sonríe. El sonido de la cerradura provoca nuestra separación para mirar a la puerta. Un segundo después entran Fernando y Elisa, ambos con miradas clavadas en el suelo y sin expresión. Avanzan juntos hasta nuestra posición pero Elisa sube despacio al piso superior sin desviar sus ojos a nosotros. Fernando, por su parte, se sienta en el sofá. Se le ve abatido, como si hubiesen estado el día entero esperando en la sala de un hospital. Apoya la cabeza en sus manos y suspira pesadamente.

-¿Qué tal ha ido?- me atrevo a preguntar en voz baja.

Cuando levanta el rostro, me asusto. Su mirada es oscura y triste, sin un ápice de alegría. Creo que no les ha ido bien.

-Ha sido un viaje inútil, si eso responde a tu pregunta.

No sé qué contestar a eso, teniendo en cuenta que no nos ha aclarado la razón por la cual han ido a la enfermería. Debe de haber sido o muy grave o algo sin importancia.

-¿Puedes explicarnos lo que pasa?- dice Carlos sentándose junto a Fernando.

Sus manos se convierten en puños y cierra los ojos con fuerza. Detecto cómo aprieta la mandíbula provocándome terror al verlo.

-Es algo complicado, tanto de decir como de explicar. Bea, deberías subir a que te lo cuente ella.

La situación comienza a aterrarme. ¿Tan grave es que no se atreve a decírmelo él? Con cautela y sin mucha seguridad subo las escaleras. Estará en la habitación de Fernando. Llamo primero antes de pasar aunque sé que no va a contestar. Poco después entro en el cuarto. No hay nadie pero escucho el agua de la ducha correr. Será mejor que la espere. Me siento en la cama y espero. Tarda bastante en salir y ella no suele pasar más de quince minutos en la ducha. Al salir veo que lleva mi camiseta azul y mis mayas. No me mira inmediatamente pero cuando lo hace no tarda ni dos segundos que retirar la mirada.

-Hace mucho tiempo que no te veía.

Me ignora. Se sienta en el escritorio de Fernando y rebusca entre sus cajones. Finalmente extrae un folio y un rotulador negro, cerrando después el cajón.

-Te sienta bien el cambio de look, aunque siempre he admirado el color castaño de tu pelo.

Como si una mampara la cubriese, se concentra en esa hoja sin levantar los ojos de ella.

-Quería preguntarte qué ha sido de ti estos meses. Hemos estado muy preocupados por ti, ¿lo sabías?

Y, otra vez, parece que hablo a las paredes.

-Eli, sé que no tienes ganas de hablar con nosotros pero al menos podrías decírmelo y me iré.

Nada. Me estoy alterando. Sabe que me pongo furiosa cuando se me ignora a cierto nivel y por eso procura no hacerlo. Es imposible que haya cambiado tanto en tan poco tiempo. Con los nervios a punto de desbordarse me levanto y me posiciono a su lado con las manos en la cintura.

-¿¡Podrías dejar ese estúpido papel un momento y dirigirme una mísera palabra!?

Miro su rostro, impasible a mis gritos. Sigue con su tarea en esa hoja, sin quitarle los ojos de encima. ¿Qué narices está haciendo? Miro el folio. No, esto no. La hoja se llena poco a poco de pequeños muñecos negros, sencillos monigotes con cuerpo y extremidades de palo. No le veía hacer esto desde su crisis más fuerte hace un año. Es sinónimo de su desequilibrio emocional y su impotencia. Cuando descubrí que lo hacía me dijo que todos esos muñequitos representaban las ganas que tenía de desaparecer del mundo en aquel instante. Le costó contármelo, pero lo hizo. La parte buena de esto era que se desahogaba dibujándolo... La parte mala, que estaba al borde de cometer una locura.

-Elisa, no hagas esto- le retiro el folio y su mano se queda temblando- Sabes que esto sólo te convence de algo extremadamente peligroso. Por favor, déjame ayudarte.

Suelta el rotulador y noto que su cuerpo tiembla. La abrazo enseguida y rompe a llorar.

-¿Por qué el mundo está en mi contra?- consigue formular entre sollozos- ¿Qué he hecho para recibir todas las desgracias del universo?

Lo único que puedo hacer es consolarla de esta forma. Logro conducirla a la cama para estar más cómodas y de doy un abrazo corto.

-No voy a pedirte que me cuentes detalles de dónde has estado pero necesito que me digas todos esos problemas que estás cargando ahora mismo.

Estamos una enfrente de otra, sentadas en la cama. Eli no me mira, sólo esconde su cara entre el cabello mojado. La agarro de sus manos para mostrarle mi apoyo y como medida ante sus temblores.

-No sabría por dónde empezar.

-¿Qué tal desde el principio?- sonrío- Pero no te vayas muy lejos, ya me sé la historia de tu nacimiento.

Y con este comentario, consigo sacarle una sonrisa. Tímida, pero es un progreso.

-Siempre tan alegre, hasta en los momentos más difíciles- me dice sin quitar ese gesto facial.

-Alguien tiene que quitarle presión al momento.

Se mantiene sonriente un poco más, sin embargo no es mucho tiempo. Comprendo que recordar es duro, por ello no la presiono.

-Voy a contarte todo, pero no me interrumpas o no terminaré de soltarlo.

Asiento y ella, aunque no me vea, capta mi respuesta.

-Comenzó con una amenaza de Aurora el primer día de clase. Me dijo que me alejara de Fer para que estuviese con él o que cortase con Carlos para tenerlo ella.

¡Será arpía!

-Luego, tras la reunión de los compromisos volvió a por mí. Como me habían puesto junto a Fer me dijo que tenía que dejar a Carlos. Yo me negué pero se les ocurrió la brillante idea de hacerme escoger con la canción de la prueba.

Recuerdo qué canción era, "Choose me". También me acuerdo de esa preocupación con la que regresó, si no me fijo en la tremenda alegría que desprendía por haberse besado con Fernando.

-Me obligaron a amañar el sorteo sabiendo que se descubriría y me caería una sanción. Además un día antes de la prueba un chico me "recordó" que debía escoger a uno de los dos... Fue entonces cuando me hizo un corte en el brazo y comencé a llevar aquella venda.

Oh. Y nosotros pensando que había retornado a la autolesión.

-El día del examen no llegué a elegir. Huí pero tres chicos me encontraron y me durmieron con cloroformo. Cuando desperté estaba en un cuarto al cual acudió Aurora diciendo que estaba allí para sufrir las consecuencias.

¿¡QUÉ!?

-Pensé que realmente me dañarían físicamente pero en lugar de eso me arruinaron con la sanción y me vi obligada a separarme de vosotros. Todo para que no os afectase también.

Así que por eso no nos habló ni la vimos.

-Tuve un pequeña recaída en mis antiguas costumbre, lo que provocó un accidente que llegó a dirección. El rector fue consciente en ese momento de mi situación y me pusieron un cambio drástico. Persona distinta y clases diferentes, evitando todo contacto con mi anterior vida. Y creo que lo hice bien, ni tú te diste cuenta de que estaba a tu lado...

Un segundo... ¿Samanta?¿Ella era la chica pelirroja y sorda? Por eso se hizo pasar por sordomuda, así no podrían reconocerla por la voz.

-Fui Samanta hasta Navidades, cuando Fer me descubrió en el baile- se sonroja al mencionarlo- Y al volver cambié a mi aspecto actual, aunque con lentillas azules y bajo el nombre de Annelise. A-así conocí a Miguel Vargas. Al principio sólo charlábamos de vez en cuando pero luego se fue acercando más a mi. A esas alturas ya hablaba con Fer todas las mañanas por mensajes y nos habíamos visto una vez.

Con que Fernando ya sabía dónde estaba...

-A-yer me pidió quedar después de clase, en la sala de música. Yo, pretendiendo ser previsora, fui media hora antes. S-sólo quería descansar después de haber patinado todo el día y arreglarme un poco. N-no debí hacerlo.

Algunas lágrimas caen por su rosto y aprieta mis manos.

-N-nunca pensé que se presentaría allí n-ni que haría eso.

-¿De quién estás hablando? ¿A qué te refieres?

-M-me violó, Bea. Ese desgraciado de Miguel se presentó allí y me violó.

Ha levantado la cabeza para mirarme y decirlo. No puedo creérmelo. Es algo, horrible.

-Ha debido ser espantoso- la abrazo enseguida.

-Lo fue.

-Y era tu primera...

-Sí, pero no quiero pensar en ello.

Me separo de ella y la observo. Está roja por llorar y con los ojos humedecidos. No me imagino cómo tuvo que sufrir ayer. Pensar que alguien quiso hacerle tal atrocidad me desgarra el corazón. Pero no quiero que se hunda con esto, y sé cómo animarla.

-Tengo una idea.

Alza la cabeza con incertidumbre.

-Ahora mismo nos vamos tú y yo a pasar un día por la ciudad. Iremos de compras, daremos un paseo y haremos lo que quieras. Todo un día para nosotras. ¿Qué te parece?

Ahí está lo que quería ver, su gran sonrisa. Agarro su mano y salimos.

Fernando

-Ahora que se ha ido, ¿me vas a explicar qué demonios pasa?

Nos hemos quedado solos. Bea acaba de subir como le he pedido y Carlos está intrigado. Aún no sabe nada de lo ocurrido con Elisa y yo me acabo de enterar de unos cuantos detalles que no sabía.

-Han pasado muchas cosas desde que se fue. Tú y yo conocemos la parte que nos toca pero Elisa ha tenido más de un problema.

-¿Como cuál?

No sé cómo empezar. Elisa me ha dicho que los cambios de persona se debieron a un tema de protección, por ello su nombre es reconocido por el segurata, pero no me ha especificado nada. Lo que sí sé es que tuvo un momento de reincidencia en cortarse y por eso la enfermera la trata así, ya conoce bien a Elisa y sus problemas. Ahora hay que sumarle la violación a esa lista y no es una minucia.

-¿Te cuento lo que ha pasado estos meses o lo de hoy?

Carlos me mira impresionado. Creo que no se esperaba esa pregunta.

-¿Es que hay más cosas a parte de la actual?- pregunta atónito.

-Unas cuantas aunque no tengo los detalles.

Relato a Carlos los acontecimientos que sucedieron en Navidades y lo que he podido descubrir de sus meses de incógnito. Cuando termino le miro, sus ojos no podrían estar más abiertos que en ese momento.

-¿Sabes que eres un poco cabrón por no contarnos que habías visto a Elisa?- dice con una media sonrisa.

-Creo recordar que vosotros en esos momentos estabais muy ocupados, ¿o no es así?- ahora soy yo quien le mira pícaro.

-Y tú aprovechaste para ir ganando terreno, ¿me equivoco?

No puedo negárselo, me deja un poco más y me tiro a la piscina con ropa incluida.

-Pero ahora no es momento de pensar en amoríos- se pone serio- Dime qué pasó ayer, sé que eso de encontrártela no es todo.

No puedo recordar sus palabras sin ponerme furioso pero tiene que saberlo.

-Ayer quedé con Elisa para cenar por San Valentín. Sin embargo, cuando llegué al lugar de encuentro, la vi semidesnuda y llorando. Me dijo que la habían, violado.

Su reacción no es otra que enfurecerse tanto como yo lo hice. Aunque, a diferencia de él, no me puse a tirar todo lo que se me puso por delante.

-Tranquilízate...

-¿¡Cómo quieres que lo haga soltándome semejante información!? ¿¡Y cómo puedes estar tan relajado!?

-Créeme, también quiero arrancarle la cabeza al hijo de su madre que le hizo eso. No obstante, esta reacción es inútil, no conseguirás nada destrozando el mobiliario.

Parece que se ha calmado. Sigue respirando fuerte pero ya no golpea ni tira nada. Ahora estoy dudando en decirle o no quién ha sido. Teniendo en cuenta que la enfermera no ha encontrado algo que incrimine a Miguel, cualquier acto será en vano. Sin embargo tiene derecho a conocer la identidad del chico.

-Hay algo más...

Como ahora está de pie y dando vueltas en círculo, mis palabras lo detienen.

-¿No me digas que ese tío ha hecho algo más?

-No, pero sabemos quién es.

Acaba de ponerse frente a mí. Sus facciones son serias, incluso podría afirmar que producen miedo. Sin embargo estoy acostumbrado a él.

-Dime quién es.

-Miguel Vargas.

Su reacción ahora es más parecida a la mía. Ambos somos conscientes de lo improbable de su castigo al ser el hijo del director. Ambos sabemos que el canalla sabe lo que hace.

-Odio cuando las personas con poder hacen lo que les da la gana porque no tendrán consecuencias- masculla.

-Y los demás sufren sus actos.

-Yo voto por ir y partirle la cara- salta aunque con una sonrisa- como si fuese una paliza gitana.

-Entonces nos expulsarán.

-Pero valdrá la pena.

Nos miramos y sonreímos. Es una estupidez pero no estaría mal que recibiese algún golpecito de nada.Lástima que la violencia no sea lo mío. Unas risas acompañadas de pasos apresurados se oyen desde las escaleras. Bea y Elisa aparecen y cruzan como un correcaminos el salón hasta la puerta.

-Chicos, nos vamos de compras- informa Bea- Volveremos tarde.

Tras sus palabras, se cierra la puerta de un portazo. Me ha parecido ver a Elisa sonreír, creo que Bea ha conseguido el objetivo con el cual la envié arriba. Ese no era otro que animar a mi pelotita.

-Al menos ha recuperado a su mejor amiga- me dice Carlos.

Lo único que hago es mostrar una gran sonrisa sin dejar de mirar en la dirección por donde se han ido.

Elisa

Estamos en un centro comercial situado en una zona residencial cercana a la universidad. Bea y yo nos hemos recorrido casi la totalidad de las tiendas y llevamos cada una un mínimo de tres bolsas por mano. Hemos decidido descansar un poco tomando un café en una cafetería mientras seguimos charlando.

-Me he fijado en algo- le digo posando mis ojos en su cuello y señalando en el mío la zona debajo de la mandíbula- Tienes un chupón aquí.

-¿D-de verdad?- contesta nerviosa.

-Sí, y deberías explicármelo un poquito. ¿No crees?

Al instante, se pone colorada. Me da rabia que Bea esté saliendo con alguien y no haya estado presente para ayudarle con cualquier tipo de inseguridad que le pudiese surgir. Aun así, estoy feliz. Por fin está con alguien que le causa sonrojo cuando le preguntas sobre él.

-Bien, ¿me lo vas a contar?- pregunto tomando un sorbo de mi capuccino.

Sus ojos se posan en mí, no sin antes duda un par de veces.

-Al igual que tú me has pedido antes que no te interrumpiese, quiero que, pase lo que pase, no digas nada.

Habla con voz suave pero dubitativa. Me limito a asentir y ella coge aire.

-Cuando desapareciste, tras decirnos que te expulsaban, Carlos y yo estuvimos mucho tiempo buscándote sin obtener resultados... Muchísimo.

¿Debería sentirme mal? Lo hice por ellos, para protegerlos de Aurora. Aunque puede que fuese cruel al no decirles nada.

-Cuando ya se acercaba la Navidad estábamos abatidos de tanto investigar sin conseguir nada y a cierta persona se le ocurrió que era el momento perfecto para mostrar lo que había desarrollado por mí.

Sus palabras mezclan molestia con agradecimiento y una dulce sonrisa de lado. Pero algo provoca un cambio de actitud en ella y agacha la cabeza.

-No quiero que te enfades, ni con él ni conmigo... Pero estoy hablando de Carlos.

Si estuviera bebiendo de mi taza ahora mismo, hubiera echado todo el contenido. Tiene que ser una broma. ¿No se supone que estaba saliendo conmigo?

Sí, y tú te besaste varias veces con Fer antes incluso de desaparecer.

Mi conciencia tiene razón. Sin embargo, al no cortar de forma oficial con Carlos, me causa un peso en el pecho.

-¿Q-quieres que siga?- pregunta con temor.

Asiento y fuerzo una sonrisa.

-Cuando me dijo lo que sentía y que quería estar conmigo me negué. Sentí que te estaba defraudando y fallando si aceptaba. Tras mucha insistencia de Carlos, le prometí que si para Navidades no habías regresado que lo intentaríamos.

El corazón de mi amiga es de oro. Esperó, por mí. No quería hacerme daño y eso vale mucho.

-Tras las vacaciones de Navidad, Fernando se enteró de la noticia. Al principio se enfadó mucho con nosotros por salir sin tenerte en cuenta en ese momento, pero luego cambió. Fue como si algo le hiciese cambiar de opinión, y ahora estoy muy segura de qué o más bien quién le provocó aquel cambio de mentalidad.

Odio cuando pone su actual cara, ojos bien abiertos mientras levanta una y otra vez las cejas. Intento resguardarme de mi evidente sonrojo tomando un poco de mi café. No es muy efectivo porque Bea comienza a reírse.

- No tienes por qué avergonzarte, verte significó un drástico cambio de su forma de ser. Cuando te fuiste se convirtió en una persona distante y seca, no tengo muy claro si fue por el hecho de marcharte o por salir con Aurora. A pesar de todo, volvió a su carácter alegre tras estar contigo.

Sabía perfectamente cómo se comportó Fer en mi ausencia, lo sufrí en mis carnes cuando mi prima se metía con "Samanta" y él permanecía a su lado sin hacer nada para remediarlo.

-Tengo una idea- salta Bea- Voy a organizar para los dos una cita en condiciones.

-No creo que sea buena idea...

-¡Pues claro que lo es! Habéis estado mucho tiempo sin poder disfrutar como se merece el uno del otro. Os lo merecéis.

Cuando Bea planea cualquier tipo de evento, suele pensar en cosas muy descabelladas. Tendré que andar con cuidado. Bea se levanta de su silla y me sonríe.

-Con este nuevo propósito a la vista tengo que hacer una última redada por las tienda. Tengo que buscar algunas cosillas.

-Bea, estás exagerando. No hace falta que...

-¡Vamos, deprisa!- dice ilusionada a la vez que tira de mí- Sólo queda media hora para que cierren las tiendas y hay tres plantas de centro comercial.

Mi única respuesta es reír e intentar seguir su paso acelerado.

-No sé qué tienes en mente pero espero que al menos sea algo divertido.

-Descuida, lo será.

Continuará...

Hola mis lectores:

Me he adelantado a la fecha que me he establecido para publicar (8 de cada mes) porque hoy en España es el Día de los Reyes Mayos y aquí nos traen regalitos Así que he pensado en regalaros el capítulo hoy en vez del viernes.

Tengo que comunicar algo. Sé que ya en su momento dije que modificaría los capítulos iniciales de la novela para adecuarlos al resto pero ahora ya es definitivo. Estoy reescribiendo todos los de la primera parte o al menos los que, según mi opinión, están peor. ¿Sabéis eso de aborrecer tu propia creación? pues es lo que me ha pasado. He visto que eran capítulos ridículamente cortos, mal organizados y que no te ponían en situación con la información que transmitían. Por lo menos los primeros de todos, luego van mejorando según fui observando a otros escritores y leyendo un poco más.

Cuando informé la primera vez la edición sólo consistía en cambiar la narración y ajustar un poco el contenido del capítulo. Esta vez he introducido incluso escenas nuevas que no estaban antes o he mencionado datos como el nombre del hermano de Elisa o pequeños detalles que enriquecen de alguna manera un poco la historia. No os pido que volváis a leer todo pero sí que, cuando tengáis un rato libre, os paséis por ellos y les echéis un vistazo. Los que estén cambiados aparecerán con una indicación al principio del capítulo.

Otra noticia es que estamos cerca del final, no como os dije en el anterior capítulo de que estábamos a uno o dos de terminar, pero sí falta poco. Confieso que en mi mente se barajaban varios finales diferentes, unos más románticos y otros más trágicos, sin embargo finalmente sólo varío entre dos. Mis esperanzan son que, elija cualquiera de ellos, tanto a vosotros como a mí nos guste el desenlace.

Un abrazo

Sophie_land_Elsa



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top