Capítulo 12.-Las cosas nunca van como esperas.
Ciudad Infinity, una mítica ciudadela que se encuentra perdida, se rumorea que en ella habitaron los hombres perfectos, aquellos que vinieron directo desde el jardín de Edén.
Y en esa misma “ciudad”, existieron numerosas especies: Zorros metamorfos, dragones del infinito, monos zen, etc.
Bestias que gracias a habitar en una zona muy rica en energía divina, lograron evolucionar a tal punto que serían una seria amenaza para la vida.
Sin embargo, para los habitantes de ciudad Infinity no eran muy diferentes a perros o gatos, y con su gran poderío y ayudados por un ente misterioso consiguieron someter numerosos mundos.
—Eso dijiste, pero ¿Qué tiene que ver eso con madre? —pregunto a la jueza.
—Necesito que entiendas el lugar dónde estaban, y sobre todo, el nivel de amenaza de lo que quieres enfrentar —declara con tranquilidad.
Suelto un suspiro, el gran yo no tiene tiempo de recibir clases de historia, honestamente ni siquiera debería estar aquí, el funeral de padre...
—La cabeza de dicho clan tuvo mellizas, ambas con un poder sin precedentes, una falleció poco después de nacer y la otra fue llamada "Génesis".
“¿Eh?”
Finalmente captando mi atención, observo atentamente a la diosa.
—El clan Infinity, por sus enormes reservas de energía divina, su cabello suele tornarse gris y es por ello que entre más pronunciado sea el color, mayor poder significa.
“Y me perdió”
—Entonces, un día Génesis vagando por el bosque encontró un amigo, el arma viviente y antiguo dios de la destrucción, “Zavebe”. Su encuentro selló su destino, con el toque de Zavebe fue maldita y tanto su cabello se torno blanco como sus ojos rojos.
“¡¿Eso no es...?!”
Tanto padre como madre, no, espera, no saques conclusiones apresuradas.
El gran yo debe tranquilizarse, debo hacerlo ¡No lo estoy para nada! Espera, aquí hay algo que falla ¿Cuándo fue madre fue infectada?
—Tu madre era una sirvienta de Génesis, y digamos que las cosas se complicaron, lo que llevó a que tu madre fuera infectada voluntariamente.
“¿V-Voluntariamente? ¿Por qué alguien querría eso?”
—Para evitar que Eloah le ponga una mano encima —declara tranquilamente la jueza.
“¿Mi madre estuvo involucrada con Eloah? ¿Cómo? ¿Cuándo?”
—¿Ni siquiera sabes eso? Zavebe, el arma ancestral tomó a Génesis cómo su protegida, su única y más preciada amiga —declara la jueza por primera vez mostrando una expresión de dolor.
Sin embargo, todo eso me es demasiado confuso, quiero decir ¿Por qué ella me cuenta esto?
—Nada es lo que parece —musita con una expresión de dolor.
“No puedo entenderla, ¡El gran yo vino por respuestas y lo que obtengo son más dudas!”
Pero, no puedo mirarla a los ojos, por algún motivo no puedo, no lo comprendo.
—Eso es todo de mi parte, el resto dependerá de ti —musita señalándome con su dedo índice.
Después de ello, me desperté con los ojos algo irritados, Adrienne se encuentra durmiendo sentada y sin soltar mi mano, el sol ya ha salido o eso esperaba, pero por algún motivo el clima es demasiado lluvioso.
Tras ello, me cambié a un vestido formal negro y con un velo que oculta mi rostro, tanto Daries, como yo lo portamos para ocultar nuestra identidad.
El padre de Joffridus no quiso decirnos el motivo, pero aparentemente estaremos a su cuidado hasta la mayoría de edad.
Las noticias sobre la muerte de mi padre han hecho eco demasiado rápido, tanto que se me hace sospechoso pero no tengo ganas de pensar en ello.
Desde que desperté esperé que lo de padre fuese una ilusión, pero lamentablemente no lo fue, tengo la mirada perdida mientras observo el gran ataúd.
Adrienne sostiene una enorme sombrilla que cubre a los tres, Daries se encuentra llorando sobre el ataúd.
—¿No lo escuchaste? La misma enfermedad misteirosa de la madre.
—Esa familia debe de estar maldita.
—¡Que dios nos salve!
Al notar la mirada de Adrienne, quién por primera vez muestra un lado más agresivo, ambas se callaron y fingieron ignorarnos.
—Está bien —digo hacia Adrienne.
—Kazue —musita Adrienne con una voz que denota tristeza.
—Kazy ¿Qué vamos a hacer? —pregunta Daries mirándome con los ojos rojos.
Solamente atiné a darle un abrazo, dejamos unas rosas, que rápidamente fueron arrojadas al suelo por la lluvia torrencial.
Tras eso regresamos a la residencia de la familia de Joffridus, él mismo peliazul se encuentra esperándonos en la sala de estar con lo que parece ser té.
No intercambiamos palabras, en silencio total, me senté junto a Daries y la hice tomarse el té caliente.
Adrienne se sienta a mi derecha y con elegancia toma su propio té.
“En verdad ¿Qué hará el gran yo? No puedo abandonar a Daries”
Pero, ¿De verdad podré protegerla? Con Eloah tras de mí, no creo que sea la mejor idea estar acompañada, quién sabe que clase de ideas se le ocurran en un futuro.
Lo mejor podría ser abandonarlos ¿No? A mi lado correrían peligro, debería estar bien si solamente soy yo, tampoco es que haya sido precisamente una buena persona.
Ah, mi cabeza se siente tan confusa ¿Que debería hacer? Padre, madre, quién sea ¿Podría decirme que se supone que debo hacer?
Me da completamente igual, pero por favor, alguien dígame que tengo que hacer, para al menos asegurarme que Daries y Adrienne no se vean involucrados.
—Kazue ¿Estás bien? —pregunta Joffridus haciéndome volver al mundo real.
—¿Eh? Sí, el gran yo lo está —digo intentado agarrar la taza pero mi pulso inestable hace que me sea imposible.
“No, no lo estoy”
—Ah, algo debe andar mal con el gran yo —digo observando mi intento fallido de levantar la taza.
“Piensa, tranquila”
—¿Monstruos? —Una voz desconocida me hela por completo la sangre.
Al voltear me encuentro a un hombre de quizás unos veinte y tantos años, vestido con un traje azul y lo que parecen pantalones blancos, lo más resaltante es esa mascara totalmente blanca con un dibujo simple de una sonrisa.
Pero, lo realmente extraño es lo que porta en la mano, una pistola que me coloca en la nuca.
“¿Cómo llegaron aquí? ¿Quién es? ¿Por qué tiene una pistola?”
En estos momentos quiero echar la culpa de delatarnos a Joffridus pero dado su rostro de sorpresa dudo poder recriminar algo.
—Oh, ¿Pueden entender lo que digo? —En ese instante, hablando español, pude entender algo.
—¿Un reencarnado? —musito aunque mi terror sigue alto.
Y seguirá así mientras él no baje esa arma, y tal parece que él no tiene intención de ceder, por lo que respiro hondo y golpeo su costilla con mi codo.
Aprovechando esa distracción, en un instante tanto Daries como Adrienne saltaron para golpearlo con una patada en el abdomen.
El sujeto es enviado fuera del recinto, por lo que inmediatamente tomo a Joffridus de la mano y los cuatro comenzamos a correr en busca de ayuda.
Aunque, cuando llegamos cerca de mi cuarto nos encontramos con los demonios, Ranulf y el padre de Joffridus.
—¡¿Están bien?! —exclama el calvo (El padre de Joffridus).
Joffridus se encuentra todavía en shock, yo por mi parte, comienzo a andar hacia ello, pero recibo una bala en mi pierna, provocando que caiga.
Sangre brota desde mi pierna intento aguantar el dolor y volteo para encontrarme con lo que esperaba, el hombre de la máscara sonriente se encuentra apuntando a mí.
—¿No saben que es de mala educación interrumpir a alguien cuándo está hablando? —Cuestiona con gran tranquilidad.
“Estaremos bien ¿Cierto? Tenemos a un demonio experimentado y una dragona”
—De todas formas ¿No pueden quedarse quietos y morir? Ya saben, por el bien del mundo —Nuevamente apunta a mí y dispara.
Aunque en esos instantes por mi mente pasó la idea de transformarme, y de esa manera me convertí en un pequeño zorro y la bala falló.
—¿Uh? ¿Sin conjuro? —musita el sujeto visiblemente sorprendido.
Aprovechando eso, Aldebaran apunta con uno de sus dedos y una gran llamara es emitida hacia el hombre de la máscara sonriente
Naturalmente me hice a un lado, sólo para encontrar que fui leída por ese sujeto quién ahora porta una espada de la nada.
Aunque poco le duró el gusto ya qué casi instantáneamente la dragon se puso frente a él y con un puñetazo lo hizo atravesar la pared, destruyendola y cayendo en el jardín desde un tercer piso, la lluvia no ha cesado.
El hombre comienza a toser sangre ¿Cómo lo sé? Pues hay sangre saliendo de la zona de su boca, aunque no parece moverse, la dragona lo mira con hostilidad.
Suelto un suspiro, y vuelvo a la normalidad, aunque no contaba con qué el vestido obviamente fue quemado al estar en medio.
Los mocosos abrieron en par los ojos pero Adrienne inmediatamente corre a interponerse en el camino, mirándolos con una fiereza francamente extraña en él, también Daries hace lo suyo.
Con ellos como cortina alcanzamos mi habitación y nos cambiamos por ropa sencilla, es decir, una camisa y shorts, igualmente para mí es la primera ocasión que veo a Adrienne sin tantos volantes.
Aún sin eso, luce extremadamente femenino ¡Pero es un hombre! El gran yo lo sabe.
Obviamente la princesa nos acompaña, Adrienne por propia voluntad se puso una venda y por ende tengo que llevarlo de la mano.
Tal parece que el resto lo ve cómo una chica prácticamente, aunque no están tan errados, fue una después de todo.
En todo caso, cuando terminamos de vestirnos, salimos, mientras el padre de Joffridus revisa un mapa.
—Volveremos a propiedad de Reigiel, esto parece ser una situación grave —musita.
—Sí, he confirmado que hemos sido atacados en diferentes puntos de la isla, el puerto fue tomado en un abrir y cerrar de ojos —declara Aldebaran.
—Precisamente —musita una voz femenina, proveniente de un chica de larga cabellera azul marino, con una máscara que tiene dibujada una cara llorando.
Su vestimenta consiste en un vestido negro, debajo de su falda que es extremadamente corta tiene lo que parece un short, medias hasta el muslo y una altura de alrededor de 1.68, porta una espada enfundada en su cintura.
—Venimos de la teocracia de Laukus, por órdenes de sus santidades Israfiel y Felice, ustedes los monstruos tiene que ser exterminados, incluyendo a sus simpatizantes —declara mirando específicamente a la familia de Joffridus y a Ranulf.
El padre se interpuso delante de ellos, aunque de poco importó ya que desde el suelo surgió una lanza que perforó en el hombro derecho del señor calvo.
Aunque no sirvió de mucho ya que congeló la lanza y su propio brazo.
Aunque rompiendo el suelo y apareciendo en medio de nosotros aparece un hombre corpulento de alrededor de unos cuarenta años, protegido por una gruesa armadura dorada.
—¡Por la gloria de la teocracia! —exclama con gran entusiasmo.
“¡¿De dónde viene toda esta gente rara?!”
—¡Todos arriba! —exclama la dragona.
Haciendo caso al instante, todos saltamos, mientras el piso se rompió en dos y toda la pared exterior comenzó a caer.
La dragona se pone debajo de nosotros y se transforma en su forma de reptil volador, sacandonos a toda velocidad, aunque una bala en su ala nos hace caer en picada.
Terminamos cayendo no muy lejos de ahí, la dragona vuelve a su forma humana, sorpresivamente con ropa.
“Tengo que preguntar sobre eso luego”
En todo caso, estando en este clima la magia ni habilidades de fuego serán útiles.
O eso creía, la dragona expulsó un potente aliento de fuego, generando una inmensa nube de vapor.
Tras ello, conmigo herida en la pierna y la dragona de una de sus alas, emprendimos camino de vuelta a casa.
“Padre, lamento tener que dejarte”
***
—Ah, se escaparon —dice el de la sonrisa sin mucha preocupación.
—¡Vuelvan y enfrenten la justicia cobardes! —exclama Kane.
La enmascarada de la cara triste por su parte observa su mano.
—Señorita, ¿Porqué no desenvainaste? Podríamos haber evitado que se escapen —declara el compañero santo de la "señorita".
—Doumo, te he dicho muchas veces que mi nombre es Reina, no señorita —declara la peliazul—. Además, esa chica tenía una energía extraña sobre ella.
—¡Pues claro! Tiene demonios de acompañantes y es un mounstruo emulando a un humano —declara Kane con energía.
Reina suspira.
—¿Por qué acabé en este mundo? Y los otros invocados son de distintos mundos —declara con cierto rencor.
Y con eso, se prepararon para ir detrás de sus presas.
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