Capítulo 2 - ¿Quién eres para mí?
Sansa POV
No sabía cuanto tiempo caminé y tampoco cuanto tiempo había pasado exactamente desde que Theon y yo habíamos escapado de las garras de Ramsay Bolton y de sus salvajes, pero lo que sí que podía recordar eran el dolor, la ira y la rabia que sentí al haber sido tan tonta como para confiar en Baelish y es su lengua de serpiente como para creer que podría convertir al monstruo de Ramsay en mi perrito faldero y que hiciese todo lo que yo quisiera. Parecía que no importaba lo que hubiese vivido bajos las garras de los Lannister y bajo las de mi tía loca, Lysa, seguía confiando en gente que no se la merecía y conmigo pagando los errores de mi estupidez en mi cuerpo y en mi alma.
- ¡Espera, Theon! ¡Espera! - dije cayendo al suelo y conmigo poniendo las manos en el frío lugar cubierto de nieve. - No puedo seguir, las piernas me duelen mucho y me muero de frío.
- ¡Tenemos que seguir, Sansa! - dijo Theon Greyjoy o al menos lo que quedaba de él después de las torturas de Ramsay. - ¡No podemos dejar que nos atrapen! ¡El Muro no está muy lejos! ¡Tenemos que conseguirlo!
El Muro... Aquel lugar que había levantado mi antepasado, Brandon Stark, The Builder hacía más de mil años, el lugar donde estaba la Guardia de la Noche y la persona a quien creía que era mi hermano bastardo, Jon Snow... Pero mis pensamientos sobre la fe de Theon sobre que me recibiría con los brazos abiertos y que me protegería no estaban alienados con los suyos, durante toda mi vida obedecí a mi madre tratando mal a Jon siempre por el simple hecho de que era el bastardo de mi padre.
- ¡Vamos, Sansa, vamos! - decía Theon una y otra vez animándome a correr. - ¡Seguramente Ramsay ya haya encontrado el cadaver de su zorra y que además ya haya enviado a sus tropas a por nosotros! ¡Sabes perfectamente lo que nos harán si nos atrapan! ¡Corre!
Sabía que si nos atrapaban, los hombres de Ramsay matarían a Theon desollándolo o incluso obligarle a mirar por órdenes de su amo como estos se divertirían violándome uno tras otro hasta dejarme como una cáscara de lo poco que quedaba de la persona que era antes de haber visto como Joffrey Waters ordenaba la muerte a mi padre a sangre fría. Incluso en ese entonces apenas podía recordar como era reírme o incluso sonreír por cosas que de verdad me divirtieran o me hicieran feliz, y viviría de esa forma durante un tiempo.
Sin embargo y a pesar de que intentaba obligar a mi cuerpo a que obedeciese las palabras de Theon y pensando en lo que nos harían, mi cuerpo estaba agotado y ya apenas podía moverse y avanzar. Sentía el hielo y el frío en mis piernas y en el resto mi cuerpo haciendo que me doliese prácticamente todo y conmigo maldiciendo una y mil veces mi estupidez de no haberme ido con Brienne de Tarth cuando esta me lo ofreció antes de mi boda con Ramsay.
- ¡Déjame aquí, Theon! - dije empujándolo y alejándole de mi al mismo tiempo que caí al suelo. - ¡Vete de aquí! ¡Sálvate tú, al menos así uno de los dos podrá vivir y alejarse de las garras de ese maldito monstruo!
- ¡No voy a dejarte, Sansa! ¡Y no pienso hacerlo justo ahora! - dijo Theon subiéndome a su espalda, llevándome a caballito y con este caminando haciendo esfuerzos. - Ya le fallé Robb y a tu familia una vez al no ver que erais mi familia y no ese estúpido hombre quien por desgracia es mi padre... Mi padre siempre fue Lord Stark, al igual que todos vosotros erais mis hermanas y mis hermanos y lo siento mucho... Pero esta vez no voy a fallaros.
- Theon...
Sin embargo y antes de que pudiese decir una sola palabra más, una flecha pasó justo por nuestro lado hiriendo el brazo de Theon, provocando que este se cayera y con ambos rodando colina abajo hasta parar. A pesar del dolor del golpe, me giré para ver que Theon estaba en alerta y levantándose cogiendo la rama más grande y fuerte que tenía cerca de él.
- Se acabó el correr, Hediondo. - dijo uno de los hombres montados a caballo que nos habían alcanzado. - Lord Ramsay dice que la pequeña aventura de Lord Bolton ya ha terminado y que es hora de volver a casa. Será mejor que sueltes esa rama antes de que te hagas daño.
- Mi nombre no es Hediondo. - dijo Theon apretando la rama y con los 6 hombres Bolton riéndose y burlándose se sus palabras. - ¡Mi nombre es Theon Greyjoy! ¡Levántate y corre todo lo que puedas, Sansa! ¡Los entretendré todo lo que pueda!
- Será mejor que no lo hagáis, Lady Bolton. - dijo uno de ellos y armado con un arco y apuntándome. - Lord Ramsay prefiere que su esposa regrese tal y como se fue, pero el mismo nos ordenó que podíamos deteneros de sea como fuese si intentabais huir.
- ¡Podeís iros a los Siete Infiernos todos vosotros! - dije provocando que se rieran todavía más. - ¡Repudio a vuestro señor y todo lo que presenta! ¡Me da asco! ¡Y mi nombre no es Lady Bolton! ¡Mi nombre es Sansa Stark de Winterfell, hija de Eddard y Catelyn Stark!
Esas palabras provocaron que el que llevaba el arco lo tensara con toda la intención de dispararme y obligarme a cerrar la boca, sin embargo, eso no pasó ya que de repente dos jinetes aparecieron detrás de los Bolton y matando con dos tajos de espada por la espada al que tenía el arco y a otro que solo se reía y a quien recordaba habiendo torturado a varios norteños siguiendo las ordenes de Ramsay de la Sanguijuela de su padre, Roose.
- ¡Nos atacan! ¡Nos atacan!
- ¡No permitiré que hagáis daño a Lady Sansa, malditos hijos de puta sin honor!
Reconocí esa voz casi al instante para después ver que nuestros rescatadores eran un chico joven un poco más mayor que yo, vestido con una cota de color rojo y con este paraciendo asioso por combatir, ese era el antiguo ayudante de Tyrion Lannister, Podrick Payne. Su acompañante era facilmente la mujer más alta de los Siete Reinos, iba vestida con una armadura de color negro y con una espada con la guarda de un león de color dorado y conmigo sabiendo que el acero valyrio usado en ella era de la antigua espada de los Stark, Hielo. Esa mujer era Brienne de Tarth.
Podrick Payne interpretado por Daniel Portman
Brienne de Tarth interpretada por Gwendoline Christie
- ¡Resguardaos, Lady Sansa! - dijo Brienne al mismo tiempo que esta luchaba contra uno de los jinetes Bolton. - ¡Pod, ayuda a Lady Sansa y mantenla a salvo!
- ¡A la orden, mi señora! - dijo el antiguo ayudante de Tyrion.
Antes de que los jinetes pudieran reaccionar, Theon agarró por la pierna al que se había reído de él, desmontarlo y después golpearle en la cabeza una y otra vez con esa rama que utilizó como garrote hasta que finalmente destrozó su cráneo y con la rama rompiéndose. Theon se agachó a agarrar la espada del Bolton muerto para después luchar contra otro de los jinetes. Brienne por su parte estaba luchando bastante bien contra otros dos soldados quienes habían llegado para auxiliar a sus compañeros, pero a pesar de todo, Brienne fue derribada y con ella cayendo del caballo.
- Mira, Liam, debe de ser la perra más fea y grande que he visto en toda mi vida.
- Sí, seguro que ningún hombre a querido follarsela en toda su vida al ver como es. ¡Ja, ja, ja!
- ¡¿Qué nos dices, puta del demonio?! Si te rindes ahora, tal vez te hagamos gritar de placer. ¡Ja, ja...!
Brienne solo gritó para después saltar, agarrar el hombre que hablaba, tirarle del caballo y a pesar de las súplicas de este atravesarle el cuerpo por la hombría y sacar la espada por su espalda.
- ¡Dime! ¡¿Te gusta que te la metan, maldito cabrón?! - dijo Brienne para después girarse, esquivar al otro quien quiso vengar a su amigo y cortarle el brazo.
- ¡AAAAAHHH! ¡MI BRAZO! ¡MI BRAZO! ¡MALDITA ZORRA!
Pero Brienne no le dejó seguir hablando ya que esta volvió a utilizar su espada para atravesarle el cráneo haciendo que se callase en ese instante. Theon por su parte se encontraba ayudando a Podrick ya que parecía que este tenía bastantes problemas con sus rivales, sin embargo, Theon le salvó atravesando la garganta de uno de ellos y después con el joven Payne acabando con el otro corriendo hacia él atravesando el pecho y con los 2 cayendo al suelo.
- ¡Esto es muy malo! - dijo el único superviviente subido a su caballo e intentando huir. - ¡Lord Ramsay sabrá de esto y moriréis desollados!
- Yo creo que no. - dijo Brienne cogiendo un cuchillo de su cinturón, arrojarlo contra el jinete y clavándoselo en la espalda.
El jinete intentó quitarse el cuchillo de la espalda mientras soltaba sonidos de ahogarse y de dolor, pero este no prestó mucha atención a su caballo y provocando que se estampase contra la rama de un árbol, cayendo de espaldas y con el cuchillo entrando aún más en su cuerpo.
- Deja que te ayude, Sansa. - dijo Theon quien venía con el labio cortado por un golpe en la cara y ayudándome a levantarme. - Vamos, ven... Creo que ya estamos a salvo.
- Una vez más y tal como prometí a vuestra madre, Lady Catelyn Stark, os ofrezco mi espada y mi protección, Lady Sansa. - dijo Brienne de rodillas y con la espada apoyada en el suelo. - Seré vuestro escudo frente al peligro, os daré mis consejos siempre que los necesitéis y mi vida en caso de ser necesario. Lo juro por los Dioses Antiguos y por los Nuevos.
- Y yo os juro que siempre habrá un lugar junto a mi chimenea. - dije recordando el juramento de vasallaje que me habían enseñado, pero conmigo todavía temblando de frío. - Carne e hidromiel en mi mesa y os doy mi palabra que nunca os pediré un servicio que sea una mancha para vuestra honra. Lo juro por los Dioses Antiguos y por los nuevos, levantaos...
Poco después de que Brienne y el chico que era el sirviente de Tyrion Lannister, Podrick Payne nos salvasen la vida, la mujer me reveló que la misma había encontrado a Arya junto a Sandor Clegane no hacia mucho tiempo provocando que mi corazón se alegrase de recibir buenas noticias después de tanto tiempo. Arya estaba viva y lejos de los Lannister, pero la misma no quiso quedarse junto a Brienne y ahora no sabía ni donde estaba, pero en mi corazón sentía que Arya, donde quiera que estuviese, todavía seguía con vida y conociéndola escondida en algún lugar lejos de las garras de Cersei.
No pasó mucho tiempo hasta que Theon al final decidió irse a las Islas del Hierro y con el mismo despidiéndose de mí no sin antes decirme que no se atrevía a ver a Jon y enfrentarse a él por todos los errores que este había cometido contra mi familia, a pesar de que le aseguré de que no permitiría que Jon le hiciese ningún daño. En ese instante le abracé y con él devolviendo el abrazo para después desearle toda la protección y la suerte que los Dioses pudieran darle al igual que las gracias por sacarme de la prisión en la que me había encerrado Ramsay. De todas formas, Brienne, Podrick y continuamos nuestra marcha a caballo hasta el Muro y conmigo esperando poder ver una cara amigable en Jon a pesar de que sabía perfectamente que no lo merecía por todas las veces que le había tratado mal siguiendo el comportamiento de mi madre.
- Os noto preocupada, Lady Sansa. - dijo Podrick mientras el mismo me ofrecía un poco de agua. - Es como si vos misma estuvieseis asustada por algo.
- No sé si Jon va a alegrarse de verme después de todo lo que vivimos los 2 desde que éramos niños y tampoco sé si me recibirá con los brazos abiertos. - dije recordando como en mi estupidez decidí imitar a mi madre en vez de hacer caso a mi padre y tratar a Jon como un hermano. - Siempre le denigré y le insulté cada vez que tuve la oportunidad por el único crimen de ser el bastardo de mi padre...
- No conozco a vuestro hermano a parte de las pocas veces que Lady Catelyn le nombró en sus pesadillas o alguna vez en la que la misma rezaba a los Siete en busca de respuestas. - dijo Brienne. - Era como si la misma preguntase si lo que le había ocurrido a vuestro padre, Lord Eddard junto con la caída de vuestro hermano, Bran, eran los castigos de que los Dioses habían decidido porque ella trató mal a un niño sin madre y por no cumplir una promesa.
Sorprendida ante esa revelación y queriendo saber más, Brienne me contó como en una ocasión mi madre le contó como a los 7 años Jon se puso muy enfermo de viruela y con este a punto de morir. Para mi sorpresa y horror, Brienne me dijo que mi madre había rezado a todos los Dioses, tanto a los Antiguos como a los Nuevos para que Jon muriera aquella noche y así librarse de él... Creo que esas palabras hicieron que odiase a mi madre por primera vez en toda mi vida, ¿Pedir a los Dioses que matasen a Jon? ¡Era algo horrible y que él no se merecía por haber nacido como bastardo de mi padre! ¡Él no lo había pedido y tampoco nos había hecho daño nunca! ¡Debería haberles pedido que matasen a Joffrey y a Ramsay! ¡O enseñarme a estar mejor preparada para lo que iba a vivir en vez de hacerme creer que la vida era cuento de hadas!
- Sin embargo... Lady Catelyn me contó que después de eso escuchó a vuestro hermano llamar a su madre desesperadamente por ayuda y por miedo. - dijo Brienne poniendo una triste sonrisa. - Tal vez fuese el delirio debido a la fiebre, pero vuestra madre se arrepintió en ese instante de haber pedido la muerte de un niño inocente, por lo que ella cambió su pedido a que si le dejaban vivir ella le criaría y le querría como su madre. Le pediría a vuestro padre que le nombrase Stark y así dejar atrás el pasado...
- Pero no lo hizo. - dije apretando las riendas del caballo enfadada. - Los Dioses cumplieron su pedido, pero ella no cumplió su parte e incluso me animó a que tratase a Jon igual de mal que ella, hasta le escuché varias veces decirle a la cara y entre gritos. "¡Tú no eres mi hijo! ¡Tan solo eres un bastardo y una mancha en la familia Stark!"
Apreté el ritmo de mi montura mientras pasaba al lado de Brienne y a pesar de sus llamadas y de las de Podrick, solo pude maldecir a mi madre enfadada por no haber cumplido su parte y en ese instante creí y todavía creo que las muertes de Robb y de Padre fueron culpa de ella. Cabalgué enfadada durante bastante tiempo mientras en mi mente imaginaba como habrían sido las cosas si Madre hubiera mantenido su parte del acuerdo, tal vez Robb y Padre seguirían vivos, nunca habríamos ido a Kings Landing... Pero mis pensamientos se acabaron cuando dimos con un claro en el bosque y delante de nosotros se alzaba la que podría ser la estructura más antigua en los Siete Reinos... El Muro.
El Muro era incluso mayor y más alto de lo que me podría haber imaginado por las historias que nos contaban la Vieja Tata y Padre alrededor de la chimenea, pero también podía ver que el mismo se había deteriorado con el paso de los mil años desde que este se levantó al igual que pude ver como eran los supuestos hermanos de Jon. En las historias que me contaban sobre la Guardia de la Noche se hablaba sobre como esta estaba formada por los más valientes y aguerridos guerreros quienes habían decidido entregar su vida a una causa mayor que ellos mismos al igual que un lugar de redención por crímenes que pudieron haber cometido en el pasado. Pero lo único que vi fue a estos últimos...
- Es increíble... - dije sorprendida viendo la altura del Muro. - Sé que las leyendas hablan sobre como mi antepasado, Brandon the Builder pidió ayuda a los gigantes para construirlo y que a lo largo de mil años ese ha sido agrandado... ¡Pero esto es incluso mayor de lo que había pensado!
- Será mejor que no hagamos mucho ruido, Lady Sansa. - dijo Podrick alerta junto a Brienne. - Todavía no nos hayamos en el Muro y tampoco en el Castillo Negro al igual que es posible que los soldados de los Bolton todavía estén tras nosotros.
Unas horas después y nada más entrar en el famoso Castillo Negro, uno de los más grandes cuarteles a lo largo del Muro, pude ver el deplorable estado del lugar y de la misma forma me sorprendí de ver que no solo había hermanos de la Guardía de la Noche, también había Wildings entre ellos e incluso me sorprendí de ver a un gigante de los que hablaban las historias de la Vieja Tata, sin embargo, lo que no vi fueron a caballeros o hijos de Casas Nobles quienes al saber que no podrían heredar las tierras ni el título de sus padres habían decidido entregar su vida a una causa mayor que ellos. Tampoco vi que el Castillo Negro estuviese pertrechado y tampoco con los más de mil hombres que mi padre nos decía que guardaban ese castillo, apenas había unos 50 y eso siendo generosos.
- ¡¿Cómo pudo Padre permitir que mi tío, Benjen y Jon vinieran a este lugar alejado de la mano de los dioses?! - dije en mi mente sorprendida viendo el terrible estado del lugar. - ¡Este sitio no parece nada más que una tumba de hielo! Entiendo que no quisieras dejar a Jon con Madre en Winterfell... Pero, ¡¿Aquí?!
Pude sentir como las miradas de todos esos hombres vestidos de negro junto a los otros vestidos con pieles de animales me seguían a cada paso que daba mi caballo, sin embargo, solo pude sentir escalofríos al imaginarme como estos me desnudaban con la mirada al igual que también pude ver como Brienne y Pod se ponían delante de mí y con las manos en sus espadas dispuestos a atacar a cualquiera de esos hombres que hubiera tenido la osadía de intentar violarme. Pero por suerte, no hizo ninguna falta.
- ¡SANSA! - dijo una voz que venía de uno de los balcones y que pude reconocer al instante. - ¡Sansa, estoy aquí!
Vi como aquel hombre bajó hasta el patio de armas donde el mismo me vio con una sonrisa y conmigo no sabiendo como reaccionar en un principio ya que todavía podía sentir el miedo en mi propio corazón y cuerpo pensando que solo sería recibida con un rechazo o tal vez siendo expulsada de ese lugar. Jon llegó al patio de armas y el mismo apenas se parecía a aquel chico que vi por última vez cuando fui con Padre a Kings Landing, Jon tenía un estilo de peinado parecido al de mi padre, una cicatriz encima de su ceja derecha la cual parecida haber sido hecha por un arma.
- Sansa... - dijo Jon mirándome para después sonreír. - No tienes ni idea lo mucho que te echado de menos en todos estos años que no te he visto... Ven, Sansa.
- Jon... - dije bajando del caballo, con lágrimas en los ojos al ver como todavía tenía a parte de mi familia con vida. - ¡JON!
Fui corriendo hacia Jon todo lo deprisa que me permitieron mis piernas y olvidando el dolor y el frio que había sentido hasta hace poco, Jon me recibió con los brazos abiertos y dándome un fuerte abrazo mientras que yo le envolvía con mis brazos.
- Tranquila, Sansa... Ya está, se acabó. - dijo Jon mientras acariciaba mi pelo y mi espalda. - Estás a salvo, no voy a dejar que nadie más te haga daño... Te lo juro.
A pesar de las palabras de Jon, no quise soltarle y tampoco quería que él me soltase, tan solo quería sentirme reconfortada y querida en los brazos de alguien quien no me haría nunca daño al igual que tampoco me miraría como un pedazo de carne con el que saciar su lujuria. Las lágrimas de mis ojos que había estado conteniendo desde que dejé Kings Landing al fin comenzaron a caer de mis ojos como si fueran una cascada y conmigo liberando todas esas emociones que había encerrado en mi corazón.
Una vez que me calmé, entramos en una especie de salón y conmigo y mis acompañantes calentándonos en el fuego de la chimenea al igual que también pude ver como en la esquina había una mujer vestida de rojo observando cada uno de nuestros movimientos y como si la misma estuviese completamente preparada para atacarnos a la más mínima señal de intentar hacer algo raro. También vi a un hombre a quien parecía que le faltaban parte de los dedos de una mano y finalmente vi al lobo huargo de Jon, Ghost, quien vino a mi lado para después dejar que lo acariciase un poco y conmigo recordando con lástima a mi vieja amiga quien murió al no decir la verdad... Dama.
Después de descansar un poco y de las presentaciones de los presentes en aquella sala, tanto Jon como yo comenzamos a recordar los viejos tiempos al igual que cada uno de nosotros habló sobre nuestros arrepentimientos desde que estúpidamente decidimos irnos de Winterfell cada uno por nuestros propios motivos. Él intentando de alguna forma encontrar su lugar en el mundo al igual que la forma de dejar atrás de ser el bastardo de mi padre al igual que yo buscando un lugar y las damas y caballeros del Sur de los que tanto me contaban tanto la Septa Mordane como mi madre... Pero después de unos momentos en los que no dejé de pedirle perdón a Jon por como le traté y por haber sido una niña estúpida, él dejó la cerveza en la mesa para después contemplar las llamas de la chimenea.
- Sansa... - dijo Jon hablando de una forma mucho más seria de lo que lo escuchado nunca en mi vida. - Hay algo que debo contarte, algo que va a hacer que ya no vuelvas a verme de la misma forma, pero tienes que saberlo.
- ¿El qué, Jon? ¿Acaso es algo terrible que has hecho mientras eras miembro de la Guardia? ¿Algo tan grave como para que te avergüences? - dije para después darle la mano. - Yo también he cometido muchos errores desde que salimos de Winterfell y me he arrepentido de ellos todos los días, incluso pienso en ocasiones que lo que he vivido con ese bastardo de Ramsay es el castigo que me mandaron los dioses por todos mis actos...
- No, Sansa, no. - dijo Jon para después mirar a las llamas de la chimenea. - No es lo que te estás imaginando...
En ese momento, Jon o más bien, Jahaerys Targaryen Stark, comenzó a contarme como este había muerto debido a la traición que había sufrido por parte de varios de los miembros de la Guardia haciendo que me preocupase enormemente y comenzase a buscar alguna herida en su cuerpo. Pero el mismo me dijo que se encontraba bien para después terminar de decirme como este había conocido a sus padres auténticos siendo estos mi tía Lyanna Stark y Rhaegar Targaryen quien nunca la secuestró ni la violó. Ambos huyeron juntos para después casarse y siendo Jahaerys el fruto de ese amor y que mi padre cumplió más o menos la promesa de protegerle que tenía con su hermana criándolo como un bastardo.
- Bueno... - dijo Jahaerys con algo de preocupación en su voz. - ¿Qué tienes que decir?
- Que es mucho que asimilar... - dije sorprendida para después volver a mirar la cerveza en mis manos y dando otro trago. - El que en realidad seas mi primo, las mentiras de mi padre e incluso que seas en parte dios... ¡No lo sé! ¡Parece como si fuese una especie de sueño!
- Lo sé... - dijo Jahaerys mirando el fuego para después meter la mano y sacar un poco del mismo formando una esfera con la que comenzó a jugar. - Incluso si me preguntas que se siente al tener la sangre de un dios en las venas, te diría que no me siento tan diferente. A parte del enorme poder que siento correr dentro de mi que solo se hace más y más fuerte cada día que pasa.
- Y... ¿Qué tienes pensado hacer ahora, Jo... digo, Jahaerys?
- La Larga Noche y los White Walkers se acercan a cada momento que pasa, Sansa. - dijo Jahaerys con seriedad y con este apagando el fuego de sus manos. - He visto a los White Walkers al igual que a su enorme ejercito de muertos y te digo que si no preparamos como es debido estos nos mataran a todos al igual que no seremos nada más que esclavos bajo el Night King.
En ese instante, Jahaerys llamó a Brienne, Pod y a Sir Davos al salón para después con sus manos comenzar a mover las llamas de la chimenea y después a partir de ellas generar una especie de ilusión en la que vi un enorme ejército en la nieve y con el mismo avanzando a paso lento, pero seguro. También vi a los White Walkers de los que tanto hablaban en las canciones junto a su líder a quien Jahaerys vio con odio y como si este solo desease tenerlo delante para después cortarlo con las espadas de sus antepasados.
- Creo que son muchas emociones para un solo día y más después de la pequeña aventura que me has contado viniendo hacia aquí, Sansa. - dijo Jahaerys sonriendo y ayudándome a caminar hasta una estancia. - Esta era mi cámara dentro de este castillo, puedes usarla todo lo que quieras, al igual que no hace falta que te preocupes por los hombres de fuera. Ghost, quédate con Sansa y protégela de todo aquel que intente hacerle daño.
El lobo huargo de Jahaerys vino a mi lado para después tumbarse en la cama y conmigo sentada a su lado para después acariciarlo y con él lamiéndome la cara. Inconscientemente comencé a llorar pensando en Dama y conmigo deseando que estuviese viva y conmigo, sin embargo, Ghost no se alejó de mi ni un solo día mientras estuve en el Muro y durmiendo conmigo cada noche en ese lugar haciéndome compañía y consiguiendo por primera vez desde la muerte de Padre que mis sueños no incluyeran la muerte de mis seres queridos quienes ya no estaban en este mundo. Aunque mi sueño favorito fue uno que soñé la primera noche y conmigo deseando que no fuese la última vez que soñé algo así.
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No sabía que estaba pasando, lo único que podía ver era que estaba en una especie de celebración y en el Salón Principal de Winterfel, pude ver que mi madre, mi padre, Arya, Robb, Bran y Rickon y estaban allí y con estos hablando y con distintas personas sobre algunos temas que parecían ser muy divertidos. También pude ver como había otras personas en el mismo salón y que no pude reconocer al instante hasta darme cuenta de que una de esas personas era una mujer con el pelo negro y con los ojos de color gris, al igual que a su lado estaba un hombre de color pelo platino y con los ojos de color violetas sentados en el sitio principal.
- Damas y Caballeros. - dijo el hombre provocando el silencio de los presentes. - Ya es hora de que se produzca el evento principal en esta fiesta. Es hora de que la joven pareja abra esta fiesta con el baile inaugural.
- Ven conmigo, Sansa. - dijo Jahaerys quien apareció a mi lado para después agarrarme de la mano y arrastrarme al centro de la sala. - Por cierto, bonito vestido, creo que te favorece mucho al igual que este combina con el color de tus ojos.
- ¡¿Jahaerys?! ¡¿Pero qué?! - dije nerviosa para después ver como me colocaba cerca de él, con la mano en mi cintura y con nuestras caras a punto de tocarse.
- Que los bardos comiencen a tocar. - dijo Padre para después ver como varias mujeres y varios hombres comenzaron a tocar instrumentos y Jahaerys y yo comenzando a bailar.
No sabía que era lo que estaba ocurriendo, pero solo sabía que nunca me había sentido tan feliz ni a salvo como en los brazos de Jahaerys mientras bailábamos. Incluso mientras veía la sonrisa en los labios de él junto a sus ojos grises los cuales solo me mandaban cariño y respeto solo podía pensar en las equivocaciones que había tomado con respecto a los hombres por quienes creía que sentía algo de amor o por lo menos eso pensaba. Pero los peores entre todos ellos fueron:
Joffrey Waters... Ese demonio con forma humana quien no solo asesinó a mi padre y también a la Septa Mordane y tantos otros y por quien creía estar enamorada a pesar de que Arya y mi padre tanto intentaron advertirme... Alguien a quien siempre odiaré al igual que a su madre, Cersei... El chico quien me hizo despertar de la forma más cruel e inhumana del sueño en el que creía estar viviendo y por quien dejé de ser una estúpida chica soñadora quien solo creía en los cuentos y en las historias del Sur de los que me hablaban la Septa Mordane y mi madre.
Ramsay Bolton, el hombre con quien siguiendo los consejos de Baelish me había casado pensando que podría utilizarlo de alguna forma para recuperar mi hogar y también hacer que el mismo bailase al son de una canción que yo tocaría con mi voz y mis consejos. Pero el mismo resultó ser un monstruo al nivel de Joffrey por no decir que podría llegar a ser mucho peor que el hijo bastardo de Cersei.
- ¿En que piensas, mi dulce y bella Sansa? - dijo Jahaerys poniendo su mano en mi rostro y conmigo alzando la vista. - ¿Acaso hay algo que te esté importunando esta noche?
- No, no lo sé, Jahaerys. - dije mirando a sus ojos. - Es que todo esto no parece nada más que una especie de sueño. Mi madre, mi padre, Robb y los demás están aquí e incluso creo que esta fiesta, la música e incluso tu mano junto a la mía no son nada más que un bello sueño.
- Me parece que voy a tener que demostrarte que esto no es ningún sueño, mi bella y dulce Sansa.
En ese momento, Jahaerys me acercó hacia él al mismo tiempo que ponía su otra mano en mi rostro al mismo tiempo que su cara se acercaba a la mía. Sabía que iba a besarme y por extraño que pudiera parecer no le alejé, sino que yo también deseaba que sus labios se unieran a los míos. No podía creerme que deseara que el hombre quien pensaba que era mi hermano hasta hace poco me besara, pero mi corazón me decía que era algo que yo también quería.
- Jahaerys... - dije con nerviosismo mientras sentía que mis mejillas se enrojecían. - Yo...
- Sshh. - dijo poniendo su mano en mis labios. - No hables, Sansa. Tan solo deja que las cosas fluyan solas y disfruta de esto...
En ese momento Jahaerys me besó uniendo sus labios a los míos al igual que una sensación cálida se transmitía de los mismos, en ese instante solo pude subir mis manos hasta su cuello profundizando aún más ese beso. Sentí como nuestras lenguas comenzaban a luchar la una contra la otra al igual que después de unos segundos separarnos dejando un leve hilo plateado entre nuestras bocas y con el resto de los presentes aplaudiendo a ese beso. Quise volver a besarlo y volver a sentir esa sensación, pero no pude moverme.
- ¿Te gusta este sueño, Sansa Stark? - dijo una voz para después ver que tanto Jahaerys como el resto de los presentes estaban congelados al igual que yo. - El principal evento de este sueño todavía puede hacerse realidad si lo deseas... Pero solo si estás dispuesta a luchar por ello y no seguir siendo ese pajarillo en una jaula dorada...
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- Lady Sansa. - dijo una voz que me despertó. - ¡Lady Sansa!
- ¡¿Eh?! ¡¿Qué está...?! - dije abriendo los ojos. - Oh, Brienne, sois vos... ¿Ocurre algo?
- Parecía que estábais teniendo una pesadilla y por lo tanto os he despertado. - dijo mi protectora para después pasarme un paño. - Deberíais secaros un poco antes de salir, mi señora, el frio en esta parte del mundo es muy fuerte y lo que menos necesita es ponerse enferma.
- Sí... Muchas gracias, Brienne.
Menudo sueño... pensé mientras me preparaba para vestirme al igual que de mi mente no se iba la sensación de ser abrazada y besada por Jahaerys. Inconscientemente llevé mi dedos a mis labios como si de cierta manera esperase poder sentir algo de aquel beso tan maravilloso, pero al instante negué con la cabeza al recordar como para mi desgracia estaba casada.
Pasamos unos pocos días más en el Castillo Negro donde después de mucho tiempo volvía a sentirme libre y a salvo, ver como Jahaerys entrenaba utilizando las espadas de sus antepasados al igual que las llamas de R'hllor hacía que solo pudiera sonreír y que inconscientemente sintiera como mi corazón latía a mil cada vez que su vista se posaba en la mía. Al igual que en mi mente no dejaba de repetirse aquel sueño y la parte en la que Jahaerys me besaba provocando que en mi corazón comenzasen a florecer sentimientos que harían que mi madre se volviera loca por ello si todavía estuviese viva.
E incluso llegó e día en el que decidí que nunca más volvería a sentirme como la chica indefensa y atrapada que había sido durante la mayor parte de mi vida, una mañana fui a hablar con Jahaerys para pedirle que me enseñara a luchar con la espada. El mismo al principio me miró con cara de sorpresa para después preguntarme la razón por la que quería aprender, aunque más tarde él me dijo que ya la sabía, pero que deseaba oírla de mis labios.
- Soy una Stark de Winterfell, Jaherys. - dije con decisión. - La sangre de los Primeros Hombres corre por mis venas por lo que ya es hora que haga despertar a la Loba que hay en mi interior. Llevo demasiado tiempo dejando que la gente me proteja y muera sin que yo pudiera hacer nada por mí misma al igual que solo he sido la víctima y quien recibía todos los golpes... Joffrey, Meryn Trant y siendo Ramsay el último de ellos...
Jahaerys solo me abrazó en ese instante al igual que este comenzaba a susurrarme en el oído que estaba a salvo y que no necesitaba temer más a Ramsay ya que si este se atrevía a venir al Muro a por mí, él lo haría arder con las llamas de su interior al igual que le cortaría por la mitad utilizando a Blackfyre y a Dark Sister.
Comencé a entrenar con un puñal que Jahaerys había llevado con él desde que se marchó de Winterfell para venir hacia el Muro, incluso todavía podía distinguirse la marca de Mikken, el herrero de mi padre en el puño del arma. Eso hizo que pudiera sonreír un poco al pensar que todavía quedaba algo de aquellos tiempos de infancia en los que solo sonreía al tener a toda mi familia conmigo, sin embargo, comencé a entrenar con ese puñal en combates contra Brienne, Pod y hasta contra Jahaerys en los que me llevé bastantes golpes y algún que otro moratón. Pero también recordé las palabras que dijo Arya una mañana mientras desayunábamos en Kings Landing y eso me animaba a seguir adelante.
Cada herida es una lección y cada lección solo es un paso en el camino hacia la maestría.
Unos días después me cosí unos nuevos ropajes para mí para no tener que ir vestida continuamente con uno de los uniformes de los miembros de la Guardia quienes junto a los Wildings se reían cada vez que me veían vestida todo de negro llamándome Cuervita, ese apodo hizo que recordarse a Sandor Clegane, el Perro y como este solía llamarme Pajarillo como burla al verme como una chica metida en una jaula dorada y sin saber nada de lo que pasaba a mi alrededor.
Mis nuevos ropajes consistían en uno que combinaba un vestido en el que había cosido el lobo huargo de los Stark en el pecho junto a unos pantalones y un faldón que tapaba parte de mi pierna derecha. Viéndome vestida con unos pantalones en vez de un vestido como lo había hecho casi toda mi vida solo pude reírme al pensar lo que diría Arya cuando me viese vestida así y sin ninguna clase de joya o ornamento y solo llevando un cinturón en el que siempre llevaba aquel puñal que me entregó Jahaerys.
- Veo que vuestro primo es un digno oponente y un buen hombre, Lady Sansa. Hasta puedo decir viéndole que estoy segura de que el mismo me vencería incluso sin utilizar esas extrañas llamas. -dijo Brienne una mañana viendo a Pod entrenando con Jahaerys y con algunos miembros de la Guardía. - Entiendo que vuestra madre tuviese algunos malos sentimientos hacia él al creer que el mismo era el bastardo de vuestro padre, pero creo que si hubiera sabido la verdad sobre sus orígenes...
- No sé que es lo que hubiera hecho mi madre en caso de saberlo, Brienne al igual que ya no tiene casó pensar sobre eso ahora. - dije viendo como Jahaerys desarmó a Pod con Dark Sister para después decirle unas palabras para aconsejarle. - Mi madre, mi padre y Robb están muertos y por lo que me han contado es posible que Bran también lo esté... Puede que Jahaerys no sienta rencor hacia mis padres o no quiera mostrarlo, pero creo que mi padre fue un tonto al no haber elegido animarle y enseñarle para hacerse con el Trono de Hierro en vez de enviarle a este lugar. Comparado Robert, Joffrey y ahora con Tommen, Jahaerys sería un mejor Rey que todos ellos juntos.
- A pesar de estar de acuerdo con vos con respecto a que vuestro primo sea Rey, creo que sois un poco dura con vuestra madre y con vuestro padre, mi señora. - dijo Brienne con seriedad y poniendo la mano en mi hombro. - Por lo poco que conocí a vuestra madre sé que ella os amaba con todo su corazón y que solo quería que estuvieseis a salvo y bien, tanto vos como vuestra hermana, Arya.
- Mi hermana... - dije pensando en aquella niña quien tantas travesuras me hacía y pensando en donde podría estar en aquel instante. - Arya demostró ser mucho más lista que yo al ver como era Joffrey desde el principio y más después de la muerte de mi loba, Dama, la misma intentó decírmelo una y otra vez a su manera de que no me confiase y que intentase convencer a Padre que nos llevase devuelta a casa. Ojalá la hubiera escuchado y hubiese sido mejor hermana con ella y todavía lo espero si es que volvemos a vernos algún día.
Mientras veía entrenar a mi primo junto a otros, me fijé en como esa sacerdotisa vestida de rojo no dejaba de contemplar las llamas y como si esta esperase alguna clase de señal por parte del Señor de Luz, pero este parecía que no podía o no quería responder a las llamadas de la mujer roja. Jahaerys me había contado en secreto como Melissandre había provocado la muerte de Shireen Baratheon al ofrecerla a las llamas y utilizando magia de sangre, eso había provocado que no me gustase estar en la misma sala que ella a solas. Sin embargo, la paz en el Muro no duró mucho tiempo y la primera señal de que las cosas iban a cambiar fue la llegada de un mensajero.
- Para vos, Lady Sansa. - dijo un hombre vestido con una armadura típica de los Caballeros del Valle. - Me han ordenado que solo debéis verlo vos y ahora mismo, mi señora.
Ese caballero me entregó una carta donde en el reverso de la misma pude ver un escudo que formaba un sinsonte y conmigo sabiendo perfectamente a quien pertenecía ese emblema. A pesar de que aquel caballero me pidió que le acompañase yo sola, me negué para después decir que Brienne vendría conmigo a donde quisiera que fuese a no ser que deseara que yo gritase llamando la atención de todas las personas del Castillo Negro.
- Que alivio siento al veros sana y salva, Lady Sansa. - dijo una voz perteneciente a un hombre a quien conocía bastante bien. - Cuando escuché los rumores sobre lo que os hacía Ramsay Bolton solo podía pensar en viajar a Winterfell a rescataros, sin embargo, no me esperaba que hubierais huido para luego acabar en este lugar. Os felicito, mi señora...
Al darme la vuelta vi a quien hasta hace poco era considerado como el Consejero de la Moneda del Rey, también alguien a quien mi madre había considerado un amigo desde la infancia, mi tío por matrimonio y alguien a quien deseaba ver morir de la forma más dolorosa posible.... Petyr Baelish, también conocido como Meñique.
Petyr Baelish interpretado por Aidan Gillen
- ¡Maldito embustero! ¡Debería apuñalaros en la garganta una y otra vez, Lord Baelish! - dije furiosa al mismo tiempo que agarré el puñal que llevaba en el cinturón y poniéndoselo en su cuello. - ¡Por vuestra culpa he tenido que sufrir una humillación tras otra al igual que mucho dolor! ¡¿Acaso sabíais como era Ramsay Snow antes de enviarme con él?! o ¡¿Acaso lo sabíais y aún así no os importó?!
- ¡No sabía que era lo que os iba a ocurrir, Lady Sansa! - dijo Baelish al mismo tiempo que este levantaba las manos. - ¡Os juro por el inmenso amor que tenía por vuestra madre y a vos que nunca os habría ofrecido a Ramsay Bolton de haber sabido como os trataría! ¡Lo juro por los Dioses Antiguos y por los Nuevos!
- ¡Mentiras! ¡Solo escupís una mentira tras otra utilizando vuestra lengua de serpiente! - dije mientras apoyaba aún más la hoja del puñal en su cuello y provocando que saliera sangre de una pequeña herida. - ¡Y ahora decidme una sola razón por la que no debería mataros aquí y ahora! o ¡Pedirle a Lady Brienne que os corte por la mitad!
- Cuando vos me lo ordenéis, Lady Sansa. - dijo Brienne empuñando su espada. - Dadme la orden y os prometo que no volverá a decir más mentiras por esa boca falta de honor.
En ese instante pude ver como una leve gota de sudor descendía de la frente de Baelish al igual que también pude ver como este tragó con algo de miedo, parecía que el mismo no se esperaba que me fuese a comportar de esta manera al igual que estaba segura de que ese hombre volvería a cantar su canción para intentar engañarme.
- Entiendo vuestro enojo conmigo, mi señora y os juro por todo los Dioses que si pudiera volvería atrás para evitároslo. - dijo Baelish pareciendo hablar con arrepentimiento para después decirle a Brienne que esperase. - Os doy las gracias por escucharme, mi señora, pero la razón por la que he venido hasta este lugar es para ofreceros venir conmigo al Valle y con vuestro primo, Lord Robin Arryn. Estoy seguro de que el mismo os protegerá de la furia de Ramsay Bolton con todas las fuerzas del Valle... Venid conmigo, Lady Sansa.
En ese instante, Baelish extendió su mano hacia mi esperando que yo misma la cogiera, pero viendo ese gesto y esa estúpida sonrisa suya tan solo tenía deseos de tener las fuerzas necesarias para poder cortársela. Pero tan solo di un paso hacia atrás y volví al lado de Brienne provocando que los ojos de Baelish bajasen un poco al igual que este bajó las cejas unos segundo al ver que le rechazaba.
- Agradezco vuestra propuesta, Lord Baelish, pero no. Ahora mismo, el único en el que me siento completamente segura es al lado de Jon, de Brienne, Pod y en este lugar, sé que vuestra intención es buena, Lord Baelish. Sin embargo, acabo de rencontrarme con un miembro de mi familia y lo que menos deseo ahora mismo es estar lejos de él una vez más.
- Lo entiendo, mi señora. Es normal querer estar con la familia incluso si esa familia es un bastardo y más después de todo lo que habéis vivido, me retiro... Pero recordad, Lady Sansa. - dijo Baelish sonriendo como si este supiera algo que yo desconocía. - Si necesitáis mi ayuda, tan solo tenéis que pedirla, mi señora. El Valle y sus caballeros responderán a mi llamada y vendrán a ayudaros cuando lo necesitéis.
Baelish se inclinó al mismo tiempo que este besaba mi mano y con la misma Brienne dando un paso adelante dispuesta a quitarle esa estúpida sonrisa de la cara a golpes, pero la detuve para después ver como este comenzó a marcharse del lugar acompañado por su escolta. Baelish se marchó del Castillo Negro no sin antes mandarme una última mirada en la que pude distinguir esa asquerosa lujuria dirigida hacia mí.
- Deberíais haber dejado que le cortase la cabeza aquí mismo, Lady Sansa. - dijo Brienne enojada. - Ese hombre no es nada más que una maldita culebra que ha pasado toda su vida jugando en el bando que siempre le ha favorecido. Primero fue vuestro abuelo, Lord Hoster Tully, después Jon Arryn, los Lannister y ahora otra vez jugando al protector de facto del Valle de Arryn... Ese hombre no es de fiar, mi señora.
- Lo sé mejor que nadie, al igual que sé perfectamente lo que quiere de mí, pero tal vez podríamos necesitarle más adelante, Brienne. - dije quitándome el guante que llevaba para después arrojarlo al suelo con asco al igual que sentí arcadas al recordar la forma con la que me miraba. - A pesar de todo lo que ha hecho y lo que es capaz de hacer utilizando su lengua viperina, el mismo como has dicho es quien canta la canción que danza mi primo Robin, si Baelish le dijera que ordenase a los caballeros del Valle arrojarse por la Puerta de la Luna estos lo harían sin dudarlo. Por lo que es mejor que de momento permanezca con vida si eso nos da acceso a los caballeros del Valle.
- Al parecer habéis cambiado mucho en estos días en el Muro y después de conocer la verdad del parentesco de vuestro primo. - dijo Brienne un poco preocupada. - Os oigo hablar como la Reina Cersei y me temo que toméis el mismo camino que ella y tomando las mismas decisiones.
- He aprendido mucho de Cersei, a pesar de que sea una de las personas a quienes más odio en este mundo, eso no quiere decir que lo que aprendí de ella no lo vaya a utilizar si me es útil a mí o a los que me importan. - dije recordando a la horrible mujer que tanto daño me hizo, conmigo deseando tenerla delante de mi para rajarle la cara y que esta viera de que era capaz ahora la Palomita. - Puede que Jahaerys sea en parte hijo del Señor de Luz, pero eso no me va a impedir intentar protegerlo de lo que no ve y así evitar que alguien más de mi familia muera. - dije haciendo que Brienne pusiera una leve risa orgullosa al escuchar mis motivos.
Volvimos adentro de los barracones para comer con la mujer roja, Jahaerys, Podrick, el Lord Comandante Edd el Penas, Sir Davos y el Wilding Tormund Gigantsbane quien parecía haber desarrollado una especie de atracción hacia Brienne quien se incomodaba ante la atención que le prestaba el hombre. Sin embargo y a pesar de que los torpes intentos de Tormund de llamar la atención de mi espada jurada me hacían sonreír ocurrió un incidente que provocó que no tuviéramos más remedio que empezar a movernos. Una carta que Jahaerys se negó a leer y con el mismo mirándola con odio.
Para el traidor y bastardo Jon Snow
Permitisteis que miles de salvajes cruzasen el Muro, habéis traicionado a los vuestros, habéis traicionado al Norte, Winterfell es mía, Bastardo, venid a verme.
Vuestro hermanito, Rickon, es preso en mis mazmorras y la piel de su lobo huargo ahora es una alfombra en mi suelo, venid a verlo.
Quiero a mi esposa, devolvédmela y os prometo que no os haré nada a ni a vos ni a vuestras amantes salvajes. Quedáosla y llevaré todo el Norte y mataré a todo salvaje sin importar que sea una mujer o un bebé bajo vuestra protección.
Veréis como les arranco la piel, veréis como mis soldados toman turnos violando a vuestra hermana y como mis perros devoran a vuestro hermanito salvaje y entonces os arrancaré los ojos con una cuchara para después dejar que mis perros os devoren.
Venid a verme. Ramsay Bolton, Señor de Winterfell y Guardián del Norte.
Nada más terminar de leer esa maldita carta solo sentí deseos de arrojarla a la chimenea para que fuese consumida por el fuego y que así volviera al mismo infierno del que vino, pero tampoco podía ignorar el miedo inconsciente que sentía al imaginarme volver a las garras de ese monstruo con forma humana y tampoco el peligro y las torturas a las que estuviese sometiendo a mi hermano. Alcé la mirada para encontrarme la cara de furia de Jahaerys y como este estaba sujetando sus manos y luchando contra los deseos de utilizar las llamas que había heredado de su padre para hacer arder toda la estancia.
- Ha matado a su padre... El mismo ha debido hacerlo ahora que se llama Lord de Winterfell y Guardian del Norte.
- Eso le convertiría en un asesino de parientes, mi señora. - dijo Podrick pensando en mis palabras. - Es muy difícil de creer que lo haya hecho, ya que para todos en los Siete Reinos, ya sea de origen humilde o noble sabe el dicho... Maldito sea aquel que se convierte en un asesino de parientes.
- Lo ha hecho, Podrick. - dijo Jahaerys con la mano en el mentón. - Ramsay Snow es capaz de hacer y mucho más con tal de sentirse temido y disfrutar con el dolor y sufrimiento que le infrinja a otros, al igual que no me sorprendería escuchar que el mismo ha asesinado a su madrastra y a su hermano para eliminar a futuros rivales y molestias para su dominio.
- Lamento tener que deciros esto, mi señora. - dijo Brienne con la carta en sus manos. - Pero me temo que las posibilidades de rescatar a vuestro hermano con vida son muy escasas, mientras Pod y yo estuvimos esperando alguna señal de vuestra parte... Digamos que los rumores que escuchamos sobre Ramsay Bolton y de las torturas que hizo a otros solo hace que piense que no podremos salvar a vuestro hermano.
- ¡Podemos pedir ayuda a las Casas del Norte! - dije mirando a los presentes. - ¡Las Casas del Norte son leales y todas ellas han jurado servir a la Casa Stark desde hace generaciones! ¡Si vamos con ellos seguramente nos apoyen y más sabiendo de lo que es capaz Ramsay!
- Yo no tendría tanta fe, Sansa. - dijo Jahaerys con seriedad y sorprendiéndonos. - La mayoría de las Casas del Norte están cansadas y aún más decepcionadas después de la Guerra que hizo Robb en el Sur. Mucho más después de la Boda Roja y de que un Stark pasara por la espada a un miembro de la Casa Karstark y de que en su estupidez, Robb permitiera que los Hombres del Hierro campasen a sus anchas por esas tierras... Puede que los Mormont nos ayuden, pero los demás... No, tenemos que pensar otra cosa.
- Es como si no creyeses en aquellos con los que te criaste y creciste, Jahaerys. - dije con algo de seriedad y tristeza. - Es como si ahora al saber que eres un Targaryen te hubieses rendido con el Norte y la gente que habita en el mismo.
- Estoy siendo realista, Sansa. En cuanto las Casas del Norte sepan quien soy en realidad, la mayoría de ellas tan solo me llamarán engendro producto de la violación o dragón que no tiene nada ver con el Norte. - dijo Jahaerys pensando. - E incluso si estos creen la verdad sobre mis orígenes, solo pensaran que soy igual que el Rey Loco al llevar su sangre corriendo por mis venas... Tenemos que mirar hacia otro lado...
- No sé que es lo que pretendes o estés pensando ahora, dios dragón. - dijo Tormund con el mote con el que llamaría a mi primo a partir de ese día. - Pero de los míos tan solo podremos marchar y luchar unos 2.000 guerreros, no más. Sabes perfectamente los que murieron cuando marchamos con Mance y cuando los muertos atacaron HardHome, apenas quedamos una pequeña parte de lo que éramos los FreeFolk desde un inicio.
- Podríamos dirigirnos a Bravos y al templo principal del Señor de Luz, mi Príncipe. - dijo Melissandre. - Sois el que nos fue prometido, estoy segura de que si fuésemos a Bravos todos los sacerdotes del Señor junto a todos sus creyentes se unirían a vuestra causa y lucharían todas las batallas presentes y futuras por vos.
- No conozco a ese tal Ramsay, pero viendo el tono por con el que está escrito esta carta me temo de que no dispongamos de tanto tiempo. - dijo Sir Davos. - Pero si decís que las Casas del Norte no nos apoyarían, tal vez lo haga la Casa Tully, Lady Sansa nos dijo que había recibido un mensaje en el que se decía que Black Fish acababa de recuperar Riverrun... Es un guerrero legendario y con él de nuestro lado conseguiríamos más apoyos..
- Puede ser, pero también es posible que después de lo esfuerzos que ha hecho para recuperar el hogar de sus padres el mismo no tenga hombres suficientes para apoyarnos... Creo que tengo una idea. - dijo Jahaerys sonriendo para después agarrar un mapa de Westeros y unas cuantas piedras con los emblemas de las Casas Nobles. - Por lo que me imagino, Ramsay tiene a los Bolton, los Karstark y los Umber bajo su mando, al igual que en el mejor de los casos, solo podremos contar un grupo de Casas menores del Norte para que nos ayuden contra Ramsay y así retomar Winterfell, aunque no seríamos suficientes. Sin embargo, creo que en este caso debemos mirar más hacia el Sur, todavía hay Casas quienes nos ayudarían en esta batalla y más en cuanto se sepa que todavía hay un Targaryen con vida y que llama a los leales, pero incluso con eso deberé mostrar mi valía ante ellos.
En ese momento, vi como mi primo agarraba unas cuantas piedras en su mano para después comenzar a ponerlas sobre las distintas casas que formaban el reino del Reach, el reino en el que la familia Tyrell era la Casa más poderosa.
- Pero, Jahaerys, la Casa Tyrell ahora mismo tiene una alianza por matrimonio con los Lannister y no creo que Olenna vaya a querer poner en peligro a sus nietos por una empresa arriesgada como esta. - dije recordando a aquella anciana y a la mujer quienes siempre me trataron bien en Kings Landing. - Además de que en caso de hacerlo, tanto Margaery como Loras sufrirían la ira de Cersei y esta los mataría de alguna manera sin que Tommen lo sepa.
- Por lo que sé, ahora mismo Margaery Tyrell y Loras Tyrell son presos de la Fe de los Siete y del llamado High Sparrow y con Cersei y Tommen permitiéndolo. - dijo Jahaerys para nuestra sorpresa. - A pesar de que Margaery esté casada con Tommen Waters, las tierras del Reach son de las que menos hombres han perdido durante la Guerra de los Cinco Reyes. Si nos colamos en Kings Landing y los rescatamos, haremos que la alianza de los Tyrell con los Lannister se rompa y que las tropas del Reach se unan a mi.
- Parece un buen plan. - dijo Sir Davos pensando para después sonreír. - Además de que uniéndonos con los Tyrell no solo tendremos acceso a sus tropas también la tendremos al trigo y a la Casa Tarly, se dice que Randyll Tarly era uno de los principales apoyos a la Casa Targaryen y según los rumores el mismo vive con ganas de luchar una vez más bajo el mando de un verdadero dragón.
- Pero incluso si la esa alianza sale bien todavía tendremos que colarnos en Kings Landing y evitar que las tropas de los Lannister nos vean y nos descubran. - dijo Brienne con preocupación. - Tanto Lady Sansa, como Podrick y yo misma somos fácilmente reconocibles en esa ciudad y no podríamos pasearnos fácilmente por sus calles sin que nos descubran. Al igual que le juré a Lady Catelyn que mantendría a su hija a salvo y eso es lo que voy a hacer.
- El Señor de Luz no nos abandonará a nuestra suerte en esta empresa, Brienne de Tarth. - dijo Melissandre viendo las llamas y con la mujer roja sonriendo por primera vez desde que la conocí. - El Señor me ha mandado un mensaje en el fuego diciendo que nos enviará su ayuda en esta ocasión al igual que también me ha mostrado que llegada la hora de enfrentar al bastardo de Bolton no solo contaremos con la ayuda del Reach, también me ha mostrado que vendrán más aliados poderosos a nuestro lado.
Ya habíamos preparado todo para partir del Castillo Negro y dirigirnos a buscar los apoyos necesarios para la futura lucha contra los Bolton, al igual que también pondríamos en marcha el loco plan de Jahaerys para conseguirnos un apoyo mucho mayor de lo que lo haríamos con las pocas Casas del Norte quienes nos apoyarían en nuestra causa. En primer lugar nos dirigiríamos al hogar de los Mormont esperando que lady Lyanna Mormont todavía recordase lo que significaba un juramento y quisiera ayudarnos para después ir a Kings Landing a rescatar a Margaery y a Loras.
Partimos al día siguiente de la charla y de que recibiésemos la carta ya que no sabíamos cuanto podría aguantar Rickon a manos de Ramsay, aunque Jahaerys nos dijo unas palabras bastante preocupantes como de que él creía que Ramsay mataría a Rickon justo delante de nosotros con toda la intención de reírse y de que sintiéramos que todo aquel esfuerzo había sido en vano. Sin embargo, Jahaerys tenía una extraña y contagiosa confianza que nos hacía pensar que todo saldría bien y que dentro de poco podría volver a abrazar a mi hermano.
- No sé de donde sacará esa confianza el joven Jahaerys. - dijo Sir Davos pertrechando a su caballo. - Pero creo que le vendrá bien ese cambio por como era cuando le conocí cuando visité el Muro junto a Stannis y más teniendo en cuenta las pruebas que nos esperan.
- La Sangre del Señor de Luz corre por las venas del Príncipe que fue prometido al igual que por lo que he visto el fuego del Señor es igual de fuerte en el joven Jahaerys. - dijo Melissandre quien al escuchar el verdadero parentesco de mi primo y de Rhaegar esta se había puesto como misión mantenerlo vivo y ayudarle en todo lo que pudiera. - Él es fuego hecho carne, al igual quien será quien nos devuelva el amanecer llegada la Larga Noche, Sir Davos.
Antes de que Sir Davos pudiera contestar a la sacerdotisa de mi tío, los hombres de la Guardia junto a los pocos Wildings que quedaban comenzaron a murmurar mirando hacia el lado oeste del lugar.
- Ya estoy listo para partir. - dijo la voz de Jahaerys con seriedad, pero al girarme me quedé sorprendida al igual que luché para no comenzar a suspirar por el aspecto que tenía... Parecía un Rey.
Jahaerys iba vestido con una armadura en la que se reflejaba que había aceptado su ascendencia como Targaryen por completo, en aquella armadura se podía ver el símbolo del dragón rojo de 3 cabezas en el peto y en las hombreras al igual que también se podía ver como Blackfyre y Dark Sister iban a cada lado de su cintura. En ese momento comencé a pensar que nada de Jon Snow quedaba en el hombre que veía delante de mí, al igual que también pensaba que el mismo había dejado atrás por completo todo su lado de la familia Stark como si el mismo quisiera decir que ya no tenía nada que ver con ninguno de nosotros. Pero para mi felicidad, vi que me equivocaba.
- Mira, Sansa. - dijo Jahaerys dándose la vuelta para mostrar que en la capa y detrás del peto de su armadura estaba el lobo huargo de la casa Stark luciendo ambos con orgullo. - La familia de mi padre me protegerá por delante y la de mi madre mi espalda. Soy un Targaryen y un Stark por lo que llevaré la Sangre y el Fuego a los Bolton, al igual que te digo que el Invierno se acerca para Cersei y los suyos.
Todos subimos a nuestras monturas con toda la intención de iniciar ese viaje con el deseo de poder rescatar a Rickon y que estuviese con nosotros sano y salvo, pero justo cuando íbamos a salir y con Edd el Penas despidiéndose de nosotros y deseándonos suerte y rapidez... Los cuernos del Muro comenzaron a sonar, pero a diferencia de las 3 veces que era el máximo conocido y que eso significaba la llegada de White Walkers, esa vez los cuernos sonaron 4 veces.
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Un poco antes...
La llamada Isla de los Rostros era una isla la que había Siete arcianos y todos ellos estaban mirando hacia un enorme montículo de piedra la cual era enorme y hasta sagrada para todos aquellos quienes vivían cerca de aquella isla o que alguna vez habían pasado por ella llamándola un regalo por parte de los Dioses Antiguos y por los Nuevos. Sin embargo en aquella isla estaba ocurriendo algo que de por sí no parecía ser algo muy significativo, lluvia, pero en medio de aquella lluvia había una figura que caminaba en dirección al centro de la isla y por sorprendente que pareciese la lluvia parecía evaporarse al contacto con su piel al igual que sus pasos dejaban una huella de quemadura y con las plantas de alrededor secándose y pareciendo que las mismas estaban muertas.
- Que la sangre derramada por mi hijo haga que aquellos dormidos en este lugar despierten. - dijo la voz de una sombra con forma de hombre y con este haciendo que 7 gotas de sangre se elevasen en su mano. - Llegó la hora de que la profecía dicha hace mil años se cumpla y que el dragón despierte del sueño de piedra junto a los guardianes quienes una vez más son llamados para cumplir con su misión. ¡Wake bē paktot sir!
Las siete gotas de sangre salieron disparadas entrando una por una en aquella roca y en 6 de los siete arcianos rodeándola, aquella figura solo sonrió para después desaparecer como si no fuese nada más que una sombra y con la roca comenzando a romperse y de esta comenzando a salir patas, una cola, alas y una cabeza de la cual surgió una enorme llamarada de color verde que hizo un agujero entre las nubes. Aquel ser surgido de la enorme roca sintió que tenía que ir a algún lugar por lo que este solo alzó el vuelo para después tomar rumbo hacia el Norte. Sin embargo, aquel extraño fenómeno no terminó ahí, los seis arcianos también comenzaron a desquebrajarse desde dentro haciendo que las ramas y el tronco de madera se retorciese hasta que finalmente estos se rompieron y del interior salieron disparados 6 hombres y cada uno de ellos vestidos de forma similar.
- Ya sabéis que hacer cada uno de vosotros. - dijo la sombra a medida que esta desaparecía. - Id con mi hijo y protegedlo de todo aquel que ose hacerle algún mal, al igual que os ordeno que lo aconsejéis y lo guieis siempre que podáis.
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Volviendo con Jahaerys y el resto...
https://youtu.be/Yr_MjzAKhe8
Todos dirigimos nuestras miradas hacia el cielo y más concretamente hacia el lugar de donde vino aquel extraño rugido y para la sorpresa de la mayoría de los presentes vimos como varias llamaradas de color verde comenzaban a iluminar el cielo y haciéndo desaparecer las nubes, pero no pasó mucho tiempo hasta que las últimas nubes dejaran de estar para mostrar una imponente figura de color negro grisaceo que bajaba a donde nos encontrábamos a toda velocidad y en nuestro interior sabiendo que era ese ser.
- ¡Corred! ¡Dragón! - dijo uno de los miembros de la Guardia. - ¡DRAGÓN!
Un dragón vivo... Algo que no había visto nadie en los Siete Reinos desde que Aegon III, también llamado DragonBane, ascendió al trono y pareciendo como un castigo de los dioses que todos los dragones que les quedaban a los Targaryen murieran o que sus huevos se malograsen y las crías en su interior murieran. Antes de que nadie pudiera decir nada, el dragón aterrizó un poco alejado de nosotros y con este dejándose caer provocando que polvo, nieve y pequeñas piedras fuesen elevadas y lanzadas por todos lados.
Era la primera vez que veía a un dragón vivo a pesar de que había escuchado los rumores por la Reed Keep de que Daenerys Targaryen tenía a 3 dragones, pero estos todavía eran muy pequeños como para cruzar el Mar Angosto y venir a los Siete Reinos, pero ese dragón parecía que era incluso mayor de lo que cantaban las canciones sobre lo grande que era el mismo dragón de Aegon el Conquistador, Balerion, El Terror Negro. Ese dragón tenía enormes colmillos que parecían espadas, garras en sus patas que harían que desgarrar la carne le pareciese un juego y unas alas cuyo movimiento era sería capaz de tirarnos al suelo, pero lo que más sorprendió era ver esas llamas de color verde que se acumulaban en su boca al igual que sus ojos del mismo color que nos miraban como si fuésemos enemigos y dispuestos a matarnos a todos al más mínimo movimiento o amenaza.
- Gīda, raqiros, gīda. (Tranquilo, amigo, tranquilo) - dijo Jahaerys caminando hacia el dragón, con la mano extendida hacia él y hablando en un extraño idioma que más tarde sabría que era High Valiryan. - Ao gīmigon qilōni iksan, iksan se mēre emā issare umbagon pār iā bōsa jēda iā jikagon (Sabes quien soy, soy a quien has estado esperando desde hace mucho tiempo)
El dragón pareció tranquilizarse un poco para después bajar la cabeza mirando a Jahaerys a los ojos para después rugirle durante unos segundos y provocando que Brienne, Podrick y Tormund empuñasen sus armas, e incluso yo había empuñado mi puñal dispuesta a enfrentarme aquel ser para defender a mi familia.
- Tranquilos, guardad las armas. - dijo Jahaerys señalándonos con su otra mano. - No me hará ningún daño, tan solo has rugido para probarme y ver si me iba a ir corriendo, ¿Verdad, raqiros?
El dragón pareció un poco impresionado al ver el valor de Jahaerys para después comenzar a dibujar una especie de risa, expulsando llamas hacia arriba y finalmente acercar su enorme cabeza a Jahaerys permitiendo que le tocase.
- No eres el Cannibal, al menos ya no lo eres. ¿Cierto? - dijo Jahaerys y con el dragón sorprendiéndose. - El nombre por el que te conocieron y te denigraron como un monstruo termina hoy... Por lo que siguiendo el ejemplo de mi antepasado, tu nuevo nombre a partir de este día será Vermithor.
Recordando las viejas historias que nos contaban la Vieja Tata y el Maestre Luwin, Vermithor era el nombre que tenía el dragón del legendario Rey Jahaerys I Targaryen, a quien la gente le dio el nombre del Conciliador.
En ese momento y para mi sorpresa, Jahaerys me cargó como una princesa provocando que sintiera que mis mejillas se ponían rojas para después y a pesar de las protestas de Brienne nos subió a lomos del dragón y conmigo quedando delante de Jahaerys. Sentí como si mi corazón latiera a mucho velocidad, estaba encima de un dragón, algo que no había hecho nadie fuera de la familia Targaryen desde hace la Danza de Dragones y nada más sentarme sentí calor viniendo de aquel dragón al igual que la enorme dureza de sus escamas.
- Pero, Jahaerys. - dijo Sir Davos viendo al dragón el cual le devolvió la mirada y con el Onion Knight dando un paso para atrás. - ¿Estás completamente seguro de que este dragón no nos hará daño y que tampoco nos atacará? Porque este dragón ya es un adulto y a diferencia de las historias de la familia Targaryen, este no nació de un huevo a tu lado por lo que lo más seguro es que necesites de un tiempo para poder domarlo.
- Hay una frase que se dice en la familia Targaryen y que muy pocos de sus miembros prestaron atención provocando que solo vieron a seres tan magníficos como este como armas en vez de compañeros y amigos quienes solo nos prestaban su fuerza y poder. - dijo Jahaerys encima del dragón. - Zaldrīzes buzdari iksos daor
- ¿Y eso que significa, mi señor? - dijo Podrick quien seguía con la boca abierta viendo a Vermithor.
- Un dragón no es un esclavo. - dijo Jahaerys sonriendo para después poner su mano en el cuello del dragón y con el mismo mirándolo. - Agárrate fuerte, Sansa... ¡Sōves, Vermithor, sōves!
En ese instante el dragón dio un leve rugido, comenzar a caminar hacia delante para finalmente mover sus alas y comenzar a ascender hacia el cielo y conmigo asustándome y agarrándome fuerte a uno de los picos de su espalda y Jahaerys sujetándome. Desde el momento en el que me di cuenta que el dragón alzó el vuelo cerré los ojos y comencé a gritar un poco y con mis manos agarrando fuertemente los picos del dragón temiendo caerme, pero Jahaerys tan solo parecía disfrutar de volar y con él sintiendo el viento en su cara.
- Abre los ojos, Sansa. - dijo Jahaerys con tranquilidad y después de que el dragón terminase de ascender. - No pasa nada, te aseguro que Vermithor no dejará que nos caigamos ninguno de los 2... Mira el cielo, Sansa.
En ese instante abrí los ojos para contemplar el cielo y en ese instante comencé a sentir como poco a poco mi miedo por estar a esa altura comenzaba a desaparecer y conmigo disfrutando del cielo azul junto a las nubes.
- Se siente bien, ¿Verdad, Sansa? - dijo Jahaerys mientras este decía al dragón que girase un poco y descendiera permitiéndonos ver el Muro y el suelo cubierto de nieve. - Espero que este te anime un poco y más después de recibir la carta de Ramsay, al igual que también deseaba que sintieras lo que va a ser parte de mi mundo y de mi familia a partir de ahora. Muchos de mis antepasados trataron a los dragones como bestias, pero yo no lo haré, Vermithor será tanto mi amigo como mi familia y quiero que sepas que nunca voy a traicionarte, raqiros.
El dragón pareció rugir satisfecho al escuchar esas palabras de su jinete para después lanzar una llamarada hacia delante y con nosotros y el dragón atravesándole para después mostrar que tanto Jahaerys como yo estábamos con las caras negras y con el dragón riéndose al ver como habíamos quedado.
Sentí la mano de Jahaerys en mi cintura al igual que su aliento en mi pelo y en mi nuca provocando que mi corazón comenzase a latir muy rápidamente al igual que mis mejillas se ponían de color rojo. En ese instante y conmigo viendo esos ojos de color gris devolviéndome la mirada confirmé lo que llevaba sospechando desde hace varios días y más desde que supe el verdadero parentesco de mi primo. Aquellas emociones en mi pecho cada vez que le veía entrenar, verme a los ojos con una sonrisa o simplemente hablar conmigo...
Pasamos unos minutos volando hasta que Vermithor obedeciendo el pedido de mi primo descendió al suelo y esa vez con más cuidado de lo que lo había hecho la primera vez, Brienne vino en seguida a preguntarme si estaba bien o si el dragón me había hecho algo, pero solo le respondí con mi sonrisa y diciendo que esa había sido una de las mejores experiencias de toda mi vida. Jahaerys por su parte, presentó a Ghost al dragón y con estos mirándose a los ojos durante unos breves instantes para después asentir y entre ellos formarse una relación de respeto y amistad que duró muchos años.
- Ya es hora de partir... - dijo Jahaerys respirando hondo. - ¡EN MARCHA!
Jahaerys cabalgaba delante de nosotros mientras que Ghost iba a su lado derecho y con el enorme dragón volando por encima de todos nosotros mientras el mismo no perdía de vista a su jinete ni un solo momento dispuesto a bajar para protegerlo quemando y mordiendo a cualquiera que tuviese la osadía de amenazarlo.
Jahaerys... - dije en mi mente mientras sentía mi corazón latir con fuerza. - Espero que no tardes mucho en acabar con ese bastardo de Ramsay, o que si los dioses o R'hllor me lo concede lo haga yo con mis propias manos... Al igual que espero que no te importe que mi cuerpo esté manchado y me des una oportunidad... - pensé con tristeza. - Porque esta vez sé quien es el hombre indicado para mí y aquel quien me amará y me protegerá todos los días de mi vida... Tú, Jahaerys Targaryen Stark, te amo con todo mi corazón...
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Fin del capítulo 2
Muchas gracias por leer el capítulo. ¿Qué os ha parecido?
En este capítulo quería hacer que Sansa despertase un poco su lado de lobo para no ser solo la chica que organiza todo como sale en la serie y que se parezca un poco a su hermana Arya y que sea más segura de sí misma. Al igual que a diferencia de lo que pasa en la serie, antes de la Batalla de los Bastardos voy a hacer que Jaherys y lo suyos consigan más apoyos antes de la lucha y que así demuestre que va a ser diferente de la línea de tiempo original.
Aunque os agradezco las sugerencias de los nombres, al final he decidido nombrar al dragón de Jahaerys como Vermithor ya que como puse en el cap ese fue el nombre del dragón de Jahaerys I y creo que es el mejor nombre para él.
También he decidido que Jahaerys va a tener una Guardia Real y que la misma la formen los mejores caballeros que fueron miembros de la misma a lo largo de los 300 años de dinastía de los Targaryen. De momento la Guardia la formarán los siguientes caballeros, aunque agradezco sugerencias, ponedlas en los ? de abajo:
- Aemon Targaryen, el Caballero Dragón. (Comandante)
- Sir Arthur Dayne, Espada del Alba.
- Sir Duncan el Alto.
- Sir Gerold Hightower.
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Una vez más, muchas gracias por leer y nos vemos en el siguiente. ¡Hasta la próxima!
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