Guerra de gemelas causada por mí
Editado y corregido: 1 de marzo de 2016
Capítulo nueve - Guerra de gemelas causada por mí
Fernando
Tengo el corazón en un puño. Esa imagen de Elisa, desfallecida y con ese rostro dolorido, me ha dejado descolocado. Es una visión que nunca he visto de ella, tan destrozada físicamente. No he podido quitarme su expresión de la cabeza, expresaba tanto sufrimiento que me ha dejado desolado. Pienso en todos los momentos del día, exactamente en nuestra llegada al aeropuerto, pero creo que mi cerebro me está jugando una mala pasada. Por un momento visualizo a Elisa en la zona de espera, junto a los padres. No, no podía estar ahí. ¿O sí? Quiero pensar que mis ojos me han traicionado porque la idea que se conjetura en mi mente no me agrada. ¿Y si realmente estaba allí? ¿Y si...? Oh no, no puede ser cierto. Imaginarme a Elisa, viéndonos a Aurora y a mí juntos, hace que me desarme por completo. Cuando llego a casa subo a mi habitación, sin ánimos de hablar con nadie. Sólo quiero encerrarme y hacerme un ovillo encima de la cama. Despecho la maleta a un rincón y me siento en la cama, encogido de piernas y mirando a la ventana. Una parte de mí dice que deje todo atrás y vaya con Elisa, otra me aconseja quedarme y seguir esos sentimientos que albergo por Aurora. Mi mente y mi corazón están divididos. Unos suaves golpes en la puerta me distraen y me giro hacia ella. Se abre un poco y Zaida aparece por detrás.
- ¿Puedo pasar?- pregunta en un susurro.
- Sí, claro.
Entra con sigilo y cierra tras ella la puerta procurando hacer el menor ruido posible. Yo me limito a regresar la mirada a la ventana y esperar sus actos. Zaida se acerca a mí y se sienta en la silla de mi escritorio mirándome fijamente.
- No tenemos mucho tiempo Fer así que tienes que captar todo muy rápido- me habla acelerada y desviando cada pocos segundos la mirada a la puerta.
- ¿Ocurre algo Zaida?
-Repito. No tenemos mucho tiempo, así que iré al punto- respira un segundo y prosigue- Esta mañana en el aeropuerto cuando todavía no habíais llegado he visto a Elisa y estaba emocionada por veros de nuevo a todos, incluso a saludado fogosamente a Rubén cuando ha llegado primero. El problema ha surgido cuando...
- Cuando hemos llegado Aurora y yo- termino y suspiro- Me he dado cuenta ahora.
- ¿E-en serio?- me mira sorprendida- ¿Y sabes por qué estaba así? Yo tengo mi hipótesis pero a lo mejor tú puedes aclararme algunas dudas.
- Soy una persona horrible- paso una mano por mi pelo y cierro los ojos con fuerza- Puede que me rechazase en cierto modo en su cumpleaños pero no merecía ver la escena de esta mañana.
- Echa el freno. ¿Rechazarte? Fer, ¿de qué estás hablando?
Recordar la noche del cumpleaños de Elisa no me agrada precisamente. Sé que ahora estoy con Aurora pero es como una espina que no puedo sacar fácilmente. Duele, pero es soportable.
- La noche de su cumpleaños casi nos besamos- murmuro visualizando la escena.
- Oh Dios mío.
- Pero fue ella quien se separó y por eso no hubo beso.
Miro a mi hermana, esperando una respuesta que parece no llegar nunca. Su rostro pasa de feliz a inexpresivo y finalmente angustiado.
- No era exactamente lo que había pensado pero ahora las cosas están más claras- levanta su mirada y la dirige a mí- Fer, deberías ir a hablar con ella. Tenéis que despejar las dudas entre vosotros.
La puerta se abre de golpe asustándonos a ambos que miramos hacia allí encontrándonos a Cristina enfadada.
- ¿Qué narices estás haciendo aquí?- masculla Cris hacia Zaida.
- Nada que a ti te importe- se defiende ella levantándose de la silla.
- Fer, ignora todo lo que te haya dicho- se acerca desafiante a su gemela- Lo único que quieres es enredar las cosas.
- Sólo intento abrirle los ojos a la realidad. Así podrá elegir correctamente.
- Ah, pero ¿no lo ha hecho ya?
La sonrisa de suficiencia que tiene Cris hace hervir los nervios de Zaida quien cierra sus puños con fuerza.
- Fer, sólo medita mi recomendación- me pide sin quitarle los ojos de encima a Cris.
- ¿Ya le estás comiendo la cabeza con absurdas ideas? Lárgate de aquí si no quieres que te saque a la fuerza.
- Atrévete.
Para mala suerte de Zaida, las horas extras de deportes que practica con sus amigas hacen que tenga más fuerza y pueda ver esta escena. Agarra de la cintura a Zaida atrapando también sus brazos y la levanta hasta sacarla de la habitación en volandas. Cuando ya están fuera cierro la puerta y me tiro en la cama. La charla con Zaida no me ha servido de mucho, sólo ha consolidado mis temores. Efectivamente Elisa nos ha visto y por un lado me duele pero por otro no lo comprendo. Ella fue quien no quiso besarme, quien se separó y huyó al interior de su hogar. ¿Qué le sucede a Elisa? Quizá lo propio sería seguir el consejo de Zaida e ir a verla. Pero a ella se le han despejado las dudas, ¿por qué narices no me cuenta lo que pasa y así no tengo que pasarme a ver a Elisa? Bueno, no hay nada de malo en hacerle una visita. Hoy he quedado con Aurora pero creo que me da tiempo a acercarme a su casa e ir directo a la cita. Me levanto, adecento un poco mi ropa y salgo de casa evitando cruzarme con alguna de mis hermanas por el camino. Cuando ya estoy fuera, camino despacio hasta casa de Elisa. Está a sólo tres calles de distancia y tardo bastante poco en llegar. Sin embargo por el final de la calle veo una figura acercarse, muy familiar. No, no, no. ¿Qué está haciendo Aurora aquí? Podría huir si no fuese porque ya me ha visto y corre hacia mí. Sólo sonrío forzadamente y espero a que llegue.
- Hola- me saluda con un corto beso cuando llega.
- Hola Aurora- contesto con una pequeña sonrisa sincera esta vez.
- No esperaba verte hasta dentro de unas horas.
- Yo a ti tampoco. ¿Qué haces por aquí?
- Vengo a ver a Elisa. He hablado con mi tía y me ha comentado que se encontraba mal, por eso no hemos podido saludarla.
- Sí, a mí me ha dicho lo mismo. También venía a ver cómo estaba.
Si le digo que yo sí la he visto en el aeropuerto podría armarse un lío catastrófico. Me limito a sonreírle y callar.
- ¿Qué te parece si vamos juntos? Así luego aprovechamos y pasamos el resto de la tarde juntos.
¿Ir con ella? Eso no me permitiría hablar con Elisa en condiciones, sólo alteraría más la situación. Pero no puedo negarme.
- Claro- sonrío de nuevo forzado.
El sonido de mi teléfono me distrae y me disculpo de Aurora para atender a la llamada.
- ¿Sí?
- ¡Fer!- escucho el grito alterado de Zaida- ¿Dónde estás?
-Enfrente de la casa de Elisa. ¿Por qué lo preguntas?
- Porque Cris ha llamado a Aurora para que se presente allí. ¡Tienes que irte cuanto antes!
La llamada ha llegado un poco tarde sin embargo me hace mirar a Aurora y preguntarme si realmente ha sido su tía o mi hermana quien le ha dado la información.
- No puedo, ya está aquí.
Escucho maldecir en bajo a mi hermana mientras sigo observando a Aurora desde mi pequeña pero suficiente distancia.
- Aún no estáis dentro, ¿verdad?
- No...
- ¡Pues huye! Aléjate de allí, invéntate una excusa pero bajo ningún concepto entres con ella en esa casa.
Vaya. A veces me da miedo mi propia hermana. Bueno, realmente siempre alguna de las dos tiene algún motivo para provocarme ese terror, bien sea su actitud o sus acciones.
- De acuerdo, ahora voy.
-Tengo que colgar. Cris está a punto de pillarme- guarda silencio un segundo- Adiós.
Corta la llamada y guardo mi teléfono en el bolsillo. Me acerco de nuevo a Aurora que ha sacado su móvil y está mirando Instagram.
-Tengo que irme- me excuso- Era Zaida, me necesitan en casa. ¿Puedes entrar tú sola? Luego nos vemos a la hora acordada.
- Sí, no te preocupes- contesta con una sonrisa- Ve tranquilo.
-Gracias por entenderlo. Nos vemos en unas horas.
Se acerca y me da otro beso.
- Adiós Fer.
Salgo corriendo calle abajo dirección a mi casa aunque no entro ni en la calle. Al salir tan rápido no me he dado cuenta de que me ha llamado Fer. ¿Desde cuándo me llama así? Sólo dejo hacerlo a mi familia y -a regañadientes- a Elisa. Después hablaré con ella de ese tema, ahora necesito pensar y encontrar un lugar donde refugiarme hasta la hora de la cita porque no pienso volver a casa con mis dos hermanas en plena batalla campal de gemelas. Decido ir al parque que está a unas manzanas y donde estaré tranquilo. Llego pero cuando me siento en un banco situado debajo de un gran árbol no consigo pensar en nada, lo único que puedo hacer en estos momentos es relajarme y buscar una razón para justificar mi huida a Aurora.
Cristina
Hay varias cosas que no soporto y una de ellas es que me lleven la contraria. Puedo admitir incluso que si le pido a alguien hacer algo que no llega a hacer, me mienta y ponga una excusa. Pero nunca me puedes contradecir, y es algo que Zaida ha hecho. Soy partidaria de que cada persona puede salir con quien quiera pero no veo bien que los demás se interpongan en esa decisión. Además, bajo ningún concepto permitiría que mi hermano pequeño saliese con esa... mentirosa y chaquetera. Soy muy consciente del modo en el que se ha quedado Elisa tras sus vistas de esta mañana, pero se lo merece. Por eso no voy a permitir que se cumpla el plan de mi hermana. Las paredes son muy finas y todo se escucha. Cojo mi teléfono y marco el número de Aurora que discretamente he conseguido de la memoria del móvil de Fer. Un par de tonos después escucho su respuesta.
- ¿Dígame?
- Hola Aurora, soy Cris.
-Oh, hola Cris- contesta alegre- ¿A qué se debe tu llamada?
- Sólo quería preguntarte por tu prima. Me he enterado que no está muy bien.
Sólo tengo que rezar porque su tía le haya dicho algo al respecto.
- Sí, me lo ha comentado antes mi tía en el aeropuerto. Iba a llamarla ahora para preguntarle como está.
Bien. Esto marcha de maravilla.
- Podrías acercarte a verla- sugiero inocente- Ya sabes que tu prima es muy modesta y te dirá cualquier cosa por teléfono. Si vas a verla no podrá mentir de su estado.
- ¡Claro! Es buena idea.
Listo. Sólo queda convencerla de ir ahora mismo.
- Creo que me acercaré ahora. Así puedo quedarme un poco con ella y luego irme con Fernando. Hemos quedado hoy.
Esto ha sido demasiado fácil. Pero mientras salga bien, me conformo.
- ¡Eso es genial! Entonces no te hago perder el tiempo, nos vemos otro día.
-Adiós Cris.
-Adiós.
Cuelgo la llamada y sonrío. Sé que mi hermano saldrá ahora a verla, la palabrería de Zaida ha sido suficiente para meterle la idea en la cabeza. Sin embargo, creo que no le servirá de nada. Con suerte, le mostrarán una nueva imagen dolorosa a Elisa y si no es así, al menos le pararé los pies.
- Eres despreciable.
Me giro y encuentro a mi hermana en la entrada de la habitación mirándome con odio.
- ¿Pensaste que iba a permitir a Fer verla? No me conoces hermana.
Entrecierra sus ojos y su odio aumenta. Da media vuelta y cierra la puerta de un portazo. Cobarde. Igualmente ya no puede hacer nada, o por lo menos hacer algo que solucione las cosas a su modo. No permitiré que esté con Elisa, no lo haré.
Continuará...
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