Capítulo 3.-Pensamientos

Éste sujeto simplemente es alguien con quién el gran yo no quiere tener nada que ver, todo acerca de él no hace más que repelerme.

Si fuera por mí, me alejaría tanto como pudiese, sin embargo, dada la situación actual dudo por hacer eso.

—En primera instancia había decidido simplemente observarte, pero ahora mismo ellos han comenzado a moverse —declara con molestia—. De cualquier forma, en cuanto seas mayor de edad simplemente abandona ese lugar y dirígete a Kanen, necesitas encontrar a aquel sujeto que llaman héroe, también trata de hacerte cercana al semi humano que es parte de la servidumbre de esa manera te será más fácil.

“¡¿Ah?! Al menos dame una maldita explicación más detallada bastardo”

—Eso es todo por ahora, solamente hazte fuerte y escapa de esa isla a la mayor brevedad posible —declara con tranquilidad chasqueando lentamente los dedos.

Obviamente intento detenerlo para pedir una explicación y lo único que veo al despertar es el rostro lloroso de Daries en frente mía.

El doctor de nuestra mansión, padre y unas cuantas sirvientas se encuentran alrededor de mi cama, al llevar mi mano a mi cabeza noto que se encuentra totalmente vendada.

En cuanto me ve despertar, Daries se abalanza sobre mí murmurando "que alivio" una y otra vez.

Cerca de la cama, pude ver a un pequeño mocoso con vestimenta de sirvienta (Sí, de mujer), era un niño con orejas y cola de tigre. Por su apariencia puedo suponer que tiene unos cinco o seis años.

“¿El dios de mierda se refería a este mocoso?”

Supongo que el gran yo lo intentará más tarde, no pierdo nada haciéndolo de todos modos, al menos lo haré si me lo topo a solas y con Daries pululando a mi alrededor todo el tiempo seguro que es imposible.

Al mirar a padre noto cierta tristeza en su rostro sus manos se encuentran heridas de lo que infiero serán sus propias uñas.

“Patético”

Esa noche, Daries y padre durmieron en mi habitación, lo más extraño de todo esto es que al gran yo no le incomodó en lo más mínimo.

Yo, ¿Estoy empezando a cambiar?

Al intentar rememorar mis antiguas memorias, noté que a estas alturas ya no solamente eran recuerdos triviales, sino que ni siquiera soy capaz de recordar mi antiguo rostro o cuándo era mi cumpleaños.

“¿Qué me está pasando?”

A este paso, tarde o temprano dejaré de ser yo, no quiero que eso pase, el gran yo no puede desaparecer.

«¡¿Otra vez fallando?!»

Encontraré una manera de evitar esto, estoy realmente seguir, pero por ahora lo importante es hablar con ese mocoso.

De todos modos ¿Por qué tendría problemas para ingresar a un reino de semi humanos? Quiero decir, ya parezco uno, incluso la estúpida de Daries, no debería tener problemas, al menos con su apariencia.

¿Exactamente en qué podría ayudarme ese mocoso? Ese dios de mierda debería de explicar mejor las cosas.

En algún momento de la noche, caí dormido y para cuándo desperté, padre ya se ha ido, mientras que Daries permanece recostada en una colchoneta que trajeron para dormir a mi lado.

“¿Son estúpidos? Para preferir esto a dormir en sus camas, simplemente no lo entiendo”

Me levanto de la cama, me quedo sentado a un borde, observando mis manos.

Ahora mismo, me siento extraño al recordar mi vida pasada, casi cómo si nunca hubiese existido el otro yo.

¿Y si fue un sueño? Y simplemente, todos los recuerdos del gran yo fueron creados por ese dios, no ha mostrado poder hacerlo, pero si es un dios...

“¡Cálmate, este no es el gran yo!”

Suelto un suspiro, me pongo de pie y acerco mi mano a la puerta de la habitación, cuando escucho a alguien tarareando, aquella tonada tan mítica y clásica, de esa serie en la que un niño buscaba siete esferas.

Al abrir la puerta, el niño se queda perplejo al verme, lo cual supongo es normal al tener vendada la cabeza.

—Hey mocoso —declaro con seriedad.

El menor se paraliza al escucharme, sin embargo, quizás entendiendo que en ese momento no estaba hablando la lengua de este mundo, me miró con total sorpresa.

“Esto podría ser.... Si realmente es del otro mundo, significaría que al menos el gran yo fue real, que existió”

—¿E-Eres del otro mundo? —pregunta con timidez.

En su cuello, se encuentra un collar de acero aparentemente inoxidable, su color es negro azabache.

Me quedo pensando en cómo responder.

—Finalmente, finalmente... —rompiendo en llanto, me abraza.

“¿Qué se cree este mocoso?”

Al final, no pude apartarlo de mí.

—El gran yo no es capaz de comprender tu actuar, mocoso —declaro suspirando.

Con su nariz moqueando, se encuentra sonrojado y alejado de mí tanto como el pasillo lo permite.

—¿Quién eres? —pregunto señalandole con el dedo índice.

— S-Sí, m-mi nombre es Adrienne, señorita —declara desviando la mirada.

“Esa inseguridad suya me dan ganas de darle un puñetazo”

Aunque tengo que evitar hacerlo, al menos de momento, además ¡Esta es una oportunidad de demostrarlo! Que aquél mundo no fue una ilusión, que ese yo existió.

Que las memorias del gran yo no fueron fabricadas, definitivamente no fueron.

—¿Eres un reencarnado? —Sin darle más rodeos, pregunto sin desviar la mirada.

—Y-Yo, lo soy ¡Fui una estudiante de ciencias! Estaba en clases cuando repentinamente todo se tornó blanco, y antes de darme cuenta... Pues —Jugando con sus dedos y alternando la mirada entre el piso y yo, Adrienne se ve indeciso de decirme algo.

¡Además! Su situación es muy parecida, su sexo biológico cambió.

—El gran yo fue el dueño de una empresa... Hmm...

Ah, no puedo recordar el nombre ¿De que era la empresa? ¿Que hacíamos?

—El gran yo fue heredero de un compañía, y desperté como la hija del rey de los monstruos —musito desviando la mirada.

Al final, ¿De verdad estoy perdiendo mis memorias?

—S-Supongo que también lo tuviste complicado —Declara Adrienne con una sonrisa forzada.

Repentinamente, siento una presencia detrás de mí, y como es obvio se trata de Daries, la estúpida de mi gemela.

—Y-Yo, lo siento ¡S-Señorita! —Exclama Adrienne paralizado de los nervios.

—Oye, Kazy ¿De que hablaban? No pude entenderlos —Pregunta confundida.

Adrienne se estremeció, quizás preguntadose que nos pasará si alguien se entera, pero tengo un plan para eso.

—Si te callas prometo acompañarte a uno de tus juegos —Con mi oferta en mano, solamente quedaba que la simple y torpe Daries aceptara.

—No creas que aceptaré con tan poco, no me tomes a tonta —declara cruzándose de brazos y desviando la mirada, claramente se encuentra tentada ya que está temblando.

—Iré al evento contigo —Declaro suspirando.

Al oír eso, sus ojos se iluminan y comienza a saltar de alegría, tras un rato saltando, me sujeta de los hombros.

—¿Lo prometes? —Pregunta mirándome fijamente.

—S-Sí, solamente si cumples tu parte —respondo no muy seguro.

—¡Lo haré! Tengo que ir a responder la invitación —declara corriendo a toda velocidad hacia su habitación.

Suelto un suspiro, honestamente estoy dudando de si lo que acabo de hacer fue lo correcto, espero que ese estúpido dios no me haya tomado el pelo, aunque existe una alta probabilidad de que en efecto lo haya hecho.

De todos modos, lo hecho, hecho está.

—S-Señorita, tengo que irme o las sirvien-

—Tan molesto, piensa un poco ¿Con quién se supone que estás hablando? —pregunto señalando mi sien.

—Ah, ¡La joven señora de la casa! —exclama golpeando su palma derecha con su puño izquierdo.

Aunque preferiría no utilizar ese nombre honestamente, y para empezar ¿Que beneficio tiene tener cerca a este semihumano? Supongo que lo sabré con el tiempo, por ahora solamente me dedicaré a seguir viviendo.

—Llámame Kazue, Adrienne —declara con seriedad.

"Kazue", mi nombre en este mundo. Incluso ahora me resulta incómodo ser llamado de dicha manera, pero supongo que no hay de otra.

—B-Bien, K-Kazue —Declara con una sonrisa.

Lo observo fijamente y me acerco para verlo mejor, por inercia Adrienne retrocede.

—¿De verdad eres un chico? —pregunto.

Adrienne se sonroja y asiente.

—Aunque, como antes fui una chica supongo que no me incomodan estás ropas —responde cabizbajo.

Eso me hace preguntarme ¿Está mal vista una pareja homosexual? Quiero decir, por la forma en la que se expresa supongo que fue maltratado en su hogar.

Así que, por lo menos puedo asumir que las actitudes "afeminadas" no lo son.

“¡Que listo es el gran yo! ”

—Bueno, al gran yo tampoco le fue fácil adaptarse a ser una chica —respondo soltando un suspiro.

—Supongo que ambos la tuvimos difícil —responde riendo incómodamente.

Ambos nos quedamos callados, aunque ella podría ser más bien por no confiar del todo en mí, ya que mira constantemente hacia las escaleras, o al fondo del pasillo.

—Supongo que es todo por ahora, luego continuaremos hablando —respondo volviendo a mi habitación.

—B-Bien, gracias K-Kazue —musita Arienne.

Una vez con la puerta cerrada suelto un suspiro y observo mis manos.

"El gran yo tuvo suerte", ese pensamiento siempre ha rondado mi cabeza, pero viendo a Arienne puedo confirmarlo, el gran yo pudo terminar como un esclavo.

Y sin embargo, renací en una familia acaudalada. Aunque tampoco es culpa del gran yo, si no hubiese sido por ese bastardo... Ni siquiera hubiese muerto para empezar.

—Ahora, el gran yo tiene que ir a una estúpida fiesta ¿En qué estoy pensando? —Musito para acto seguido arrojarme boca abajo a la cama.

“Qué molestia”

Si tan sólo hubiera hecho caso omiso al autoproclamado dios, me habría evitado esta molestia, después de todo es seguro que tendré que arreglarme.

“Supongo que al menos iré a dar una vuelta”

Tras pensarlo un tiempo, salgo de mi habitación y mientras bajo las escaleras, veo a una sirvienta mirando con repudio a Arienne, quién solamente hace una sonrisa forzada.

En su mejilla observo un ligero moretón, tras un rato, la sirvienta simplemente se marcha, dejándolo ahí, rodeado de platos sin lavar.

“Patético”

Obviamente, no tengo la intención ni la menor necesidad de ayudar, después de todo incluso se mostró incómodo antes por lo que al menos de momento puedo dejarlo ser.

El gran yo buscará otra forma de acercarse a él, aunque tengo la sensación de que eso no será muy difícil, pero, al menos por ahora eso no es prioridad.

Simplemente me mantuve vagando por el palacio, hasta que el sol se puso. Para ese momento estaba en el jardín, observando la puesta del sol.

Cerré mis ojos y dejé que la tenue brisa me arrullara.

—...

Al abrir mis ojos me encuentro a un niño sonrojado, observándome totalmente embelesado, un par de cuernos sobresalen a ambos lados de su cabeza.

“¿Un demonio? ¿Qué hace aquí?”

Al observarlo más detalladamente, puedo notar que se encuentra vestido bastante elegante, una camiseta blanca, corbata roja y lo que parecen unos shorts.

Su cabello es negro azabache y corto, sus cuernos tiene una coloración igualmente negra, y su piel es de color rojiza.

“¿Un familiar de padre?”

—H-Hola —Musita sonrojado intentando no morderse la lengua.

“Qué asco”

—Kazy, aquí estabas ¡¿Dónde estuviste metida todo el día?! Ningún sirviente te vió —Exclama Daries furiosa.

“¿De qué habla? Si pasé cerca de varios sirvientes ¿Cómo es posible que no me vieran?”

—Solamente apúrate, padre tiene que presentarte —Declara tomándome de la mano y arrastrándome junto con ella.

El niño demonio se me queda viendo con cara de imbécil, por lo cuál me causa cierto repelús.

Terminamos en el salón, dónde se encuentra una mesa larga, lo suficientemente grande como para permitir que doce personas pudieran sentarse, obviamente con su respectivas sillas.

La mesa es de madera, con tallados de diversas flores a modo de decoración, la silla sigue el mismo patrón.

En el extremo que mira hacia la puerta, encabezando la reunión se encuentra padre rodeado por dos sirvientas.

En la puerta nos encontramos Daries, el mocoso demonio y yo. Mientras que en el extremo frente a nosotros (El que da la espalda a la puerta) se encuentran tres personas.

Una mocosa de unos cinco años, un demonio mayor con varias cicatrices entre ellas un corte vertical en su ojo izquierdo, y una mujer con alas de ¿Reptil?

Espera ¡¿Un dragón?! No, mantén la calma.

En ese momento la niña voltea hacia mí, posee un par de cuernos idénticos al mocoso de antes, y sobre todo sus pupilas de color rojo.

Tras mirarme unos segundos desvía la mirada hacia el mocoso y corre hacia él, por algún motivo me sentí agotado.

—Finalmente te encuentran, Kazue —Declara padre—. Deja te presento a nuestros invitados.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top