Capítulo 4.-Tiempo libre
"¿Presentar al gran yo? Supongo que se lo permitiré"
Aunque de cualquier manera puedo hacerme una idea, ¿Alguna crisis en sus tierras? ¿Una rebelión? De cualquier manera es obvio que estos mocosos son herederos de la corona, sólo basta ver sus vestimentas y lo bien aseados que están.
Bueno, la niña se llama Marina Rosewold, y tal como sospechaba es una princesa, la segunda del imperio de Azios (El país de los demonios), y el mocoso es Aleister Rosewold, el tercer príncipe.
El hombre es Aldebaran, el guardi fueán de ambos y según lo que cuentan es la mano derecha del emperador Ericsson Abadón Rosewold.
La chica que los acompaña es una existencia realmente especial, la hija de uno de los cuatro dragones ancestrales. Su nombre es Karina, la reina del cielo.
Una dragona de viento, que según tengo entendido ella solamente es superada por la generación de su padre.
"¿Y que diablos es lo que quieren estos imbéciles? Realmente es molesto tener que mantener una sonrisa"
—Emperador de fuego, le rogamos que nos acepte como refugiados —declara Abadón bajando la cabeza.
La dragona se mantiene con la cabeza en alto, aunque mirando de reojo a Abadón.
Espera, ¿Refugiados? Eso significa ¿Que están en una guerra? Pero teniendo dragones de su lado no les debería ser muy difícil.
—No es que me niegue, pero al menos desearía saber que es lo que está ocurriendo en Azios, después de todo es prácticamente un continente aislado —declara padre.
Al escuchar las palabras de padre, la pequeña Marina empieza a temblar y abraza a su hermano, quién entrecierra sus puños.
La dragona al mirarla bien puedo notar lo herida que está, pero ¿Que pudo lastimarla a ese grado? Los dragones son criaturas por encima del resto, con escamas tan duras que incluso con magia es casi imposible de atravesar, una regeneración que los hace inmortales y sin embargo, esa herida en su brazo no cierra.
¿Qué demonios?
—Sé que suena difícil de creer, pero... Vampiros —musita con frustración.
Espera, la chica que ese dios de mierda mencionó ¿No era la emperatriz de los vampiros?
De cualquier modo, ¿Que tantos problemas podrían causarles a los demonios? Quiero decir, los vampiros están clasificadora como una raza de rango A, mientras los demonios como S, y los dragones como SS.
Además de que tanto dragones como demonios son muchos más que los vampiros, quienes a duras penas alcanzan un millar de personas.
—¿Vampiros? —Mi padre observa a sus visitantes con asombro y desconcierto.
Sin embargo, yo también me encuentro confundido, si de por sí los demonios y dragones individualmente ya son de por sí más poderosos, ¿Qué se puede esperar en una guerra total? Incluso demonios y dragones están aliados.
—Aunque el problema reside en la nueva emperatriz —musita Aldebaran poniéndose de pie-. Mire.
Levantando el cuello, Aldebaran muestra una herida cortante que aún no cicatriza, lo cuál es ridículo considerando que tuvieran que cruzar mar abierto para llegar aquí (Lo cual es alrededor de una semana), por lo que por el tiempo no sólo ya debió haber cicatrizado, sino que con magia de curación o la propia regeneración de los demonios ya debió de haber sanado.
Y sin embargo, se encuentra fresca ¿Por qué? No lo entiendo.
—Esta herida fue hecha a mano desnuda por la nueva emperatriz —declara visiblemente frustrado.
"¡¿A mano desnuda?!"
Al parecer mis pensamientos son compartidos por padre y las sirvientas, ya que si bien la piel de los demonios no es tan resistente como las escamas de los dragones, incluso con una espada sería complicado cortarlos.
—¿Exactamente que demonios está pasando en Azios? —pregunta padre.
Puedo notar la confusión en su rostro, mientras a un lado, Daries se aferra a mí.
—Niños, ¿Podrían salir de la sala? —pregunta padre.
"Maldita sea"
Sin embargo, creía que Azios estaba aislado totalmente, ¿Cómo es que padre conoce de la existencia de una civilización ahí?
Además, ¿Porque vinieron específicamente aquí? De cualquier manera, las cosas parecen haberse puesto un poco tensas.
—...
El mocoso mantiene la mirada fija hacia el frente, está haciendo una expresión de rabia demasiado desagradable para mí bella presencia.
Rose solamente se mantiene escondida detrás de su hermano menor, y Daries sin la menor idea de porqué estamos aquí solamente bosteza de aburrimiento.
—Señorita K-Kazue —musita Adrienne.
Por su aspecto sudoroso es claro que se apresuró a venir aquí, por lo que al menos podemos hablar de lo que sea que le tenga tan preocupado.
—Te sigo —respondo rápidamente.
—¿A dónde vas? —Sonando decepcionada, Daries hace un puchero.
Solamente levanto la mano en señal de despedida, Adrienne me guío hasta el jardín antes de soltar un suspiro.
—B-Bueno, anoche tuve una ¿Cómo lo pongo? Visión, en la que la isla sería arrasada por humanos —declara jugando con sus dedos, aunque pese a intentar no mostrarlo se encuentra temblando—. No sólo eso, sino que usted será esclavizada.
"¿Huh?"
Si todo eso se basa en un sueño ¿Por qué contarmelo? Dudo que vaya a pasar, estando padre aquí, no creo que haya muchos otros monstruos cómo él en el mundo.
Incluso escuché que junto a otros cinco monstruos, conforman los seis pilares del mundo.
Básicamente son los más fuerte del mundo, o al menos así se les considera, pero si así fuera ¿Por qué estaría tan agitada para decírselo al gran yo?
Seguramente tenga alguna habilidad que le permita predecir el futuro o algo, pero ¿Por qué no decirme eso? ¡Calma! Seguramente no me lo contó porqué no confía en mí del todo..
—No te pediré detalles, pero ¿Que tan confiable es eso? Y ¿Cuánto tiempo tenemos? —Pregunto suspirando.
—Cuatro años, P-Pero, podría incluso suceder antes ¡Han invocado a un héroe! —Exclama con preocupación—. Los héroes son fuertes contra monstruos y demonios.
Entonces, no es del todo seguro ¿Cierto? Pero, por su manera de actuar de seguro que hay una probabilidad exageradamente alta de que ocurra.
Y lo mejor sería prevenirme, después de todo ese dios de mierda me da mala espina, en todo caso, por ahora sólo debo ir con cuidado.
Aunque, vampiros ¿Huh? Honestamente no creo que sean una amenaza muy grande si es que comparten debilidades con los de la ficción, pero ¿Y si no?
Por ahora el gran yo no va a pensar en ello, ya que sería un pérdida de tiempo, después de todo no tengo nada que ver.
Cierto, debo evitar relacionarme con esos retoños de demonios, así que intentaré pasar tiempo con Adrienne o algo.
Solamente necesito estar lejos de esos mocosos, ya que no quiero tener nada que ver con sus problemas.
Incluso ese dios de mierda habló de esa vampira, lo más prudente sería simplemente no involucrarse.
—Tendré que encontrar alguna manera de irnos lo antes posible de aquí —declaro cruzandome de brazos
—¿Eh, yo también? —Pregunta señalándose.
"Es evidente, necesito que alguien haga las tareas del hogar, y encima es una recomendación del dios autoproclamado"
—B-Bien —declara con un evidente sonrojo y llevando su mano a su pecho.
Supongo que lo malinterpretó, pero ahora no quiero pensar en ello ni darle más importancia de la que se merece, el gran yo no debe preocuparse por pequeñeces.
"Oye Kazue.... Cuida a tú hermana"
¿Por qué haría eso? No es cómo si ella me importase en lo más mínimo, incluso será un estorbo a futuro, por lo cuál lo mejor sería simplemente abandonarla.
—...
—¿Q-Qué ocurre, Kazue? —Pregunta Adrienne.
Realmente no está pasando nada, solamente me mantuve mirando el horizonte unos minutos, pero al notar la preocupación de Adrienne decidí volver a la realidad.
—Nada, solamente pensaba.
Observo mi mano, y luego miro a Adrienne de pies a cabeza, sorpresivamente tiene una figura muy femenina, incluso de no me sorprendería que lo confundieran con una mujer.
—Esto es vergonzoso —declara visiblemente sonrojado.
"Bueno, es natural que actúe de manera femenina si fue una chica antes"
Tampoco planeo hurgar en su vida sobre como llegó hasta aquí, pero al menos me gustaría saber algo más sobre él. Aunque no puedo forzarlo, eso le haría desconfiar en mí.
Que complicados de tratar son estos seres inferiores.
—Si necesita algo puedo ayudarle, soy un sirviente después de todo —declara llevando una mano a su pecho.
Supongo que pasaré la tarde con él, aunque no me desagrada la idea del todo para ser honesto.
***
La tierra bendecida por dios, con ese nombre es conocido el continente "Laukus", sobre el cuál gobierna desde hace setecientos años una teocracia liderada por descendientes directos de los fundadores.
Bajo órdenes de sus dos gobernantes, múltiples expediciones son realizadas al año con tal de purgar el mal del mundo, lo que se traduce en una guerra continúa contra sus vecinos, los hombres bestias del reino de Kanen.
—Esto es un dolor de cabeza —Declara mi amigo de toda la vida, un pelirrojo de apariencia andrógina.
Ambos somos reencarnados, sí, hemos renacido en un mundo de fantasía, con magia , espadas y todo eso.
—Solamente cállate y estudia, Ranulf —declaro suspirando.
Pese a estar en un mundo dónde la magia existe, pocas veces está resulta útil en batalla, ya que es opacada por las habilidades.
Bueno, al menos por las habilidades raras, muchas de ellas te permiten realizar los efectos de la magia sin gastar maná, donde tú único límite es si tú cuerpo es capaz de soportar los efectos secundarios.
Por poner un ejemplo digamos que alguien que es afín al fuego nace con una habilidad que le permita controlar el fuego, normalmente usará su habilidad en lugar de su magia.
Lo cuál es muy extraño, ya que las habilidades parecen extraer una energía diferente al maná.
Por lo cuál, los grandes aventureros, guerreros u monstruos, dependen más bien de sus habilidades en lugar de la magia en sí.
Aunque, solamente uno de cada millón obtiene una habilidad, y más allá de lo raro que es obtener una, es el hecho de que sea útil.
Por lo cuál, los magos en este mundo si bien son mayoría no son nada frente a usuarios de habilidades.
Afortunadamente, los reencarnados por el mero hecho de haber renacido hemos obtenido una habilidad, escuché que si se es invocado, se obtienen cinco habilidades.
De cualquier manera, todo en este mundo posee maná, y por ende, la capacidad de usar magia, pero debido a que se ve opacada por las habilidades, poca gente llega al pináculo de la magia.
Y me gustaría hacerlo, pero, en la teocracia la magia es considerada un tabú, aquél que la practique es un hereje y deberá ser ejecutado.
"Exactamente ¿Qué son las habilidades?"
Bajo esa premisa, he dedicado buena parte de mi vida a investigar, sin embargo no he encontrado nada.
Solamente sé el mito de su origen, ya que según los más ancianos, las habilidades son un regalo de un apóstol del dragón del infinito, Ouroboros, nuestro Dios.
Desde mi punto de vista, son patrañas pero no puedo decirlo en voz alta si es que deseo seguir con vida.
—Joffridus, cómo sigas así vas a desperdiciar otra vida —declara Ranulf tras soltar su libro y recostarse en el suelo mirando hacia el techo.
Suelto un suspiro, Tampoco es que espere grandes cosas de él, pero si tanto le parece molesto ¿Por qué sigue viniendo? Y por encima de todo sigue ayudándome.
"Tan extraño"
—Idiota —Musita Ranulf.
Tras eso, cómo el resto de días, se marcha y me quedo mirando mis manos, acto seguido observo a mis alrededores.
Me encuentro en un cuarto rodeado de libreros con los libros o bien mal acomodados o regados en algún lugar del cuarto.
"¿Estaré pensando demasiado en ello?"
Quiero decir, si solamente ignoro nuestra misteriosa reencarnación ¿Podría vivir feliz? Pero, ni siquiera recuerdo haber muerto, tampoco Ranulf, así que...
—Eres un idiota, honestamente.
Sentado en una ventana, sujetando uno de mi libro, se encuentra un chico de piel pálida, larga cabellera negra azabache y con uno de sus ojos escondidos por su flequillo.
Viste ropa similar a la un mayordomo, con un traje totalmente blanco, en cuanto se percata de el misterioso visitante, Joffridus retrocede.
—Tranquilizate, solamente vengo a hablar, reencarnado.
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