Okinawua: Por cada ola del mar

Normal's pov
La voz casi melodiosa de la chica de los anuncios se deja escuchar por todo el aeropuerto. Avisando a los recién llegados o a los que se van, depende de que perspectiva se encuentren, que el siguiente vuelo está a punto de salir, llevándolos hacia a su siguiente destino. Cumpliendo así con la buena fortuna de ciertos jóvenes enamorados que han estado esperando por este suceso desde hace un mes.
-Último llamada para el vuelo 0307 con destino a la ciudad de Okinawa, favor de presentarse a la puerta 32 de salidas nacionales- termino de comunicar la misteriosa mujer, para no volver a aparecer en la historia.
- Vamos, bebé, que se nos hará tarde- menciona el joven bicolor mientras que con su mano sostiene una gran mochila amarilla y en la otra sostiene lo más preciado del mundo para él, la mano de su amante. Ambos muchachos van de la mano por el aeropuerto, llamando la atención de curiosas miradas, aunque a ninguno de los dos les incómoda. Llegan a la puerta 32, donde una joven les recibe los boletos con una sonrisa forzada, tal vez este cansada, piensa el peliverde, después de eso, ambos caminan aún con las manos entrelazadas por el pasillo para subirse al avión. Era la primera vez que el esmeralda se subía a un gran pájaro de metal. Una vez ya en sus asientos, a su lado su novio Shoto le susurraba cosas en el oído, tales como te vez muy bello hoy o no tienes idea cuanto te amo, mientras sentían como le avión se elevaba, quizas como una manera de calmar los nervios del primerizo pecoso. El vuelo duro dos horas en donde el bicolor le decía curiosidades de todo tipo al menor, mientras esté miraba por la ventana para apreciar las blancas nubes, como algodón dijo de manera inocente e infantil, ocasionando que el mayor le robará besos discretos. Cuando aterrizamos serás completamente mío le susurra en su oído, como un secreto que solo los dos conocen, el esmeralda sólo le sonríe y le dice Te amo, haciendo derretir el corazón del mayor yo más contesta el bicolor.
Al llegar a la isla, ambos caminan para lograr salir del atestado aeropuerto tras recoger sus maletas, claro son vacaciones de verano piensa el heterocromico con cierto fastidio, empujando consigue salir del tumulto de gente que espera por sus familiares con flores y carteles, claro todo esto sin soltar la mano de su amor y sin duda alguna el único.
Al salir toman un taxi, no sin empujar a un joven rubio con traje, quien estaba afuera del aeropuerto con cara de que estaba haciendo un berrinche. El taxi arrancó inmediatamente, se sé hubiera quedado otro segundo más, hubieran visto quien era el acompañante de este joven rubio.
El bicolor le da la dirección de su casa y el taxista los lleva. El esmeralda sólo veía por la ventana contento de estar ahí con el mayor, quien le acariciaba su rodilla desnuda, ya que el menor se cambio su pantalón por unas Bermudas en el avión. El pecoso sólo sonreía y observaba como el paisaje cambiaba: pasando de un inmenso aeropuerto, pistas de aterrizaje y aviones a un maizal de kilómetros de largo, que corría paralelo a la carretera, pintando todo de un amarillo maduro hasta donde la vista alcanzaba a ver. Sin duda, una vista digna de una pintura, pero a medida que el taxi avanzaba, el maízal fue remplazado por casas y jardines de clase media, después dichas casas fueron remplazadas por edificios altos pero no tan altos como para ser llamados rascacielos. Estuvieron atorados en el tráfico de la ciudad, donde el sofocante y bochornoso aire caliente entraba y salía por las ventanas de la unidad. Solo se escuchaba una voz raspoza en la radio que comunicaba que el equipo local de béisbol había avanzado a la final,
-al fin algo bueno entre tanta podredumbre- dice el taxista, con sudor en la frente, los enamorados de atrás estaban en igual o peor situación que el conductor, parecían fuentes humanas la camisa se les pegaba al cuerpo y no de una manera erótica como les gustaba ver a su pareja, si no de manera asquerosa pero a pesar de eso seguían pensando que el simplemente el hecho de estar juntos en un viaje hacia que todo valiera la pena, ya que estaban con su ideal.
Al cabo de una hora lograron salir del caliente centro y se dirigeron a la zona de resorts y casas de familias adineradas. A medida que abandonaban la zona céntrica de la ciudad el aire se hacía cada vez más fresco,
- es por la brisa del mar, aquí es donde corre con libertad por eso se siente así, el aire de centro esta encerrando, lleno de humo de los carros y los restaurantes, no hay ventilación, aquí es bonito para vivir, yo viviría aquí- menciona el taxista con una mirada que pone a pensar. La zona es muy elegante, con tiendas de marcas famosas y diseñadores, las calles están limpias y a lo largo de la calle, a ambos lados hay una hilera de palmeras. Las mansiones están separadas por grandes jardines, casi exagerados.  Sin embargo,  el taxi siguió avanzando, girando en una intersección que conectaba con una carretera con vista al mar,  siguió de largo e Izuku observaba los blancos veleros que navegaban con las ondas del mar. Los rayos del sol reflejaban chispas en el agua, dejando momentáneamente cegado al pecoso, girando en su cabeza, se frotó sus ojos y los abrió para ver al bicolor quien lo observaba,  como todos deseamos ser mirados por la persona que amamos. El taxi giro y entro en una especie de golfo, de un lado estaba un lujoso hotel, probablemente el más lujoso de la zona, en medio una playa de arena blanca, con personas divirtiéndose en ella. Y siguió el camino, casi pegado a la playa la más exclusiva según el conductor, llegan finalmente a una reja elegante con la letra T en dorado, la barda,  escondida entre erredaderas de rosas rojas le daba una apariencia casi romántica al lugar, el taxi se para justo en frente y Shoto baja la ventanilla para hablar por el intercomunicador. Inmediatamente las rejas se abrieron,  dejando ver un camino empedrado que curveaba a la izquierda, a su lado izquierdo se encontraba la playa y en su lado derecho se encontraba un jardín inmenso con pasto. Al final del camino se encontraba una mansión no mas bien un castillo, con grandes ventanales algunas  de colores y otras transparentes.

Al llegar a la entrada, salió un mayodormo a recibirlos.  El taxi se estacionó y ambos jóvenes salieron de el, el bicolor pago el taxi,  mientras el peliverde admiraba la casa. Salió de su ensoñación cuando sintió la mano del bicolor entrelazarse con la suya.
- vamos mi vida, - le dijo el heterocromico,  jalandolo al interior de la casona. Seguidos por el mayodormo, quien cargaba las valijas y la mochila amarilla.  Pasaron por el lobby, subieron por la escalera de caracol y se dirigeron por el largo pasillo,  hasta la recamara principal. Donde se encontraba una cama estilo luis XV. Con grandes ventales abiertos de par en par.


Izuku,  sin poder evitarlo y dejándose llevar por su niño interior se lanza en la cama para girar en ella, sintiendo las suaves y finas sábanas en su lechosa piel. Mientras Shoto recibía las maletas y le decía al mayordomo que no los molestará por al menos una hora, se despidió de él y cerró la puerta, al girar encuentra a su amado peliverde enfrente de una ventana, siendo tapado por las cortinas blancas que danzaban en aire, dándole un aspecto angélica y atrayente. Se acerca por su espalda y lo rodea con su ejercitados brazos.
-¿ que piensas, amor? - le susurra en el oído mientras ambos miran el mar enfrente de ellos.
- pienso en lo inmensamente feliz,  que me haces Shoto- le contesta suavemente el pecoso,  mientras posa sus delicadas manos sobre las de su novio, este Lo atrae más hacia si mismo.-Es increíble,  que estemos aquí, juntos, en serio gracias mi amor- completo el peliverde,  mientras se gira para estar en frente del bicolor.
- En serio te amo- le dice mientras le acacia los labios con su pulgar.
- yo igual- contesta suavemente,  para después besarle el pulgar que posaba en sus rosados labios.
- No, es serio,  te amo tanto- gritaba eufórico el bicolor para levantar al pecoso y girar con él, en el mismo lugar, risas inunda la habitación- shhh, ¿escuchas eso?- pregunto el heterocromico.
- No, Qué?- pregunta dubitativo el esmeralda.
- las olas del mar- dice el bicolor.
De pronto, ambos jóvenes se callaron para escuchar el dulce y relajante sonido que producen las olas al tocar tierra.

-si, puedo escuchar el mar- susurra el esmeralda a centímetros de los labios del mayor.
- por cada ola del amar- susurra el bicolor para rozar sus labios contra los labios del pecoso- es un te amo para ti- dice el herocromico para besarlo con pasión y amor. El pecoso rodea su cintura con sus esbeltas y blancas piernas, para después dirigirse ambos a la cama.
Esa tarde se amaron, entre sábanas de finas sedas y cortinas blancas danzantes por el viento.


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Hola a todooooosss! !!! He aquí la actualización!!!. Disculpen por la demora, he estado ocupada por la uni, mi memoria de servicio, mi servicio en si, en serio muy ocupada ya ni siquiera  fui al  gym esta semana de lo ocupada que estaba. :/ .
En fin como ven estos tortolos, bien enamorados los dos jaja,  ya el siguiente capítulo,  será donde se desate el verdadero comienzo de esta historia.
En fin gracias gracias a todos por leer y dejar sus comentarios me animan muchísimo y me inspiran para mejor mi escritura,  ya empecé a leer libros otra vez. Para que me ayuden en mi redacción y todo por ustedes gracias :).
So see you soon.

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