2. Barbie un día haciendo justicia
—Te pedí puntualidad —bufé mientras él se acercaba sin ningun tipo de prisa.
Ya habían terminado las clases y se acercaba el momento en el que desvelaría mi plan a Bryce.
—Oh, Willow, querida, como te explico por donde me meto yo tus peticiones... —suspiró en una clara burla.
—Bryce. Basta. Al grano —advertí tajante con una mueca de aburrimiento.
—Como prefieras —alzó las manos en señal de rendición —Y dime, Barbie un día haciendo justicia, ¿Cuál es el plan?
—Para volver a nuestra vida como pastores de rebaño, primero necesitamos recuperar a los borregos.
—Entiendo, a nuestros fieles seguidores —aclaró para sí mismo con seriedad.
—Organizaremos una fiesta. No, un fiestón. Uno que recuerden para el resto de sus vidas. Tú te encargas del lugar y los gastos que suponga, yo me encargo de los invitados, la decoración y la bebida. Buscaremos DJ cuando todo lo anterior esté listo.
—No me desagrada la idea... De hecho, creo que ya tengo un lugar en mente.
—¿Para cuando crees que lo tendrás?
—¿Esta tarde? —preguntó en busca de mi aprobación.
—Pues me mandas ubicación y voy a revisarlo. No me fío de tí en lo mínimo, Halton.
—Señora, sí, señora —se burló una vez más, acompañando la gracia con un saludo militar —¿Puedo retirarme ya?
—Largo.
Bryce desapareció a paso lento y despreocupado mientras yo empezaba a maquinar todo un plan. Debía llegarme a la imprenta e imprimir carteles que anunciasen la fiesta, colgarlos por la Academia Clovelly los haría más visibles y haría a los alumnos opinar y hacer correr el rumor. Sí, eso haría.
Dediqué mi tarde a imprimir los carteles de propaganda en los que se indicaba tan solo la información más esencial. Compré también las bebidas, ya que no tenía nada mejor que hacer, y aprovechando que pasaba cerca fuí y me pillé un bolso rebajado en aquella tienda del centro que tanto me gustaba. Puede que la dependienta me acabara convenciendo para comprar un par de perfumes y unos zapatos de tacón elegantes, pero eso es relevante en la historia.
Finalmente, a eso de las siete de la tarde, Bryce me envió la ubicación.
Menos de diez minutos de paseo después, la flecha del GPS me comunicaba que ya había llegado a mi destino. Eché un rápido vistazo a la casa que había frente a mí. Era la casa de Bryce, o mejor dicho, la casa del señor Halton, su padre.
Sus ropas, su coche, su casa... Todo en los Halton mostraba el dinero que poseían, que era mucho, muchísimo. Todo el que yo podría haber ganado de haber sido contratada por Valentino Garavani como modelo.
Alejé ese amargo recuerdo de mi cabeza y caminé hasta alcanzar a tocar el timbre. Bryce me recibió al otro lado de la puerta.
—¡Willow Lewis! Qué sorpresa...
Le hice a un lado, auto invitándome a pasar. No estaba de humor para escuchar a Bryce. Nunca lo estaba.
—Sí, claro que puedes pasar, Barbie allanamiento.
—¿Piensas dar la fiesta en tu casa? —pregunté con desconfianza.
—¿Por qué no? Con una condición: me ayudarás a limpiarla al acabar.
¿Tanto dinero y no contrata personal que se encargue de eso? Me huele raro.
—Esta bien, de acuerdo —digo en su lugar.
—Genial. Ahora pasa, tienes que ayudarme a escoger la sala.
Bryce me hizo de guía por su enorme y lujosa casa de tres plantas. Yo ya la conocía, pero aún así me mostró cada rincón de la vivienda, excepto las habitaciones y el despacho de su padre, ya que eran sitios vetados para dar fiestas. El salón, el jardín y la sala de juegos me parecieron posibles opciones, sin embargo no me decanté por ninguna hasta entrar al sótano, sala que yo no tuve el placer de conocer tres años atrás.
—Este, querida Willow, es el sótano. Un tanto lúgubre, pero amplio y con salida directa a la calle...
Era una amplia y oscura sala con unas escaleras al fondo, supuse que las de la salida trasera. Había cierta humedad, pero eso no evitó que me resultara el sitio idóneo.
—Aquí —le interrumpí.
—¿Aquí? ¿Segura? —preguntó extrañado.
—Es la sala más amplia, podremos meter a más gente. Los invitados no tendrán que atravesar toda la casa para salir a la calle, además la oscuridad de este sitio dará al ambiente el efecto que busco. Visualizalo con gente, bebidas y luces de discoteca, ¿No es el sitio perfecto?
—Supongo... Entonces, ¿Cómo lo hacemos?
—Ya he impreso los carteles y comprado las bebidas. Tengo un buen DJ en mis contactos, DJ al que tú pagarás, tenlo claro. Conseguirás vasos de plástico y yo me encargaré de las luces. Solo quedaría fijar la fecha.
—Algo que supongo que tú ya has pensado —intuyó.
Asentí orgullosa y busque en mi bolso el papel. Lo desdoblé y se lo mostré a Bryce. Era uno de los carteles de la fiesta: una imagen borrosa pero visualmente llamativa, con la información importante en letras blancas.
—Fecha: Sábado 26 de abril —leyó en voz alta.
—Osea, en dos días.
—¿No es muy pronto?
—Bobadas —le resté importancia con un gesto de mano.
—Entonces debo quitarme el sombrero ante tí, Willow Lewis. Eres buena en esto de organizar fiestas, pero espero que no sea lo único que tienes pensado hacer para conseguir que todo en nuestras vidas vuelva a la normalidad.
—Claro que no, también hay que arreglar un par de cosas respecto al ámbito laboral —dije como si fuera obvio —Pero eso ya lo hablaremos en otro momento.
A pesar de que allí abajo estaba oscuro, me pareció notar cómo Bryce me examinaba con curiosidad. Paseo su mirada por todo mi cuerpo sin molestarse en ocultarlo, después la volvió a mis ojos y elevó una de las comisuras de su boca en una sonrisa felina. Ahora más que nunca se daba aires de chico malo. Cuerpo trabajado que se notaba aún estando cubierto por la camisa negra, los mechones oscuros que caían por su frente, sus rasgos afilados y mirada gris que le sumaban misterio a su expresión... Bryce no había cambiado, quizá había crecido un poco y había terminado de definir algunos de sus músculos, pero era el mismo Bryce de hace tres años. El mismo que hizo de mis sueños cenizas.
Cobré consciencia de el rato que llevábamos mirándonos en silencio.
—Tengo que irme —rompí la burbuja que se había formado a nuestro alrededor.
Me alejé a pasos firmes sobre mis tacones y su voz se hizo sonar tras mi espalda.
—¿Por qué haces esto? —dudó.
Me detuve, pero no me volteé.
—Porque no puedo permitirme permanecer un minuto más en el olvido, Bryce. Y tú tampoco.
No mentía. Sabía que ambos éramos personas de lo más superficiales. Necesitábamos sentirnos al poder para ser alguien. Tampoco mentiría diciendo que yo era quien más lo necesitaba de los dos. Bryce, aún siendo repudiado por toda la academia, conservaba su puesto como futuro presidente. Yo, sin embargo, no tenía nada aparte de un par de empresas desconocidas para las que modelaba muy de vez en cuando.
Entonces ¿Por qué aceptaba Bryce?
Pocos conocían su secreto. A mí me había costado sudor y lágrimas dar con él, pero ahora que sabía cosas que antes no, entendía lo jodido que Bryce ocultaba estar.
Puede que no tan hundido en la mierda como yo, pero sí en la cuerda floja.
Porque no todo marchaba tan bien para los Halton ahora que había una nueva candidata a la presidencia, una candidata con mejor reputación que Bryce.
💋💋💋
Holaa
¿Qué os va pareciendo la historia?
¿Primeras impresiones sobre Bryce y Willow?
¿Quién será esa nueva candidata a la presidencia que tan preocupados tiene a los Halton?
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