Capítulo 21: Incierto
Habían pasado ya varios días desde que Naruto había partido con Shikamaru y el Hokage hacía Kirigakure. Si se lo preguntaban a Sakura, eran días algo aburridos cuando el rubio no estaba cerca o no se encontraba en casa después de un largo día.
Después de haber pasado algo de tiempo con Karin e Ino al salir del trabajo, la pelirosa se encontraba camino a casa. Caminar sola a veces le proporcionaba una vista de la villa algo extensa, pocas veces uno se podía dar el lujo de mirar los detalles en el día a día, pequeños o grandes detalles... aunque uno de esos detalles la hizo detenerse por un momento y observar.
En un puesto de comida que había a su costado, se encontraba una mujer y, frente a ella, lo que parecía ser su hijo. Esa imágen le trajo el recuerdo de aquel sueño que tuvo hace algún tiempo y no pudo evitar más que sonreír.
Claro que se tomaba las bromas acerca de ese tema por parte de Ino como eso, bromas... pero, en sí, sabe que mentiría si dijera que nunca ha pasado por su cabeza un pensamiento relacionado a ello. Especialmente ahora que, al parecer, todo marcha bastante bien en su vida, y sin temor a equivocarse, en la de Naruto también.
La pelirosa solamente siguió su camino después de aquello. Le agradaba la idea, pero también quería saber la opinión de Naruto al respecto.
...
Otro largo día había pasado en la vida de la joven Uzumaki.
Al sentarse sobre su cama, su mirada solo pudo dirigirse hacía el frente y observó, para después sonreír. Vaya vida estaba llevando.
Claro que para muchas personas podría ser algo muy simple, hasta tonto dependiendo del punto de vista de la persona en turno. Pero el hospital, sus amigas y amigos, su entrenamiento... todo era un conjunto de cosas que la estaban haciendo más felíz que nunca. Que le daban estabilidad en todos los sentidos. Que le daban un propósito.
Aunque la pelirroja solamente se puso de pie e intentó una vez más el jutsu que tanto le estaba costando. Con dedos hizo aquel símbolo de cruz, para solo dejar fluir su chakra hasta que...
–¡Por fin!– exclamó la pelirroja, mientras la pequeña nube de humo se disipaba frente a ella.
Aunque había sido un largo día, y ese último esfuerzo termino por agotarla más, así que solamente pudo sentarse en su cama de nueva cuenta, exhausta.
Su clon solamente la miro confundida.
–¿Es tu primer clon de sombra? ¡debes celebrarlo, definitivamente!– decía su clon.
La pelirroja no podía hacer nadamás que estar sentada mientras una notable sonrisa invadía su rostro. Todo el entrenamiento que había recibido hasta ese momento era algo que la alegraba y el cual la hacía sentirse más fuerte y segura como nunca.
El ninjutsu médico, taijutsu y el pequeño ninjutsu que había comenzado a aprender con Naruto eran la prueba del camino que estaba llevando... aunque su sonrisa se esfumó cuando miró a su clon hacer un desastre en su cocina, tratando de buscar algo con que celebrar.
–Bien, suficiente por hoy– dijo Karin, haciendo la misma forma con sus manos, así anulando el jutsu.
La joven Uzumaki solo pudo caer, definitivamente esta vez, rendida en su cama.
Fue un día largo.
...
Algunos días después...
Algo tarde en el día, a lo lejos se podían observar tres siluetas acercándose a las puertas de la villa.
Finalmente habían llegado.
–Antes de irme me encargaré del papeleo pendiente, sexto– mencionó el joven Nara.
Kakashi solamente sonrió.
–Diría que no, pero sé que no te voy a convencer, aunque también será una buena ayuda extra– dijo.
Aunque un poco frente a ellos, el rubio se encontraba perdido, pensativo. Definitivamente este viaje había hecho a Naruto pensar más que aprender de una reunión entre Kages.
Algo que tanto Shikamaru como el sexto lograron captar.
–Oye, Naruto– habló Kakashi.
El joven Uzumaki solamente levantó un poco su cabeza y miró hacía atrás.
–¿Qué pasa, Kakashi-sensei?– preguntó.
El sexto suspiró.
–Sé que estás, digamos que un tanto reflexivo por lo que sucedió en la reunión, es notable– dijo, haciendo que la expresión en el rostro de Naruto cambiase.
El sexto solamente suspiro.
–Mira... no me dijo si te podía decir o no, pero en Kirigakure, Sasuke pasó a visitarnos– mencionó.
El joven Nara solamente pudo posar su vista, esta vez, en el sexto en lugar de el rubio, al igual que Naruto, ambos sorprendidos por ello.
Aunque ambos lograron notar el cambio en los ojos de Kakashi.
–Él acepto la misión sin titubeos, además de que Sasuke sabe muy bien a quien beneficiaria la misión... por que aceptó sin dudarlo– dijo.
Aunque al mencionar las últimas palabras, Kakashi solamente pudo mostrarle una ligera sonrisa por debajo de su máscara al rubio.
Naruto solo pudo mirar hacía el frente, nuevamente, sonriendo ligeramente. Ahora lo entendía todo, pero en el fondo sentía algo de impotencia y, en parte, tristeza también por no poder hacer nada ante una situación así.
Tener que completar una misión para una villa que claramente te odia, con el chantaje de que solo así se dejará en paz a una persona que no merece más sufrimiento... vaya mierda. Al menos esa era la visión que el joven Uzumaki tenía de la situación actual.
un punto de vista bastante acertado.
Al final no tuvo más remedio que suspirar ligeramente.
–Mucha suerte, Sasuke– pensaba.
...
En los días de ausencia, Kakashi siempre podía contar con Shizune, ciertamente ella siempre ha sido (y fue) de mucha ayuda tanto para Tsunade como para el sexto en estos momentos.
Tener a una persona como ella era garantía de un buen trabajo, más aparte de que Sakura e Ino a veces le ayudaban en sus tiempos libres, sobretodo cuando la carga de trabajo era algo pesada.
Aunque las tres solamente miraron hacía la puerta, la cual comenzaba a abrirse... hasta que el sexto saludó.
–Hola– dijo, cerrando sus ojos, con clara señal de alegría.
Las tres solamente sonrieron en respuesta.
–Ya era hora– dijo Ino.
–Bienvenidos, Hokage-sama– decía. Shizune.
El sexto solamente rascó un poco su nuca después de eso.
–Vamos Shizune, ya hemos hablado de eso– mencionó.
El rubio por su parte solamente abrazó a Sakura, pero había algo más en ese abrazo y, al menos si se le podía preguntar a los presentes, no era una mala sensación... algo que la sonrisa (bastante mal ocultada) de Ino podía dar como indicio.
El sexto solamente pudo sonreír ante eso.
–Bueno, fue un viaje largo y cansado también– mencionó. –Así que pueden tomarse el resto del día libre, Naruto, Shikamaru– dijo.
El joven Uzumaki solamente asintió con la cabeza.
–Nos vemos, chicos– dijo Naruto.
La pelirosa miró a Shizune y habló.
–Estaré en el hospital a primera hora de la mañana para ayudarle con el trabajo que hay restante, Shizune-senpai– decía, recibiendo una sonrisa por parte de Shizune.
La pelirosa miró y se acercó nuevamente a la joven Yamanaka y la abrazo. –Nos vemos, Ino– dijo.
Todos sonrieron al mirar a aquellas dos despidiéndose, pero Ino, por alguna razón, seguía teniendo más brillo en su sonrisa de lo habitual después de que, tanto la pelirosa como el rubio salieran de la oficina, cerrando así la puerta tras ellos.
Había algo detrás, sin duda.
–¿Por qué tanta felicidad, Ino?– preguntó el joven Nara.
Mientras que el Hokage y Shizune estaban poniéndose al corriente con los días que habían estado fuera, un "pequeño" grito proveniente de Ino los hizo saltar en clara sorpresa... aunque la joven Yamanaka entró en razón y aclaró su gargante.
–Esto es algo que yo no debo contarles, muero de felicidad, mucha, muchísima– decía, dejando algo confundidos e intrigados a los presentes. –Pero el momento de que ustedes lo sepan será cuando Sakura lo diga, claro– dijo, mostrando aún aquella amplia sonrisa.
...
Por la noche
Ambos habían tenido una cena bastante agradable, poniéndose también al corriente con las cosas que habían estado sucediendo durante estos días de ausencia.
El hecho de que Karin está sobresaliendo más con el ninjutsu, lo bien que van las cosas con la clínica y el hospital, lo plena y felíz que se siente la pelirosa con respecto a, bueno, todo en sí.
Estar ahí, tener un hogar, a alguien con quien compartirlo lo era todo, definitivamente. Aunque al mirar a Naruto lavar platos, pudo notar la distracción en sus ojos. Habían hablado sobre Sasuke y lo que había pasado en la reunión, era natural preocuparse mucho por un amigo y entendía el actuar de su esposo en ese momento.
Pero había algo que debía preguntar.
–Naruto tú... ¿tú piensas, o bueno, has pensado en que, no sé, en sobre nosotros pero, bueno, teniendo hijos?– preguntó.
Y, así de la nada, Sasuke se desvaneció por completo de su cabeza. ¿Acaso había escuchado bien esa pregunta?
Solamente se pudo escuchar una pequeña risa nerviosa saliendo de la boca del joven Uzumaki.
–Sakura-chan, eh, ¿por qué esa pregunta?– mencionó.
Aunque el rubio, muy rápidamente además, pudo notar que la pelirosa se encontraba mirando hacía otro lado pero, al menos juzgando con su vista, podía jurar que las mejillas de Sakura estaban totalmente sonrojadas.
–Y-yo me refería a cuál es tu opinión o si alguna vez has pensado en que yo y tú, quiero decir, tú y yo, bueno, ya sabes, tengamos hijos... algún día, cla-claro– dijo.
Si al rubio se lo preguntaban, esta era, sin duda, una de las pocas veces en que lograba ver a Sakura realmente nerviosa sobre algo.
Afortunadamente eran nervios acerca de algo bueno.
La pelirosa lo miró de frente nuevamente y pudo notar aquella sonrisa marcada, era como si el tiempo se detuviera y pudiera observar cada detalle en el rostro de él. Incluído el sonrojo enorme que tenía en aquellas mejillas, parecido al de ella.
Esta vez fue el rubio quien tomó la iniciativa y se acercó a su esposa solamente para, después, tomar sus dos manos.
–Soy una persona afortunada, Sakura-chan y muy, muy pero muy felíz– decía. –Y tener una familia contigo me haría, sin dudarlo ni un solo momento, la persona más felíz de este mundo– dijo, sin apartar su mirada y su sonrisa de ella.
La pelirosa solo sonrió, aunque, a su vez, también soltó su mano derecha, mientras aquella otra mano restante aún sostenía al rubio y, ahora y con delicadeza, su mano libre podía ser capaz de acariciar su mejilla.
No había palabra alguna para explicar lo que sentía en ese momento, Solamente un par pudieron salir de su boca.
–Te amo– dijo, con una sonrisa muy marcada y con sus ojos algo cristalizados.
–Te amo mucho, Sakura-chan– dijo el rubio, mirándola.
La pelirosa no pudo evitar sonreír, contagiando aún más a su esposo, para después fundirse en un abrazo.
Un abrazo que representaba las alegrías del presente.
¿Y quién sabe?
quizás las de un futuro no tan lejano también.
...
–¿Estás seguro de intentar esto, Naruto?– preguntó Kurama, mirándolo.
– Después de lo que Sakura-chan y yo hablamos anoche, estoy todavía más convencido que sí– decía, para después girar y mirar al imponente bijū. –Aún si el precio a pagar es mi vida... todo sea para lograr proteger el futuro– dijo.
Kurama lo miró, para después recomponerse, juntando ambas patas para poder canalizar mejor su chakra.
–Esto te dará la llave a un poder que no puedes ni tampoco podrás controlar a la perfección, un poder inestable que, además, viene con varios problemas o efectos secundarios para el usuario los cuales, si te soy sincero, nunca he llegado a presenciar. No tengo conocimiento de si podrían llegar a ser mortales para ti o no, y eso solamente hablando del entrenamiento. La parte restante ya la conoces– decía. –Digamos que, cuando el momento llegue, tendrás solamente una oportunidad para acabar las cosas, si es que pintan demasiado mal– dijo.
Naruto solamente asintió, para después sentarse en forma de loto y juntar ambas palmas, así también para canalizar mejor su chakra.
El imponente bijū miró la espalda de el joven Uzumaki por una última vez y, por alguna razón, pudo volver a mirar a aquel genin cubierto de un espantoso naranja, a aquel mocoso que odiaba por mantenerlo encerrado con un jutsu de sellado... a aquel mocoso que no paraba de gritar.
Kurama solamente sonrió levemente ante ello.
Vaya que había crecido.
–Comencemos–
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top