17. Batallar un sueño

Llevaba poco más de diez minutos en aquel banco, frente a la pequeña laguna del parque.

Me había puesto el mismo vestido vino tinto que usé para la fiesta, ese que a Bryce tanto pareció gustarle. Cómo no me gustaba repetir atuendo en un mismo mes, esta vez lo combiné con una blazer, bolso y zapatos distintos que me hacían lucir más elegante.

Entonces Bryce apareció de entre los arboles con expresión seria. Emanando misterio, como era habitual en él.

Dio un par de zancadas hasta quedar sentado junto a mí.

-¿Y esa cara de funeral? -pregunté al ver que no decía nada. No tardé en notar que ni siquiera sé atrevía a dirigirme la mirada.

-Pues podrías decírmelo tú, ¿O fingirás que no sabes de lo que hablo?

Solo entonces clavó sus sombríos ojos sobre mí.

-¿Esto es por lo de Wynn? ¿Porque paso demasiado tiempo con él?

Bryce rió con amargura.

-¿Con Wynn es con quién ibas cada vez que escapabas de mi casa? ¿Seguro?

Tragué saliva, aterrada por lo que Bryce pudiera haber averiguado.

-¿Con quien sino?

-No sé, ¿Qué tal con Wanda De Biaggi?

El corazón me dió un vuelco. Lo sabía, lo sabía todo. Sabía sobre mi mentira, sobre mi traición y sobre mi plan para destruirlos.

Me quedé paralizada, con los ojos como platos y la boca entreabierta, al borde del derrumbe.

-Debes de estar confundida. Déjame que te lo explique -esbozó una falsa sonrisa cínica provocante de mi escalofrío -¿Te acuerdas cuando me hablaste de Wanda? Fue hace tan solo unas horas, puede que ni dos días. Cometiste un error catastrófico y ni siquiera te diste cuenta. Te referiste a ella como Wanda Garavani, apellido el cual he descubierto que solo su círculo más cercano utiliza. Creo que te he escuchado hablar de Valentino durante años, los suficientes como para acordarme de su primer apellido. ¡Qué casualidad, resulta que también es Garavini! Al principio me obligué a mí mismo a creer que era solo una coincidencia, quería confiar en tí, Willow, de veras que quería...

-Bryce, yo... -lo interrumpí con la voz temblorosa.

-No he acabado. ¿Por donde iba...? ¡Ah, sí! Resulta que, para salir de dudas, esa misma noche acudí a mi padre, quién para mi sorpresa tenía una muy mal concepto sobre tí... Le llevó algunas horas, pero finalmente acabó por contarme todo. Desde tu alianza con Wanda hasta la desaparición de todas las pruebas. Quedan dos días para el debate político y mi padre jamás podrá ganar a Wanda con la información que tú le proporcionaste. Perderá el puesto, yo lo perderé detrás. Quise ver hasta donde serías capaz de llegar con toda esta farsa pero... Las ganas de encararte fueron superiores a mí. Me has usado a tu antojo, manipulado cual títere y tomado por imbécil. Solo hay una cosa que no entiendo, ¿Por qué sigues aquí?

Sus palabras fueron altas, claras y firmes. Yo, por el contrario, estaba tan desconcertada que parecía a punto de romperme.

Tomé aire con fuerza y luché por retener las lágrimas de agobio que ardían dentro de mí.

Bryce estaba acabado, ese fue mi objetivo desde el principio ¿No?

No sé qué me hizo pensar que podríamos tener un final feliz juntos, pero tras este golpe de realidad solo pude pensar en salvar mi orgullo.

Reuní toda la seguridad posible y me decidí a hablar.

-Siempre te he querido, Bryce. Incluso ahora. Pero mis ganas de venganza siempre fueron mayores. Por tu culpa tuve que renunciar a mi sueño, así que a tu costa tendré que volver a batallarlo. Dices que me has escuchado todos estos años hablar de Valentino, que sabes lo importante que es para mí, pero jamás se te ocurrió hacer nada por mí más allá de dedicarme bonitas y esperanzadoras palabras para arreglar el daño que causaste -lo acusé con las lágrimas acumuladas en mis ojos.

-¡Pero me has traicionado, Willow! -saltó furioso.

-¡Igual que tú me hiciste a mí! Me hiciste mucho daño, Bryce, no imaginas cuánto.

-¡Ese daño no es comparable con la presidencia del país!

-¡Claro! Porque que tú ganes dinero es más importante que cualquier sentimiento humano -reí con amargura -Dices que has cambiado, pero yo sigo viendo en tí la misma crueldad de siempre. Quizá no es cuestión de madurar, si no una parte de tí.

-Entonces ya tenemos algo en común.

-Supongo que es lo único -añadí con frialdad para después ponerme en pié y alejarme de aquel banco.

Al darme la vuelta sentí las lágrimas descender por mis mejillas.

Estaba llorando. Yo, Willow Lewis, llorando una vez más por un corazón roto.

Un corazón que Bryce Halton se encargó de destrozar, no una, sino dos veces.

Pero se acabó. Ahora que ya no me quedaba nada en esta ciudad, era libre.

Ya no estaba atada a mi madre, ni a Bryce, ni a Wanda, tampoco a la popularidad que me brindaba la academia.

Estaba decidido, esa misma tarde haría las maletas y me marcharía junto con Wynn al culo del mundo, donde nadie nos conociera, para así poder rehacer mi vida de cero.

Me sequé las lágrimas y respiré hondo. Está sería la última vez que abriera mi corazón a un hombre. O a una mujer. O a cualquier ser vivo habitante en la tierra. Nada merecía mis lágrimas ni mi dolor, el cuál sabía qué me duraría eternamente.

Porque sí, por muy toxico que fuera todo entre nosotros, yo siempre estuve y estaría locamente enamorada de Bryce Halton.

💋💋💋

:(

¿Puede que sea este el final para el amor entre Bryce y Willow?

¿Debería Willow quedarse en la ciudad, o hacer las maletas y fugarse junto a Wynn?

Se avecina el final del libro y todo en la vida de la protagonista parece estar en desorden.

O tal vez esté más ordenado que nunca?

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