Capítulo 1.-Partida
—¿Perdón?
El gran yo no puede creer lo que escucha, sigo estupefacta, después de todo ¿Irme de viaje con el mocoso?
—Bueno, él se reunirá con cierta persona que podrá ayudarte —declara la señora de la casa.
—Bien...
“Si es por reunirme con Daries y Adrienne”
Honestamente, he estado desconectada del resto del mundo, casi cómo si estuviéramos aislados.
Desconozco si ha sucedido algo relevante, aunque me gustaría que hubiera algún noticiero, quiero decir, ¡No sucede nada interesante aquí!
O quizás es porqué no me siento del todo cómoda, aunque no es que me traten mal.
—¿Kazue?
Después de hablar con la señora, me fui a sentar debajo de un árbol, con la suerte de encontrarme a la hermana del mocoso.
Para ser sincera no recuerdo sus nombres ¿Me los dijeron? Bueno debieron de hacerlo en algún momento.
¿Será de mala educación el preguntar? ¿Me verá como una idiota o algo?
—Veo que todavía no recuerdas mi nombre —ríe nerviosamente—. Soy Lucía.
“¡Demasiado aguda! Esta chica da miedo”
—Lo siento, tengo cosas en mi mente —respondo con una sonrisa algo forzada.
Al verla me queda claro una cosa, soy demasiado pequeña en estatura, no sé exactamente cuánto mido, pero cuando menos son alrededor de 165cm.
Y toda la gente en este mundo parece de media medir unos 170 cm, ¡Es injusto! Aunque haciendo memoria, incluso madre era relativamente pequeña.
—¿Y qué haces aquí? —pregunta sentandose a mi lado.
—Intento practicar mi cambio de forma y magia de ilusiones —declaro mirando mi mano—. Pero, no estoy concentrada.
—Ehm, ¿Sabes magia? Y más importante ¡¿Cómo sabes magia de cambio de forma?! —exclama tomándome por los hombros.
—Mi madre sabía de ello —musito quitando sus manos suavemente de encima mío.
“Maldición, fui muy descuidada”
Aunque con esa respuesta no debería sospechar, prefiero evitarme cualquier tipo de problema y en este mundo no es raro heredar habilidades de los padres.
Y obviamente, tampoco lo es entrenar a los herederos desde temprana edad.
—Ya veo, también dijiste que tenías una hermana ¿Es mayor o menor? —cuestiona con un tono cada vez más amigable.
—Somos gemelas —declaro con un leve rubor en mis mejillas..
Después de todo, sigue siendo vergonzoso admitir que esa idiota es mi hermana, aunque no me moleste ya el considerarla como tal.
—¡¿En serio?! Quiero verlas juntas —declara visiblemente emocionada.
“Me siento en peligro aquí”
—Me aseguraré de regresarte a casa —dice acariciando mi cabeza.
Todavía no logro entender el porqué son tan insistentes con regresarme a casa, e incluso se ofrecen personalmente ellos para el trabajo.
Pero, no odio ese tipo de gente. Y preferí ahogar mi curiosidad, no soy el tipo de persona que se meta con la manera en que alguien quiera vivir su vida.
Menos cuando quién se beneficia de esa forma de ser es el gran yo.
—Eres desagradable a tu manera ¿Sabes? —declara Némesis.
Decidí pretender que no existe de momento.
—¿Y a dónde iremos? —pregunto.
—Oh, Kire es un mago de primera y yo una sanadora, ambos nos uniremos al grupo del héroe, dicen que tienen un vidente ¡Quizás el pueda encontrar a tu familia!
Esto me suena de algún lado, aunque de seguro son ideas mías.
Pero, nunca me espere que pasaría tan rápido el tiempo, ese mocoso como parte de los héroes ¿Eh? Aunque todavía me pregunto contra quién combatirán, es decir, el rey demonio fue asesinado por la anterior generación de heroes .
Además, ¿Se llama Kire? Vaya sorpresa, nunca lo recuerdo, y creo que me lo ha dicho varias veces.
Igual no importa realmente.
Me recuesto en el pasto, y puedo sentir la intensa mirada de Lucía, quién parece querer decirme algo pero siendo honesta lo único que quiero es estar sola.
—Eres muy bonita —musita—. ¿Qué usas para tener la piel así? Incluso tú cabello y pelaje lucen tan.... ¿Hm? ¿Saludables?
—¿Hacer? Únicamente lo normal, nada en especial —declaro.
.
—¡¿Eh?! ¡Eso es tan injusto!
Tras ello tuve que lidiar con su lloriqueo un buen rato.
“Mis futuros compañeros de viaje lucen tan molestos”
Para la tarde, me hicieron empacar unas maletas, y prepararme para salir. En este caso elegí una remera blanca, unos shorts de un tono verdoso, y unas botas hasta las rodillas.
Naturalmente todo adaptado para mí cuerpo de semi humana.
En la puerta me espera Lucía y Kire, la segunda me saluda animosamente, mientras Kire parece evitar mirarme.
“Pese a las apariencias esta ropa es muy cómoda y resistente ¿Sabes?”.
—¡Luces como toda una chica a la moda! —exclama Némesis.
“Tu vocabulario en ocasiones es tan extraño”.
Ignore los quejidos de Némesis, y tras despedirme con una reverencia de quienes me han refugiado doy una reverencia, la señora se acerca y me toma de las manos.
—Espero puedas encontrar a tu familia —dice con una sonrisa amable.
—¡Sí! —respondo con el mismo gesto.
Cabe destacar que mi equipamiento no es más que una pequeña mochila, dónde únicamente cargo mi ropa, al igual que Lucía.
Y quién lleva no solamente su propia ropa sino también numerosas cosas extra que le hicieron cargar en caso de que sucediese algo.
No bromeo al decir que estamos preparados para casi cualquier situación.
—Oye, Kazue —Llama Lucía.
—¿Sí? —respondo tras beber agua de mi cántaro.
Tras unas horas, estamos cruzando el bosque, bajando lo que parece una colina, no hay bestias u otras personas a la vista.
—¿Cómo es tú hermana? —pregunta dándose la vuelta y caminando de espaldas.
—¿No te dije que somos gemelas? La única diferencia es que ella es pelinegra —declaro señalando mi cabeza.
—¡Ya veo!
Tras esa simple pregunta y mi todavía más sosa respuesta, ella siguió caminando adelante mientras tararea alguna canción.
Yo me encuentro caminando a un lado de un visiblemente agotado Kire.
—¿Quieres que te ayude? —digo ofreciéndole una mano.
—¡C-Cállate, cómo si una niña zorro pudiera aguantar esto! —dice mientras su rostro demuestra el esfuerzo que está haciendo.
“Púdrete entonces”
Mira que rechazar la invaluable ayuda del gran yo ¿Quién demonios se cree? ¡Cuando me venga a pedir ayuda lo voy a ignorar!
Al poco rato cayó al suelo, lo miré con una risa burlona, su hermana suspiró, y al final acabamos por ayudarle aunque se ve bastante herido su orgullo.
“Tan patético, mira que no dejarse ayudar por el orgullo”.
—Y-Yo podría haberlo hecho solo —declara con una expresión de visible agotamiento.
—Bien, descansemos —digo suspirando.
A duras penas llevamos caminando unas cuatro horas. Si seguimos así no creo que podamos llegar rápido, pero, no tiene sentido si por apresurarnos terminamos metiendonos en algún apuro y por estar agotados no somos capaces de salir del mismo.
Me desagradaría terminar en alguna otra situación.
—Por cierto Kazue, ¿Qué clase de chicos te gustan? —pregunta Lucía empujándome con el codo.
De reojo pude ver a Kire parar oreja.
“Ya entiendo”.
—No estoy interesada en eso —digo suspirando—. De cualquier modo, el único cercano a mí fue Adrienne.
Disimuladamente miró hacia Kire, quién parece decaído.
“Cómo si te fuera a dejar hacer un movimiento conmigo ¡Idiota! Solamente Adrienne puede estar cerca mío y porque antes fue mujer”
—Eres bastante más perceptiva de lo que creí—declara Lucía susurrando.
—¿Qué significa eso?
—Bueno, normalmente eres muy torpe —dice Lucía.
Me quedé callada, era normal que pensara en ello, ¡Pero! En mi defensa tengo que decir que estos ocho años han sido mi primera vez sirviendo a alguien.
Y todo con tal de poder sobrevivir de manera autosuficiente, sin depender de nadie.
—Pero, ¿No podrías darle al menos una oportunidad? Ambos todavía so- ¡K-Kazue! Tú mirada da miedo.
—Al menos que algo cambie en un tiempo, no estoy interesada en enamorarme ni de un hombre ni de una mujer —declaro con tranquilidad.
Este cambio de sexo más parece que ha matado todo libido dentro de mí, si ya de por sí "León" no era precisamente alguien activo sexualmente.
“Bueno, las mujeres que se me acercaban tampoco ayudaban”
La mayoría eran señoras por encima de los cincuenta, y las que no, eran muy evidentes sobre querer sacarme dinero.
“Aunque de saber que iba morir lo hubiera hecho al menos una vez”
Sí, soy virgen, tanto en esta vida como en la anterior.
¡Pero! Ese es un dato innecesario.
Contrario a mi caos mental, he aprendido a controlar mis emociones y no exteriorizarlas con facilidad, por lo cuál todavía mantengo un porte aparentemente tranquilo.
—¡Tan aburrida! ¿Eres una vieja o qué?
“Bueno, tendría más de 30 años si juntas esta vida con la anterior”
Ahora que lo pienso, ¿Cuántos años tenía al momento de morir? No puedo recordarlo.
¿18? ¿20? ¿25?
Pese a intentar recordarlo, no pude es como si dicha información hubiera desaparecido de mi mente.
—Cállate, ya te dió una respuesta el gran yo —musito.
—A veces tú manera de hablar es un tanto rara, cómo la de un hombre —declara Lucía.
“¿Cómo te explicó que fui uno?”
—Suficiente, sigamos —declaro comenzando a estirarme.
—Es un desperdicio tanta belleza en ti —declara Lucía suspirando.
—¿Quieres qué te dé un golpe? —Amenazo cerrando mi puño
Ante mi amenaza, Lucía se sobresalta.
“Obviamente no lo haré”.
¿Por qué mi amenaza es tan efectiva? Bueno, una vez tratando de matar un mosquito, destrocé la pared de un puñetazo.
Ciertamente era una pared algo vieja y que necesitaba reparación, pero una persona promedio no lo hubiera logrado.
En todo caso, me alegra haber ganado una manera efectiva de amenazar gente. Observo de reojo a Kire algo decaído, honestamente es demasiado patético para la vista del gran yo.
—Oye, mocoso de los nulos amigos ¿Vendrás? —declaro delante de él.
—S-Sí —exclama todavía decaído.
Suelto un suspiro.
“Necesito hacer algo o me va a arruinar el viaje”
Miro a Lucía.
—Necesito hablar algo con él, ¿Podemos hacerlo a solas? —pregunto con una mirada seria.
Lucía asiente, y se adelanta ligeramente, yo por mi parte me siento delante de Kire.
—Oye, no daré rodeos y espero tú tampoco —Inhalo y exhalo—. ¿Te gusto?
No me hizo falta saber su respuesta, con sólo ver cómo su rostro de encendió me bastó para confirmar mis sospechas.
—Yo... Sí —declara desviando la mirada.
Lo agarro de la barbilla y lo obligo a mirarme, aunque contrario a sus nervios, yo me nuestro serena.
—Lo siento, pero no te creo poder verte más allá de un amigo —declaro firmemente—. A mí me gustan más las chicas.
“Aunque de momento no tengo interés en salir con ninguna”
—Qué fracaso —musita recostandose sobre el pasto—. Así que ahí va mi primer amor.
—¿Podrías no llamarme así? Es vergonzoso —declaro punzando su costado con una rama.
Al final dejo de hacerlo y me pongo de pie, se me ocurrió la idea de patearlo y hacerle rodar colina abajo, pero siento que es mala idea.
—¡buuu! ¡Tan cruel! Debes besarlo y tener sus hijos.
Ésta maldita, se aprovecha que sólo yo puedo oírla, y por ende no soy capaz de responder en público.
—Algo así cómo: ¡Amo Kire, hágame suya! —Declara mientras hace el ademán de besar a alguien.
Juro que algún día encontraré el modo de golpearla, aunque de momento, debemos seguir con nuestro viaje.
Le extiendo la mano a Kire, quién se queda embelesado por mí.
“No por favor”
Al final reacciona y toma mi mano para levantarse.
—Oye, ¿Hasta cuándo pretendes seguir tomándome de la mano? —Alzo una ceja mientras lo miro.
Debo decir que ahora mismo entre mí equipaje se encuentra tanto un collar de esclavo cómo ropa de sirvienta por si necesitamos cruzar a Laukus.
¿Por qué? La teocracia de Laukus cree en la supremacía humana, misma que les lleva a despreciar a todos los que no sean de dicha raza, por tal motivo no es raro ver esclavos semihumanos.
Entre ellos, las chicas zorro, gatos e incluso conejo, son las más codiciadas.
Escuché también que hace más de doscientos años las sirenas lo eran, y lo seguirían siendo de no ser por la hija del rey demonio quién era un híbrido de sirena y demonio.
Al final, alcanzamos a Lucía, quién mira con preocupación a Kire.
“Oye, no soy un monstruo ¿Sabes?”
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