Capítulo 12.-Trance

Año 12 de la era post guerra.

—Madre, padre —Un niño de unos siete años se arrastra por el suelo de una ciudad destruida.

Con su cuerpo desangrándose, caído en completa desesperación tras ser asaltado y abusado por un grupo de delincuentes mayores que él,  comenzó a llamar a sus padres en una leve esperanza de que volvieran a la vida para ayudarle.

El niño con cabello de un inusual color mira la sangre que sale por montones desde su pequeño cuerpo.

“¿Voy a morir?”

—Vaya, ¿Qué tenemos aquí?

Al escuchar aquella amable voz, Luke no pudo evitar intentar suplicar por su ayuda aunque sabe que en su estado es prácticamente imposible sobrevivir a estas alturas.

—Bien, te voy a salvar —dice cortando levemente sobre su muñeca y derramando sangre en la boca de Luke.

A los pocos segundos, Luke comenzó a retorcerse de dolor a la vez que sintió como su cuerpo se está quemando por dentro, y comenzó a creer que tomó la decisión equivocada al pedir ayuda a esa mujer aunque no se lo haya dicho directamente.

—Aguanta, todo terminará pronto —dijo sentándose a un lado del menor.

Y tal como dijo se cumplió, dejó de sufrir, todas sus heridas han sanado e incluso puede decir que se siente mejor que nunca.

—¿Qué me hiciste? —preguntó Luke, temeroso.

—Compartí mi sangre contigo, ahora eres mi apóstol o algo así —dice con tranquilidad.

Observandola bien, Luke dedujo que al menos por apariencia debería ser menor de veinte años, y que además probablemente es la mujer más bella que ha visto en su corta vida.

Sin embargo, una duda surgió en él.

—¿Q-Quién es usted?

—Um, no tengo algo como un nombre así que puedes llamarme como te plazca —declara su salvadora.

Unos cuantos años después.

—¿Eso es todo?

Luke está tirado en el suelo, jadeando y con la nariz ensangrentada, su salvadora se encuentra como nueva y sin ningún rasguño.

Durante este tiempo, Luke aprendió que la existencia delante suyo era especial y no tanto por salvarlo, sino porque su cuerpo dejó de crecer y su fuerza.

Ni siquiera las bestias más salvajes se atreven a acercársele en lo más mínimo y los humanos que le intentan poner una mano encima son apaleados.

Sí, ella no es humana.

—¿Tuviste suficiente por hoy? —pregunta con una sonrisa—. Si es así, atiende tus heridas antes de que empeoren.

Luke asintió,  para él, quién perdió a toda su familia, ella es lo más cercano a una madre, no sólo lo ha protegido sino que también le ha enseñado a protegerse.

Le ha ensañado a cazar, cocinar y demás habilidades de supervivencia básicas.

“Espera” pensó Luke.

¿Eso realmente fue lo que sucedió? Teniendo la sensación de que está olvidando algo realmente importante, Luke se sujeta la cabeza.

—Tiene razón, debo descansar, esto me está poniendo nervioso —declara antes de ver delante suyo a un niño enmascarado ser quemado vivo e implorando por su ayuda.

Sacude su cabeza y lo único que ve es a una pequeña Sophia corriendo hacia él con una corona de flores.

—Cierto, quedaba ella ¿O ya la maté? Puede que ambas sigan con vida.

Luke caminó hasta el calabozo, dónde encontró a la antigua emperatriz de los vampiros hecha cenizas, lo único que queda son sus vendas.

—Entonces ¿Quién eres tú? No eres parte de mi mundo.

Una chica cubierta de heridas, encadenada y seriamente demacrada, toma fuerzas de dónde puede para tratar de mirar a Luke.

Lo que Luke vio fue un rostro carente de ojos, sólo oscuridad, aunque al sacudir su cabeza nuevamente vio un rostro carente de esperazas o siquiera la fuerza para vivir.

—¿Por qué no mueres? —pregunta.

—¿Ah?

—No tiene caso, ya es sólo un cascarón, aunque puede que él me esté viendo ¿No es así?

Con una violencia desmedida arroja una ráfaga de incontables bolas de fuego que terminan por volver cenizas todo en el lugar.

—Ya está todo listo, entonces ¿De qué tienes miedo? —dijo una voz en su oído.

Aunque al voltear, no hay nadie ni siquiera remotamente cerca de él.

—¿Servir a un rey? —pregunta un joven Luke.

Su maestra asiente con entusiasmo mientras acaricia la cabeza de Luke, quien accede a los mimos de quien para él es su figura materna.

—Pero…

—¡Estará bien, no te preocupes!

MUERTE. MUERTE.

—Maestra, no creo que sea buena idea…

—¡No te preocupes! No todos los humanos son así.

MUERTE. MUERTE. MUERTE.

...

—Estoy segura de que en algún momento…

El pulso del cuerpo de su maestra se detuvo por completo, provocando un profundo llanto en Luke.

Se mantuvo estático e inmóvil viendo el cuerpo de su maestra lleno de heridas.

—¿Donde estoy?

Sin embargo, unas horas después nuevamente estuvo de pie, totalmente regenerada y carente de cicatrices en cualquier parte de su cuerpo,  aunque hay algo que se siente distinto.

MUERTE. MUERTE. MUERTE. MUERTE.

Y tal como lo predijo, es como si fuera otra persona totalmente distinta, aniquilando a cualquiera que tuviera enfrente.

El sabe que alguien debe de detenerle, pero ¿Qué se supone que puede hacer?

Y sin embargo no hizo falta, un día simplemente se acostó a dormir y al día siguiente se transformó en un niño con el cuál rápidamente formó una amistad muy cercana.

¿Cuanto tiempo pasó desde que se conocieron? Ni siquiera él lo sabe, ya ha pasado tanto que su mente humana decidió simplemente deshacerse de esos recuerdos inútiles.

—¡Vamos Luke!

En otra de sus “vidas” fue la definición de una princesa y tuvo que fungir como su escolta, aunque constantemente se metían en problemas por su actitud.

—¡Luke!

Otra “vida” algo extraña fue cuando se volvió un ratón de biblioteca, para ese entonces ya existían aviones, vehículos, etc.

—Disculpe… ¿Qué ocurre? —respondió Luke.

—De verdad no escuchaste nada ¿Verdad?

—No, lo lamento.

Su maestra suspiró, y luego musitó unas palabras inaudibles para él, mismas que se vieron eclipsadas ante el sonido de numerosas explosiones que por supuesto les alcanzaron.

—¿Está seguro?

—No cambiaré mi decisión.

Para estos momentos, ya no estaban solos, dos personas más que presuntamente eran hijos: Némesis y Mikael.

—….

Luke no dijo nada, después de todo, tener que separarse de alguien con quién ha estado por tanto tiempo es por decirlo menos, doloroso.

—Ya estoy harto, quiero vivir tranquilo.

Antes de que sus hijos no reconocidos pudieran reclamar, soltó aquellas palabras.

—De acuerdo —respondió Mikael, un ángel.

—Madre, no lo acepto ¡Pero!

Luke suspiró, a sabiendas de que una larga jornada les esperaba, y así fue, aunque finalmente terminaron por ceder y dividirse.

—¿Realmente fue así? Luke.

Luke Howard, sentado en aquél trono miró a su maestra, su benefactora y lo más cercano a una madre para él.

—De todo eso que recuerdas ¿Qué tanto es verdad? ¿Que planeas hacer con Yuam?

Luke no respondió, no está obligado a hacerlo, después de todo, la maestra delante de él no es más que una ilusión, una muy realista que de no saber de antemano que lo es muy posiblemente hubiera caído.

—Tan aterradoras.

Recordó las palabras de la traidora, inaceptable proveniente de una de las hijas de su amada maestra, y si bien nunca llegaron a llevarse realmente bien, él tiene a ambos hermanos en una muy buena estima o quizás ahora es “tenía”.

—Quizás deba matarla —Se dijo a sí mismo mientras truena su cuello.

Se quedó perplejo unos cuantos segundos antes de responder su propia sugerencia.

—No, eso pondría triste a la maestra ¡Cuán triste es la vida de un buen alumno! En verdad difícil.

Se mantuvo en silencio unos cuantos segundos, antes de ponerse de pie y comenzar a andar.

—Trabajo, debo trabajar, por mi mundo, tengo que esforzarme.

***
—Entonces ¿Es alguna especie de domo? —Sugiere August.

—Bueno, no estoy segura —comenta Karina.

Daries comenzó a hacer dibujos en la tierra, mientras hace un puchero debido al aburrimiento.

August suelta un suspiro, seguido por otro de Karina, ambos se dejan caer en el suelo al ser incapaces de obtener alguna respuesta satisfactoria.

—¿Y si la rompemos? —comenta Daries haciendo el ademán de un puñetazo.

—No sabemos si eso nos meterá en más problemas.

—Bien, creo que tengo una idea de cómo salir —declara Karina.

Daries miró hacia August en busca de alguna explicación, aunque el mismo sólo se encogió de hombros al no saber dar una respuesta aceptable a la curiosidad de la chica zorro.

Karina extendió sus alas, tomó a sus dos compañeros y emprendió vuelo hacia arriba, lo que se percataron fue de estar en una especie de pecera, y cerca de la misma una torre bastante antigua.

—Lo mejor será alejarnos de aquí —Dice Karina algo nerviosa.

Y sin esperar a que sus compañeros expusieran sus dudas, comenzó a volar a toda velocidad, alejándose tan rápido como le es posible.

En apenas unos segundos la torre desaparece en el horizonte.

Aunque lo que vieron en Azios Azios tampoco fue muy alentador para ellos, lo único que apareció ante sus ojos fue una tierra en decadencia a punto de morir.

Torres de cadáveres, mares de sangre y muerte sin distinción de ningún tipo.

Karina alejó la mirada en busca de algún lugar seguro y cómodo para aterrizar, teniendo la urgencia de devolver su desayuno.

Terminando por aterrizar en la cima de una colina relativamente lejana del lugar de aquella masacre.

—¿Karina? —Con preocupación, Daries palmea la espalda de la dragona.

—¿Q-Qué demonios? —dice Karina antes de volver a regurgitar—. Esto es… horrible.

—¿Un demonio verdadero? —musita August incapaz de creer lo que sus ojos veían.

Los zopilotes de tres ojos acechando alrededor del lugar no ayudan en lo más mínimo a calmar su pánico.

—En verdad ¿Quién demonios hizo esto? —August comienza a sudar.

Lo que sus ojos están observando, aquello de  lo que está siendo testigo debe ser un paisaje del infierno.

Sumado a ello, aquél árbol estaba ahí, siempre lo ha estado, pero no lo vieron antes porque estaban muy cerca del mismo.

—No nos envió al tiempo equivocado —comentó August.

—Maldición, creí estar lista —dice Karina mientras lagrimea.

—…

Daries miró el árbol, casi como hipnotizada, intentando alcanzarlo con su mano, por lo que August la sacude por los hombros.

—¡¿Daries?! —exclama August.

Casi inmediatamente sale del trance, sintiéndose agotada repentinamente.

—Esto será un problema —dice August—. Lo mejor será ir a un lugar más cómodo ¿No?

Daries ahora era la que estaba afectada extrañamente, temblando y sin fuerzas en las rodillas.

—¿Daries?

Karina, al escuchar la preocupación en la voz de August, pudo volver en sí y ver como los ojos de Daries comenzaron a cambiar a un color rojo.

Aunque siendo intermitentes antes de volver nuevamente a la normalidad para alivio del grupo.

—¡Daries! ¿Estás bien?

La susodicha comenzó a toser, antes de asentir para tranquilizar a sus compañeros, después de todo, si ellos no podían ver el ojo en el cielo ¿No la tomarían de loca?

Sin embargo, su cuerpo cada vez se torna más pesado y el ojo parece haber comenzado a mirarla fijamente. Acción que parece estar drenando su energía vital lentamente.

“Kazy no se quejaría, nunca lo ha hecho” pensó mientras recuerda a su hermana.

Sólo ha sido una carga para ella, incluso cuando se ha esforzado tanto ¿Qué ha sido capaz de hacer por su gemela?

—Nada —susurró una voz en su oído—. No sólo tú, nadie puede ayudarla, es como ver un cerdo correr hacia el matadero ¡Tan divertido!

Sí, una voz que nadie más podía escuchar, aunque Luke pareció percatarse.

No, de seguro fue su imaginación.

—¿De verdad estás bien? —pregunta August.

Daries asiente.

—Sólo estoy algo cansada —musita débilmente.

—Eso, buena niña, no digas nada, tu hermana estará orgullosa de ti.

Daries cerró sus ojos.

—Tengo un poco de sueño.

—¡¿Daries?! —August la toma entre brazos.

Karina anonadada se queda de pie, algo confundida ¿Qué es lo que debe de hacer en una situación así?

—Su corazón está dejando de latir —Comenta el humano, angustiado—. ¡Responde,  Daries!

Finalmente pudo respirar al sentir como el corazón de Daries volvió a latir con normalidad y sin embargo, Karina lo separó rápidamente.

Daries cortó un brazo de Karina.

—¡Qué bien sienta tener un cuerpo!

No sólo los demonios llegaron a este mundo, no sólo los heraldos sino también los primigenios.

—…

August miró perplejo la fría mirada de  Daries.

—Se acabó el juego, Luke Howard.

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