Capítulo 26.
Capítulo 26. Maldita distancia.
—Na na na, no es tan malo tenerlos a todos aquí, Na na na... Diablos.
Mar hizo una mueca al notar que se había quedado con la canción en la cabeza. Lucy le mando un paquete, demasiado rápido ya le estaba extrañando, y cuando lo abrió, le saltó a la mejilla una insignia que decía "One Direction" la caja emitió casi todas sus canciones hasta que se hartó y la lanzó en la bañera.
Se arrepintió de haberle dicho que le gusto una canción. Lucy estaba obsesionada, completamente, y ahora quería arrastrarla a ella también al lado oscuro.
Siguió tatareando canciones y gruñendo por habérselas aprendido de memoria. Percy intentaba jugar ajedrez mágico con Troy.
—¡Oye tu! Caballo, muevete dos cuadritos a la izquierda. Te lo ordena el hijo de Sir mis hijos hasta salen corceles.
Nunca terminarían, o siquiera empezarían a jugar.
Annabeth estaba sumida en su lectura de libros que se había traído. Piper charlaba tranquila con Andy. Leo hacía una casita con pajillas. Meredith intentaba destrozarla.
—¡Ja! —Dijo triunfante al sacarle una pajilla. La casa no se cayó —. ¿Qué mierda?
—¡Soy el mejor!
Siguieron con lo suyo, sólo que ella ahora, al no lograr su cometido, fue a la cocina por algo que le calme las tripas.
Dio un grito ahogado al llegar.
—¡Kreacher! Diablos, ¿Qué haces aquí?
Temió que el elfo esté intentando matarla otra vez, ahora envenenando la comida o algo.
El pequeño la miro con desdén y volvió su vista a la comida que preparaba.
—Señorita Astoria contrató a Kreacher para hacer la cena de Navidad.
—Ah...
Camino de espaldas hacia el refrigerador, sin apartar la vista de Kreacher y el enorme cuchillo con el que cortaba los tomates.
—Buen trabajo Kreacher —Dijo con las manos llenas de comida y volviendo a la puerta—. Buen traba...
—Ya vayase antes de que Kreacher le corte la yugular.
—Con gusto.
Volvió a la sala, ahí en la puerta fue cuando al fin notó que los Malfoy también estaban allí, sólo que en un costado, Narcissa ojeando su revista de "Corazón de Bruja", Scorpius miraba el techo con algo en sus manos que no dejaba de dar vuelta entre sus dedos. Parecían eternamente aburridos.
Se sintió levemente mal por no pasar al menos cinco segundos con ellos. Pero esa sensación desapareció tan súbitamente como llegó.
Habían visitantes, las llamas verdes se calmaron y dejaron ver a la familia Nott.
No, no sólo a Daphne y Theodore como siempre. Ahí estaban Theo y Ayelen también. Lo que causo una conmoción en su interior.
Entró en alerta. Algo le decía que tener a ellos en su casa no era bueno.
—¡Mar! Creciste tanto.
Tía Daphne la atrapó en un caluroso abrazo. Ahora ambas tenían la misma altura. Esa mujer siempre había sido más baja que su hermana Astoria, por más que ésta era menor. Meredith supuso que incluso ella le superaría en estatura muy pronto.
—Tía, hola —Correspondió con la misma emoción.
—Hola peque —Murmuro cariñoso Theodore, su tío. No le gustaba gritarlo, pero sabía que él también la quería como a una hija.
—Hola.
Él la envolvió con un brazo por sobre sus hombros mientras examinaba la habitación. Sus amigos lanzaron risitas nerviosas a la vez que saludaban. Scorpius dio un asentimiento de cabeza, Narcissa movió la mano sin interés y fue directo a su prima.
—¿Quiénes son los muchachos...er, tus amigos?
A veces a Theodore le daba por celoso, en esos pocos años la tomó más hija que la suya propia, que lo trataba de lo peor.
—Oh Merlín —Daphne se tapó la boca al ver a Andy—. Theo... Mira.
Ella se mordió los labios incómoda, aunque ellos no lo sepan, ya los conocía desde el mismo momento que Meredith. Se dirigió a sus tíos y saludo con la mano
—Creo que necesitan acompañarme —Propuso señalando otra habitación—. Sólo quiero explicarles esto... No hace falta que vengas Mar.
Meredith se volvió a su lugar mientras esos tres salían de la habitación. Se cruzó de brazos mirando la puerta, y alguien le dio un empujón.
—Meredith —Su nombre en los labios de Theo parecía un insulto—. Hasta que te decidiste por llenar el mundo con múltiples y repugnantes copias tuyas.
Con el pasar de los años ella ya se acostumbró a las ofensas de su primo. Estuvo agradecida de que ese sea el último año que lo vería a menudo en el colegio. Él tenía la edad de James.
—Tan sólo quiero mejorarlo —Le devolvió la mirada intensa—. Porque de ser copias tuyas, iríamos a la mismísima ruina.
—Inepta —Masculla por lo bajo.
—¡Estúpido!
—Inmadura —Sonríe de lado—. Eso no puedes negarlo.
—¿Te atreves a atacarme en mi propia casa?
—Sería mi casa si mamá no la hubiese rechazado —Paseo la vista por la habitación—. Pero supongo que hay que cederle las cosas a las necesitadas que son abandonadas.
Punto final. El tipo lleva cinco minutos en el lugar y ya se ganó una bofetada.
—¡No te atrevas a hablar de eso!
Los ojos de Theo reflejaron un enorme enfado. Iba a reaccionar mal, la iba a golpear igual, pero lo sujetaron por los brazos.
Scorpius habló en tono tranquilo.
—A las niñas no se les golpea, primo —Se lo llevó lejos y lo soltó—. Además, la necesitada abandonada de la que hablas es mi madre.
Estaban sorprendidos por eso, incluso Narcissa, pero Meredith le ganaba ya que tenía los ojos y la boca abiertos en par.
Era imposible. Scorpius Malfoy la defendió... Bueno, en realidad queriendo defender a su mamá, pero igual evitó que la golpearan. Era simplemente inverosímil.
Él se volvió a mirarla.
—¿Y si vas a tranquilizarte un poco, Meredith? —Propuso tan calmado como antes.
—Yo no voy a...
—Debes tomar aire, estás alarmada —Le tomo del codo, no como la última vez, ahora era delicado—. Te acompaño.
Le dio una mirada de pánico a todos antes de ser arrastrada fuera. Narcissa iba a seguirlos, pero sacudió la cabeza y volvió a retroceder. Se le cruzó por la mente pedirle que los acompañe igual.
No deseaba estar sola con ese chico. No con el que le robó su primer beso de una forma tan salvaje, no con alguien que podría hacerle de todo con el mínimo esfuerzo.
No quería estar con su medio-hermano loco.
Terminaron en los pasillos de las habitaciones. Scorpius iba a paso seguro, Meredith se tropezaba ideando un plan para librarse de él, pero no podía concentrarse, cualquier cosa llamaba su atención, incluso una polilla minúscula.
—Entra —Ordeno de repente abriendo la puerta de su habitación.
El pánico se hizo palpable, se removió negando con la cabeza. Scor prácticamente la abrazó por detrás intentando meterla.
—¡No voy a dañarte! Diablos, sólo quiero hablar contigo.
Logró lanzarla dentro del lugar y cerro la puerta tras de sí. Ella sintió que se quedaba sin aire.
—Ya, Meredith, que no planeo lastimarte —Suspiro sentándose en el suelo junto a ella.
—Entonces abre la jodida puerta.
—No... No deben escuchar.
Se abrazó a sus piernas mirándolo casi asustada y casi furiosa. Una mezcla rara. Incluso estaba curiosa por lo que le diría.
—¿El qué?
—Escuche a mamá en su habitación —Comenzo a explicar, mirándola fijo—. Ella estaba hablando de ti... Algo sobre que ya no serías la misma —Entrecerro los ojos—. Estaba llorando, ¿Qué tanto te pasa?
Cosa imposible número dos del día, Scorpius preocupado por lo que le pasa. ¿Será un sueño? ¿Una fea pesadilla?
—Enserio... ¿Te importa?
—Oh, no, tu no me interesas en lo más mínimo —Se acomodo ante ella, frente a frente, intimidándola con su gran porte—. Me interesa el porqué mamá está tan desesperada.
No respondió. No iba a decirle nada de eso. Jamás se lo diría al chico que la molestaba. Porque él ni siquiera llegaba a ser su sangre, sino sólo un mal muchacho que le hacía la vida imposible como Narcissa.
—¿Es por la chica igual a ti? —Pregunto luego de minutos sin nada que decir.
—Es mi gemela, idiota —Le espetó molesta.
—Ah, con que si tienes voz —Dijo un tanto divertido—. ¿Y bien?
—¿Te parece que voy a decirte sin más algo tan personal? Oh señor Malfoy, debe saber usted que no le tengo ni una pizca de confianza —Se sacó las gafas para limpiarlas—. No después de tanto drama que me causó.
—Touché —Señalo ladeando la cabeza, recordó todo—. ¿Ese besito te dolió?
Se le retorcieron las tripas. Él había estado jugando con ella, le divertía verla tan mal por eso.
—Idiota.
—No me digas —Sonrió socarrón—. ¿Fue tu primer beso?
—Callate —Pidió con los ojos cerrados.
—¡Si lo fue! —Soltó una carcajada que a ella la tiró por los suelos, se le ocurrió que su orgullo cayó, y luego su dignidad—. Que honor eh.
—Honor nada —Balbuceo avergonzada—. Se supone que somos casi hermanos, más bien eso sería un asco.
—Y fue un asco —Le aseguro serio—. Porque tu siempre serás un asco.
Apretó los labios sintiendo sus ojos arder. Por más que odiase a Scorpius, él siempre encontraba la manera de hacerla sentir como la escoria más baja.
—Ya era extraño que me hayas defendido de Theodore —Dijo con un sollozo contenido—. Pero ya veo que tus intenciones conmigo siempre serán las peores.
Al mirarlo a los ojos pudo notar que casi se suavizaban. Luego él apartó la vista y mascullo una maldición entre dientes.
—Se parecen los putos ojos.
—¿A mamá? No lo creo.
—¿Quién hablo de madre? Yo... Nada.
Ella pensó un poco más en las cosas. ¿Quién mas tenía unos ojos parecidos a los de ella?... Wow.
—¿Albus?
Scorpius dio un respingo y abrió los ojos como platos. Luego volvió a su anterior posición.
—Jamás dije algo sobre ese Potter.
—Ya sé que fueron amigos...
—¡Jamás! —Por poco y chillaba—. Nunca sería amigo de alguien que manchó a Slytherin.
—No te desesperes —Por fin algo con lo cual inquietarlo, sonrió agradecida con Alb por habérselo dicho—. Ya se que ambos le dan a las Arpías.
Pareció un poco sorprendido porque ella sabía tanto.
—¿Él... Alguna vez habló de eso?
—Por supuesto, ¿Cómo no iba a hablar de su primer amigo de colegio? Y fue algo triste que lo hayas abandonado sólo por la presión de tu padre —Le regañó.
—No fue por eso —Exclamo con las mejillas rojas de cólera—. No éramos buenos amigos...
—¡Mientes!
—¿Y tú que sabes? No eras ni él, ni yo. Sólo nosotros sabemos qué pasó —Se vio arrepentido por lo que dijo—. Y no fue tan preciado amigo. Éramos niños... Tontos niños, ahora ya sabemos tomar distancias.
—Bueno, tu te tomas las distancias, porque si era por Alb, seguirían siendo amigos.
Se levantó y fue a la puerta. Scorpius se quedó en su lugar.
—Gracias por lo de Theodore... Y te golpearía por lo demás, duerme con un ojo abierto.
Se fue sin mirar atrás, pero ya sabía que él ni se preocupó en volver a cerrar la puerta.
*****
A eso de las ocho treinta de la noche, todos estaban en la mesa, Astoria y Daphne se esforzaban para que no haya un silencio incómodo. Intercambiaban historias con los chicos del campamento.
Entonces a Astoria le pareció el momento perfecto para hablar de las tonterías que había hecho Meredith al llegar a Londres.
—Estaba tan emocionada por conocer a Harry Potter —Sonrió bebiendo un poco de jugo y siguió ante la mirada matadora de su hija—. Por poco y no daba saltitos... ¡Ah! Recuerdo que odió a James al instante.
Andy, que estaba frente a ella, la miro alzando ambas cejas en gesto burlesco. Se sonrojó tan rápido que fue un récord.
—Al menos pensé que lo odiaba, después se hicieron amigos y ahora... ¡Ya lo saben!
—¿Saber qué? —Murmuró Percy a su lado.
—Oh dioses —Annabeth se golpeo la frente—. Y aún no lo pilla, eres el colmo, sesos de alga.
—Hasta yo lo pillé —Alardeo Troy cortando su carne—. Soy más inteligente que tú, Jackson.
—Ve a luchar contra un titán y luego hablamos.
—¡Percy! Más modestia.
Luego dejaron el tema a un lado y siguieron hablando de lo que sea. Leo al fin había captado que ni Narcissa ni Ayelen querían verlo siquiera en pintura. Percy comprendió que Scorpius y Theodore no eran lo mismo que James y Fred, por lo que ya no bromeó con ellos.
—¡Kreacher! —Lo llamó gentilmente Astoria. El elfo apareció a su lado—. Excelente comida, cariño, te luciste.
Los ojos de él brillaron a la vez que hacía una reverencia, que incomodó un poco a Astoria, hace tiempo que ningún elfo hacía algo así en su presencia.
—Kreacher sólo quería ver a la señorita Astoria satisfecha.
—Gracias por tu servicio...
Meredith dejó de escuchar a su mamá y miró su plato vacío... ¿Y si enserio le puso veneno? Kreacher la odiaba sin duda, y quién sabe por qué. Le faltó el aire y tuvo que levantarse, estaba paranoica.
Si no fue Kreacher con el veneno, fue Narcissa, o Ayelen... O Theodore. Todos tenían las ganas de matarla.
—Permiso.
Fue al jardín del frente teniendo náuseas. Después de tragarselo todo, recordaba que había la pequeña posibilidad de morir envenenada... Debería dejar de ser tan ansiosa por la comida.
Se dobló poniendo las manos en sus rodillas y respiró hondo. No, no hay nada raro en su cuerpo, no siente nada entumecido o siquiera algún dolor.
Todo era normal salvo por sus ganas de clavarle un cuchillo en el cuello a Theodore... Aunque habría querido hacerlo igual si no tenía la estúpida maldición.
Se dirigió a las altas rejas y observó la calle vacía. Los postes de luz titilaban. El aspecto era tétrico, se le ocurrió que algún monstruo se aparecería a la vuelta de la esquina en cualquier momento.
Y las luces se apagaron por cinco segundos. Cuando volvieron a encenderse notó que no muy lejos había un cuerpo tendido. Y eso no estaba ahí antes.
Su corazón latió con fuerza y se volvió a la casa, luego nuevamente al cuerpo, cerró los ojos y los frotó, volvió a mirar... El cuerpo seguía allí, respirando con dificultad, podía ver su pecho subiendo y bajando precipitadamente.
Sacó sus gafas del bolsillo y se las puso. Se fue quedando sin aliento al ver una chaqueta de aviador muy conocida.
Era Nico.
Todo empeoró cuando unas empusas se aparecieron en una esquina, atraídas por todos los semidioses que había en el lugar.
Sin armas, nada, siquiera su varita. Abrió las rejas y corrió hacia Nico.
Las empusas apresuraron el paso todo lo que podían.
—¡Nico! ¿Estás despierto?
Se lanzó a su lado, él estaba horriblemente pálido, hacía un horrible ruido al respirar y su camiseta estaba empapada de su sangre.
Intento subirlo, a duras penas puso su brazo sobre sus hombros y paso una mano por su cintura. Comenzó a dirigirse a la casa lo más rápido que se le permitía. Nico iba siendo arrastrado, incapaz de siquiera mover los pies.
—¡Semidioses! No corran, no hay escapatoria.
Diez metros, diez putos metros y estarían a salvo.
—¡PERCY! —Gritó histérica, pero tal vez no la escucharía.
Nico balbuceo cosas sin sentido antes de caer inconsciente.
—No, no —Casi se tropezó por todo su peso muerto—. Nico no me hagas esto ahora... ¡No soy SuperMan idiota!
Buscó la forma apropiada de llevárselo. Una empusa estaba junto a ella. No cabía en su alegría.
—Hola —Dijo ella con sus ojos rojos escaneandola.
—Adiós —Murmuro Mar y pasó a Nico en un brazo, mientras con el otro le daba un gancho a la monstruo.
Ésta tropezó varios pasos atrás, aturdida. Aprovechó el momento para seguir arrastrando a su amigo y gritar pidiendo ayuda.
—¡ME VALE TRES MELONES SI ESTÁN COMIENDO! VIENEN PERO YA.
Se enfureció porque el comedor estaba algo apartado y seguro ni la escuchaban. Al parecer la adrenalina hizo que pudiese llegar hasta la entrada de la casa, lanzó a Nico a un lado y se volvió a la calle.
El momento paso en cámara lenta, una empusa saltó hacia ella, escuchó su propia voz y otra chillando "¡No!" y la monstruo se disolvió en el aire, como si hubiese atravesado un muro de rayos láser.
Se volteo y vio que Andy estaba alzando las manos, al igual que ella. Ignoro todo y fue hacia Nico.
Parecía un muerto.
Hola!;)
Ñeca! Oca! Ushca! Me calmo D:
Nico, amor mío, ¡No te mueras! Ahre equisde.
Cuando parece que todo se va a calmar... ¡CAPUM! Voy y le meto a un Nico que parece muerto.
Lalalala, escribo esto mientras veo a mis siete perros corretear por la casa y de pronto pienso... Ctm, no he puesto a Doris en ningún lado >.< ya lo soluciono ah
Me despido señoritas y señor :p
Hasta pronto!
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