Extra: "Go for it, Atsushi!".

Hola, a.

Vengo después de mucho, con un especial que no se me ocurrió hasta que leí un comentario sobre querer saber qué sucedió con Atsushi.

Bueno, personita bonita que dio la idea, there is. Te lo dedico.

Aprovecho de agradecer por todo el apoyo que ha recibido esta historia. La escribí por un concurso que al final nunca finalizó y bue, sigue recibiendo comentarios y votos que me encantan.

Les envío mucho amor, son lo mejor.<3

Saludos.

Atsushi es un chico joven, atractivo y
gay. En ese orden.

Tiene la mala suerte de poseer un amigo mayor un tanto mal de la cabeza, igual de homosexual solo que no tan escondido en el armario.

Sí, su mejor amigo es Dazai. El idiota cuyo principal problema es el amor unilateral que siente hacia otro compañero. Pero ese no es su tema.

Atsushi ya ha entablado hasta conversaciones con Aslan respecto a su problema closetero. Pero ese no es el tema, otra vez.

O sea, en cierta forma lo es, pero no.

El tema es Akutagawa Ryunosuke. El chico del colegio paralelo al suyo, –casi su matón personal–, y el gran error que cometió estando ebrio junto a Dazai.

Porque Dazai le gritó a Chūya que le gustaba, y Atsushi lo llamó. La diferencia era que no lo recordaba, y no lo recordó tampoco el día lunes, cuando llegó a la escuela y Akutagawa en vez de mirarlo feo, como de costumbre, lo evadió completamente.

Así que ahora Atsushi realmente está considerando ese suicidio doble con Dazai, quien no se lo propuso porque dijo que ha pospuesto su muerte prematura hasta el día en que Chūya acepte lanzarse de un puente con él.

O comer chocolates con cianuro. Quizás incluso emanar dióxido de–. . .

Basta, no es el punto.

El punto es que Atsushi ahora está en una crisis, Akutagawa no le habla, Dazai parece estar en las nubes y Kunikida no entiende de esas cosas.

Es martes, pero le da igual porque ahora es todo malo.

La vida es horrible. El universo lo odia, es cruel, injusto, triste, alto, de pelo negruzco y ojos grices muy bonitos y se acercaba a él. . .

¿Qué?

—Oye, idiota.

Atsuhi parpadea y ve a su crush frente a él, serio, ceñudo, con el uniforme representando la escuela a la que iba. Porque encima iban en colegios distintos, el de Akutagawa estaba irónicamente frente al suyo y eran rivales empedernidos. Pero a Atsushi le gustaba ese cliché de amor entre guerra. . .

¡No es el punto!

—¿Sí? —balbucea.

Akutagawa le extiende una barrita de cereal.

—Ten —dice, Atsushi no sabe si lo siguiente es una pregunta o un hecho—. No trajiste almuerzo. 

—Oh, sí traje, solo que aún no es la hora para comerlo —dice, llevando una mano a su nuca para sonreír con cierta vergüenza.

Lo que procede no se lo espera. Akutagawa hace una mueca extraña, deposita el alimento contra su pecho de forma brusca y luego se voltea.

—Me importa una mierda, tómalo —entonces se va caminando.

Está seguro de que había notado un tono rojizo en sus mejillas.

Atsushi mira la barrita, luego al chico, y se pregunta como es que logró entrar en el recinto mientras estaban en horario escolar. Luego piensa que da igual.

Su rostro enrojece y tiene una especie de colapso mental intentando procesar el que Akutagawa Ryunosuke acababa de ir a verlo para regalarle comida.

Los siguientes días son similares, Akutagawa se le acercaba para darle una barrita, o lo esperaba fuera de la escuela para caminar juntos, en silencio.

Atsushi cree seriamente que Akutagawa está burlándose de él, disfrutando de su sufrimiento, o de su vergüenza. Quizás simplemente es su forma se enviarlo al demonio.

Estos podríamos ser tú y yo, pero prefieres pasártela buscando a Caspian, tarado.

Ya, pero es que Ben Barnes lo vale.

Disculpen, Atsushi tiene una clase amor platónico por ese dios grie–. . .

Concentración, estamos en el momento cúspide de su vida.

Cuando ya pasó casi una semana, siendo curiosamente catorce de febrero, decide que es momento de confrontarlo. Se  voltea hacia él y pierde toda la valentía cuando Ryunosuke lo mira sin ninguna expresión y sin moverse de su lado.

—¿Qué haces? —le pregunta apretando las correas de su mochila.

—Te acompaño —responde, empleando un tono que claramente lo deja ver como un idiota.

Es que sí lo era.

—Ya, lo sé, pero por qué.

Dijiste que te gustaba —dice, alzándose de hombros—. También me gustas.

¿Cómo dicen que dijo?

—Ya.

—¿Ya?

—Ya.

En cinco segundos suceden muchas cosas, luego se da cuenta.

Atsuhi le lanza su mochila y se va corriendo. Así, sin más.

De pronto está frente a Akutagawa en blanco y al segundo siguiente va pasando a la calle siguiente. Una mano encima de su pecho intentando tranquilizar su acelerado corazón, y la otra cubriendo su rostro para esconder el calor en sus mejillas.

Akutagawa le grita y lo persigue, llevando su mochila en una mano.

Atsushi corre más rápido y lo ignora.

Pasan frente a unas tiendas y está seguro de que alcanzó a ver a Dazai y Chūya comiendo un helado. Se miran por una fracción de segundo mientras pasa a su lado.

—¿Ese no era Atsushi?

—No lo vi.

Dazai finge demencia. Chūya solo lo mira mal.

Atsushi finalmente se esconde detrás de un edificio, y se dice que luego verá como conseguir su mochila.

¿Por qué Akutagawa diría algo como eso? Que le gusta. ¿Cuándo él había dicho eso?

Recordaría si se hubiese confesado.

Recordaría. . .

Ah.

Bueno, Atsushi se junta mucho con Dazai, algún poco de su estupidez tuvo que contagiarle.

Se deja caer sobre el cemento y cuando eleva su cabeza se encuentra con Akutagawa mirándolo enojado. Da un brinco porque se asusta y se miran por una fracción de segundo ante de que Atsushi haga el amago por huir otra vez. Esta vez Akutagawa lo detiene sosteniéndolo de el cuello de la parte trasera de su camisa.

—¿Qué te pasa? —pregunta—. ¿Por qué corres? Tú fuiste quien lo dijo primero.

—¡No me tomes el pelo! —alega quitándole la mochila y apartándose—. No es divertido jugar con los sentimientos de las personas, esta broma está pasándose de la raya.

Ryunosuke parpadea, y luego frunce el ceño.

—¿Jugar con los–. . .? ¡Pero si tú me llamaste el sábado diciendo que te gustaba, y luego no respondiste mis llamadas y el lunes ni siquiera me miraste! —le responde—. ¡Y ahora te dije que me gustabas y huiste!

Atsushi entreabre la boca, buscando qué decir. Sabe que Akutagawa no miente, porque tiene como esta expresión en su rostro que casi podría parecer dolido.

—Bebí con Dazai y lo dije estando ebrio —confiesa frotando su nuca con vergüenza—. No lo recordaba.

—¿Entonces era broma? —Atsushi no demora en negar de forma frenética.

—No, no, sí me gustas

Akutagawa alza una ceja y Atsushi se da cuenta de lo que acaba de decir. Su rostro enrojece, pero mal, siente hasta su cerebro friendo sus pocas neuronas funcionales mientras mira al chico frente a él.

—Pero creí que yo no–. . . Digo, siempre estás molestándome y–. . .

—Ya, porque eres distraído y así tengo tu atención.

Vaya. . . Eso es nuevo. Tiene sentido, Akutagawa siempre está buscándolo para hacerlo rabiar, pero nunca lo ha lastimado. Recién se da cuenta.

Akutagawa delante suyo también toma una actitud más descuidada, acariciando su nuca en lo que parece ser un gesto avergonzado.

—Entonces yo te–. . .

—Me gustas —dice otra vez. La palabra suena aún más bonita cuando la dice Akutagawa.

Atsushi juega con sus dedos.

—Entonces. . . ¿quieres salir conmigo?

—¿A comer o como novios?

—Creo que sería más prudente salir a algún lugar para conocernos mejor y luego ver qué sucede. . .—dice Atsushi sin atreverse a mirarlo.

—Pero te conozco.

—Solo sabes lo básico, aún no nos conocemos bien, bien.

—Te llamas Atsushi Nakajima y tienes dieciséis.

—Eso es básico.

—Tu cumpleaños es el seis de mayo.

—El cinco.

—Estás en la clase dos B.

—En la dos C.

—Tu comida favorita es el tofu.

—El Chasuke.

—¿Tu estatura es de uno punto setenta?

—Estás adivinando.

Parece que cada error cae sobre el pelinegro como un golpe. Al final arruga la nariz y suelta un bufido.

—¡Bien! Vamos a comer algo —cede chasqueando la lengua—. Yo invito.

Entonces es así como el par de idiotas también tienen su primera cita un catorce de febrero.

Bueno, suponiendo que todo sigua bien, Atsushi habrá encontrado a su alma gemela –que desgraciadamente no es un príncipe telmarino–, pero está bien, porque es Akutagawa.

Caspian tendrá que esperar un poco más.

Fin.

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