Capítulo 4: Confianza

Estando acostada sobre su cama, mirando hacía el techo, Karin solamente podía concentrarse en dos cosas. Los sonidos de la calle, bastantes voces, risas, sonaba bastante... molesto si es que te habías acostumbrado un poco a la tranquilidad al igual que ella. Aunque siempre había que adaptarse.

El otro era una leve y suave caída de gotas en la cocina que provenía de un grifo de agua, era molesto, pero no tanto como para querer derrumbar el apartamento entero.

En sí, el estar ahí no era tan malo después de todo. Aún no sabía de quien había sido ese departamento antes de que ella llegase pero, al menos por lo que se veía, había sido limpiado antes de ser desalojado. Al menos habían tenido el buen gesto de hacer eso.

Habían pasado solamente un par de horas desde que Kakashi la había dejado ahí, no había demasiado para hacer, salvo prestar atención a lo del exterior. Eso si era un poco tedioso.

-Creo que mejor saldré a caminar y conocer un poco- pensó.

La pelirroja se levantó de la cama y caminó hacía la puerta. Al menos se podía distraer un poco de esa manera.

...

Al estar recorriendo unas cuantas calles, al menos si se lo preguntaban, le agradaba el ambiente que había en ellas. La brisa y el sonido de gente riendo era un buen acompañamiento para ello.

Era también agradable el hecho de que la gente no parecía conocerla, al menos así se libraba un poco de opiniones ajenas al por qué estaba ahí. Era mejor de esa manera.

Aunque un ruido proveniente de su estómago la sacó de sus pensamientos. Habían pasado unas cuantas horas desde que había comido algo y al menos podía aprovechar el dinero que el sexto le había dado hace un par de horas.

Al escuchar hablar a algunos civiles, muchos de ellos mencionaban un lugar donde se servía ramen. "Ichiraku", por lo que podía recordar, habría que probarlo, la mayoría de personas que escuchó hablaban demasiado bien de ese local de comida.

...

-Eh, hola-

Ayame miró a la cliente y sonrió.

-Bienvenida a Ichiraku- dijo.

Karin tomó asiento y miró todo el local. Recordaba el nombre de "Ichiraku", lo había escuchado cuando había pedido como condición que le llevaran comida cuando estaba siendo interrogada por la inteligencia de Konoha.

-Oh, una nueva clienta... y creo que también una cara nueva por aquí ¿o me equivoco?- preguntó el viejo Teuchi.

La pelirroja entrecerró un poco sus ojos.

-Veo que los rumores corren rápido por aquí- mencionó.

Teuchi y Ayame solamente se miraron un poco confundidos después de eso.

-¿Rumores?- preguntó Ayame.

Al escuchar eso, Karin abrió sus ojos con sorpresa.

-He vivido muchos años sirviendo y trabajando aquí- decía Teuchi. -Te sorprendería la memoria que tengo al recordar demasiados rostros... y algo me dijo que tú eras nueva por aquí o quizás una viajera- dijo.

La pelirroja suspiró.

-Soy nueva en la villa- dijo finalmente.

Ayame miró a su padre y solamente pudo observar una sonrisa y mirada triunfante en él. A veces si le sorprendía lo bien que conocía esa parte de su trabajo.

-Entonces podemos asumir que es tu primera vez comiendo aquí en Ichiraku, eh...- decía Ayame.

-Karin, ese es mi nombre- respondió.

-Entonces, Karin, por ser tu primera vez comiendo aquí, tu primer tazón de ramen será gratis, tómalo como cortesía de la casa- mencionó Teuchi.

Los ojos de la pelirroja se abrieron un poco más en señal de clara sorpresa, claro que no tendría problema alguno en pagar la comida.

-Eso es, bueno, bastante amable de su parte- decía. -Aunque al decir "mi primer tazón" está insinuando que vendré a comer seguido... ¿no cree que tiene mucha confianza en su comida?- preguntó, sarcástica.

El viejo Teuchi sonrió. La pelirroja de cierta forma se sintió intimidada por esa sonrisa. El viejo parecía tener demasiada confianza en su habilidad.

-Prepararé el mejor ramen que jamás hayas probado- dijo.

Ayame solamente pudo suspirar. Se podía incluso notar la determinación que había en su padre... un poco más y la habría podido emanar de su cuerpo.

...

Al dar su primer bocado... parecía como si le hubiesen dado una ráfaga de golpes a sus papilas gustativas. Todo estaba realmente en su punto, era verdaderamente el mejor ramen que había probado en su vida. Pero ahora venía la parte difícil: Admitir su derrota.

Teuchi solo miraba con una sonrisa a los cambios en el rostro de la pelirroja, había ganado, lo sabía, pero necesitaba escucharlo de ella.

Ayame solamente podía notar la tensión en el ambiente y simplemente se mantenía expectante.

–¿Y bien?– preguntó Teuchi.

Karin bajó el tazón después de haber bebido el caldo que restaba. Aclaró su garganta y lo miró.

–Estaba... bien– dijo.

–¿Segura que solo estaba "bien"?– preguntó.

Karin lo miró y vió su sonrisa triunfante. Él también sabía que había ganado.

–Bien, lo admito, tu ramen es el mejor que he probado– decía. –Ganaste esta vez, viejo– dijo.

Teuchi río ante eso. El sabor a victoria se podía comparar solo con su ramen y eso ya era mucho decir.

La pelirroja se levantó de su asiento y habló.

–Bueno, creo que regresaré pronto a comer aquí– decía. –Gracias por la comida, señor...–

–Teuchi– respondió.

Karin asintió y miró a Ayame.

–Mi nombre es Ayame– dijo, sonriendo.

Karin asintió y caminó hacía la salida del local, no sin antes despedirse.

–Nos volveremos a ver– dijo.

Ayame y su padre solo sonrieron al verla, parecía una buena clienta.

...

Al menos no preguntaron de dónde vengo...– pensó.

El cielo se había comenzado a teñir de un color anaranjado, señal de que la noche estaba a solo unos minutos de llegar y abarcar totalmente el cielo.

El mirar las calles iluminandose... era una sensación rara. Mirar a tanta gente viviendo en paz y riendo por casi cualquier cosa le parecía extraño pero igual de agradable. Quizás el acostumbrarse a su nueva vida estaba siendo más fácil de lo que había pensado en un inicio.

–Veo que ya estás familiarizandote con la villa–

La pelirroja miró hacía su costado un poco extrañada.

–¿Y tú eres?– preguntó.

–Shikamaru Nara– decía. –No hace falta que te presentes, sé muy bien quien eres– dijo.

Karin se mantuvo en silencio durante ese tiempo. Le parecía alguien raro, pero a juzgar por sus expresiones faciales y corporales, parecía alguien duro de roer.

–¿Se te ofrece algo de mí, Shikamaru?– preguntó.

El jóven Nara la miró.

–Solamente una pregunta– mencionó.

Karin asintió en respuesta después de haber escuchado aquello.

–Sé que el sexto confía en ti, pero más que nada porque Sasuke también lo hace– decía. –Yo no tanto, creo que debes saber los motivos. Entonces mi pregunta es... ¿tramas algo en conjunto con Orochimaru para afectar a la villa?– preguntó.

La pelirroja estuvo a punto de explotar en carcajadas... pero la seriedad y también la frialdad de la mirada que Shikamaru le estaba dando la hizo detenerse. Era una pregunta que iba en serio.

–Vaya bienvenida dan los shinobis de Konoha a sus nuevos habitantes ¿no lo crees?– decía. –Pero respondiendo a tu pregunta, no, Orochimaru y yo no estamos trabajando para afectar a Konoha... aunque al mirarte, estoy completamente segura de que no me crees del todo ¿cierto?– mencionó.

–Al menos no tuve que decírtelo, pero mi deber es confiar en las decisiones del Hokage– decía, mientras que le daba la espalda. –Pero debes saber que, tal y como se lo dije al sexto antes de que te trajera a la villa, deberás esforzarte para ganarte la confianza de todos– concluyó.

Al mirarlo alejarse, la pelirroja solo pudo agachar su mirada. Shikamaru tenía razón, no podía llegar a un lugar así como así, esperando que todos confiaran en ella si sabían de su pasado.

Al alzar su mirada y mirar al sol mientras se comenzaba a esconder, su cabeza solo podía pensar en una cosa.

La confianza de todos... bueno, suena difícil, pero no imposible– pensó.

Una sonrisa se marcó en el rostro de la pelirroja.

Aún tenía un largo camino por delante.

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