Capítulo 10.-Derrota humillante

***

—Entonces si aquello no es magia ¿De qué se trata? —pregunto.

—Digamos que no usan maná en sí, sino la energía de dónde se origina, es decir, usan de cierto modo la energía proveniente de universo en sí —explica no muy convencida.

Y honestamente no estoy muy segura de entender lo que dice pero al menos entiendo que no se trata de magia en sí, o al menos no de la forma que la conozco.

Antes de que me diera cuenta, amaneció y aunque tuve la intención de despertar a Ange, en ese momento me percaté de una cosa: La barrera está desapareciendo.

Y el único olor que logro captar es el de sangre fresca a una distancia no tan lejana.

Mi cuerpo se paralizó, recordando lo sucedido hace ocho años.

En aquél entonces no pude hacer nada, no pude proteger a Daries, ni siquiera huir, solamente doblegarme ante Artkuz.

Y entonces ¿Qué pasó con estos ocho años de preparación? Mi cuerpo ni siquiera me responde como quiero.

“¡Vamos! Muévete”

—¡¿Kazy?!

Volteo tras escuchar el llamado de mi gemela, tras ella viene el resto del grupo, todos aún vistiendo su ropa para dormir.

—¿Qué ocurrió? —pregunta el héroe.

—Ni idea, y lo que me viene a la mente no creo que sea diferente a lo que imaginan ustedes —declaro.

—Kazue y Reina síganme, el resto protegan a la familia de Ericsson —declara el héroe.

“¿Yo?”

Reina se acomoda su katana en su cintura antes de que empecemos a correr.

Aunque no entiendo porqué fui elegida.

Tras un rato llegamos al pueblo, la lucha de esos dos provoca temblores que nos dificultan el caminar.  

Lo que nos encontramos en el pueblo no fue diferente a lo que imaginé, todos fueron asesinados, sin embargo, todos parecen haber sido atravesados con distintas armas a la vez.

—¿Qué hago? ¿Qué hago?

Escuchamos una voz temblorosa no muy lejos de aquí, una que se me hace extrañamente familiar, pero decido ignorar ese hecho al menos por el momento.

Cuándo encontramos el origen de la voz, es la mismísima Sophía, quién parece altamente preocupada por algún motivo.

—...

Nos quedamos viendo durante unos segundos, incluso Sophía parece tardar en captar la situación en la que se encuentra.

—Tienes dos segundos para explicar la situación —declara Kermar.

—Sobre eso, será inútil que intentes dañarme, soy un fantasma —declara Sophía—. ¡Ese no es el problema! Luke ha perdido el control.

“¿Luke? ¿El mayordomo?”

—No juegues con nosotros, sabemos que eres la culpable de todo esto —declara Reina.

Sophía niega con su cabeza, mientras juega con sus dedos e intenta buscar las palabras correctas a usar.

—Ciertamente soy Sophía, pero no fuí quién hizo esto —declara mirandome de reojo—. Yo, morí hace diez años y desde entonces he vagado como una fantasma, la Sophía que ustedes conocen es falsa.

“Esperaba algo así, pero dudo que estos dos le crean”

Y no es que yo esté muy segura de esto realmente, me refiero a confiar en lo que dice.

—De momento tenemos otra prioridad ¿No? —pregunto sin mirar a Sophia.

Con eso en mente fuimos a buscar supervivientes, lo cuál fue más bien inútil, y al sentir de nueva cuenta la tierra sacudirse, decidimos cambiar nuestro destino hacia ese lugar.

Lo que nos encontramos fue a Ericcson arrodillado, con múltiples heridas y de frente, aquél mayordomo con su traje apenas cubierto por una pequeñas manchas de polvo y sangre que seguramente venga de Ericcson.

—Oye, enserio ¿Qué eres? —Ericsson se limpia la sangre de su boca y se pone de pie.

—Un humano —declara Luke—. Pero entiendo que les parezca fuerte ante sus ojos ¡Pobres criaturas limitadas por el maná!

“Creo recordar que Némesis tampoco usa maná”

—En efecto, y está persona delante tuya es mi compañero por así decirlo —musita.

Esto va de mal en peor, ¿Eso no significa que prácticamente es un semidios?

—Luke —musita Kermar.

—¿Oh? Vaya, es gratificante ver un rostro conocido ¡Qué tragedia estar en bandos diferentes!

Mientras sobreactua, Ericcson levanta la tierra que pisa Luke y al mismo tiempo en mitad del aire la vuelve barro.

Al verse sin punto de apoyo, Luke comienza a caer y Ericcson trata de arremeter contra el pelinaranja, pero un par de lanzar atravesaron la pierna derecha del rey de las bestias desde el suelo y luego simplemente se esfumaron.

Luke logra caer de pie, frente al adolorido Ericcson.

Pese a querer intentar ayudar mi cuerpo no responde y tampoco parece mejor para el resto, quiénes incluso tragan saliva.

Nuestros instintos nos avisan con todo lo que tienen que si vamos ahí, moriremos sin ninguna duda.

—¡¿Por qué haces esto?! Incluso si trato de recorda-

—¿Un motivo? No hay, sólo fue una orden —responde inmediatamente.

—Entonces, no eres mejor que una marioneta —declara Ericsson sonriendo.

El cuerpo del rey de las bestias comienza a tornarse rojo y aquello cerca de su cuerpo comienza a incendiarse.

—Si eso me permite cumplir mis órdenes, lo haré —responde sin ningún apice de duda—. No hay más, es algo que no necesitan entender.

Con un chasquido, el cuerpo de Ericsson fue apresado por varios escudos , mismos que se derriten al instante.

—Veo qué no quieres hablar y tampoco cambiar de opinión ¡Entonces la única manera de lidiar contigo es matandote!

Rápidamente se abalanza contra Luke, quién esquiva a último momento con gran serenidad, sin embargo las altas temperaturas que maneja ahora mismo el cuerpo de Ericsson le provocan una pequeña quemadura.

Incluso sus lanzas o espadas, se derriten al instante.

—Se acabaron los jue-

El brazo de Ericcson cae al suelo, Ericsson pierde su transformación, mostrando un cuerpo severamente dañados, con múltiples quemaduras de tercer grado y gracias a ese fuego, su herida se cauterizo y no sangró.

—...

Un pequeño fragmento de un vidrio rojo es sostenido en la punta de la mano de Luke, quién lo mira con indiferencia.

—Luke...

Ante la mirada complicada de Kermar, Luke suelta un suspiro.

—Se acabó, ¿Dónde está el tesoro? —declara Luke ahora sacando una pistola, pegandola a la frente de Ericsson.

“¿En serio? Se supone que es el hombre más fuerte”

—Eres un maldito monstruo —declara Ericsson jadeando—. Pero ¡Me nie-

Un disparo fue suficiente, y el silenciose hizo, Luke quién prácticamente está ileso, acabó con el que se supone estaja en la cima.

—¡Responde! ¿Por qué estás haciendo esto? El Luke que yo conozco...

Antes de que siguiera, le corté el paso, Luke nos miró de reojo con una sonrisa.

“Esta persona ¿De verdad es humano? ¿Pueden ser tan fuertes? Y ¿Qué con esa magia que utilizó?”

Mis manos están temblando, lo sé y estoy totalmente consciente de ello, no hay manera de que ganemos contra ellos.

—Kermar, el poder lo es todo —declara Luke brevemente.

Tal y cómo yo, Kermar se muestra confundido por su respuesta, pero no es momento de ello.

—Ahora ¿Y el tesoro? —Luke toca el suelo y cierra los ojos.

Incluso Reina está paralizada, consciente del peligro en el que nos encontramos ahora mismo.

“¿Qué hago? Para sacarnos de esto”

—Lo siento, pero se acabaron los juegos.

En un instante nos vimos rodeados por numerosas espadas, lanzas, escudos e incluso nuestro entorno mismo cambió por el de uno totalmente rocoso.

Una roca rojiza y un cielo meramente estrellado, sin nubes ni Luna.

A lo lejos lo único que se puede observar, es la tierra.

—¿Qué es esto? —pregunto anonadada.

—Bueno, lamento informarte que es una ilusión, un recuerdo, aunque el lugar dónde estamos si que existe —declara.

—¡Luke! —exclama Sophia.

El mayordomo suelta un suspiro y me deja únicamente a mi libre, Sophia trafa saliva mientras flota hasta delante mía.

—Con esto lo has entendido ¿No? —musita Sophía—. No puedes ganar.

Pese a querer contradecir sus palabras, nada me viene a la mente y de sólo presenciar a esta persona, mi espíritu de lucha se ha roto.

“No tienes oportunidad” Tales palabras aparecieron en mi mente, imposibles de rebatir.

—¡No la escuches! —declara Kermar.

—Kermar, déjame decirte que yo ni siquiera podría ponerle un dedo encima a mi señora aunque quisiera —declara Luke—. ¡Es un auténtico dios!

—Esto no tiene sentido —musita Kermar—. ¿Acaso no se dan cuenta de lo estúpida que es su idea?

Pese a las palabras de Kermar, la sonrisa apacible en el rostro de Luke no desapareció en lo absoluto.

—Si te unes a mí, al menos tendre-

—Sophía, la niña zorro se unirá a mi señora —declara Luke.

La susodicha se quedó de piedra, y sólo atinó a decir: "Ya veo".

—Y-Yo nunca he aceptado eso —reclamo.

—¿Crees poder oponerte a mí? —pregunta.

¿Es enserio? Estoy comenzando a pensar que Eloah me hizo algo para atraer tanta desgracia.

En un instante, Reina apareció delante de Luke, intentando ensartar su lanza en el ojo del mayordomo.

Sin embargo, fue detenida en seco por un escudo.

—Están dentro de mi territorio ¿Qué es lo que piensan que me pueden hacer?

Y acto seguido fue ensartada por numerosas lanzas. Cayó al suelo, desangrándose, pero sorpresivamente aún viva.

“¿Qué hago? ¿Qué debo hacer? ”

—Ahora.

Tras ello, la zona despareció y pese a que estamos libres, no fuimos capaces de mover ni un músculo. Luke se acercó hasta el cadáver de Ericcson y al chasquear los dedos, un libro apareció encima del rey de las bestias.

El mismo libro empezó a brillar de un dorado tan resplandeciente que nos cegó por unos segundos, antes de tomarlo con su mano desnuda.

—En todo caso, deberían tener cuidado —declara Luke—. Pronto regresaré por ti.

Sophía solamente se mantuvo a una distancia considerable, cabizbaja, mientras que Luke chasquea los dedos y antes de darme cuenta, no estaban delante de nosotros.

Sentí mi cuerpo débil, antes de golpear la arena, incluso ahora ¿No hay nada que pueda hacer? ¡Fueron ocho años! Ocho malditos años y todavía no soy capaz de hacer algo.

Así, humillados y derrotados, regresamos con la familia de Ericsson a explicar, claro que no nos quedamos más tiempo.

Mucho menos cuando prácticamente nos estaban señalando como culpables de todo este desastre.

“No lo entiendo ¿Qué debo hacer?”

Hasta el día de hoy me sigo preguntando ¿Qué sentido tuvo renacer aquí?

—¿Están todos listos? —Pregunta August listo para conducir el carruaje.

Todos estamos en completo silencio, Dsries toma mi mano y Adrienne lo mismo, me encuentro mirando hacia el piso.

—Es imposible —musita Némesis—. Hagas lo que hagas, no podrán ganar, esa es la clase de enemigo a la que te enfrentas, un dios.

“Haga lo que haga"

Entonces ¿Qué he estado haciendo todo este tiempo? ¿Para qué me he esforzado? Y da igual cuánto intente pensar en alternativas, me encontré a un muro que no puedo superar.

—...

No hubo ningún intercambio entre mí y Némesis aparte de ese.

La única idea que rondaba por mi cabeza es sobre contarles el hecho de que el tal Luke me llevará así sea a la fuerza.

“No quiero que mueran, al menos eso...”

Si tan sólo eso se me fuera concedido podría tener mi consciencia mucho más tranquila.

Siendo ya de noche, tuvimos que acampsr en medio de un denso bosque, y para evitar algún ataque de una bestia mágica, encendimos una fogata.

Dado que no pude dormir en todo este tiempo, decidí separarme un poco para hacer mis necesidades.

—...

“Soy una chica”

Tal pensamiento que creí haber superado volvió a mí.

“No pertenezco a este mundo"

—Y no lo harás —musita Némesis.

Sin embargo, la sentí algo diferente a su usual yo.

—Kazue, deja esa estúpida idea de querer ir en contra de Eloah o de mi madre —comenta cabizbaja—. Lo único que terminarás haciendo es...

—¿Kazue? —musita Adrienne.

Mi cabeza se siente extraña, no puedo pensar en ninguna salida.

—¿Quién es esa persona?

“¿Puede ver a Némesis?”

No, espera, había alguien más que puede imitar apariencias.

—¡Cuidado!

Adrienne me empuja hacia abajo, y una lanza atraviesa su abdomen.

“¿Eh?”

Sí, Artkuz Leince está apuñalando a Adrienne, y detrás suya el otro enmascarado de aquél día y el hombre musculoso.

—Ha sido un largo, muy largo tiempo ¿No crees?

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